domingo, 17 de febrero de 2019

Conciencia

Este relato decidí escribirlo, pero sin entender la razón por el cual mi subconsciente me impidió fijar el lugar real donde transcurrió esta historia, porque desde  el mismo instante en que me encontré ante el folio en blanco, sin motivo aparente éste con su nívea blancura me impresionó ante lo que se me antojaba escribir a pesar de ignorar que era lo que iba a contar, pues empecé a sentir una de esas sensaciones para mí totalmente desconocida, que me hizo temblar ante lo que pudiera salir de mi imaginativa cabeza después de los acontecimientos extremos que había vivido.
Entonces supe y desde ese mismo instante en que mis dedos atraparon aquel objeto fino y alargado llamado bolígrafo, me encontré sumido, o mejor dicho integrado en la historia.
Quizás todas estas sensaciones vividas fueran la consecuencia de que mi mente en esos momentos se sentía debilitada ante unos misterios que sin haber sido planificados de ante mano quise descubrir llegando a ser parte importante de mi vida durante un largo año.
Todo empezó cuando aquel día decidí salir de mi casa para ir en busca de aventura que pudiera calmar la ansiedad de mi tediosa vida. Entonces y sin pensarlo dos veces me encaminé por sendas estrechas, tortuosas, bordeé profundos acantilados adentrándome sin temor por bosques inhóspitos que apenas se podía caminar por su densa vegetación, haciéndome llegar a dudar si estaba viviendo de día o de noche, hasta ese momento todo me resultaba interesante, pues nunca creí que mi ego se ensalzara tanto cuando empecé a conocer parajes tan aislados de la sociedad en la que me encontraba viviendo, donde al caminar y tan sólo de vez en cuando sentía que mi soledad estaba siendo enriquecida al encontrarme con alguna de esas familias nómadas, aunque por supuesto yo nunca  ejercí precisamente de inmovilidad, pues siempre seguí la ruta que me marcada el destino.
Nunca se me ocurrió contar los días que caminé sin rumbo, quizás pasaron ante mí semanas, tal vez meses, pero ese era un detalle poco importante para mí  al no ser precisamente mi preocupación.
Después de mucho caminar y con los pies doloridos, de repente y de manera sorprendente me encontré ante una cabaña que parecía estar abandonada en medio de un bosque de enormes  hayedos donde se me antojó que aquel entorno pudiera ser propicio para ser quizás el escenario de numerosas leyendas que inducen al misterio.
Me acerco a la cabaña, empujo la puerta que gime bajo la presión de mi mano al ser empujada con mano firme, se abre de par en par, miro hacia dentro, me asombro al ver que se encontraba limpia, entonces recorro con la mirada la estancia, nunca supe el por qué pensé en los motivos que podía haber para que careciera de luz, eléctrica ni de agua corriente, ni tan siquiera de la luz natural que recibimos del sol al carecer de ventana, este pensamiento en esos momentos me contrarió, pues nunca pensé que se pudiera vivir sin luz y sin agua, pero al instante pensé que este detalla podía ser lo de una aventura más, algo que me pareció positivo pues cuando llegara a mi casa podría valorar todo aquello que poseía, pues era todo lo que  lo que se puede desear.
Minutos después mi mente se pone en alerta ¿cómo podía haber pensado que aquella cabaña tuviera luz y agua? Me tranquiliza el pensar que todo pudiera ser la consecuencia de que mi cuerpo se encontraba cansado y hambriento necesitando renovar fuerzas.
Poco después, me invadió un sopor que hizo que me quedara dormido en el único camastro que había en la cabaña; aquella noche era la primera en muchos días que dormía bajo techo, mientras me acurrucaba al calor de la única manta que allí había, no sentí nada que pudiera enturbiar la calidez de aquella manta, pero a mí pesar fue la única protagonista de la noche.
Por la mañana al despertar, y cuando recorro la vista por la estancia después de haber descansado plácidamente, no podía creer lo que estaba contemplando mis ojos, pues se abrieron desmesuradamente ante aquella visión.
El terror que sentí hizo que mi cuerpo se inmovilizara no permitiéndome mover ningún músculo; poco después y, con la intención de auto calmarme quise convencerme que todo lo que me estaba pasando era tan solo una alucinación a consecuencia del estado de inanición en el que me encontraba y que llevaba arrastrando desde hacía no sabía cuántos días.
El suelo de la cabaña estaba manchado de sangre, una sangre espesa y negra que no parecía fuera de ningún animal.
Poco después y cuando creí recuperar las fuerzas me levanto del camastro, salgo de la cabaña todo lo precipitadamente que me permitían las piernas, tenía que respirar el aire puro de aquel bosque, pero al abrir la boca para oxigenar mis pulmones pude apreciar que mi cuerpo se encontraba envuelto en un clima  húmedo y frío que me hizo estornudar al contacto con  mis huesos que empezaron a rilar como si fueran las cuerdas de una guitarra cuándo su supuesto intérprete sin motivo aparente deja de tocar bruscamente.
Mi mente  en aquel mismo instante en que me vi envuelto en aquel lúgubre paisaje y en esa espesa niebla que como en un cuento de ogros parecía querer engullirme. No supe el tiempo que pudo transcurrir  hasta que aquella atmósfera extraña empezó a diluirse de entre el dosel arbóreo ante mis aterrados ojos; entonces descubrí que aquel paisaje, no parecía el mismo al que horas antes me pareció idílico, ahora ante mi lo veía inhóspito, insalubre, el suelo se encontraba empapado de humedad por donde casi no se podía caminar, aquel paraje—pensé- sólo podía ser habitado por proscritos y criminales huidos de la justicia.
En un impulso decido entrar de nuevo en la cabaña, miro con ansiedad pues ante mis ojos todo parecía estar normal igual a como la encontré antes de quedarme dormido, el suelo ensangrentado había desaparecido todo lo que vi al despertar, en mi mente desapareció la imagen de aquel cuchillo ensangrentado que aún mantenía en su filo asesino trozos de inmundicias humanas incrustadas dejando así el sello inconfundible de los desalmados.
Entonces y en esos momentos no podía ni pensar al encontrarme con el cuerpo contrito, entonces me dejo caer en un taburete, tenía que reflexionar sobre todo lo que me estaba ocurriendo antes de encontrarme con aquella cabaña; entonces se percata que el taburete en apariencias parecía  estar fabricado de plástico duro, al sentarme sentí al instante que mi cuerpo se hundía de manera irracional en el asiento, mis glúteos se encajaron  hasta llegar a engullir mis caderas hasta atrapar más tarde mis brazos que se quedaron inmovilizados en 



 Seguirá.



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