Aún faltaba
una hora para que amaneciera cuando Anna aún dormida se encontraba inmersa en
un estado de sobresalto, pues creyó de que flotaba en el Cosmos desde el cual
pudo ver una ciudad costera; curiosa por
aquel influjo despertó, miró a su alrededor, todo le pareció tan diferente que
tuvo la sospecha de que algo muy especial fue la causa de que hubiera
perturbado su descanso; porque su casa, su ropa, todo le pareció extraño,
creyendo por unos momentos que todo era irracional, pues no supo de dónde pudo
venirle aquel extraño y repentino impulso que llegó a asustarla. Nada más despertar supo que estaba siendo
atraída por un poderoso y extraño imán, haciéndole que se sintiera atrapada por
unas vibraciones raras que la arrastraban
insistentemente hacia un lugar nada verosímil inculcándole unos deseos irrefrenables de emprender un viaje; un viaje
que jamás había podido imaginar.
Poco después,
más calmada y mientras tomaba un café sentada en uno de los taburetes ante la
mesa de la cocina, descubrió que siempre había acariciado un sueño que le
obsesionaba desde su más tierna edad, y que hasta esos momentos aún no había
podido descifrar.
No supo cómo,
pero, nada más tomarse el café, se vio metiendo sus enseres en una pequeña
mochila; como no había previsto este viaje, supo que no tenía tiempo para
despedidas, tan sólo sentía la necesidad de llegar al lugar donde creyó tenía
que ir. Pues sin saberlo le había llegado la hora de cumplir su irrefrenable
deseo, sin dudas era el momento idóneo, y oportuno, pues por esas fechas tenía
pensado invertir sus días de ocio en hacer un viaje, ¿Pero de dónde le vino la
idea repentina de ir tras las huellas
del Prerrománico?
Una hora
después se encontraba saliendo de su casa cacereña con la mochila a la espalda,
su corazón, al cerrar la puerta, le latía henchido por una emoción irrefrenable
de aventura.
Días después
caminaba por la vía empedrada de la Ruta de la Plata, atravesando senderos
rurales, en aquella soledad sintió que su cabeza empezaba a recordar
inesperadamente los conocimientos que adquirió junto a su padre, un reputado
científico.
¿Por qué, tuvo
que evocar en esos momentos su infancia junto a su padre?
Entonces tuvo
la corazonada de que aquella soledad le hablaba de alguna manera y, en esos
momentos supo que el destino la conducía inexorablemente a descubrir algo que siempre le intrigo, y que
tal vez su descubrimiento pudiera darle
sentido a lo que había visto y oído, cuando siendo una niña espiaba tras la
puerta del laboratorio a su padre.
Días después de unas largas jornadas, se
encontraba a las puertas de Villanueva de Arosa, callejea, por su parte más
antigua, sabiendo que entre sus estrechas y laberínticas callejuelas, podía
toparse con algún que otro tesoro prerrománico, que sin duda podían encontrarse
camuflados y, disfrazados en viejas tabernas. Entra en una de ellas atraída por
el entorno, su portada se le antojó como la entrada a un mundo inanimado oscuro
y pétreo de los cuentos de terror. Una vez dentro se siente feliz, no
entendiendo el motivo, pero sí supo que necesitaba sentirse arropada y
protegida por aquellas centenarias paredes.
Anna pide al
mozo que se encontraba tras la barra un vaso de vino fresco. Alguien, desde el
otro extremo del mugriento mostrador, dice, refiriéndose a ella, qué, a refrescar
el “gaznate” ante esta incongruencia del
desconocido, se hace la sorda, poco después y con el vaso en la mano, mira a su
alrededor con detenimiento, aquel establecimiento era la calca exacta de las vivencias
de la Edad Media Temprana. Esta observación de la que parecía haber sido
objeto, empezó a inquietarla, entonces busca con la mirada un rincón apartado donde
pudiera observar sin ser observada. Una joven con saya larga, melena enmarañada
y escote generoso se le acercó a ella
limpiándose las manos húmedas en el delantal
que lucía brillante por la mugre. Pero antes de que pudiera oír su voz,
desapareció de su vista con la rapidez de un rayo. Anna, intenta dominar su
escepticismo, pues creyó que le iba a contar algo la muchacha. En aquel
establecimiento y en aquellos momentos sólo se encontraban tres personas que
jugaban a las cartas, ella, observaba expectante desde la mesa de un rincón.
