domingo, 24 de febrero de 2019

La conciencia

, al sentirme atrapado intento levantarme de aquella improvisada prisión, pero el crujido de mis huesos hace que desista de la intención de levantarme; entonces decido esperar, pero ¿esperar qué? Si me encontraba sólo en una cabaña y atrapado por un simple y vulgar taburete de plástico, entonces en esos momentos pensé que si no hacía nada por liberarme, mi vida podía ser caótica.
De pronto empecé a oír gemidos de una mujer invisible que parecía salir de los  muros de la cabaña, al instante se empezaron a suceder otros gemidos que parecían subir de tono hasta llegar a tronar en mis oídos, me tapo las orejas con las dos manos, pero no consigo ahuyentar de mi cabeza aquellos tristes quejidos que se me hacían insoportables.
De repente la puerta se abre inesperadamente haciendo sonar un tremendo portazo, inmediatamente y ante mi asombro veo cómo la cabaña se inunda con una nube extraña, entonces creo que  la mente se me ha  trastornado, pues pienso que lo que me está sucediendo, podía ser la consecuencia del espirito de aquel embrujado y misterioso bosque que había logrado con su magia entrar en la cabaña, a transformando el universo en una espesa niebla haciendo imposible que se pudiera ver ni un centímetro más allá de las narices, entonces y ante estos acontecimientos tan sólo pude creer que junto con mi alma me encontraba perdido, sin rumbo, y al borde de un abismo insondable donde el fondo es infinito.
La voz de una mujer me hace reaccionar, cuando me dice; señor tiene que firmar estos documentos, los están esperando en la sala de juntas. Entonces levanté mi cabeza, la miro con detenimiento, bajo de nuevo la cabeza, por unos instantes había olvidado dónde me encontraba; después de unos momentos, alzo  de nuevo mi mirada  hacia la secretaria, que parece impacientarse ante mi pasiva actitud, mientras se atreve a repetir ” Señor tiene que firmar aquí”
Yo entonces cogí aquel documento, y ante la atónita mirada de la secretaria y, antes de firmarlo lo rompo en mil pedazos para enseguida poner los trozos rotos en la mano de la secretaria que parecían temblar mientras sus ojos expresaban asombro, pero una vez en sus manos aquel documento hecho pedazos, me sonrió, y me dijo, creo señor que esperaba de corazón que este documento no fuera firmado.
Me quedo mirándola, ¿pero, quien era aquella secretaria tan osada? Al levantar la cabeza  nuestros ojos se cruzaron, entonces supe que en aquella mujer había algo muy especial ¿pero, cómo no la había visto antes? ¿Dónde había estado escondida que no la había descubierto hasta ese instante?
Por unos momentos tuve la necesidad de cerrar los ojos, tenía que recomponer mis pensamientos.
Más tarde supe que todo lo vivido en aquella cabaña fue inducido por la irrefrenable necesidad que sentía de libertad, ¿o tal vez obedecía una orden que me dictaba mi conciencia al avisarme de que no contribuyera en nada que no fuera justicia y prosperidad para los pueblos?
Cuando una mañana me desperté en mi cama y en mi apartamento lujoso de la avenida de España, desorientado me dirigí al armario, todo seguía en orden, zapatos, camisas, pero cuando me tranquilicé pensando que todo había sido una pesadilla, un descubrimiento me hizo estremecer, una silueta pasó por el pasillo, seguida de unos pasos lentos que se dirigían hacia el salón, pero antes de seguir aquellos pasos vi bajo la puerta del cuarto de baño que salía una estrecha ráfaga de luz, sin pensarlo regreso a la alcoba, me acerco a la mesilla de noche dónde había dejado el móvil, esperé unos segundos pensando qué podía hacer. De repente el timbre de la puerta suena insistentemente, el desconcierto se apoderó de mí, indeciso, sin apenas moverme de la alcoba, marco el número que tenía en mi agenda para las emergencias. Gracias por atenderme, al otro lado del teléfono, y ¿Ahora qué piensas hacer?, creo que debías dejar correr el agua, todo está finiquitado, mañana saldrá todo en la prensa, creo que la gente interesada en el tema se centrará en lo que decidas.
Yo en esos momentos no estaba preparado para decir cuál había sido mi decisión, de nuevo los pasos que momentos antes escuché se dirigieron hacia la puerta pues oí un enorme portazo.
Después de haber oído el golpe de la puerta al cerrarse, pensé, que aunque me pesara, ahora tendré más tiempo libre, desde este momento haré lo que debo hacer.
Al día siguiente nada más entrar en el despacho convoqué a todo el personal que había tenido a mi cargo y ante ellos, lo único que firmé fue la renuncia de mi cargo en el Senado, pues no podía formar parte de ningún complot que me pudiera llevar a la desidia de la hoy llamada CHORICEO.
Desde aquel día el departamento en el que yo tenía la jefatura, tuvo una inspección interior en la cual se desvelaron las muchas irregularidades, en las cuales yo no intervine.
Poco después se supo quién había sido el culpable de haber estado falsificando documentos fraudulentas a mis  espaldas, sólo con la intención de enriquecerse, manipulando su estrategia hacia mí, pero la verdad siempre sale a la luz.

