viernes, 7 de marzo de 2014

La huida (final)




Poco después se encuentra en la calle desorientada y sin saber a dónde ir, se da cuenta de que dos guardas jurados del centro comercial la siguen. De pronto ve a un chino que vende bicicletas en un tenderete de la calle y coge una, no se para a elegir, no le importa cómo son, tan sólo quiere salir de aquella situación cuanto antes. Pedalea sin rumbo fijo hasta quedar exhausta, se adentra por la selva ignorando que se encuentra en la selva más antigua del mundo, y tan solo a 13 kilómetros del centro de la ciudad, sigue pedaleando hasta que la gran cantidad de monos que había la hacen caer de la bicicleta, mientras, a su paso acudían más y más monos. Cuando Anna intenta reanudar el camino, se da cuenta de que la cadena de la bici está rota, entonces empieza a caminar sin rumbo fijo y cuando cree que ha llegado a lo más profundo de la selva, se encuentra con un santuario Hindú, se relaja, cree que sus perseguidores la habían perdido la pista.
Anna se ve ante una estatua dorada de unos cuarenta metros de altura,  en aquel paraje, que paradójicamente está desierto, sólo se oyen los gritos de los monos. Unos cuantos se acercan a ella  e intentan quitarle el bolso, Anna intenta alejarlos de un manotazo pero éstos se ponen furiosos e intentan atacarla. Anna no sabe porqué  pero saca la piedra negra de su bolso y todos los monos desaparecen como si hubiera esparcido en el ambiente un repelente. Un trueno parece rasgar la montaña que hace presagiar una gran tormenta, minutos después empieza a caer el diluvio universal.
Anna sube empapada los 272 escalones que llevan al santuario, allí de nuevo siente miedo, todo se encuentra solitario y no se percibe ningún ruido que no sea su respiración pero una voz ronca le saca de sus cavilaciones, tras ella se encuentra el comisario de policía que, sin más dilación, le pide la piedra.
Anna sale del templo y baja las escaleras corriendo, el comisario y dos hombres más van detrás de ella, Anna no sabe por dónde ir y los hombres casi le alcanzan, el suelo está empapado, está descalza pues los zapatos los ha olvidado en la puerta del templo.
De pronto oye gritos que piden socorro, mira hacia atrás, y puede ver cómo los monos atacan a sus perseguidores, sigue corriendo y se pregunta qué puede tener aquella piedra negra que sea tan importante hasta el punto de matar.
Anna se encuentra cerca de un lago llamado Inde, cuando llega a la orilla un pescador la mira compasivo pues su aspecto parece deplorable.  En la orilla deja vagar su mirada, no puede pensar, sólo sabía que se encuentra sola, el pescador le dice que si lo desea la puede llevar a la otra orilla. Sin más dilación, se monta en la barca, mientras el barquero con una de las piernas enroscada en el remo, hace mover la barca para poder  así podía utilizar las dos manos para recoger la red.
En la otra orilla, la espera un Imán que le habla de la piedra, Anna le da la piedra al Imán y cuando este hombre tiene la piedra en sus manos se da cuenta aterrada de que todo había sido una estratagema perpetrada por aquel falso comisario y del no menos falso joyero, esa piedra sagrada para los musulmanes había sido sustraída de la meca durante un atentado ocurrido en una de las peregrinaciones.
 ¿Pero… por quién?
Anna de nuevo empieza a correr por la selva sin rumbo fijo pero una mano se posa en su hombro y se detiene, su corazón parece dejar de latir, mira asombrada que junto a ella se encuentra una de las personas más queridas para ella, su hermano que desde  su desaparición no cesó de buscarla.
Más tarde los dos juntos y sentados frente a frente, saborean un delicioso arroz aromatizado y coloreado en azul por la flor Bungg Telang. Anna se queda mirando fijamente el arroz y de repente busca los ojos de su hermano que parece rehuirlos mientras distrae la vista mirando al camarero que les llevaba en una bandeja leche de coco y calamares en salsa dulce. Anna espera, sabía esperar, había aprendido quizás demasiado deprisa psicología, su hermano sigue sin levantar los ojos hacia ella, parece esconder algo, Anna da un golpe en la mesa con el mango del tenedor lo suficientemente fuerte como para que su hermano levante la vista hacia ella y entonces Anna le obliga a mantener la mirada y le dice:
-          Sólo quiero que me digas una cosa, ¿Quién diablos te ha dicho a ti que yo me encontraba en Kuala Lumpur? - Anna seguía con su mirada clavada en él-  ¿Y porqué sabias que yo tenía una piedra negra? ¿Acaso estas metido en toda esta trama? ¿Qué sacas en limpio mientras yo, tu hermana, me sentía  perseguida y en peligro ignorando de dónde venía todo?
Anna, después de estas palabras se levanta confundida y entra en uno de los salones de lectura del hotel. Saca del bolsillo aquel folio en blanco y lo mira obsesivamente. Entonces busca en su mente lo que podía significar la letra E, después de tan sólo unos segundos sabe  que se refiere a España, la segunda letra, la B, tenía que tener alguna referencia… era una casa de comidas que el comisario le había recomendado, su nombre era…se quedó perpleja, Baba –Nyanya, y entonces recuerda que al preguntar en el hotel dónde se encontraba aquella casa de comidas, supo que allí era donde se reunían los antiguos pobladores chinos que se habían desposados con mujeres malayas. La K posiblemente es la letra que corresponde a Kuala y ahora Anna coge carrerilla, la L era la sigla de Lumpur ya habían previsto a donde tenía que dirigirme. La M de Malasia pero la A, no acertaba a encajarla en aquel puzle, de repente un escalofrío recorrió su cuerpo, por la A comenzaba el apodo que desde su adolescencia había ostentado su hermano ”Adonis”.
Anna sin decir nada más abandona el salón y a la salida puede ver a dos policías malayos que se llevan a su hermano…


 Cuevats de Batu (Templo Thean Hou)
Fuente: parenelmundoquesubo.blogspot.com
  

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