lunes, 2 de mayo de 2011

Tánger (I parte)

Comencé a escribir esta historia cuando un día estando tumbada en la arena, miraba ensimismada, como el agua subía y retrocedía en la suave pendiente de la playa, bañando con su espuma de mansas olas.
El silencio o quizás el suave susurro mezclado con la calidez del clima, hizo que mi cuerpo entrara en un dulce sopor, que a veces es interrumpido por recuerdos del subconsciente.
Me encuentro en Tánger al norte de Marruecos, donde el estrecho de Gibraltar con su cañón de aguas profundas separa España de África, al igual que separa dos océanos el bravo Atlántico y el suave Mediterráneo.
En esos momentos dos jóvenes pasean por la playa vestidos a la europea, siendo esta la consecuencia de sangres cruzadas que laten en las venas de Tánger.
Cierro mis ojos, mis sueños nunca fueron sueños tradicionales, como el correr tras un paraguas que una tarde de tormenta se lo lleva el viento.
Mis sueños son otra cosa, desde aquel día en que me encontraba en una fiesta benéfica para recaudar fondos para los niños enfermos. Estaba siendo un éxito de recaudación, cuando alguien me ofrece un boleto para una rifa, era el último que quedaba, lo acepto, y una hora después me veo la ganadora de un viaje a Marruecos, en concreto a Tánger. Sin interés alguno guardo el boleto. A la salida alguien me dice al oído casi en susurros. Yo que tú no me perdería esa aventura.
Así fue como un día me encontré en Tánger. Sola, con una tarjeta de presentación, y una dirección de hotel, donde alguien me daría la bienvenida, pero esa persona no se presento, había zarpado rumbo a España días antes para hacerse cargo de una clínica dental.
Mis sueños aquella noche, extrañamente se encaminan hacia la mitología bereber, cuenta que Tánger fue construida por el hijo de Tingis llamado Sufax. Tingis era la amada esposa del héroe bereber Anteo. También se cuenta que por aquel entonces se rumoreaba que bajo la dominación griega en la que entonces convivían. En la ciudad impusieron su criterio al atribuir la fundación al gigante Anteo, cuya tumba se halla cerca de la ciudad que yo visité en mi delirio.
En esta leyenda de mi fantástico sueño no podía faltar el hijo de Hércules. La historia cuenta que existe una cueva donde durmió entes de encararse con sus doce tareas. Hoy en día es una de las mayores atracciones turísticas por estar relacionada con la mitología.


...... continuará

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