miércoles, 24 de abril de 2013

El pintor observado (final)



Alonso aparta su vista asustado de aquel horrible boceto. Aquella visión, le hace adentrarse en un túnel oscuro y lleno de rarezas. En una de sus innumerables noches de insomnio, se siente agobiado y le obsesiona el ruido que se percibe en el silencio de su estudio, y que cada vez se sucede con más frecuencia. Ese trote de caballo clavando sus cascos metálicos en cada peldaño de las escaleras…
Aquella noche se puso a cavilar, parecía estar más despejado de mente que de costumbre, a él nunca se le había ocurrido pintar un caballo. Su mente de súbito se desbocó tanto que le hizo dar un enorme brinco que dio con la cabeza en una viga del techo. Pero lo que estaba pensando…de eso había pasado mucho tiempo o quizás no tanto.
Tan sólo fue una fatalidad, sólo eso.  Tampoco se paró a pensar que con el estallido de uno de sus petardos en el camino de una finca cercana a su casa, un hombre inocente cayó de su caballo y que su fiel compañero de trabajo, al asustarse le  pisoteó con sus cascos la cabez hasta matarlo. No podía creerlo, se suponía que todo había quedado olvidado pero ¿por qué se acuerda en estos momentos de ese incidente?
Aquella misma noche no entendió el porqué se puso ante un lienzo en blanco para pintar el caballo más hermoso jamás pintado. Cuando mira entusiasmado su obra se siente satisfecho y ante la euforia de un trabajo bien hecho no percibe que en su cuadro aparece un hombre sujetando las riendas del animal cogidas fuertemente de sus manos.
Aquella noche al acostarse en el sofá de su estudio en su rostro apareció una sonrisa ya olvidada para él.
Por la mañana un reguero de sangre por debajo de la puerta del estudio da la alarma. Cuando la policía entra ve al pintor en el suelo empapado en sangre y con la cara destrozada, ante un hermoso lienzo de un caballo con su jinete. La autopsia aclaró haber sido atrozmente atropellado por los cascos de un caballo.


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