Ahora soy feliz de pensar que al menos por el momento este negociado estará bajo una supervisión exhaustiva, ya que las chorizadas sólo son estupendas para merendar en un día de campo. 





FINAL   



domingo, 17 de febrero de 2019

Conciencia

Este relato decidí escribirlo, pero sin entender la razón por el cual mi subconsciente me impidió fijar el lugar real donde transcurrió esta historia, porque desde  el mismo instante en que me encontré ante el folio en blanco, sin motivo aparente éste con su nívea blancura me impresionó ante lo que se me antojaba escribir a pesar de ignorar que era lo que iba a contar, pues empecé a sentir una de esas sensaciones para mí totalmente desconocida, que me hizo temblar ante lo que pudiera salir de mi imaginativa cabeza después de los acontecimientos extremos que había vivido.
Entonces supe y desde ese mismo instante en que mis dedos atraparon aquel objeto fino y alargado llamado bolígrafo, me encontré sumido, o mejor dicho integrado en la historia.
Quizás todas estas sensaciones vividas fueran la consecuencia de que mi mente en esos momentos se sentía debilitada ante unos misterios que sin haber sido planificados de ante mano quise descubrir llegando a ser parte importante de mi vida durante un largo año.
Todo empezó cuando aquel día decidí salir de mi casa para ir en busca de aventura que pudiera calmar la ansiedad de mi tediosa vida. Entonces y sin pensarlo dos veces me encaminé por sendas estrechas, tortuosas, bordeé profundos acantilados adentrándome sin temor por bosques inhóspitos que apenas se podía caminar por su densa vegetación, haciéndome llegar a dudar si estaba viviendo de día o de noche, hasta ese momento todo me resultaba interesante, pues nunca creí que mi ego se ensalzara tanto cuando empecé a conocer parajes tan aislados de la sociedad en la que me encontraba viviendo, donde al caminar y tan sólo de vez en cuando sentía que mi soledad estaba siendo enriquecida al encontrarme con alguna de esas familias nómadas, aunque por supuesto yo nunca  ejercí precisamente de inmovilidad, pues siempre seguí la ruta que me marcada el destino.
Nunca se me ocurrió contar los días que caminé sin rumbo, quizás pasaron ante mí semanas, tal vez meses, pero ese era un detalle poco importante para mí  al no ser precisamente mi preocupación.
Después de mucho caminar y con los pies doloridos, de repente y de manera sorprendente me encontré ante una cabaña que parecía estar abandonada en medio de un bosque de enormes  hayedos donde se me antojó que aquel entorno pudiera ser propicio para ser quizás el escenario de numerosas leyendas que inducen al misterio.
Me acerco a la cabaña, empujo la puerta que gime bajo la presión de mi mano al ser empujada con mano firme, se abre de par en par, miro hacia dentro, me asombro al ver que se encontraba limpia, entonces recorro con la mirada la estancia, nunca supe el por qué pensé en los motivos que podía haber para que careciera de luz, eléctrica ni de agua corriente, ni tan siquiera de la luz natural que recibimos del sol al carecer de ventana, este pensamiento en esos momentos me contrarió, pues nunca pensé que se pudiera vivir sin luz y sin agua, pero al instante pensé que este detalla podía ser lo de una aventura más, algo que me pareció positivo pues cuando llegara a mi casa podría valorar todo aquello que poseía, pues era todo lo que  lo que se puede desear.
