No
sabía o quizás, no quería pensar en los motivos por el cual había dejado a su
novio: hombre atractivo, de porte distinguido, que se adornaba con unos ojos de
un negro intenso, misteriosos. Era un bello atardecer de otoño cuando paseaba
con él como era habitual desde hacía un año por una recóndita alameda de un
parque de la ciudad catalana: No supo cómo sucedió, pero aterrada vio aquella
tarde al mirarlo cómo la cara de su novio en unos instantes se transformaba;
aquella belleza y, mansedumbre que le enamoró, desapareció en unos segundos y,
entonces pudo ver aterrada que aquella
cara pertenecía a otra persona; la
careta de aquella belleza que la cautivó, se había caído al suelo, la magia del
amor, había desaparecido de aquellos ojos negros, como el azabache que ella
tantas veces había mirado extasiada cuando, en soledad, eran arrullados por el suave murmullo que
hacen las hojas de los álamos cuando son mecidas por la brisa: No quería
recordar, porque ahora sus ojos parecían
desprender rojizos fogonazos de fuego y terror. Sus manos se convirtieron en
dos garfios de hierro que se aferraron opresores en sus brazos, haciéndole dar
un gemido de dolor, el, con ira contenida, trataba de detenerla ante su
oposición.
Alguien
en esos momentos aparece se pone ante ellos, era un hombre, alto, atlético, su
cara desprendía bondad, en aquella penumbra destacaban en él unos ojos de color
verde claro que radiaban destellos como dos ágatas pulidas. El novio de Marta
ante la mirada de aquel hombre se arrugó como un globo recién des hinchado.
Marta,
después de una semana de insomnio y desasosiego, no conseguía arrancar de su
pensamiento la visión de aquellos ojos negros, llameantes, que habían dejado en
lo más recóndito de su ser una extraña sensación antagónica, por un lado,
terror, por otro lado, le hacía sentir una dulce sensación de alivio. El
cobarde, desapareció al ver ante él a aquel hombre salvador. En esos momentos
al ver que aquel ser extraño se alejaba de ella; tuvo una reacción de euforia, se sentía como
un pájaro que cuando le abren la puerta de la jaula, en su alegría y, precipitada salida, no encuentra el camino
de la libertad.
Una
mañana, sale de su casa sin rumbo fijo acompañada, como hacía unas semanas, de sus
apesadumbrados pensamientos. A pesar del
bullicio que se vive por las calles en la ciudad, a la hora punta. Ella, se
sentía, totalmente sola, aislada del mundo real, deambulando sin tener ningún objetivo. No supo cómo, se
paró ante un escaparate de una agencia de viajes, donde un poster anunciaba a todo color tras el
escaparate, “Viajes a Singapur”;
escudriña desde fuera la oficina, dentro, se encontraba aquel hombre esbelto y
de mirada dulce, sus ojos se cruzan, él sonríe, Marta, como si fuera empujada por
una fuerza invisible, entra en la agencia, no supo el motivo que le impulsó a
entrar, pero de pronto, se vio pidiendo un folleto sobre la ciudad de Singapur.
Cuando tiene los folletos en las manos, mira hacia atrás, necesitaba ver a
aquel hombre para darle las gracias y,
ve cómo salía por la puerta saludando con la mano en alto a los componentes de
la oficina.
Marta
tarda en reaccionar; cuando lo hace, aquel hombre había desaparecido.
Marta
había salido de Cáceres hacía tan solo un año hacia Barcelona por motivos de
trabajo: Aquel día cuando llega a su apartamento, lee detenidamente aquel
folleto, no supo el porqué se extrañó tanto al saber que allí ponía que tan
solo había 14 h de vuelo desde Barcelona
a Singapur y, en tan solo 14h de vuelo desde el aeropuerto del Prat al
de Changí en Singapur, también, le pareció excepcional, de que hubiera cuatro
vuelos directos semanales desde Barcelona.
Y
sin saber cómo se vio llamando a su amiga Blanca; tenía tiempo suficiente para organizar
el viaje, que extrañamente le había fascinado, ante este pensamiento, su rostro
se entristece, desde que llegó a Barcelona, y después de un año, que fué el que
duró su noviazgo con aquel hombre, que tan solo recordaba su mirada siniestra,
no había vuelto a tener contacto con ella. El nunca le permitió fomentar la
amistad con nadie pero, ¿ qué fue lo que vio en aquel hombre para llegar a olvidar
a una gran amiga?. Después de unos minutos de reflexión, llama a Cáceres, una
voz inconfundible contesta y, sin que le diera tiempo a disculparse, al otro lado del hilo una voz
inconfundible para ella, le dice. Sabía que me llamarías algún día. Marta
siente ante aquellas palabras de amistad sin reproches, cómo su corazón se
encoge y, tan solo le dice: Blanca he proyectado un viaje ¿te gustaría acompañarme?
Una
semana después las dos amigas juntas emprenden el camino hacia el aeropuerto
del Prat, allí sacan un pasaje de clase Business. Una hora después son llamadas
para el embarque, habían elegido la aerolínea con la tripulación más moderna y
mejor preparada del mundo, llamada las—Singapores Guerls---estas líneas estaban creadas para
viajes especiales que consistía en tener la más alta técnica del lujo. Las dos
ilusionadas se olvidan de los problemas pensando que aquella travesía de altos
vuelos les proporcionaría sorpresas agradables.
Al
entrar en la nave, las dos miran deslumbradas, dentro, los asientos de color
verde mar invitaban al relajamiento, eran tan grandes que se podían utilizar
como camas, aquella nave les aseguraba poder soñar durante el vuelo, al
encontrarse cerca del cielo.
Llegan
a la ciudad, un coche del hotel donde se van a hospedar las recoge en el
aeropuerto que las conduce al Mandarín Singapore. Aquel hotel fue elegido por
ser diferente, de todos los que vieron en él folleto. Ya, en la puerta y antes
de entrar admiran su arquitectura que luce esplendorosa en forma de un gran
abanico, en el exterior un precioso jardín se mostraba imponente custodiando el
edificio, todo parecía que incitaba a dejarse mimar.
Cuando
recorren la habitación de una decoración indescriptible de belleza y buen
gusto, deciden ir a la piscina para mitigar el calor, aún quedaba tiempo hasta
la hora de la cena. Una camarera las conduce, hacia las piscinas, se acomodan
en sendas hamacas, siendo obsequiadas con toallas, cremas solares, refrescos y
hasta, la prensa en español…sin duda si existiera el paraíso, estaban seguras
estaba allí.
.... continuará
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