martes, 18 de diciembre de 2018

Soy española


Anna sabía que no tenía más Patria que donde había nacido, ella y toda su generación. Hacía tiempo que no ponía el televisor, hizo zapen  y, mientras veía pasar los canales  su ánimo decaía, al ver que casi todos  los programas eran por decir algo impresentables, pues trataban los periodistas de los llamados “Progres” hacer comentarios con descaro y jocosos sobre esta nación qués es nuestra cuna  allí ninguno de los intervinientes  parecían querer aceptar esta nuestra  nacionalidad.
Yo, que he nacido en la ciudad cacereña no muy grande, pero hermosa por mantener viva en el latir de sus entrañas una raíz, fresca, latente llamada Ciudad Monumental, esa, a la cual respetamos y queremos y de la que todos los cacereños nos sentimos tan orgullosos, cómo al igual de ser españoles.
Todo comenzó un día de tantos que aburrida del tejemaneje que se traen los políticos de ahora, Anna dejó de interesarse por las noticias que a veces le soliviantaban,  con tanto político con ansias de medrar a cualquier precio, cómo si esta Nación fuera una parra cuajada de jugosas  uvas, y apostaran, cuál de ellos se comía el mejor racimo.
Pero en esta ocasión Anna, una tarde  osó en poner el televisor, para saber qué estaba pasando por el mundo, pero poco después de haber visto algunas de las programaciones pensó que hubiera sido mejor no saber nada, pues lloró ante semejantes perspectivas, haciendo que de sus enormes ojos claros, brotara una lágrima de desaliento.
Lo que estaban comunicando, no era algo sin importancia, era algo mucho más,  se trababa de nuestra enseña Nacional que estaba siendo denostada por unos imberbes llamados periodistas "progres" que reían la gracia a unos cuantos políticos del tres al cuarto, con un desconocimiento y despego total  a lo que es el amor a este pedazo de tierra que nos vio nacer y que es, nuestra Patria.
Hastiada, pone la radio, y un aluvión de noticias invadían los diales que inundan su cerebro, todas estas noticias se encontraban camufladas, pues estaban en boca de unos hombres llamados tertulianos, llevando cada cual el ascua a su sardina, poco después y aún más desolada, Anna no podía imaginar que hubiera españoles que tuvieran tan poco entusiasmo por su propia Nación, se desanima,  pues no sabia donde ubicar todo este desatino para aplacar su desazón, sí desazón, pues antes de apagar el transistor una noticia le paraliza el dedo que iba destinado a desconectarlo.
Uno de los políticos anunciaba que estaba preparando  una moción de censura, para derrocar al dirigente que se encuentra en funciones, y mandar según él en este caos, pero le apenó enormemente al saber que el que denunciaba esta irregularidad, sus intenciones eran poco fiables, pues para de hacerse efectivo este mandato tenía que aliarse con políticos que el único deseo es el de deshacer España.
Anna se encontraba asustada, ella tenía parientes y amigos en el Sur, Norte Este y Oeste, se espanta, siempre estuvieron las familias unidas a pesar de la distancia física que los separaba,  pues  siempre nos hemos sentido  españoles de bien, sabiendo cómo debemos  comportarnos con esta bendita tierra  pues es para nosotros como si fuera una piña fresca y jugosa que tenemos que proteger del clima extremo  para que todos sin excepción  podamos deleitarnos con su fruto. España debe permanecer  entera,  no fraccionada como un puzle, porque si esto llegara a pasar, este puzle, puede que en su fracción se pierdan algunas de sus piezas, y entonces sería muy difícil de recomponerlo.
Se levanta y se dirige al pasillo mascullando algo, que  fue mejor para todos que no fuera  inteligible. No puede ser, nadie puede sentarse así, como así, en la Moncloa sin haber convocado antes unas elecciones.
El pueblo, es el soberano y, el que tiene el deber de elegir a su representante. También ningún dirigente puede permitir que esta nación llamada  España se reparta  cómo se reparten caramelos en un cumpleaños infantil, sabiendo que muchos de estos caramelos van poco después a la basura después de una barrida.
España tampoco es, como algunos iluminados quieren hacernos ver representando un cementerio, poniendo en nuestras playas mezcladas con los bañistas, cruces de caídos. Pero, si serán lerdos, que aún no se han enterado de que aquel fatídico episodio de la guerra civil pasó, y que pasó olvidando las rencillas, cómo en muchas otras naciones que tuvieron sus conflictos.
España es, y será, a pesar de algunos, es una gran Nación, con una bandera roja cómo el buen  vino, y amarilla que es el color de nuestro trigo y, del sol que nos baña.
España es de todos los españoles, no de unos cuantos iluminados, se tenga el dialecto que se tenga (Que no es malo practicarlo) pero que se tenga en cuenta que para que todos los españoles lleguemos a entendernos, Idioma, sólo tenemos uno, el castellano, por el cual todos nos entendemos, y hace que nos sintamos unidos.

    



lunes, 10 de diciembre de 2018

De nuevo con nosotros la Navidad

DE NUEVO CON NOSOTROS LA NAVIDAD 


Estas fechas para los que somos católicos es muy importante, ya que los Evangelios nos cuenta de que unos astrónomos después de estudiar el cielo, se percataron de que una estrella les parecía especial porque con sus guiños les pedía que le siguieran, estos astrónomos sin pensarlo, siguieron a aquella estrella, después de caminar por parajes tortuosos y desérticos por fin llegaron al lugar donde la estrella se paró, curiosos por no saber de qué se traba, pues habían sido atraídos por una  magia que ellos no crearon, al apearse de sus camellos  y, después de encontrar a un niño que se encontraba aterido de frío y, que a pesar de ello vieron que el pequeño les sonreía, entonces los Magos pensaron que el frío que podía sentir, no era producido por la baja temperatura, pues él no podía tener quejas, porque tenía la mejor de las calefacciones, el regazo de su madre, para entretenerse, sus dos mascotas que al niño hacían reír, pues el buey mugía para que el niño durmiera, el asno, al amanecer rebuznaba para que el niño despertara.
Entonces pensaron que su frío venía porque el mundo se encuentra sin amor, con demasiadas envidias y ambiciones, careciendo de lo más importante, el respetarnos de los unos a los otros.
Por ese motivo me gustaría que todos y ante este panorama absurdo en el que está asumido el mundo, ruego a este niño que al postrarnos ante sus pies nos conceda todo aquello que necesitamos Paz EN LA TIERRA. Y, con esta  humilde petición, el  Niño Rey, generoso como siempre…

  NOS REGALARÁ EN ESTA NAVIDAD ESE SOSIEGO TAN NECESARIA EN LA VIDA  QUE ES LA QUE PRODUCE LA FELICIDAD. 

