miércoles, 18 de febrero de 2015

El descubrimiento (1ª parte)



Anna, tras cinco años de intensa investigación, creyó haber logrado su objetivo. Hacía quince días que había dado por terminado el trabajo con resultados sorprendentes, y toda esta consecuencia la produjo una pequeña piedra que en uno de sus viajes a Egipto había recogido a los pies de una de las pirámides visitadas en el Valle de los Muertos. Desde que hizo aquel viaje había estado metida en el fondo de su bolso sin darle la menor importancia, cuando un día después de haber pasado un tiempo, Anna hurgando en él la rescató del fondo y sin tener motivo aparente y cuando la tenía en su mano pensó que quizás aquella piedra milenaria podía desvelarle algún secreto de los muchos que este pueblo era depositario.
Más tarde y después de su manipulación, nunca creyó que con unos miligramos de la arena que había sido desprendida de la piedra, ésta pudiera contener una  energía tan poderosa que fuera capaz de curar. Este hallazgo, tan sólo lo compartió con sus dos más íntimos colaboradores del laboratorio, lo hizo así porque siempre le parecieron serios y respetados en la historia de la egiptología.
Mientras Anna trabajaba con la pequeña piedra, cada día y en su manipulación, notaba que se manifestaba en ella  unas extrañas reacciones que desprendían pequeños y casi imperceptibles rayos luminosos que la sorprendieron tanto que desde el mismo momento en que esa energía se manifestó ante ella, Anna empezó a oír una voz rara que parecía estar distorsionada que le decía: “Es peligroso para ti lo que intentas descubrir, ten mucho cuidado, pues la ambición se encuentra acampando a sus anchas por doquier, y cuando se difundan los poderes de los que soy  poseedora, querrán llegar hasta mí a través de ti  y estoy segura de que no podrán límites para lograrlo, siendo capaces hasta de llegar a matarte”.
Pero aquella voz, no consiguió que Anna dejara la iniciativa del proyecto y haciendo caso omiso siguió adelante con el mismo entusiasmo del que no quiere oír. Aquel trabajo  fue tan fuerte, que llegó a agotarle sus energías. Anna aquel día salió del laboratorio ya muy entrada la noche, se dirigía a su apartamento, cuando abrió la puerta se sorprendió de que su fiel minino Míster no salió a recibirla cómo tenía por costumbre. Inmediatamente se dirigió a su caseta y allí se encontraba acostado, parecía abatido y Anna lo acariciaba pasando la mano por su lomo pero Míster no podía ni siquiera abrir los ojos.
Anna, desconcertada, recuerda haber guardado en su bolso un frasco con las pruebas que eran el resultado de  la esencia de su investigación. Sin dudarlo, acerca el frasco a la boca del minino y cuando la sustancia tocó la lengua del gato un rugido ensordecedor salió de su garganta, como si una fiera salvaje saliese del cuerpo del animal,  dando al mismo  tiempo   un brinco. Ella, asustada, dio un paso atrás  ante este inesperado descubrimiento y  poco después pudo ver al animal cómo paseaba por el pasillo con el lomo encorvado desprendiendo vitalidad.
Ante esta reacción Anna vuelve al laboratorio, llama a sus compañeros para comunicarles la noticia y poco después se encontraban los tres analizando lo ocurrido. Dos meses después y al término del intenso trabajo, ya podían decir que habían descubierto una nueva  energía que podía ser aplicada  como fármaco en los procesos de enfermedades incurables, haciendo devolver a los enfermos la vitalidad necesaria para continuar con su vida habitual.
Tras haber hecho algunos experimentos con resultados óptimos a algunos de los pacientes, decide junto a sus compañeros que aquellos documentos acreditativos se debían  guardar como documentos importantes de la investigación en una caja fuerte. Entonces fue cuando Anna con el trabajo concluido, hace las maletas para emprender un viaje de relax.
Una mañana sale del aeropuerto de Barajas destino Nueva York, de allí tomó un vuelo que la llevaría  a Canadá para dirigirse a una estación de esquí. Una vez allí, se sube al teleférico hasta llegar a lo más alto y una vez en la cima se apea del remonte, minutos después se vio sola en la cumbre donde recibió la primera sacudida de adrenalina que tanto estaba necesitando después del intenso trabajo elaborado. Ahora Anna se veía libre, disfrutando de un cielo azul que sin proponérselo le emocionaba al pensar que podía sentir y hasta  tocarlo  con la punta de los dedos, a sus pies una nieve tan blanca que por unos momentos la cegó.
Se ajusta las gafas, el casco y encaja en su espalda la mochila para asegurarse que el airbag se encontraba en perfecto estado en el caso que sufriera una avalancha, se mira los pies , los esquís se encontraban bien ajustados, una vez todo en orden se dispuso a bajar por una suave pendiente, necesitaba disfrutar de toda la esencia que le regalaba la naturaleza, ese día no había ni una bizna de viento, ni una pequeña nube que pudiera enturbiar su paz interior y pensó que era el día perfecto para fundirse de lleno en el manto blanco.
Y siguió descendiendo, suave, plácidamente, mientras los esquís hacían surcos en zig zag pero el ruido inesperado del rotor de un helicóptero parecía aproximarse al lugar donde ella se encontraba, entonces Anna en un instinto de protección se echó en el suelo, al llevar un traje blanco pensó que pasaría desapercibida, la verdad es que le pareció muy raro que un helicóptero civil estuviera  sobre volando por las pistas donde se encontraban los esquiadores.
Se agazapó  hasta saber que era lo que estaba pasando, pues no deseaba que nada, ni nadie enturbiara su momento  de gloria cómo el de deslizarse libremente por aquellas montañas.
Anna espera curiosa  cuando ve cómo el aparato se posa en una pequeña explanada sin apagar el rotor. Entonces ve que un hombre salta al suelo, abre una puerta trasera de par en par y para su sorpresa ve caer uno tras otro dos cuerpos que parecían inertes. Anna aterrorizada se da cuenta de que eran dos cadáveres, poco después el helicóptero levanta el vuelo. Anna por unos minutos duda si acercarse, pues no acababa de creer lo que había visto.

 Continuará...

No hay comentarios :

Publicar un comentario