miércoles, 6 de junio de 2018

La Greta del Sótano

En uno de los edificios más emblemáticos de la capital londinense, que es conocido por el nombre de Westminster, se dice que fue diseñado inicialmente para albergar al rey Eduardo el Confesor, según las crónicas del momento, cuando este palacio se encontraba dispuesto para ser ocupado por los reyes cómo residencia real, sucedió algo muy a tener en cuenta por los londinenses, pues cuando todo estaba preparado para la inauguración, el monarca decidió no habitarlo, toda la corte se extrañó de la decisión tomada, pues el palacio en su inmensa mole se encontraba equipado con las más modernas instalaciones del momento.
Enseguida entre los cortesanos empezaron a buscar la razón de la no ocupación del palacio por parte del rey, pues en su contenido albergaba mil habitaciones, tres kilómetros de corredores interminables, oscuros pasillos en zigzag…y, once patios…
¿Tal vez fue su grandeza la que intimidó al rey?
¿Por qué rechazó el vivir en uno de los palacios más grandes y hermosos de aquellas épocas conocido?
Desde aquel extraño rechazo por parte del rey, este inmueble tardó mucho tiempo en ser habitado, por aquel tiempo, el edificio tomó el nombre de Thomey Island, este nombre se le puso por encontrarse estratégicamente ubicado a orillas del río Támesis.
Pero cómo el tiempo pasaba y no se aclaraban los hechos de aquel rechazo, los cortesanos intrigados no  perdieron de vista los movimientos del rey, poco después, éste enfermó, y desde su lecho de muerte –dijo- que había desechado la idea de vivir en aquel palacio porque unos días antes de que la familia real hiciera su traslado, había tenido un sueño premonitorio. No dijo nada más, porque después de decir estas palabras su boca se cerró para siempre.
Aquella incógnita que quedó el rey al morir, soliviantó aún más a los cortesanos, que se negaron a asistir a las fiestas para lo que finalmente fue destinado el palacio y, que así  lo asignaron los ministros para acallar habladurías palaciegas y del pueblo, pero esto no satisfizo a la corte pues dejó de asistir a los eventos ante la ausencia de la familia real. Quedando así, por unos cuantos años deshabitado.
Eran tiempos oscuros y deprimentes para los desheredados pues se estaba definiendo lo que más tarde sería historia. Europa se encontraba en medio de los dos más grandes periodos, la Roma civilizadora que luchaba por el poder absoluto. La creatividad del Renacimiento, y lógicamente  Londres no se escapó de seguir de cerca estos movimientos dónde la opresión de los señores hacia los campesinos se hacía cada vez más inaguantable.
Pero tampoco se libró de la rebeldía de sus súbditos, pues los sin techo supieron encontrar su hábitat en el sitio más insospechado y acogedor de Londres.
Poco después de lo ocurrido, subió al trono Canuto el Grande, que no tuvo inconvenientes en habitar este bello y gran palacio. Era la época en la que se estaba construyendo la ciudad, que, más tarde y, ya establecida, se llamaría Londres.
Este rey, vivió en su reinado la más grande pandemia del reino, por las calles de los suburbios embarrados y pestilentes eran encontrados cadáveres amontonados que eran devorados por las ratas. Careciendo de medios para atajar aquella enfermedad este hecho hizo que se diezmara la población aún incipiente. Muchos años después de achacar la pandemia a las retas, se supo que las pulgas eran las causantes de la enfermedad ya, que eran transportadas por las ratas en su pelaje, haciendo que las pulgas  difundiera la enfermedad  a través de sus picaduras.
Hacía tiempo en que había terminado la Edad Media, cuando una mañana el encargado de la conservación del edificio, vio alarmado cómo justo debajo de las dos salas más importantes del edificio— donde hoy se alberga la Cámara de  los Lores, y la Cámara de los Comunes—se descubrió una enorme grieta que alarmó al personal de palacio, inmediatamente fue requerido con urgencia al arquitecto y conservador  de la entidad, que al llegar presenciar aquella grieta, temió por la integridad del edificio, y enseguida dispuso que una cuadrilla de albañiles ejecutaran una reparación urgente.