 AMIGOS MODERACIÓN CON LOS DULCES, SE DICE POR AHÍ QUE, ENGORDAN,



sábado, 8 de diciembre de 2018

El misterio del desierto

Yo, un cacereño, poseído por mi locura y empeñado en explorar lugares místicos y milenarios, acababa de descubrir la misteriosa cuidad perdida de la que había oído hablar durante mis viajes por Oriente.
Mi estupor se volvió en regocijo al adentrarme por aquellas calles que parecían dormir el sueño de la eternidad. De repente aparecieron inexplicablemente ante nosotros cinco nabateos que nos detuvieron, haciéndonos pasar dos días con sus noches en un lúgubre calabozo, cuando llegaba el cuarto día de nuestro encierro y haciendo un  calor insoportable, alguien se acercó al ventanuco de nuestro calabozo, yo, al  verlo me asusté pues su altura parecía considerable, entonces pude oír que nos hablaba con voz   queda, esa voz extraña y casi apagada pertenecía a un hombre que solo se podía apreciar su perfil pues tuve que imaginar una silueta incorpórea, mi guía y yo, nos separamos del ventanuco aterrados y, sin articular palabras aquel personaje nos ofreció gentilmente las llaves del calabozo invitándonos a que saliéramos de aquel lugar, en la huida mi corazón se desbocó, entonces sentí como mi cuerpo se mojaba con un sudor frío, extraño.
Una vez en la calle buscamos con desesperación unos camellos para poder alejarnos de allí, pero alguien de nuevo y con sigilo se acercaba a nosotros… sus facciones eran duras sus ojos nos miraban con fijeza eran como dos rocas negruzcas en medio de un río caudaloso.
Una amarga sensación de impotencia me volvió a embargar  mientras este individuo  nos invitaba a seguirlo, asombrados y temerosos, seguimos al hombre que nos condujo a una casa que se hallaba escavada en la cima de una roca, hasta allí subimos escalando por una cuerda preparada para el evento que se hallaba suspendida de un saliente rocoso, una vez dentro de la casa nos contó una leyenda  que parecía contribuir  a dar un aura más mágica si era posible a aquella ciudad,  desde lo alto pudimos admira cómo sus rocas eran una mezcla de diversos colores, amarillos claros, blancos, rosa, y rojos de distintas tonalidades que alternaban con azules, sin dudas una maravillosa composición cromática que era ofrecida por la naturaleza.
 Creí estar soñando era demasiado maravilloso para ser real, pero sí que noté que en el ambiente se podía respirar algo difícil de explicar, era parecido a una sustancia etérea que podía llegar a tocarse pero no se podía ver.
Aquel nabateo después de ofrecernos asiento, nos contó que había una tradición local la cual  situaba a la ciudad cómo el paraje bíblico en donde Moisés hizo brotar agua de una roca con su cayado, también nos aseguró que ese milagro había sucedido en el angosto desfiladero por donde habíamos pasado, la emoción me secó la garganta,.
De repente, un terrible rugido se apoderó de la ciudad, mientras tanto el viento se volvió virulento levantando la arena dorada cegando a unos jinetes que se hallaban junto a sus camellos, emprendiendo éstos una estampida; de pronto, un siniestro movimiento sísmico hizo temblar la tierra.
En unos instantes el cielo se tornó negro, como una mancha de tinta, mientras por el ventanuco de la casa donde nos encontrábamos comenzó a filtrarse una intensa claridad cómo si fuera de otro mundo, era amarillenta y fluctuante.
Desde fuera, una voz ronca como de ultratumba me llamaba lastimosamente, yo tiemblo. De nuevo alguien desde fuera nos pide que le sigamos.
La roca donde se encontraba enclavada la casa, comenzó a desmoronarse como si fuera una torre  de naipes, la arena poderosa se estaba haciendo dueña de la ciudad, parecía querer engullirla,  de pronto dejaron de oírse los relinchos de los camellos, el dueño de la casa dónde estuvimos momentos antes de que esta se desplomara la arrastró la montaña, de pronto nos encontrábamos  en la plaza, aquel nabateo  me miró con sus ojos negros y profundos cómo si presagiara que algo me iba a pasar, yo me inquieté, al instante y ante mis ojos su cuerpo se transformó en un enorme pájaro con plumaje negro, unas patas donde destacaban grandes garras, que posándose en el alfeizar de una de las ventanas que se encontraban esculpidas en la montaña, de repente y en posición de volar y emitiendo gruñidos levantó el vuelo en solitario rozando con sus alas las muchas tumbas que se hallaban escavadas en las rocas, que a su paso, eran abiertas sus  cavidades y por ellas  pudieron escapar del desastre las almas benditas que fueron las que siempre guardaron la ciudad.
Más tarde de nuevo volvió el silencio, allí, no quedaba nada más que soledad…
En unos minutos la ciudad se quedó sin vida, tal vez dormida, esperando quizás la llegada de un ángel bueno que con el toque de sus inmaculadas alas los despertara.
Un halo de color blanco intenso salió de la tumba de Aarón ( hermano de Moisés), pues él era el que fue designado por Dios  a ser el custodio de aquella ciudad por la  que siempre veló con celo.
Yo ante tanto acontecimiento y adormecido por lo que había vivido, quizás fuera mi destino, pues me quedé allí dormido  entre las arenas coloreadas  por la naturaleza esperando con ansiedad que llegara el día del despertar de esta ciudad. La verdad ignoro dónde me encuentro pues me invade un dulce sopor, pero eso no impide que espere con impaciencia, porque ahora veo desde mi espíritu, quizás desde el más allá que la leyenda se cumplió, y esta ciudad perdida, llena de una enigmática  belleza al fin despertó de la mano de un explorador, haciendo que se pudiera admirar su belleza,  al ser descubierta por un amante de lo bello, llamándola simplemente PETRA 

