lunes, 18 de septiembre de 2017

habitación nº7 final

Alexis  al quedarse solo, piensa por unos segundos que hacer para salir de allí.
Llama a recepción para que le suban algo de comer, poco después un camarero llama a la puerta, Alexis lo esperaba tras la puerta, de improviso, le asesta un golpe en la cabeza con la culata de la pistola, lo queda mareado tendido en el suelo, entonces con la agilidad de un mago coge el mantel que cubre el carrito de servicio, el mantel  era de color azafrán , se viste con él, sale de la habitación en el pasillo se cruza con un individuo que le pareció era un enano en ciernes, lo saluda con un leve movimiento de cabeza, pues con esa indumentaria daba la sensación de ser un santón budista encorvado, porque mientras caminaba hacia el ascensor rezaba en susúrros. Una vez en la calle un coche le esperaba. Aquella voz a Alexis le pareció metálica –le dice—espero que hayas cumplido con cada una de nuestras instrucciones al pie de la letra, si es así, puedes considerarte desde este momento un héroe.
Solo cumplí con lo acordado—respondió  con un tono que denotaba desconfianza—pero ¿de veras creen que esta misión es para un simple detective cómo yo?
Entonces una voz de mujer que se hallaba en el asiento trasero del coche, le dijo, muy pronto sabrás del servicio que has hecho a la humanidad. Alexis escucha  estas palabras con escepticismo.
Mientras una explosión hizo volar la ventana de la habitación número siete.
En esos momentos ya se encontraban diez falsos militares, hombres de los más belicoso he importantes, los cuales  habían reunido un ejército falso para defender unos intereses que sólo eran los suyos, estos delincuentes, sólo le interesaba el dominio y la sumisión bajo un mandato donde sólo podía predominaba el terror.
Una vez en la habitación del hotel, aquellos falsos soldados se disponían a revisar los documentos que se encontraban esparcidos por el suelo de la habitación, pero ignoraban que la documentación que creían haber encontrado era falsa.
Era notorio de que los documentos debían ser secretos, sin ninguna infiltración. Alexis había hecho el trabajo más importante de su carrera, y el solo pudo parar una inminente guerra que estaba dispuesta para que fuera efectuada en el mar.
Un silbido irrumpe en el coche que  atraviesa la puerta trasera del vehículo, donde se encontraba Alexis segundos después, otro silbido pasa cerca de la cara de su cara, el coche se bambolea, el conductor del vehículo cae a plomo sobre el volante, Alexis mira hacia atrás y ve que estaban muertos todos los que ocupaban el coche, el detective con su astucia habitual consigue hacerse con los mandos del volante  hasta conseguir  pararlo, sabía que las dos personas que viajaban con él estaban muertas, les había alcanzado un balazo, ¿Estarían destinado para él?
Antes de que llegaran los curiosos para ver qué pasaba, decide bajar del coche, un ruido inesperado le hace volver la cabeza. ¿Pero acaso no eran dos los que se habían  montado en el coche con él? Entonces sacó la pistola, apretó el gatillo, dando en el blanco, el tiro fue certero pues le penetró en el vientre, cayendo fulminado hacia un lado. El otro salió corriendo.
Y Alexis salió del coche como si no hubiera pasado nada, se mezclándose con los curiosos y en posesión de los documentos, junto con el de color azul que anteriormente había guardado en su bolsillo.
Dos días después un cadáver apareció en la playa, era una mañana de hastío, unos niños jugando encontraron unos papeles mojados de color azul, no pudieron leerlo, las letras al estar mojadas se habían distorsionado.
Desde ese momento, las aguas del Atlántico y del Mediterráneo, podían estar tranquilas pues nada les perturbaría, a excepción de que con certeza seguirían   acunando  entre sus olas  las barcas de los pescadores.











1 comentario :

  1. Teresa interesantes tus relatos como siempre, dime si has colgado el premiado en la UNED.Te felicito de nuevo.

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