Minutos después mi mente se pone en alerta ¿cómo podía haber pensado que aquella cabaña tuviera luz y agua? Me tranquiliza el pensar que todo pudiera ser la consecuencia de que mi cuerpo se encontraba cansado y hambriento necesitando renovar fuerzas.
Poco después, me invadió un sopor que hizo que me quedara dormido en el único camastro que había en la cabaña; aquella noche era la primera en muchos días que dormía bajo techo, mientras me acurrucaba al calor de la única manta que allí había, no sentí nada que pudiera enturbiar la calidez de aquella manta, pero a mí pesar fue la única protagonista de la noche.
Por la mañana al despertar, y cuando recorro la vista por la estancia después de haber descansado plácidamente, no podía creer lo que estaba contemplando mis ojos, pues se abrieron desmesuradamente ante aquella visión.
El terror que sentí hizo que mi cuerpo se inmovilizara no permitiéndome mover ningún músculo; poco después y, con la intención de auto calmarme quise convencerme que todo lo que me estaba pasando era tan solo una alucinación a consecuencia del estado de inanición en el que me encontraba y que llevaba arrastrando desde hacía no sabía cuántos días.
El suelo de la cabaña estaba manchado de sangre, una sangre espesa y negra que no parecía fuera de ningún animal.
Poco después y cuando creí recuperar las fuerzas me levanto del camastro, salgo de la cabaña todo lo precipitadamente que me permitían las piernas, tenía que respirar el aire puro de aquel bosque, pero al abrir la boca para oxigenar mis pulmones pude apreciar que mi cuerpo se encontraba envuelto en un clima  húmedo y frío que me hizo estornudar al contacto con  mis huesos que empezaron a rilar como si fueran las cuerdas de una guitarra cuándo su supuesto intérprete sin motivo aparente deja de tocar bruscamente.
Mi mente  en aquel mismo instante en que me vi envuelto en aquel lúgubre paisaje y en esa espesa niebla que como en un cuento de ogros parecía querer engullirme. No supe el tiempo que pudo transcurrir  hasta que aquella atmósfera extraña empezó a diluirse de entre el dosel arbóreo ante mis aterrados ojos; entonces descubrí que aquel paisaje, no parecía el mismo al que horas antes me pareció idílico, ahora ante mi lo veía inhóspito, insalubre, el suelo se encontraba empapado de humedad por donde casi no se podía caminar, aquel paraje—pensé- sólo podía ser habitado por proscritos y criminales huidos de la justicia.
En un impulso decido entrar de nuevo en la cabaña, miro con ansiedad pues ante mis ojos todo parecía estar normal igual a como la encontré antes de quedarme dormido, el suelo ensangrentado había desaparecido todo lo que vi al despertar, en mi mente desapareció la imagen de aquel cuchillo ensangrentado que aún mantenía en su filo asesino trozos de inmundicias humanas incrustadas dejando así el sello inconfundible de los desalmados.
Entonces y en esos momentos no podía ni pensar al encontrarme con el cuerpo contrito, entonces me dejo caer en un taburete, tenía que reflexionar sobre todo lo que me estaba ocurriendo antes de encontrarme con aquella cabaña; entonces se percata que el taburete en apariencias parecía  estar fabricado de plástico duro, al sentarme sentí al instante que mi cuerpo se hundía de manera irracional en el asiento, mis glúteos se encajaron  hasta llegar a engullir mis caderas hasta atrapar más tarde mis brazos que se quedaron inmovilizados en 



 Seguirá.