FINAL





  






domingo, 2 de diciembre de 2018

El misterio del desierto

Al despertar aquella mañana vi cómo un rayo de luz que atravesaba las cortinas  de la ventana de mi alcoba, cuando miré el reloj éste señalaba las siete de la mañana, era un  amanecer del otoño cacereño, que hizo despertar en mi un montón de desenfrenadas ansias de vivir una aventura.
Desde aquel despertar  y después de mucho meditar, decidí embarcarme en aquel sueño que desde  el despertar de aquel día y vi aquel rayo de luz entrar en mi alcoba, supe sin más que sería la aventura de “Mi vida”.
Un mes después, me adentraba en el corazón del desierto de Siria vestido con ropas de árabe, la ruta que tracé desde Cáceres no pude llegar  a realizar, pues tuve que desviarme por seguridad, para seguir la ruta de las caravanas que atravesaban el desierto de Sinaí, siempre, por supuesto acompañado por mi guía beduino, mientras atravesábamos la arena ardiente del desierto, recordé el día en que lo conocí. Cuando fui a contratarlo para que me guiara por el desierto, se encontraba en una cabaña sentado encima de un camastro, el hombre parecía estar inmerso en una pesadilla, pues se encontraba cabeceando, lo hacía repetidas veces parecía querer convencerse de algo que le atormentaba, mientras su mirada la tenía fija en algo inexistente, su quietud me hizo pensar que se encontraba cerca de la muerte. Pero cuando le hable de atravesar el desierto montañoso de Wadi Araba, el hombre pareció despertar de la pasividad que le embargaba.
Solo levanto su cabeza cuando oyó mi propuesta, su semblante cambió tanto que hizo que brotara de sus arrugados labios una tenue sonrisa.
Inmerso en mis pensamientos y después de mucho caminar, por casualidad llegamos a un lugar donde las arenas son de color rosa, éstas,  rompían como olas de mar  contra las montañas escarpadas haciendo profundos desfiladeros  en su corrido al ser  empujadas por el viento. El espectáculo que ofrecía la naturaleza ante mis atónitos ojos me pareció grandioso, mi beduino y guía parecía no darle importancia a lo que nos mostraba la naturaleza y  seguimos nuestra andadura, entonces nos dirigimos hacia un camino que resultó ser largo y fatigoso, el calor se hacía cada minuto que pasaba más agobiante, pero me tranquilizó al comprobar que el semblante de mi acompañante se encontraba sereno a pesar de que yo sospechaba que empezaba a escasear el agua.
Casi al borde del agotamiento vimos un desfiladero, nos adentramos en él, nos cobijamos bajo su sombra que me pareció benefactora a pesar de encontrarse el suelo cubierto de una espesa vegetación, algunos reptiles pasaban junto a mis pies ignorando nuestra presencia,  el camino se presentaba angosto, pues parecía juguetear serpenteando entre las altas y estrecha calleja aprisionada por las paredes verticales que configuraban las rocas, en ellas destacaba un bello color tornasolado. Mi corazón comenzó a latir con fuerzas teniendo que beber agua para calmarlo.
Por aquel desfiladero anduvimos largo rato, era una senda tan estrecha y profunda, que desde el suelo costaba ver el cielo, pues cuando intentaba descubrir lo que se escondía tras aquellas altas paredes sólo conseguía ver una hebra de hilo de un color azul intenso.
De repente, se interrumpió el silencio del desierto con un murmullo  de voces que iban acompañadas de las fuertes pisadas de camellos que en su carrera hacían temblar la arena cálida del suelo.
Parecían acercarse a donde nos encontrábamos, el espacio  era tan  estrecho que parecía imposible que pudiéramos refugiarnos de aquel tropel de camellos que parecían querer engullirnos. El guía ante esta situación parecía mudo, pero por la expresión de su cara pude apreciar cómo en su interior se  mezclaba la agitación y el terror. De pronto cómo si fueran fantasmas aparecieron tras uno de los recodos del camino, eran cinco jinetes  que galopaban con desenfreno, entonces supe que todo lo que estaba viendo y viviendo no era un sueño si, no, una realidad palpable.
Un grito que no pude ahogar me sobresaltó al magnificarse como un  extraño eco en aquel inmenso desierto. Dos jinetes rezagados de la patrulla, llegaron a nuestra altura, eran hombres vestidos de azul con turbantes que sólo dejaba ver sus ojos de color azabache, y dirigiéndose a mi guía, nos dieron a entender, que yo no podía seguir por aquel camino, era un  camino sagrado.
Después de una intensa negociación por ambas partes, mi guía les convenció diciéndoles que yo era sólo un explorador, poco después, nos dejaron pasar escoltados por los dos jinetes.
Así anduvimos una hora bajo el sol abrasador y cuando parecía haber terminado el camino, ante mis ojos pude contemplar algo parecido a una visión extraordinaria, allí se encontraba esculpida en la masa de la arenisca rosada, una majestuosa fachada, sobrecogido ahogué de nuevo en mi garganta una exclamación en esta ocasión era de asombro.
Una vez dentro de aquel recinto y al caminar por las calles, pude percibir que se respiraba una atmósfera misteriosa, y al mismo tiempo un silencio sobrecogedor, allí según los jinetes que nos acompañaban no se podía hacer ningún sonido que pudiera ofender a sus callados moradores, yo, miro hacia todos lados y no pude ver a ningún viandante en aquella que parecía una cuidad sellada.
Aquella ciudad que tenía ante mí, se encontraban finamente talladas en las rocas tumbas donde descansaban los Edomitas, estas tumbas exhibían maravillosos capiteles  puertas y ventanas que se encontraban flanqueadas por la masa arenisca que encontramos en el camino.

