jueves, 7 de diciembre de 2017

Castillo de Naipes (2ª Parte)

¿Acaso estaba sufriendo alucinaciones?
Anna olvidándose de la visita que esperaba, se metió en la casa precipitadamente, cerró con llave ( Que nunca antes había hecho) y se dirigió a su alcoba, mientras subía las escaleras, iba mascullando, Señor, Señor, con los brazos cruzados sobre el pecho, era como si estuviera a punto  de enfrentarse a una ardua contienda, entonces y, por primera vez sintió miedo, nunca se percató de que necesitara luz, pero en esos momentos al ver cómo la luz de las velas oscilaban haciendo figuras dantescas en la desnuda pared, entonces la casa le pareció más fría y, angosta que nunca, entonces descubrió  que se encontraba perdida ante un mar de confusiones, pero no tenía otra opción que la de seguir adelante, ya no podía retroceder ni siquiera un paso.
Y en ese mismo momento intentó recomponer sin resultado, las piezas del puzle que en su mente no parecían encajar desde que descubrió aquel castillo
 ¿Por qué, antes le había pasado desapercibido?
Sin dudas algo se encontraba fuera de lugar, pues sabía que su mente se encontraba lúcida como siempre, pero si supo que ella sola no podría enfrentarse a algo que evidentemente había aparecido mágicamente.
Ante aquellas dudas sobre, qué era lo que estaba pasando, su cuerpo pareció flaquear, ya ni sus convicciones eran firmes cómo ella siempre creyó que lo eran.
Cuando entró en su alcoba y antes de llegar a la cama tuvo que apoyarse en la butaca que hacía de descalzadora, pues se encontraba desfallecida. Nunca sabría si aquella noche se acostó en su cama. Pero tampoco sabría si aquella noche lo que soñó  fue verdad, o un sueño lo que vio cuando se encontraba asomada al balcón, ni tampoco podía recordar  que miró con ansiedad desmedida la bruma que produce la tierra después de la lluvia, que no la dejaba ver con claridad cómo el campo empezó a iluminarse, entre las sombras pudo ver, luces intermitentes de fondo, mientras se hacía oír una letanía mortuoria que parecía formar parte de un   cortejo fúnebre.
Al día siguiente y, al alba, se encontró sentada como siempre ante el ventanuco, estaba desorientada, se levanta para buscar un catalejos que sabía tenía en alguna parte, al encontrarlo, otea la montaña con minuciosidad, era cierto allí se encontraba aquel castillo o fortaleza, entonces observa que alrededor del edificio había mucho movimiento, esta situación le asusta, algo estaba pasando, su finca ocupaba una parte importante de aquel valle, esto le hizo pensar de que ella también podía encontrarse en peligro.
Aquella noche,  tras el ventanuco estuvo de vigilia  continuada, pero no pasó nada; después del desayuno volvió a su puesto tras el ventanuco, entonces oyó rumores de voces mezcladas con el relincho de caballos ante la puerta de la finca, parecían estar fraguándose algo muy pero que muy peligroso para ella.
Sin pensar lo que hacía, salió de la casa, adelanta unos pasos hasta ponerse frente al que parecía ser el cabecilla de aquello que parecía una insurrección, pero al tener cerca a este personaje, tuvo una extraña impresión, sobre todo al escuchar el tono de su voz. De  pronto se sintió muy agotada, arrastrando los pies llegó hasta la casa, se sentó de nuevo ante aquel ventanuco, entonces,  perdió la noción del tiempo mientras le venía a la memoria una vieja leyenda que venía des tiempos olvidados, una mujer solitaria vivía en oculta en el campo, los árboles  eran tan verdes y gigantescos que en su interior guardaban incontables secretos del mundo, que la mujer solitaria dominaba. También se contaba que en estos campos solitarios y perdidos eran habitados por sociedades desconocidas  que se hallaban diseminadas bajo la eterna sombra verde de las copas de los árboles.
Anna parecía en su indolencia estar viviendo lo que su mente le estaba dictando que recordara, su cuerpo parecía estremecer cuando creyó que atravesaba un río donde sus aguas ardían perpetuamente desprendiendo un intenso vapor que quemaba. 