domingo, 10 de febrero de 2019

Y, después, qué

Los engaños ya se han terminado, la tierra es lo mejor que nos ha dado el creador, pero sólo para que sea trabajada y, siempre, según  tenga cada individuo  la  preparación adecuada a su función a desarrollar, pero, que sepas que no ha sido creada  para que entre unos cuantos como tú que se creen “iluminados” se repartan las riquezas que no  corresponde,  dejando con  vuestra desmedida avaricia a todo ser viviente morir de hambre y sin la posibilidad de poder ejercer sus naturales habilidades trabajando. Digo todo esto, porque yo también formo parte activa de este colectivo que necesita el trabajo para poder subsistir y que, a pesar de ostentar un puesto relevante, cómo el que ostento, que creo que ya a estas alturas debes estar informado, ahora me doy cuenta de que también estoy siendo una víctima más de vuestra insaciable avaricia.
El joven sonríe mientras  me miraba, pero su sonrisa no parecía  de satisfacción, era de rabia contenida al saber que yo le estaba poniendo en una muy difícil situación la cual podía impedir  que se saliera  con la suya.
Mi forma de pensar había cambiado y todo sucedió aquella noche en que vi aquella sombra fugaz en el pasillo de mi casa que hizo que cayera sobre mí el terror de una desolación colectiva que se podía haber evitado, yo sé que tuve en mis manos  el poder de evitar muchas desgracias colectivas, al ostentar el cargo de asesora  de uno de  estos grandes hombres que, por cierto, nunca conocí ni conoceré físicamente. Es difícil de entender pues nunca dan la cara.
Yo sólo fui un figurante más.
A esto se le da en llamar “conceptos discutidos y discutibles”
La verdad que ni yo misma me he parado a pensar qué puede significar esa frase.
 Tengo aún en mis manos unos documentos en los cuales se dice que con sólo una firma mía, se puede accionar el mecanismo de una espoleta de una granada, sólo este pensamiento me hace temblar de horror pudiendo con  ella  darles  a elegir a  cualquiera de ellos  que pudieran decidir que nación puede ser la destinataria, yo pienso que esa atrocidad puede camuflarse cómo el que puede elegir el menú del día en cualquiera de los restaurantes repartidos por él mundo, y poder ejecutar sus obras cuando a “ellos” les plazca, sin ni siquiera despeinarse; eso sí después de haber tenido  conversaciones que pueden llegar, según les venga avíen ser beligerantes o contradictorias según sus intereses, dando así comienzo a su lucrativa estratagema que finamente les dan por llamar “Estimación de intenciones
Esta frase tan rebuscada es como si fuera una frase fetiche, porque si salen mal las cosas, pueden demostrar que esta cúpula invisible no tiene nada que ver con el comienzo de las guerras, por lo tanto se lavan las manos.
 También se ocultan en la clandestinidad cuando no pueden controlar en el momento adecuado sus intereses y se encuentran  que tienen en su contra a toda la humanidad. Entonces, pacientemente esperan que llegue otra ocasión más propicia para hacer que los pueblos se desintegren bajo las asesinas bombas.
Tengo en mi poder unos documentos que acreditan que todas estas aberraciones se gestan en las sombras de la clandestinidad que  suelen  organizar.
Ya sé que  ellos  necesitan que los documentos que poseo sean destruidos para que no caiga ninguna sospecha sobre ellos. Pues es cierto que en este mundo hay hombres que, en su ambición desmedida, ven algo que desean y creen que pueden apoderarse de ello, sin tener en cuenta el precio que pagan los indefensos ciudadanos del mundo.