El sol, comenzaba a declinar, su luz parecía mágica pues empezaba a tomar suaves tonalidades envolviendo el cielo con un manto dorado. 




viernes, 23 de noviembre de 2018

La huida Final

van tras ella. Anna no sabe a que camino dirigirse, los hombres se encontraban tan cerca que casi le alcanzan, el suelo se encontraba empapado, se encontraba descalza pues los zapatos los había olvidado en la puerta del templo.
De pronto, comenzó a oír  gritos, que parecían pedir socorro, aterrada mira hacia atrás, y pudo ver cómo los monos atacaban a los que supuso eran sus perseguidores, sigue corriendo, y piensa, que podía tener aquella piedra negra que fuera tan importante hasta el punto de matar al que la poseía.
Anna en su alocada carrera llega hasta un lago llamado Hinde, cuando se acerca a la orilla un pescador la mira compasivo al comprobar su aspecto que era deplorable, una vez en la orilla deja vagar su mirada, no podía pensar, sólo sabía que se encontraba sola, el pescador al verla perdida le dice que si lo deseaba podía llevarla a la otra orilla, sin más dilación, Anna se monta en la barca, mientras el barquero con destreza, enrosca una de las piernas en uno de los remos que hace mover la barca, y así poder  utilizar las dos manos para recoger la red.
En la otra orilla, esperaba un Imán, que nada más llegar le habla de la piedra, Anna, sin más dilación le entrega la piedra al supuesto Imán, pero cuando este hombre mira con ansiedad la piedra que tenía  en sus manos, entonces Anna aterrada se da cuenta de que todo había sido una estratagema perpetrada por aquel falso comisario y, del no menos falso joyero, esa piedra era sagrada para los musulmanes  y había sido sustraída de la meca durante uno de los atentados perpetrados en una de las peregrinaciones.
 ¿Pero, por quién?
Anna ante esta situación, de nuevo empieza a correr por la selva sin rumbo fijo; pero unos segundos después, nota una mano que pesada se posa en su hombro, se detiene, su corazón pereció dejar de latir, mira aterrada hacia tras, junto a ella se encontraba una de las personas más queridas para ella, su hermano que desde  su desaparición,  le reiteró angustiado que no cesó de buscarla.
Más tarde los dos juntos, y sentados frente a frente y saboreando un delicioso arroz aromatizado y  plato coloreado en azul por la flor Bungg Telang. Anna por unos instantes se queda mirando fijamente el arroz, de repente, alza la vista y busca con ansiedad los ojos de su hermano, éste parece rehuirlos mientras distrae su vista mirando al camarero que les llevaba en una bandeja un delicioso plato con leche de coco y calamares en salsa dulce. Anna espera, sabía esperar, había aprendido quizás demasiado deprisa como era el comportamiento del ser humano; su hermano sigue sin levantar los ojos hacia ella, parecía esconder algo, de repente Anna da un golpe en la mesa con el mango del tenedor lo suficientemente fuerte como para que su hermano levantara la vista hacia ella, entonces  le obliga a mantener la mirada…
 Sólo quiero que me digas una cosa, ¿Quién diablos te ha dicho a ti que yo me encontraba en Kuala Lumpur?
 Anna como si se tratara de un reto, seguía con su mirada clavada en él, y  pregunta.
 ¿Y por qué sabias que yo tenía una piedra negra?
 ¿Acaso estas metido en toda esta trama?
 ¿Qué es lo que puedes tú sacar en limpio de todo esto, mientras yo, tu hermana, me sentía perseguida y en peligro, ignorando de dónde venía todo este embrollo?
 Anna después de decir estas palabras con lágrimas en los ojos se levanta de la mesa, para dirigirse a  uno de los salones de lectura del hotel, entonces saca del bolsillo aquel folio en blanco, mira fijamente aquel folio. Entonces busca en su mente lo que podía significar la letra- E- después de tan sólo unos segundos, descubrió que se refería a España, la segunda letra, -B- tenía que tener algún significado, después de pensar dedujo que podía tener alguna referencia con una casa de comidas que el comisario le había recomendado, su nombre era…se quedó perpleja, Baba –Nyanya, y entonces recordó que al llegar y preguntar en el hotel dónde se encontraba aquella casa de comidas le informaron que allí era donde se reunían los antiguos pobladores chinos que se habían desposados con mujeres malayas. entonces investigó en su mente sobre la letra -K- posiblemente pensó que podía ser la letra que corresponde a Kuala, ahora Anna coge carrerilla. La- L- era la sigla de Lumpur ya habían previsto a donde tenía que dirigirme. La M- de Malasia, pero la A, no acertaba a encajar en aquel puzle, de repente, un escalofrío recorrió su cuerpo, por la letra -A- comenzaba el apodo que desde su adolescencia había ostentado su hermano, pues sus  amigos le llamaban el, Adonis….
Anna sin decir nada más abandonó el salón de lectura, a la salida sorprendida pudo ver cómo dos policías malayos  se llevaban a su hermano…