En unos instantes comenzó a removerse en la silla, tanto que estuvo a punto de caer al suelo, se encontraba (Según su subconsciente) en el centro de aquel río burbujeante, espantada presenció cómo los animales que caían en esa agua eran cocinados con tanta rapidez que sus cuerpos, con sólo acercarse para beber se cocinaban por dentro, sin duda pensó que era una muerte cruel; pero, por más que quiso, no lo fue posible reconocer  al culpable que había  perpetrado aquella horrible aberración, pues, estaba segura que era el jefe de aquella insurrección, por lo tanto, aún vivía, y se encontraba en su puerta, esperando que ella callera en sus garras.
De pronto un escalofrío le hizo despertar, inconscientemente mira con ansiedad por ventanuco, allí parado en  la vereda, se encontraba el siniestro personaje  junto con sus sicarios que  hicieron que ella se exiliase en aquel inhóspito paraje. Y entonces supo la razón del porqué había sido beneficiada en aquella heredad, había sido necesaria para que los  fines de aquel despiadado pudieran hacerse realidad, pero olvidó que después de aquel encierro que creyó era  voluntario y, que ella sufrió no era la mujer que todos creyeron podía ser, aquella soledad le hizo fuerte, y al recordar al hombre que capitaneaba aquel ejército, supo que su huida había terminado.   
Al despertar de aquel letargo, subió precipitadamente las escaleras, se dirigió al balcón, y abriéndolo de par en par, se asomó  y, con los brazos abiertos, le pidió al Altísimo, que le dejara entrar en ese mundo de paz, diferente, intangible al ojo humano, que, antes  se le había prometido.
Poco después la magia destructora de aquel entorno había desaparecido, no quedando nada ni de aquel castillo ni de la casa donde ella creyó había encontrado la paz, en su lugar quedaba una tierra rojiza por la sangre derramada de los inocentes, pues ese lugar había sido la guarida de unos seres que no debieron habitarla, seres, que nunca debieron salir de ese submundo, pues con su aparición malvada  sólo arrastraron maldad y desolación.
Pero aquel campo que creyó Anna  podía ser su salvación, era un campo que nadie podía dominarlo a su antojo, pues siempre fue hostil, para los que no cumplieron las leyes,  aunque ella lo viera bajo un prisma diferente, tampoco podía esperar nada, pues todo se le había dado por añadidura, pero la fuerza de la naturaleza, le hizo pagar con creces su individualidad.
Aquel campo desde entonces permanecería yermo, como siempre lo es, y fue el campo eterno. Todo   era como  advertencia  a los  que creen que con su poder, sea el poder que ostenten,  pueden hacer lo que les place, olvidan que aquí estamos solo de paso y, que si se desaprovechan el amor y la fraternidad, estos jamás encontraran  la barca que les cruce el río de aguas transparentes que los conduzcan a la luz eterna.
Poco después un grupo de arqueólogos  hizo una excavación, en aquella finca por motivos que ni ellos mismos supieron, después de una ardua inspección del terreno, descubrieron algo que fue un gran  hallazgo, en aquel paraje encontraron un sorprendente edificio subterráneo, allí  se encontraba enterrada una embarcación del año 3.800, A de C, Este hallazgo tenía una llamativa peculiaridad que guardaba gravados de más de un centenar de barcos egipcios, desde  donde se podía leer en sus epígrafes que eran los destinados a   emprender el largo viaje a la eternidad.
Poco después de que desapareciera todo junto con Anna, se desveló que un grupo de saqueadores, penetró en aquella finca, contaminando el entorno, no pudiendo encontrar huella alguna que pudiera esclarecer el por qué en aquella finca cacereña se había encontrado un barco faraónico sepultado y, en aquel terreno árido. Todo parecía encajar, aquellos seres no debieron salir nunca del submundo, pues allí en aquella aridez nunca hubieran podido   encontrar esos  ríos que son  imposibles de poder navegar.
Acaso Anna estaba encarnando a una de  las reinas egipcias. Y que fue capaz de hacer in nexo de comunicación con los vivos, y por esa razón le gustaba la soledad para que no fuera descubierto su misterio.
¿Tendría algo que ver en esta historia la reina HATSHEPSUT?
¿Tan sabios habían sido los egipcios?






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