Creo que va siendo hora de acabar con tanta ambición e hipocresía.
El joven, al verme tan decidida y locuaz por decir todo aquello que me quemaba la garganta, encogió su cuerpo, parecía haber perdido la lozanía de la que hacía gala, el silencio que reinaba en aquella alcoba palaciega, se podía masticar.
 Cuando llegué a casa, enchufé mi videocámara, y puse en relieve la importancia de la decisión que había tomado como asesora política y económica, no dudando ni un segundo en argumentar mi desacuerdo ante tan grave desatino, pues dentro de mí se había anidado el llanto de un niño que representaba a cientos de ellos que llegan a morir de inanición por culpa de esos pactos, que sólo benefician a unos cuantos, mientras el resto de la humanidad carece de lo más esencial.
Cuando di por terminado lo que me agobiaba, desconecté.
Miro a mí alrededor  y me doy cuenta de que me encontraba sola como siempre.
Encima de mi mesa de despacho aún se encontraban los polémicos documentos que me negué a firmar, doy un paso atrás al ver cómo el sillón giratorio que yo utilizaba, giraba, lo hacía con tanta velocidad que los documentos comenzaron a volar por el despacho por el efecto de una centrifugación.
Un leve polvo cósmico se apoderó de mi despacho no pudiendo saber a  dónde habían ido a parar los documentos.
Y, de nuevo  vuelvo a recordar al joven.
 ¿Dónde se encontraba?
¿Había desaparecido?
Me dirijo a mi alcoba.
En esos momentos decido, que si quiero dormir sin sobresaltos, debo saber en quién confiar los secretos que guardo en mi alma y, cuando una se siente segura de lo que va a hacer, entonces,  comunicárselo a todo aquel que por su voluntad quiera escuchar todo aquello que aprendí que los errores  no se deben repetir.
Todas las importantes decisiones deben servir para que la convivencia humana sea agradable para todos.
Un suspiro me hace cambiar de postura, mi cabeza parecía no dejar de pensar.
Entonces volví con la obsesión que me intranquilizaba.
Tú, la encarnación del lujo,  la belleza  y, por lo tanto, engendro del mal, aquí en mi alma no podrás volver a encontrar jamás cobijo para tus ambiciones.
Y, como sabía que me encontraba sola, hablé más alto que nunca.
¿Acaso no oyes los llantos de esos niños que piden comida?
¡No claro que no!
Pero, yo sí,
Un ruido de coches que tocaban sus claxon; me hacen levantarme de la cama, me asomo a la ventana, la calle era una fiesta, los humanos habíamos derrotados  entre todos a los poderosos “iluminados” haciendo entre todos que recuperaran su cordura, pues las guerras habían terminado.
Una vez levantada me dirigí hacia mi despacho, busqué en mi archivador los documentos que, escritos en clave, guardaba.
 Todo había desaparecido.
Me dirijo al cuarto de estar dónde se encuentra el televisor, lo conecto, y, entonces, asombrada, veo cómo aquel joven de belleza espectacular, caminaba escoltado por la policía y esposado. Su aspecto, no era el mismo, desde mi televisor, lo vi vestido igual que  todos esos hombres que huyen de sus hogares en precarias condiciones en pateras, sucios, y mal nutrido.
Y, ahora qué.
Hablo como si todos aquellos responsables me escucharan.
 ¿Creéis acaso que un pensamiento único puede literalmente transformar el mundo a su antojo?
No el hombre debe ser libre  para que pueda ser el   dueño de sus actos y  auténticos soberanos  de este  nuestro Universo.
Aquella noche al acostarme dejé la ventana abierta, un lucero se posó en ella iluminando mi relajado sueño, nunca más necesité que nadie cubriera mi espalda, pues la tranquilidad de saber que….un susurro hizo que me quedara profundamente dormida.

