martes, 4 de julio de 2017

El poder oculto

Manuel, sabía que se encontraba  en esa  línea que era la de pasar o no pasar el delgado hilo de una frontera que para él suponía podía resultar ser muy  peligrosa. Todo  comenzó cuando aceptó  un trabajo que lo elevo a la jefatura de tratados de aduanas, sabía que estaba preparado pero, no se sentía satisfecho con este nombramiento, pues tuvo que comenzar  a investigar unos detalles que parecían escabrosos y que le eran imprescindible conocer. Pero toda la información que pudo obtener por medios extraoficiales no parecía encajar con el resultado de la investigación que tenía sobre la mesa, repasando de nuevo los archivos supo  que faltaba la documentación de una serie de  piezas desaparecidas rescatadas de una de las excavaciones que eran  de incalculable valor para el pueblo peruano; esta nueva situación hizo en él que extremara en exceso su celo por rescatar ese tesoro,  hasta el extremo de no pensar en otra cosa que la de vivir por y para desentrañar algo que parecía ser el engranaje de una gran  trama que rayaba en lo misterioso y, que él, por supuesto no acababa de entender.
Este trabajo hizo que cambiara su carácter, sus allegados comentaban a su espalda que se había convertido en un hombre taciturno, llegando a irradiar tristeza.
Hacía días que entraba en su despacho como una tromba de agua inundándolo todo, sin dar los buenos días a su secretaria, sus ojos parecían entibiados por la falta de sueño y, que al pasar por su lado, casi no la miraba, entraba en su despacho  para unos minutos más tardes salir de nuevo sin decir nada.
Llevaba tres días ausente de su despacho sin saber nadie de su paradero, en aquellos días todos los de su departamento parecían relajados con su ausencia. Una mañana sonó el teléfono, preguntando por Manuel, nadie supo darle razón de su paradero.
Una medio día la radio da la noticia de un terrible accidente, todos pensaron que se podía encontrar involucrado Manuel por su ausencia, la oficina se convirtió en el departamento que llevaba Manuel  en un hervidero de funcionarios curiosos que querían  saber si lo que se decía en las noticias eran ciertas y, que si era cierto que Manuel podía encontrarse cerca de la frontera con Portugal. Pasaron unos días y la prensa no acababa de desvelar los nombres de los afectados.
Aquel día la garita de la aduana, se encontraba colapsada, una multitud de viajeros se encontraban sin saber que estaban siendo vigilados por helicópteros desde el cielo, haciendo  que todo aquel que  pretendía pasar la frontera se le hiciera  era una travesía imposible.  
El espectáculo en la carretera daba un aspecto peculiar ante el corte ineludible del tráfico, los conductores protestaban mientras otros sudaban pensando cómo escapar de ser detenidos, cada uno tenía claro lo que querían, que era llegar cuanto antes a su destino, en otros era una necesidad perentoria de huir. Alguien intencionadamente derrama un bidón de gasolina en medio de la carretera, le prende fuego, el caos estaba servido al convertirse la carretera en una antorcha por consiguiente, en  terrible ratonera.
Alguien apartado de aquel tumulto enloquecido y, desde un montículo, tapado con un poncho y un gorro peruano observa desde su atalaya mientras contempla la escena inmutable y abraza contra el pecho algo que para él debía ser muy valioso.
En medio de tanto caos, pasa desapercibido un motorista que conduce por campo través hasta llegar al montículo, era Manuel, se acerca al hombre del poncho que parece esperarlo, el indio, sube a la grupa de la moto como si se tratara de una caballería, la moto daba tumbos por la compleja  orografía del terreno, llegan en una vaguada, al bajarse de la moto les esperaban cuatro hombres vestidos con la indumentaria india que los conducen a una tienda de campaña, una vez dentro Manuel observa  que uno de los indios llevaba colgando del cuello un pectoral que le quedó sin palabras, su abuelo en una foto antigua lucía uno semejante.