  



domingo, 11 de noviembre de 2018

La huida 2º parte

Durante el vuelo, piensa en el diseño, que había creado y en la muestra que le llevaba a su jefe, mira en el bolso y aquella muestra extraordinaria hecha en oro blanco aún  la llevaba consigo, y piensa que estaba creada con tanta imaginación que no pocas señoras darían lo que fuera por lucirla, guarda la joya en un departamento del bolso secreto, saca el dibujo del boceto para contemplarlo, se regocija ante aquella joya que una vez realizada le dio resultado deseado; para ella el resultado fue extraordinario, esta contemplación le excitó como creadora, pero también pensó que había perdido la oportunidad de saber el impacto que podía haber tenido aquel diseño en el escaparate de la joyería.
Anna por unos momentos centra su atención en lo vivido en la joyería, ¿Por qué aquel joyero le encargó ese diseño de tan dificultosa realización?
 ¿Para qué mujer sería?
Ya se encontraba en Kuala  Lumpur, cuando recoge su escueto equipaje de la cinta transportadora, mira en todas las direcciones, desconociendo el motivo. Cuando sale del aeropuerto de Klia pide un taxi para que la llevara al hotel Majestic, que según le dijeron se encontraba a tan sólo 15Km del aeropuerto. Después de rodar dos kilómetros aproximadamente, el taxi se para, Anna pregunta qué sucede, el taxista no parece escuchar su pregunta, el hombre ante los aterrados ojos de Anna comenzó a bailar rodeando el coche cómo si se tratara de un ritual,  Anna intenta salir, pero las puertas parecían estar atascadas, mira desesperada a todas partes, pero nadie para ante sus gritos, entonces se da cuenta de que la ventanilla del conductos se encontraba abierta, con la agilidad de un atleta, salta por cima del sillón  hasta ponerse ante el volante, intenta ponerlo en marcha, mientras, el taxista, no dejaba de danzar. Anna se baja y llama al primer taxi que ve pasar por allí, con la respiración agitada --le dijo—lléveme a toda prisa al hotel Majestic, cuando entra en él Hallel del hotel, se olvida de lo que acababa de vivir pues se queda admirada, era una estancia amplía, a su derecha se encontraba un bar salón decorado con un lujo indescriptible, miró hacia el techo y vio que se encontraba bajo una cúpula dorada cubierta de estrellas que parpadeaban  cómo si fuera la noche, bajo unos pequeños puntos de luz, se encontraba un pianista, que con dulces melodías animaba a los clientes del hotel.
Cuando llega a su habitación, ve con extrañeza que todas las ventanas se encontraban abiertas de par en par, las cortinas blancas, volaban a su antojo cómo su fueran fantasmas en la hora de recreo, ya sabía que el clima era cálido, pero con la humedad que da el trópico, no entendía el motivo por el cual se encontraban las ventanas abiertas, llama a recepción, poco después el director se presenta ante ella, era un hombre alto excesivamente delgado, parecía nervioso, Anna enseguida supo el porqué de su nerviosismo, era musulmán, y parecía tener mucha prisa para llegar a tiempo a la oración. Segundos después pudo oír cómo los altavoces que parecían estar difuminados por la ciudad, resonaban los hipnóticos cantos de la adhañan, era la llamada a la oración a los musulmanes.
El director sin decir palabra sale corriendo hasta llegar al ascensor, entonces pudo ver cómo otros fieles se precipitaban como él…La voz de una mujer que se encontraba tras ella le hace reaccionar que al acercarse le dice, ¿Puedo atenderla en algo?, soy la gobernanta de esta planta. Anna la mira perpleja, entre los musulmanes no era habitual tener a mujeres trabajando en las plantas de los hoteles. No obstante se alegra de que sea una mujer, seguro que entendería mejor su reclamación. Anna le comenta lo de las ventanas que se había encontrado abiertas. La mujer sin más explicaciones, --le dice—que le siga, conduciéndola a otra habitación, la mujer desaparece sin más explicaciones pero al asomarse a la ventana, ve complacida las dos majestuosas torres Petronas símbolo de la ciudad.
 De pronto fija la mirada en la famosa pasarela que une a los dos colosos, recordaba haberlas visto en una película, mientras intenta averiguar el título de la película en la que las había visto, de repente  aterrada se fija cómo un hombre que se encontraba en la pasarela que enlaza a los dos edificios, se encontraba colgado de la barrera de seguridad, de repente  ve cómo cae al vacío, asustada, busca con la mirada a la gobernanta para comentarle lo que acababa de ver, la llama, con voz trémula, pero la gobernanta parecía haberse difuminado. Una vez se serena se asoma de nuevo, mira hacia donde había caído ese hombre, pero allí no había indicios de que hubiera pasado ninguna tragedia.
Tenía pensado ir a comer a algún restaurante típico, pero se le había quitado el apetito.
Se sienta indolente encima de la cama, acababa de presenciar, aunque fuera desde lejos un suicidio… o tal vez fuera un homicidio…El bolso de viaje se resbala por su falda, hasta caer al suelo, lo recoge,  por la embocadura asomaba el boceto de aquella joya que con tanta ilusión dibujó para aquel joyero. Al cerrar el bolso le pareció oír un ruido, era como si la polvera chocara con algo duro, mete la mano, y encuentra una piedra pequeña de color negro. ¿Quién le había puesto en el bolso esa piedra?, la mira intrigada, pero como no parecía tener valor alguno, la guarda en el bolsillo de la chaqueta, para pensar más tarde que hacer con ella, mira de nuevo el bolso y entonces ve un folio en blanco, lo coge, se inquieta al pensar de que alguien podía haber hurgado en su bolso buscando su último diseño, porque la joya la tenía a buen recaudo, pensó sonriendo. Después de mirar aquel folio que encontró en su bolso, comprobó que no tenía nada escrito, por lo tanto le intrigó,  lo mira de diferentes manera, y cuando está a punto de tirarlo a la papelera, ve que hay, unas letras gravadas en tinta invisible, lo pone a contraluz, lo mira con todo detenimiento, y entonces lee,  E-B-K- L-M-A. Anna no tiene ni idea de lo pudieran significar aquellas siglas.
Intenta despreocuparse de ese tema, centrándose en que podía hacer en ese país exótico y tan lejano de España. Saca el billetero para saber del dinero que disponía, y perpleja ve que la tarjeta de crédito que le había entregado el comisario para su uso personal, no tenía límite de gastos, se sienta, todo parecía sacado de una película de ficción. ¿Qué era lo que estaba pasando? ¿Por qué tanta generosidad? ¿Quién estaba detrás de todo aquello? Pensó en el comisario, tenía que hablar con él, pero por su seguridad no podía hacerlo se lo tenía prohibido, Ahora se sentía más perdida que nunca.
Sale a la calle, necesitaba distraer su mente para poder pensar con claridad. En la calle Anna pudo pasear por una avenida que configuraban una gran combinación de rascacielos y selva; aquí en esta ciudad a diferencia de Madrid se podía ir caminando a cualquier parte, allí las distancias eran cortas si se miden en línea recta, pero para Anna empezaba a tener un inconveniente, que había mucho sol y demasiada humedad. No entiende que puede hacer ella allí sola, en una ciudad que está rodeada por las selvas más antiguas del mundo, mientras camina, se encuentra gente de variadas culturas y religiones, quizás es por eso es una de las ciudades modernas y más cosmopolitas del planeta, Anna pensaba que era igual que vivir en una selva pero rodeada de los mejores y más modernos adelantos tecnológicos para hacer la vida más placentera.
Se sorprende ver cómo las mujeres de religión musulmanas a diferencia de otros países también musulmanes, vestían de colores cubriendo sus cabezas con pañuelos que, al ser llamativos las hace parecer más exóticas, allí pudo apreciar que las jóvenes eran las que derrochan más glamur.
 Después de caminar un gran trecho, se da cuenta de que se encontraba en la ciudad más elegante del mundo. Entra en un centro comercial llamado Estar Hill, una vez dentro le pareció el más grandioso elegante y sofisticado que jamás había visto. Las malayas salían satisfechas del establecimiento cargadas de paquetes. Anna decide comprarse ropa adecuada para aquel clima tropical, cuando se acerca a la caja para pagar después de hacer sus compras, la encargada de la caja, la mira cómo si hubiera visto un espectro, Anna sigue con la vista la mano de la cajera que la invita a seguirla hacia un lado, atónita pudo ver que pulsaba un botón, Anna ante este gesto, corre despavorida, la habían encontrado.
 ¿Pero quién sabía que se encontraba en Malasia?
Poco después se encuentra en la calle desorientada y sin saber a dónde ir, dos guardas jurados del centro comercial la siguen, de pronto ve a un chino que vende bicicletas en un tenderete de la calle, coge una, no se para a elegir, no le importaba cómo era tan sólo quería salir de aquella situación cuanto antes. Pedalea sin rumbo fijo hasta quedar exhausta, se adentra alocadamente por una vereda ignorando que se estaba adentrando en la selva más antigua del mundo, y a tan solo a 13 kilómetros del centro de la ciudad, sigue pedaleando hasta que una ingente cantidad de monos que se encontraban por doquier le hacen caer de la bicicleta, mientras a cada  paso que daba acudían más y más monos.
 Cuando Anna intenta montar de nuevo en la bicicleta, se da cuenta de que la cadena de la bici está rota, entonces empezó a caminar sin rumbo fijo, cuando ella cree que ha llegado a lo más profundo de la selva, se encuentra con un santuario Hindú, se relaja, al pensar que sus perseguidores la habían perdido la pista.
Anna se ve ante una estatua dorada de unos cuarenta metros de altura, aquel paraje hermoso, paradójicamente estaba desierto, sólo los gritos de los monos se hacían oír, se acercan unos cuantos monos a ella intentan quitarle el bolso, ella de un manotazo intenta alejarlos, pero estos se  enfurecen más e intentan atacarla, Anna no supo por qué lo hizo pero en su desesperación sacó la piedra negra que llevaba en el bolsillo, ese gesto hizo que todos los monos desaparecieron cómo si algo tóxico se hubiera esparcido en el ambiente, en forma de un olor repelente. Un trueno de repente parece rasgar la montaña haciendo presagiar una gran tormenta, minutos después empezó a caer algo parecido al diluvio universal.
Anna sube empapada y sin aliento los 272 escalones que llevan al santuario hindú, allí de nuevo siente miedo al ver que el recinto se encontraba solitario, no percibiendo ningún ruido que no fuera su respiración. Una voz ronca,  le saca de sus cavilaciones. Tras ella se encontraba el comisario de policía, que sin más dilación, le pide la piedra.
Anna sale del templo, baja las escaleras corriendo, el comisario y dos hombres más van tras... 