Final





sábado, 2 de febrero de 2019

Y, después. qué 2º parte

Como siempre hice, confiada en mi intuición, estaba a punto de conseguir que se dijeran alguna frase que yo pudiera descifrar para tirar del hilo, pero el joven no decía nada, mientras su cara, a cada momento que pasaba, se iba transfigurando hasta llegar a parecer un ser diabólico, pues vi cómo apretaba sus manos cerradas, tanto que parecieron dos muñones. Su voz llena de ira, al fin rompió para decir ( a su interlocutor) yo, ya lo  tengo bien pensado, se hará si, o si, y colgó.
De pronto un griterío empezó a subir por las escaleras, estas voces pedían pan y paz para su pueblo, eran hombres vestidos de harapos, que por culpa de sus mandatarios, se encontraban sumidos en la tristeza pues sus dirigentes habían sacado el dinero de su País dejándolos en la miseria mientras las arcas de los paraísos fiscales se encontraban a rebosar con el dinero que atesoraban los corruptos. Yo no estaba muy segura de saber qué estaba pasando, aquel alboroto era real sin duda, eran hombres enloquecidos por la situación en la que estaban viviendo. Se apartan para que yo pudiera pasar, cuando llego a la calle, veo que hay gentes paseando como era por costumbre, con la mirada busco una cafetería, al entrar veo que se encontraba llena de jóvenes que alegres charlaban y bebían unas copas, pido una infusión de tila, sentada en aquel taburete me sentí más tranquila, a pesar de no haber probado ni un sorbo de la tila, al estar  demasiado caliente.
Ante mí, se para una mujer, parecía solitaria, vestía una indumentaria extraña para la moda actual, se puso a mi lado, al mirarme parecía necesitar conversación, pero yo no me encontraba receptiva, por lo tanto inmersa en mis pensamientos, miré hacia otro lado, pero la mujer tocó con su mano mi brazo y, me volví hacia ella sobresaltada, aún me encontraba sugestionada por lo vivido.
¿Me puede decir la hora?
En esos momentos me avergüenzo de haber sido descortés con ella, miro mi reloj, entonces veo que son las diez de la noche, no podía ser, mi reloj al salir de casa funcionaba perfectamente, pero la hora que marcaba en esos momentos me hizo pensar. Que algo pasaba, pues no concordaba para nada la hora que tenía  en el momento en que salí de mi casa, y dirigiéndome a la señora me disculpo, lo siento mi reloj parece que se ha estropeado.
Entonces la mujer  sale de la cafetería dejando tras de sí un reguero de sangre que parecía brotar de su espalda.
Al ver aquella sangre, mi corazón se aceleró. ¿Qué me estaba sucediendo? Termino mi tila, apresurada salgo en pos de aquella mujer que había dejado un rastro de sangre y un perfume…Entre la gente la vi a lo lejos, corrí hasta llegar a alcanzarla, pero se metió en un portal de la parte antigua, poco después volví a encontrarla, iba caminando en zigzag por las estrechas callejuelas como si se encontrara enferma, yo la seguí cómo atraída por un imán, ya no sentía miedo, solo una gran curiosidad por saber  cómo su transpiración  desprendía ese olor a sangre.
De nuevo vuelve a desaparecer sigo, como un sabueso su rastro guiada por el olor que me va conduciendo hasta llegar  a uno de los palacios que se encontraba con las puertas abiertas de par en par, me acerco, me asomo desde la puerta, la luz de un farol iluminaba el zaguán.
Entro en aquel portal y, me encontré de frente con un cráneo humano expuesto encima de un taburete, se encontraba cubierto de un líquido escarlata, aquel líquido no era otra cosa que sangre que parecía reverberar del cráneo, como si fuera una herida abierta.
 Dentro del zaguán me encuentro desorientada, cuando de pronto empezaron a caer gotas de lluvia que se deslizaban por la empinada callejuela. Una nube baja cubrió el atrio del palacio como lo hace el humo de una hoguera hecha de hojas húmedas, la verja que da entrada al patio interior se encontraba abierta, me adentro en él, la luz tenue de una lámpara de aceite me induce a subir las escalinatas que dan al primer piso, una vez arriba vi cómo el suelo se encontraba cubierto con alfombras de color carmesí, las paredes engalanadas con bellos tapices con alegorías de batallas sangrientas, sigo a la diminuta luz que me guía hacia una sala, allí en una cama se encontraba una mujer, que parecía  anciana acostada cubierta por un dosel negro la colcha se veía de delicada seda, la mujer parecía agonizar, yo la miro, y me pareció ver que tenía los ojos sellados; busco con ansiedad con la mirada a la mujer que me condujo hasta ese palacio, pero no la veo y pienso que sería mi destino que aquel día fuera un día de zozobras y, por si fuera poco, me encontraba sola en una casa que no era la mía, y  con un cadáver frente a mí que ni siquiera conocía .
De pronto, unos rayos de luz blanca  se difundieron por la habitación, dejando mi mente confusa.
De pronto se oyen unos pasos seguros que pisaban con fuerza, se acercaban a donde yo me encontraba,  mi corazón se encontraba tan confuso por lo que estaba viviendo que casi no me inmuté.
 ¿Quién podía ser?
 Esos pasos sin duda eran de un militar de campaña pensé por la fuerza  con que parecía pisar. Cuando entró  en la habitación donde yo me encontraba nos vimos de nuevo cara a cara  era  aquel joven que creí era un joven galante, en aquel momento supe que algo importante y grande se estaba fraguando contra mí persona podía ser una estrategia más para debilitar mis pensamientos, que empezó con el de querer ayudarme  a subir las escaleras.
De repente, la ventana de aquella alcoba, se abrió de par en par, entrando por ella una ráfaga de viento helado.
¿Por qué de nuevo ese joven se ponía ante mi vista?
El llanto de un niño pequeño que lloraba por hambre, me hizo reaccionar, me pongo de nuevo ante aquel joven y, clavo mis ojos imperturbables en los suyos, y con una tremenda rabia le dije:
 ¿Esto es lo que los mandatarios del mundo queréis para la humanidad?
¿Qué es lo que os mueve a querer sembrar la semilla de la pobreza en el mundo, mientras vosotros, los llamados privilegiados, desde vuestros altos puestos y sentados en sillones de lujosa piel  decidid cómo han de vivir  los habitantes de la tierra?