domingo, 10 de febrero de 2019

Y, después, qué

Los engaños ya se han terminado, la tierra es lo mejor que nos ha dado el creador, pero sólo para que sea trabajada y, siempre, según  tenga cada individuo  la  preparación adecuada a su función a desarrollar, pero, que sepas que no ha sido creada  para que entre unos cuantos como tú que se creen “iluminados” se repartan las riquezas que no  corresponde,  dejando con  vuestra desmedida avaricia a todo ser viviente morir de hambre y sin la posibilidad de poder ejercer sus naturales habilidades trabajando. Digo todo esto, porque yo también formo parte activa de este colectivo que necesita el trabajo para poder subsistir y que, a pesar de ostentar un puesto relevante, cómo el que ostento, que creo que ya a estas alturas debes estar informado, ahora me doy cuenta de que también estoy siendo una víctima más de vuestra insaciable avaricia.
El joven sonríe mientras  me miraba, pero su sonrisa no parecía  de satisfacción, era de rabia contenida al saber que yo le estaba poniendo en una muy difícil situación la cual podía impedir  que se saliera  con la suya.
Mi forma de pensar había cambiado y todo sucedió aquella noche en que vi aquella sombra fugaz en el pasillo de mi casa que hizo que cayera sobre mí el terror de una desolación colectiva que se podía haber evitado, yo sé que tuve en mis manos  el poder de evitar muchas desgracias colectivas, al ostentar el cargo de asesora  de uno de  estos grandes hombres que, por cierto, nunca conocí ni conoceré físicamente. Es difícil de entender pues nunca dan la cara.
Yo sólo fui un figurante más.
A esto se le da en llamar “conceptos discutidos y discutibles”
La verdad que ni yo misma me he parado a pensar qué puede significar esa frase.
 Tengo aún en mis manos unos documentos en los cuales se dice que con sólo una firma mía, se puede accionar el mecanismo de una espoleta de una granada, sólo este pensamiento me hace temblar de horror pudiendo con  ella  darles  a elegir a  cualquiera de ellos  que pudieran decidir que nación puede ser la destinataria, yo pienso que esa atrocidad puede camuflarse cómo el que puede elegir el menú del día en cualquiera de los restaurantes repartidos por él mundo, y poder ejecutar sus obras cuando a “ellos” les plazca, sin ni siquiera despeinarse; eso sí después de haber tenido  conversaciones que pueden llegar, según les venga avíen ser beligerantes o contradictorias según sus intereses, dando así comienzo a su lucrativa estratagema que finamente les dan por llamar “Estimación de intenciones
Esta frase tan rebuscada es como si fuera una frase fetiche, porque si salen mal las cosas, pueden demostrar que esta cúpula invisible no tiene nada que ver con el comienzo de las guerras, por lo tanto se lavan las manos.
 También se ocultan en la clandestinidad cuando no pueden controlar en el momento adecuado sus intereses y se encuentran  que tienen en su contra a toda la humanidad. Entonces, pacientemente esperan que llegue otra ocasión más propicia para hacer que los pueblos se desintegren bajo las asesinas bombas.
Tengo en mi poder unos documentos que acreditan que todas estas aberraciones se gestan en las sombras de la clandestinidad que  suelen  organizar.
Ya sé que  ellos  necesitan que los documentos que poseo sean destruidos para que no caiga ninguna sospecha sobre ellos. Pues es cierto que en este mundo hay hombres que, en su ambición desmedida, ven algo que desean y creen que pueden apoderarse de ello, sin tener en cuenta el precio que pagan los indefensos ciudadanos del mundo.
Creo que va siendo hora de acabar con tanta ambición e hipocresía.
El joven, al verme tan decidida y locuaz por decir todo aquello que me quemaba la garganta, encogió su cuerpo, parecía haber perdido la lozanía de la que hacía gala, el silencio que reinaba en aquella alcoba palaciega, se podía masticar.
 Cuando llegué a casa, enchufé mi videocámara, y puse en relieve la importancia de la decisión que había tomado como asesora política y económica, no dudando ni un segundo en argumentar mi desacuerdo ante tan grave desatino, pues dentro de mí se había anidado el llanto de un niño que representaba a cientos de ellos que llegan a morir de inanición por culpa de esos pactos, que sólo benefician a unos cuantos, mientras el resto de la humanidad carece de lo más esencial.
Cuando di por terminado lo que me agobiaba, desconecté.
Miro a mí alrededor  y me doy cuenta de que me encontraba sola como siempre.
Encima de mi mesa de despacho aún se encontraban los polémicos documentos que me negué a firmar, doy un paso atrás al ver cómo el sillón giratorio que yo utilizaba, giraba, lo hacía con tanta velocidad que los documentos comenzaron a volar por el despacho por el efecto de una centrifugación.
Un leve polvo cósmico se apoderó de mi despacho no pudiendo saber a  dónde habían ido a parar los documentos.
Y, de nuevo  vuelvo a recordar al joven.
 ¿Dónde se encontraba?
¿Había desaparecido?
Me dirijo a mi alcoba.
En esos momentos decido, que si quiero dormir sin sobresaltos, debo saber en quién confiar los secretos que guardo en mi alma y, cuando una se siente segura de lo que va a hacer, entonces,  comunicárselo a todo aquel que por su voluntad quiera escuchar todo aquello que aprendí que los errores  no se deben repetir.
Todas las importantes decisiones deben servir para que la convivencia humana sea agradable para todos.
Un suspiro me hace cambiar de postura, mi cabeza parecía no dejar de pensar.
Entonces volví con la obsesión que me intranquilizaba.
Tú, la encarnación del lujo,  la belleza  y, por lo tanto, engendro del mal, aquí en mi alma no podrás volver a encontrar jamás cobijo para tus ambiciones.
Y, como sabía que me encontraba sola, hablé más alto que nunca.
¿Acaso no oyes los llantos de esos niños que piden comida?
¡No claro que no!
Pero, yo sí,
Un ruido de coches que tocaban sus claxon; me hacen levantarme de la cama, me asomo a la ventana, la calle era una fiesta, los humanos habíamos derrotados  entre todos a los poderosos “iluminados” haciendo entre todos que recuperaran su cordura, pues las guerras habían terminado.
Una vez levantada me dirigí hacia mi despacho, busqué en mi archivador los documentos que, escritos en clave, guardaba.
 Todo había desaparecido.
Me dirijo al cuarto de estar dónde se encuentra el televisor, lo conecto, y, entonces, asombrada, veo cómo aquel joven de belleza espectacular, caminaba escoltado por la policía y esposado. Su aspecto, no era el mismo, desde mi televisor, lo vi vestido igual que  todos esos hombres que huyen de sus hogares en precarias condiciones en pateras, sucios, y mal nutrido.
Y, ahora qué.
Hablo como si todos aquellos responsables me escucharan.
 ¿Creéis acaso que un pensamiento único puede literalmente transformar el mundo a su antojo?
No el hombre debe ser libre  para que pueda ser el   dueño de sus actos y  auténticos soberanos  de este  nuestro Universo.
Aquella noche al acostarme dejé la ventana abierta, un lucero se posó en ella iluminando mi relajado sueño, nunca más necesité que nadie cubriera mi espalda, pues la tranquilidad de saber que….un susurro hizo que me quedara profundamente dormida.

Final





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