lunes, 5 de noviembre de 2018

La huida 1º parte


Anna había llegado a sus treinta años a vivir un momento dulce culminado al completar su vida cómo diseñadora de joyas. Aquella mañana, se levantó de la cama con una alegría que sobrepasaba su carácter de chica seria y reflexiva. Después del desayuno se dirige a una de las joyerías más prestigiosas de Madrid donde desde hacía poco tiempo era colaboradora en  diseños de vanguardias que allí se venden.
Al entrar en la tiendo se sorprende al no ver a la dependienta tras el mostrador, con paso seguro se dirige a la trastienda, pero, en esta ocasión no llama a la dependienta cómo tenía por costumbre para que ésta avisara al joyero,  cuando ésta no se encontraba en su puesto; antes de llamar y asir el pomo de la puerta del despacho para empujarla, se sorprendió ver al joyero, a través de la rendija de la puerta  al encontrarse ésta entre abierta, vio sorprendida que el joyero se encontraba sentado tras su mesa en posición de alerta con las dos manos encima de la mesa, que al verla, le hizo un gesto extraño con los ojos cuando los clavó en ella, Anna, en esos momentos intuye de que algo no va bien, duda si entrar, mira hacia atrás  ¿Pero dónde se encontraba la dependienta? pero su asombro fue cuando vio que alguien tenía en sus manos un tubo plateado que parecía apuntar hacia la mesa donde se encontraba sentado el dueño del establecimiento.
Anna entonces se da cuenta de la situación, y, da un paso atrás con todo el sigilo que permite un estado extremo de excitación, su zapato de tacón choca con la peana de una preciosa lámpara de bronce que se hallaba expuesta justo al lado de la puerta del despacho, el ruido se hizo tan perceptible para los que se encontraban dentro del despacho, que se desató la alarma haciéndoles salir precipitadamente tras el autor del ruido, para saber de quien se trataba,  pero Anna fue mucho más rápida, pues en unos segundos salió a la calle, mezclándose entre los viandantes que abarrotaban la céntrica calle.
Llega a su casa, presa del pánico no acertaba  pensar en lo que acababa de vivir. No se atreve a ir a la policía, tampoco sabía nada de los negocios de su jefe, y entonces decidió esperar  hasta saber algo en las noticias de las dos.
 ¿Qué podía haber pasado?
Se sienta ante el transistor que trasmitía en esos momentos una tertulia de esas que sólo hablan de tonterías que no van a ninguna parte, decide apagar la radio, pero su ánimo se encontraba tan excitado que parecía oponerse a todo lo que pudiera pensar en esos momentos al encontrarse inmersa en la idea de que aquella situación que estaba viviendo era como si de repente su vida se hubiera convertido en un ferrocarril en marcha y sin dirección, a punto de chocar con otro tren de mayor potencia, este pensamiento no le dejaba reaccionar ni ver claro cómo debía solucionar el problema, haciéndole creer que esta situación podía acarrearle quizás consecuencias impredecibles para ella, todos estos nefastos pensamientos le impedía que viera la realidad. Dudando  si  esperar hasta que llegara la hora en que emitieran las noticias, le consumía la ansiedad, poco después sobresaltada escucha un adelanto en las noticias, en la cabecera destacaba el suceso de un atraco a una joyería dónde el joyero propietario había sido asesinado en su despacho, también se buscaba el paradero de la dependienta que al encontrarse desaparecida sin lugar a dudas podía ser otra víctima.
 Al joyero lo habían encontrado muerto sentado ante la mesa de su despacho, el cuerpo tenía signo de haber sido sometido a tortura.
Anna aunque esperaba que la noticia no fuera muy  halagúeña,  si esperaba que pudiera haber sido un atraco sin mayores consecuencias, pero esto era totalmente diferente, un gemido de impotencia salió de su garganta, aquel asesinato podía ponerla a ella también en peligro, pues en esos momentos al estar citada con el joyero, éste debía tener sus bocetos encima de la mesa firmados por ella.
Anna se encuentra en un estado de excitación tal, que llegó a pensar que si el atracador la había visto  y podía ir tras ella, con intención de matarla al ser un posible testigo.
Poco después, llaman a su puerta de su apartamento, tarda en abrir se encontraba presa de pánico, una voz autoritaria-- dice-- sabemos que estás ahí, abre la puerta o estaremos obligados a tirarla, somos de la policía, mientras uno de ellos enseña su placa de identificación, minutos después Anna abre la puerta.
 Al flanquearles la puerta, nunca se sintió tan vulnerable, por su aspecto, parecía que había tenido un accidente de tráfico, ya, en el salón los policías le hacen algunas preguntas, que, a Anna no le parecieron coherentes, sobre todo por lo directamente escuetas que estaban siendo formuladas, por unos instantes le parecieron contundentes a pesar de presentarlas adornadas con un halo de solemnidad que a Anna  no le satisfizo pues parecían dar a entender que toda precaución era poca ante lo que tenían que comunicarle; el policía que parecía llevar la  iniciativa, vacila ante la pregunta que tenía que formular, pero al mirarla a los ojos, sólo pudo decirle que se habían encontrado indicios de que ella había estado en el lugar del crimen.
Poco después se encontraba en la comisaría, el comisario al verla entrar, la mira con una seriedad que rayaba a la tragedia. La invita a tomar asiento, después de unos segundos que a Anna le parecieron eternos, el comisario le pregunta directamente ¿Vio algo o a alguien cuando se encontraba dentro de la joyería? Anna con los nervios a flor de piel narra lo sucedido. De nuevo el comisario calla, y cuando abre la boca --le dice—que suerte tuvo usted al no a entrar en ese despacho. Ella no sabe que a pesar de encontrarse presa de su aturdimiento, presentía que lo que estaba pasando en aquella comisaría no era precisamente el resultado de su ofuscación, era  porque no entendía nada de lo que decían aquellos policías.
¿Pero, quién les dijo a los policías que ella no llegó a entrar en aquel despacho?
 Anna se alarma ante esta reflexión, y pone cara de perplejidad al mirar al comisario, pero el comisario  al comprobar su actitud comprendió que Anna empezaba a dudar entonces --le dice-- no se preocupe, tenemos en nuestro poder una cinta que se encontraba oculta en un cajón, en la cual está gravado todo lo que ocurrió aquel día en ese despacho.
Por el cual sabemos que mientras estaba siendo sometido a tortura, el joyero dijo su nombre. Anna abrió los ojos ¿LLevaba usted en su cartera alguna joya que fuera a entregar al joyero? La reacción de Anna fue un estremecimiento.  No se inquiete, aún no sabemos si fueron uno o dos los atracadores, solo le preguntamos, porque cuando llegamos pudimos ver encima de la mesa una ficha con todos sus datos y la hora en la que iba a ser recibida por el joyero para que le entregara su última creación, por lo tanto pensamos que pudiera llevar consigo alguna joya ya realizada de esas que suele hacer usted.  Anna temblaba, pero aún no era consciente de que aquello podía tener algún sentido.
El comisario de repente le dice, hasta no averiguar lo sucedido debe usted desaparecer de España, al tratarse de un caso extraño, al tratarse de que en el atraco no se llevaran ninguna de las valiosas  joyas allí expuestas.
Antes de salir de la comisaría, el comisario le vuelve a sugerir que debía irse lo más lejos posible de España, ahora la mirada del comisario pareció cambiar para decir con voz indulgente,  yo me atrevería sugerirle que hiciera un viaje a Asia, mis hombres le pueden escoltar hasta que salga de Madrid,  la comisaría ya se ha permitido  sacarle  un pasaje para mañana. Debe saber que tiene que hacer escala en el aeropuerto de Ataturk de Estambul, una vez allí, tomará el vuelo que le llevará a Kuala Lumpur. Anna lo mira perpleja, el comisario al verla tan perdida le anima,  sólo será una temporada hasta que se aclare todo. Anna contesta, pero, y mi vida, mi trabajo. El comisario con una voz que parecía decir, esto es lo que hay, le guste o no le guste tiene que aceptarlo, (Pero solo dijo) por ahora, es lo que hay,  necesitamos vía libre para la investigación, por lo tanto es importante que se crea que usted ha desaparecido.
No obstante antes de salir de la comisaría el comisario le dio una advertencia, no podía llamar a nadie por teléfono, ni mandar correos electrónicos, este gesto si lo hace, puede llevarle a la muerte.
Al día siguiente y sin despedirse de nadie sale inmediatamente de su apartamento, sin apenas equipaje se dirige hacia el aeropuerto de Barajas Adolfo Suarez, para  tomar el vuelo, que le haría hacer escala en  el aeropuerto de Atakurk en Estambul.  Una vez en Estambul, espera la llamada de su vuelo. Se entretiene mirando las exóticas tiendas del aeropuerto turco.
Mientras su estancia en el aeropuerto de Estambul, empezó a pensar  cómo iba a ser su vida desde el momento que llegara a su destino, parada ante una tienda de ropa, pudo ver en el reflejo del escaparate una cara que parecía mirarla con  insistencia, camina unos pasos, intenta tranquilizarse, ella era rubia de ojos azules, seguro que si la miraba era por resultarle exótica.