No había apurado
el vaso de vino fresco, cuando cree ver atravesar por los gruesos muros de
piedra a un ser incorpóreo, enseguida entendió que todo allí debía tener una explicación razonable, estaba claro
que lo que ahora era una tasca, había sido en otros tiempos una de las casa más
poderosas de aquella época, que ahora estaba siendo depositaria de increíbles vivencias
e historias que habían acumulado en ella sus antiguos moradores.
Cuando se
levanta dispuesta para salir, la joven aparece de nuevo, se acerca a Anna. Con
mirada suplicante le pide que la libere. Anna, la mira desconcertada, y sin
más, salió a la calle; cuando se encuentra fuera de la taberna las piernas le
temblaban.
Busca alojamiento, no lo encuentra, entonces
recuesta su cuerpo cansado a los pies de una cruz de piedra. Después de una
noche de duermevela, al amanecer emprende el camino hacia un monte cuyo nombre
desconocía. Mientras aquel camino se adentraba por una sucesión de sierras intrincadas
y laberínticas casi inaccesibles. En su caminar Anna siente la sensación de
estar vigilada, entonces aligera el paso al creer que no estaba sola. Se
acercaba el ocaso, por primera vez desde que se adentró en aquel bosque siente
miedo; de repente, sus ojos pudieron percibir una gran sombra que se movía entre
los árboles, amparada por la precaria oscuridad, se asusta al tener casi la
certeza de que se trataba de un animal enorme que parecía acecharla, el pánico
la deja inmóvil, poco después y ante una gran incredulidad, oye un gemido
seguido de un golpe que hace estremecer el suelo, no tiene idea de lo que estaba
sucediendo, sólo supo que un gran terror se apoderó de ella.
Cuando reacciona, ve a lo lejos un punto de
luz que pensó era su salvación, sus piernas emprendieron una loca carrera
impacientada por poder llegar a ese punto que creyó haber visto, y que le pareció
se encontraba en medio de aquel valle, un valle que se mostraba frondoso al
estar tapizado de arbustos, Anna sigue caminando, lo hacía tan apresuradamente
que el corazón parecía querer salir de su pecho para dejarla sin latidos y a
merced del silencio más absoluto. Aquel bosque parecía estar allí, desde tiempos
inmemoriales, sin lugar a dudas era hermoso, pues parecía que nunca había sido
habitado por ningún ser humano.
Se siente
cansada cuando tiene cerca la luz que vio a lo lejos, pero, cuando vio de que
se trataba, desesperada, se dejó caer a los pies de un árbol, tan sólo eran
luciérnagas tramposas que con la luz que irradiaban, hacían confundir al
caminante extraviado.
Anna siguió
caminando, ya no parecía tener prisas, desde lo alto de la montaña sintió que
toda su energía se canalizaba, pero no sabía hacia dónde, pues ignoraba si era
consciente o inconsciente de lo que le
estaba sucediendo al no saber definir que era aquella visión que tenía ante
ella, porque desde donde se encontraba pudo ver a lo lejos un mar misterioso y
profundo donde sus olas balanceaban un junco pequeño con su vela cuadrada,
estaba construido con corteza de papiro, también, pudo apreciar que la embarcación
estaba prevista de remos como si estuviera dispuesta para navegar.
¿Qué significado podía tener que estuviera
aquel junco chino fondeado en una playa gallega, que fuera utilizada por los
egipcios para navegar en la antigüedad por el Nilo?
Anna cree haber
entrado peligrosamente en unos conocimientos que siempre supo que fue
depositario su padre, el cual llamaba a su trabajo “ Conocimientos del saber
oculto”. Entonces pudo sentir ante ese recuerdo que se encontraba en una
dimensión relativa, entonces el miedo
que empezó a sentir en aquella taberna nada más entrar en Galicia le pareció no
tener fin, pues, mirando a aquel mar impregnado de un intenso olor a salitre,
mientras lo contemplaba le hizo ver aunque veladamente que en aquel junco sé escondía
una amenaza, pues sus hipnóticas olas parecían festonear
caprichosamente y con su espuma la orilla de la tierra, dejando a su paso un
efímero encaje de plata.
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