El arquitecto después de dar la orden de taponar aquella grieta se quedó pensativo ¿Habría quizás algún motivo oculto en la construcción del edificio para que precisamente se produjera aquella  grieta justo debajo de las dos salas más representativas del palacio?
Como era todo tan extraño, se convocó a un equipo de arquitectos, que se pusieron a estudiar la forma de tapar aquella grieta sin perjudicar los cimientos del edificio, y averiguar que podría haber sido la causa de aquella avería, todos indagaron de dónde podría venir su procedencia, pero al no ver ningún indicio, seguían sin salir de su asombro, lo que estaban viendo no se parecía en nada a las grietas que solían aparecer en los sitios húmedos—por encontrarse  a orillas del río Támesis—algunos  pensaron que el motivo no podía ser por la erosión del agua y del tiempo.
El arquitecto al mando, sube alarmado a uno de los despachos del edificio, pide que la centralita le ponga con una brigada de obreros especializados. Poco después de ser avisados se presentan en Picadilly  Circus, lo que había pedido, entre ellos se debían encontrar un Espeólogo y un Paleontólogo. Antes de que estos  llegaran, y mientras esperaba el arquitecto, en su observación ve una nueva quedad extraña que se encontraba  en el suelo, asustado por este nuevo hallazgo, le llamó la atención que en un impulso asomó la cabeza por la grieta, desde su descubrimiento quizás habrían pasado tan solo unos minutos, pero ésta  parecía crecer de tamaño, aquella visión hace sudar al arquitecto, aquello era un hallazgo de dudosa procedencia.
De pronto reacciona y manda al capataz que impida a los obreros seguir trabajando con las taladradoras, pues  hacía dos días  se encontraba una cuadrilla preparando el pavimento para un nuevo en solado.
El arquitecto en esos momentos cree saber de dónde provenía aquel desaguisado, se tranquiliza.
Mientras tanto y, ajeno a lo que pasaba dentro de aquella grieta, desconocía que dentro de aquella oquedad se encontraban unos seres que moraban dentro de sus entrañas,  que por unos momentos y al cese de la taladradora  sintieron una calma placentera y silenciosa.
 Poco después llegaron los técnicos al sótano, el arquitecto les invita a asomarse por la grieta, se asoman y, no podían creer lo que estaban viendo, allí en el subsuelo se encontraba una ciudad subterránea que parecía tener a sus habitantes en alerta, por las voces que se oían  se podía apreciar que todos corrían despavoridos y en todas direcciones sin destino fijo.
 Los técnicos se horrorizan, todo aquello lo había provocado  los movimientos vibratorios causado por la taladradora  poniéndolos en alerta, al creer que padecían un temblor desconocido, asustados vieron cómo las paredes de sus casas parecían haber tomado vida junto con el temblor de sus piernas al caminar, el Paleontólogo no sale de su asombro, y pide que de nuevo se pongan en funcionamiento las taladradoras, tenía que saber lo que en realidad se escondía bajo el suelo, este hecho hizo que aquella ciudad se agolpara sobre la grieta, saliendo del agujero una ingente cantidad de seres con la intención de escapar de aquel infierno.
Cuando los técnicos y obreros estupefactos presencian aquella escena, alguien gritó con desesperación, “ES UNA INVASIÓN INFRAHUMANA”
De repente comenzó a irse el caudal de un río cómo si fuera un torrente,  los técnicos que quedaban allí, se quedaron inmóviles, las piernas parecían negarse a caminar, por lo tanto, se encontraban prisioneros, no podían salir de allí, los albañiles, fueron los primeros que salieron despavoridos, mientras vociferaban a la salida que se había abierto una brecha oculta en el suelo por donde salían seres que parecían hijos de las ratas.

  En ello podía haber algo de realidad porque emergían de la oscuridad, y del  el río más temido que jamás ha existido, llamado Estígia, el único río que según la leyenda griega era capaz de comunicar el mundo de los muertos con el de los vivos.





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