Sube al avión, al otro lado de su asiento, una mujer morena y de mediana edad, rechoncha que apoyaba sus brazos en sus enormes pechos, parece mirarla insistentemente. Una azafata le ofrece un kiosco de Internet, la azafata la mira extrañada al rechazarle el servicio, no obstante le informa de que puede mandar desde el aire todos los correos electrónicos a cualquier país que deseara. Anna  estuvo a punto de sucumbir a la tentación y aceptar esa proposición, se encontraba sola, perdida, entonces recordó lo que le dijo el comisario, que no debía ponerse en contacto con nadie, porque era necesario no ser descubierta.



viernes, 5 de octubre de 2018

Vivencias Final

De pronto una voz me sobresaltó ¿Le apetecería ver la torre por dentro?
 Me quedé mirándola, no podía creer que estuviera invitándome a visitar una de las estancias de su casa, pero, no obstante, yo la seguí y, me vi subiendo junto a ella las escalinatas que conducen  hacia el piso principal, a su lado me sentía conmocionada, mientras tanto ella daba vueltas a una sortija que llevaba en su dedo corazón, parecía indecisa sobre algo que intentaba querer preguntarme, yo la miraba porque no encontraba palabras para agradecerle su gesto, entonces ella rompiendo mi mutismo me comunicó que el palacio constaba de seis patios, todos ellos rodeados con las características columnas de las casa griegas helenísticas  y de la época greco-romana.
Las sombras de la noche comenzaron a apoderarse de las callejuelas que parecían túneles tenebrosos donde no hay luz que ilumine el final.
Entonces la señora –dijo-si te parece bien vamos a entrar en la torre que tanto veo que te ha llamado la atención, esta torre  es llamada del Homenaje (bueno creo que sabes el porqué de esa distinción) esta torre alberga una especial capilla que  muchos  cacereños  ignoran  su existencia por hallarse en una propiedad que aún se encuentra habitada.
Una vez dentro de la capilla, me pareció pequeña y evocadora, no pude expresar lo que mi corazón sintió, entonces miré hacia el techo, y descubrí que su cubierta era una atractiva bóveda de crucería.
Poco después y con la emoción a cuestas, me encontré de nuevo en la calle, no sin antes despedirme de esta señora con agradecimiento, pero, al llegar al portal y antes de que me diera cuenta la señora había desaparecido de mi vista, entonces supe que existe un espacio de tiempo en la vida en el  que un instante se puede convertir en algo mágico, en algo que puede ser muy especial.
La luna comenzó a iluminar con rayos punzantes a aquel recinto mágico, haciendo con su fulgor  que la vida se detuviera, los animales  diurnos, empezaron a aparecer haciéndose los dueños de la noche magnificando las sombras distorsionando los volúmenes, impregnando en esa tarea a la ciudad en un halo de misterio que hace que nuestras pupilas se dilaten y nuestros sentidos se agudicen. 
Entonces supe y sin lugar a dudas de que estas casonas fortalezas, guardaban dentro de su seno joyas de incalculable valor  arquitectónico, sin olvidar que en sus entrañas reposan las aguas oscuras y tranquilas de los Aljibes que alimentaban con sus aguas a sus moradores.
Pero y las fachadas… mi ojos se agrandaron, este nuevo descubrimiento hizo que se produjera en mi cabeza un terrible estallido que llegó a conmocionarme, las fachadas de los palacios eran diferentes a cómo yo las había conocido, pues ante mis ojos lucían colores que jamás creí existieran en esta ciudad, mi mirada parecía enloquecer al contemplar semejante cromatismo, ante mi cada fachada lucía un color diferente, en unos destacaban el color ocre, mientras otros que encontrándose  en la misma calle su fachada brillaba con blancura nívea, otras lucían el color albero.
  No salía de mí asombro, mi mente necesitaba descansar, poco después  entro en uno de los zaguanes y para mi sorpresa, descubro, que en la pared había un escudo policromado con las armas del dueño de la casa.
Salgo conmocionada, necesitaba saber si los demás palacios también tenían su propio escudo esculpido en un maravilloso policromado.
¿En qué siglo me encontraba?
Me toco los brazos, estoy viva.
¿Dónde se encontraba esa piedra palpitante y envejecida que me hacía soñar?
Pero una voz del pasado me dijo, debes pensar que en la época en la que viviste tu niñez, estos palacios ya  no se necesitan cal para desinfectar las fachadas de las epidemias aquello ya pasó.
¿Acaso es que la piedra es mucho más elegante que la cal?
 De nuevo comenzaron a sonar las campanas, yo aturdida ante tantas ensoñaciones deambulé  por una de las muchas y estrellas callejuelas entre escudos nobiliarios y torreones hechos migas  aún sin recuperarse de la herida de haber sido desmochados.
Me sentía azorada, por donde pasaba en esos momentos, allí mismo,  se habían compartido tantas aventuras y desdichas que no se podían decir que hubieran sido resueltas, pues entre esos  muros de piedra gris que oprimen las estrechas calles, se siguen notando en su palpitación aquellos conflictos que vivieron sus vecinos. Que sin dudas fueron descabellados, pero ellos quisieron que aún siguieran patente en la añoranza de aquel que se encuentra atrapado por el encantamiento, y desea saborearlo.
El ruido de hierro, me sobresaltan, pues con el vertiginoso giro de sus ruedas parecían limar los cantos del pavimento, mire para guarecerme en algún portal, entonces mi vista se topó con un carromato entoldado y dos hombres forzudos en el pescante, uno de ellos con la fusta pegaba sin piedad  a los caballos que subían la cuesta sin resuello, una voz creí oír que salió de debajo del entoldado, gritó, muerte a los judíos, cuando se alejaron seguían gritando como posesos.
De repente tengo una visión que me hace temblar, me miro y no me reconozco, mis ropajes pertenecen a otra época que no es la mía, una señora vestida de negro se pega a mi espalda, parecía querer custodiarme, estoy confusa, creo que me dirijo a la iglesia, pues las campanas repicaban hasta taladrar mis tímpanos.
¿Acaso estaba viviendo una realidad?
Al salir de misa y, en la misma plazoleta de San Mateo, me pareció  ver cómo se reunía toda la nobleza, las damas vestían con ricas vestiduras, los caballeros engalanados con grandes sombreros de ala ancha, la fachada de la iglesia se encontraba adornada con grandes colgaduras  y escudos representativos de las grandes familias.
Entonces en uno de mis escasos descuidos, los nobles se enzarzaron en una refriega cuerpo a cuerpo donde todos parecían desear  derrotar al que creían eran sus enemigos, era una lucha  por la supremacía y el poder del territorio.
No tardé en saber el motivo de aquella algarabía, pues no era otra cosa que un concejo enfrentado a consecuencia de sus banderas nobiliarias  que eran las provocadoras de estos graves altercados.
En este punto me paro a reflexionar, pues entonces supe que lo que creí estar viviendo me lo contó la reina Isabel la llamada Católica, una tarde de ensoñación.
Vuelvo a la realidad y me encuentro sentada en el poyete que remata la fachada de la Iglesia de Santiago, la más antigua de la ciudad, frente a mí el palacio de Godoy de grandes dimensiones donde tantos cacereños vinieron al mundo, mirándolo tan hermoso con su balcón esquinado, tuve un sentimiento de pena, porque el que vio en su seno nacer vidas, ahora con el mismo desapego con que en algunas ocasiones se trata a los mayores, al parecer olvidado se está dejando morir, después de haber sido uno de los inmuebles de extramuros con más historia.  
Por esta razón y por muchas más quiero rendir mi humilde homenaje a este pasado que sin lugar a dudas hicieron de Cáceres una ciudad que fue, es, y seguirá siendo. Una joya de un valor incalculable para la cultura.



       