A Manuel  le empezó a  bullir la cabeza  hasta entorpecer su mente, dentro de la tienda de campaña se encontraba una mesa que parecía estar dispuesta para que se firmaran los tratados en los cuales se comprometía a que todo lo que se extrajera de cualquier tipo de excavaciones arqueológicas de los países Andinos fueran inmediatamente requisado por los gobiernos de la Unión Europea.
La sonrisa de uno de los cuatro que se encontraba dentro de la tienda, hace que Manuel desconfíe antes  de poner su firma  a pesar de que su mente se encontraba confusa y, empezó a sospechar que al tender su mano para saludar a los que allí le esperaban, sintió algo insólito s pues al instante, vio cómo sus ojos se nublaban, pero  tuvo la capacidad   mental suficiente como para pensar que allí  estaba pasando algo.
Manuel, antes de caer al suelo sin conocimiento, logra acercarse hasta tocarles la cara a los dos que les pareció no eran indios.
Sin duda, aquellos hombres no eran latino-americanos, pero antes de que callera al suelo sin sentido, Manuel ve cómo los dos hombres se desploman al suelo sin conocimiento, ya en el suelo  siente cómo el casco de la moto( que aún no se había quitado) se mueve en su cabeza estertórea mente, entonces se da cuenta que lo llevaba puesto, pero siente que no tiene fuerzas cuando intenta quitárselo, al tocarlo, nota en su tacto algo viscoso, en un impulso de supervivencia tira lejos de él el casco de donde salió una serpiente emplumada que rectaba  con gran majestuosidad acercándose a  los supuestos  indios que inertes yacían en el suelo, uno de ellos despierta de su letargo cuando la serpiente se acercaba a ellos, la mira con ojos espantados, no podían salir huyendo al encontrarse inmovilizado, pues ignoraba que por sus venas corría el veneno mortal del pinchazo recibido por los colmillos de la serpiente emplumada.
Manuel, no sabe qué hacer, se había quedado petrificado en medio de la tienda, mientras la serpiente amorosa se le enrosca al cuerpo.
Cuando despierta, se encuentra ante una pirámide, que estaba ubicada en la península de Yucatán, allí pudo ver Manuel los vestigios de un pasado, que había hecho del presente que volviera a resurgir la ambición desmedida de unos cuantos, éste resurgir fue tan turbulento como un magma abrasador, sobre todo para aquellos que trafican ilegalmente con los objetos antiguos, a sabiendas que con esta acción  borran con ello la historia.
Manuel, siente de pronto una convulsión como si  un poder sobrenatural que se adueñara de su conciencia, quizás todo podía provenir del ultraterreno, haciéndole ver desde su perspectiva violentas escaramuzas de guerrillas que luchaban por diezmar aquel patrimonio único. Manuel de repente se ve subido  a un pódium, ordenando que llevasen  a su presencia a todo el que había sido cogido robando, ante este mandato todos los presentes palidecen, pues ante ellos tenían la omnipresente huella de un misterio que siempre supieron que existía, pero que en esos momentos se estaba haciendo visible.   
Los malhechores pasaban gimoteando ante él, cuando la luz del sol brillaba sobre la pirámide irradiando los colores de las gemas.

Gonzalo, no puede creer lo que estaba viendo, ante él, se postraban los hombres blancos que por su apariencia y por los cargos que parecían ostentar  creían ser  importantes, intocables, mientras  llevaban a  sus espaldas pegados como lapas el alijo de un expolio, para más tarde vender al mejor postor. Mientras tanto Manuel no salía de su asombro, la serpiente emplumada parecía hacer la función de verdugo, a uno de los reos, le sacó un ojo, que depositó en una caja, de nuevo y con majestuosidad abraza con fuerzas a otro hasta asfixiarlo mientras uno de sus brazos caía desplomado al suelo, a otro le cercenó las dos piernas, depositándolo después en una pila funeraria de piedra. Ya quedaban unos cinco de estos llamados delincuentes, cuando, atónito ve que la serpiente les ordena que cojan unos machetes que les son ofrecidos por los nativos que les hacen segar la maleza que se encontraba al derredor de la pirámide, su misión no era otro que el de cumplir el ritual de descubrir la mortaja del tiempo, que la naturaleza había tapado.  












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