lunes, 1 de octubre de 2018

Vivencias 4º Parte

pero esa es otra historia. Pero sí que he tenido que enfrentarme aún a mí pesar con los nobles residentes en esta ciudad, que por cierto, si no llego a venir se hubieran matados unos y otros, nada, tan solo por poseer más de lo que ya se les ha otorgado, pero yo les he dejado en calzones—dijo con una mueca muy significativa de triunfo—ya no pueden guerrear desde sus torreones, pues he dado orden de que las desmochen desde ahora se tendrán que mirar a la cara cuando quieran luchar; también te diré que acabo de terminar de bordar un pendón que espero luzcáis en ocasiones especiales para que se sepa que estuve aquí  en Cáceres hospedada en este palacio por sus mercedes los Golfines de abajo, desde donde he impuesto mi soberanía.
Era tan amable el tono de sus palabras que creí podía relajarme, entonces más calmada pude apreciar que quizás fuera cierto lo que se decía de su aspecto personal que sin duda era despreocupado  denunciándolo su olor corporal que tenía mucho que desear, entonces pensé en la época, la disculpé, después de todo era una mujer de estado no una muñeca de salón, pues intuí  que podía  ser la reina sin dudas, más poderosa de España.
Me siento mareada, no sé cómo pude bajar las escalinatas del palacio tapadas con una alfombra hecha para la ocasión, cuando llego al patio de ese estilo mitad romano llamado   peristilo, traspaso la puerta enrejada que da al zaguán, cuando una voz autoritaria hizo que me parara en seco, era la Reina Isabel de Castilla y de Aragón por su matrimonio con Fernando que en esos momentos decía, haz saber a todos los cacereños que no olviden,  que yo,  Isabel llamada La Católica, estuve aquí para sembrar la paz entre los nobles.
Una vez en la calle, sin saber qué hacer, me paro a contemplar la fachada de aquel palacio, confusa, bajo la cabeza, para inmediatamente mirar de nuevo la fachada, era la misma de siempre, pero…
 ¿En qué siglo me encontraba viviendo? Me froto los ojos, no
Miro de nuevo hacia arriba y sonrío, la verdad es que es uno de estaba soñando.los palacios  más bonitos de la cuidad, entonces posé mis ojos en la torre cuadrada que da  justo a  la esquina de la cuesta del Marques, que conserva  un enorme matacán que se encuentra sujeto por tres ménsulas, sigo sin saber qué me estaba pasando, allí inmutable se podía apreciar con deleite una de las mejores labores más bellas y pétreas de bolillos que puedan rematar un edificio, en realidad se presenta como  una increíble crestería  de estilo plateresco, que hasta ese momento y,  cuando me encontraba contemplándola  embobada, descubrí que en  sus encajes  se asomaban figuras de fantásticos animales como los que solían hacer los plateros.
Había empezado a anochecer en la plaza había una escasa y claudicante luz que avanzaban lentamente filtrándose por las estrechas calles perfilando con su sombra los palacios de Mayoralgo, y el palacio Episcopal, destacaba entre ellas, unas  sombras delgadísimas que como agujas parecían querer pinchar la cúpula del campanario de la Con-Catedral, no sé cómo, pero de repente me encontré sentada en el poyete que cómo zócalo remata la fachada de la Con- Catedral.
Me fue imposible recordar el tiempo que estuve en esta contemplación, pues no aprecie que un anciano se había sentado a mi lado, en su tez morena destacaban surcos cómo hendiduras, que al ser estas  tan marcadas desfiguraban su cara, parecía de amargura. Alguien pronunció su nombre, Cohen, el anciano se puso a temblar, yo me acerqué para tranquilizarlo, mientras un grupo de inquisidores pasaban junto a nosotros que, al ver que se encontraba  junto a mí el anciano, pasaron de largo.
No entiendo cómo pudo pasar pero de pronto y, sin más  me vi en la Plaza de San Mateos, miro a mi alrededor como si la viera por primera vez, entonces descubro una bella torre de estilo gótico cubierta de hiedra, destacando en ella un impresionante matacán sostenido por nueve ménsulas, me quedo extasiada, adornando esta edificación única en su fachada se encuentran dos ventanas góticas arqueadas y divididas  mediante columnas o pilastrillas.
Un gorjeo, hizo que mirara hacia el muro que se encontraba pegado a la pared de este matacán, entonces descubrí un precioso Pavo Real que con su cola desplegada parecía llamar la atención de su pareja, éste ave se encontraba junto a la Torre que pertenece a la casa de los Sande, familia con linaje.
Tampoco calculé la hora ni el tiempo que pasó desde que salí de mi casa para pasear por esta ciudad, solo sé que ahora mis ojos se posan en el palacio de los Golfines de arriba, en cuya fachada se pueden apreciar dos blasones que nos cuentan que ellos la construyeron, el que se encuentra a nuestra derecha según miramos parece de los borbones, el de la izquierda  de los Golfin, siendo las armas de la casa de Cerda, descendientes de la primogénita Casa Real de Castilla.
Sigo mirando, mi curiosidad me hace osada y mi cabeza comenzó a recordar las clases de historia que se impartían en el colegio, regresando a mi pasado.
Esta casa fue construida  por los Cerda y los García Golfin, primero la concibieron cómo una casa fuerte que luego más tarde se amplió adosando los inmuebles de su alrededor.
La fachada es, digamos y, según mi criterio excesivamente decimonónica con aires pseudoclasista, en la pared no se observa ningún arco que destaque de forma especial, pero a mí siempre me pareció que esta fortaleza guardaba un delicioso sabor medievo, porque si se mira a su alrededor se  pueden ver algunos de los mejores ajimeces, que son ventanas—balcón o mirador cerrado con celosía donde sin ser vistas las damas de la casa podían asomarse, llegando a ser de esta manera, testigos desde la clandestinidad de amores imposibles, que es lo que hace al hombre ser fiero o manso.
Entonces no quise perderme aquel entorno, miro  buscando las cuatro torres que fueron en su inicio las que protegían la fortaleza, pero me llama poderosamente la atención, solo  una, la que se encuentra  en el centro del edificio, llamada del  homenaje, que no todas las  fortalezas suelen tener, fue  especialmente  salvada  de ser desmochada en virtud de una real orden concedida por Fernando el Católico.
Desconocía las horas que llevaba caminando, me encuentro con las piernas cansadas, pues me encontraba en medio de una incipiente oscuridad parada, sin fuerzas para seguir caminando por la calle de los Condes frente al palacio de los Golfines de Arriba, un jaleo de repiques de campanas comenzaron a tocar, parecían disputarse la hora que convocaba a la oración a unos fieles que yo no veía, me palpitaban las sienes con tanta algarabía, que un dolor inmenso parecía taladrar mis oídos.
De pronto vi salir  del palacio de los Golfines  una señora con aspecto de gran dama, a su lado se encontraba un hombre vestido ampulósamente, sus calzas eran de gamuza, herreruelo de raso negro de tafetán acuchillado y capota de gorgorán, desde luego la indumentaria me llamó la atención. Nada más salir a la calle aquel caballero se separó de la señora, yo, noté que la señora  conducía su mirada con interés  hacia donde mi vista se perdía; muy amablemente se dirigió a mí, ¿Tanto  le gusta esta torre? Yo la miré un tanto desconcertada, pues era costumbre en mi el despiste cuando me encontraba contemplando algo que acaparara mi atención, mi cabeza, se encontraba haciendo conjeturas de cómo, habían podido protegerse estos monumentos de las insidias  del tiempo, sería para que  quedara como patrimonio, y testimonio de un  pasado para que pudiera admirarse intacto.

En esos momentos me vi diminuta, necesitaba desaparecer, las pisadas de dos ancianas me hacen despertar de mí ensoñación, ante mis ojos aparecieron con vestimenta  enlutada desde el pañolo a las colondras, parecían dirigirse a la iglesia a su paso quedaron el fragante olor a orines, tras ellas un villano rijoso cejas muy juntas y barba facinerosa las seguía pero sus intenciones fueron fallidas al verme a la puerta de este palacio, en compañía de una ilustre dama.



domingo, 23 de septiembre de 2018

VVivencias 3º Parte

confortable la estancia, aquella dama  era joven, vestía una túnica bordada en hilos de oro, se encontraba sentada en un balancín, mientras me hacía gestos muy expresivos y hospitalarios con la mano, queriéndome decir, entra, ya sé que eres un pozo sin fondo de curiosidad.
Entonces entro algo cohibida, la dama me hizo una pregunta que no supe contestar al  encontrarme aturdida, no obstante mi intuición creía saber de quien se trataba, pero mi raciocinio no lo admitía.
No entiendo el por qué se ha resistido a entrar, aunque puede que  imponga el saber que estos son mis aposentos---yo no me atrevía a mirar a pesar de aquel ambiente cálido.
¿Qué es lo que creías que podías encontrar tras estos muros?
¿Buscabas algo en concreto?
De pronto se escucharon plañidos y gimoteos desgarradores que llenaron de ruido el palacio, la dama, apretó los puños, pero su rostro se encontraba  impasible, parecía sufrir mucho escuchando aquella balumba de lloros, que sin remedio se le clavaban como garfios en su corazón.
Yo, solo pude decir quiero saber la verdadera historia.
¿Qué es para ti la verdadera historia?
Ahora la dama parecía disfrutar ante mí, pues era en esos momentos uno  de sus súbditos que se encontraba ante ella indeciso.
Aquella gran dama, por un instante pareció que se desposeía de su grandeza pero, que no podía disimular que poseía autoridad.
Yo noté como si estuviera sumida en una porfía que se translucía en su semblante, pues me dio la impresión que su mente se encontraba inmersa en una pugna de quien se resiste a fracasar ante una decisión importante.
Los lloros no cesaban.
Yo me encontraba, aturdida.
Entonces—dije—en uno de esos impulsos que me caracterizan.
No entiendo el por qué tienen que ser expulsados los judíos y los moros si siempre han formado parte de esta comunidad.
La gran dama, siguió sin alterar  ni un solo músculo de su cara, y sin apenas moverse me dijo.
¿Acaso has creído que la historia de un pueblo se escribe con ñoñeces?
Esta respuesta me pareció de su altura, pues estaba diciendo la verdad.
Poco después, pareció olvidar el tema de las expulsiones.
La dama me miraba, parecía esperar que le dijese otro motivo importante que me hubiera inducido a encontrarme ante ella, yo seguía manteniendo mi boca cerrada, con mi mutismo, el rostro de la dama parecía dar muestras de irritación, pero ésta irritación  parecía menor que su intriga. Y mirándome a los ojos –me dijo--entonces tal vez la razón de tu presencia tenga yo que averiguarlo. No tema, me dijo seguidamente, es mi forma de distinguirla con mi afecto-- yo seguía en el limbo.
Mientras ella siguió diciendo, todo el mundo sabe que va para un mes que me encuentro en Cáceres, bueno aquí en esta ciudad he tenido toda clase de problemas al encontrarnos cerca de Portugal