lunes, 15 de abril de 2019

Llegó el día

Eran las diez de la mañana cuando me encontraba conduciendo el jeep que me introducía por la escarpada y estrecha vereda que conduce a la finca de mis antepasados. Cuando me estoy acercando empiezo a notar una gran ansiedad y comienzo a sentir cómo mi alma se funde con el agreste paisaje haciendo que mi pie  pise el acelerador machacando sin piedad los amortiguadores.
La puerta, una verja grande y pesada  se encontraba abierta de par en par. La casona abandonada desde hacía mucho tiempo, se veía curiosamente desde fuera en perfecto estado de conservación.
Con mano firme, abro la verja, ruedo hasta llegar a la puerta principal y, al asir la aldaba de hierro con su gran boca abierta, y abrir la puerta, ésta bajo la presión de mi mano cruje, produciendo un sonido hueco y seco. Entro en el amplio zaguán amueblado con los mismos muebles de siempre, que precede a un ancho y oscuro pasillo, detengo mis pasos al recordar las pesadillas que siempre me causó cuando jugando con mi hermana,  alguien nos apagaba la luz, todo allí me traía recuerdos  de mi niñez…
Subo al piso superior, el suelo como siempre cruje bajo mis pies, provocando con el peso de cada uno de mis pasos que el techo de madera del piso inferior viejo y quejumbroso esparciera una tierrilla desagradable sal desprenderse, que a veces al caer sobre nuestras cabezas llegaba a molestar en los ojos. Miro curiosa los cuadros colgados en la pared siempre me parecieron que tenían ojos acusadores.
Entro en el salón que siempre  me pareció enorme; pero que en estos momentos lo estaba viendo pequeño y lúgubre al encontrarse los muebles tapados. Entonces no entendí el por qué vinieron a mi mente  recuerdo cuando un día mi madre me cogió la mano y, yo gimotee porque no quería ir al colegio, yo sólo quería jugar en el jardín.
Ahora todo me parece un lugar fantasmagórico y tétrico, pues los muebles escondidos tras las sábanas parecen crepitar a mi paso a modo de saludo y, esto me aterra.
Me encuentro muy cansada, y entonces descubro el sillón favorito de mi abuelo, me siento en él. Y siento que los recuerdos se aglomeran en mi mente, la cabeza empieza a dolerme, cuando creí oír, como si se encontrara  a mi lado la voz de un niño que gritaba.
Mamá, mi hermana me ha quitado la pelota.
Mientras una niña corre con desenfreno, y que al dar un traspié, cae por las escaleras rodando mientras llamaba a su madre con un hilo de voz agónico. Más tarde un silencio sobrecogedor se apoderó de la casa.
Y, entonces recuerdo que mi madre ante la situación reacciona con un grito desgarrador, una mano despiadada me apretó fuertemente por los hombros y me encerró  en mi cuarto.
Nunca supe los días que estuve encerrada con una vieja sirvienta, para más tarde llevarme sin más a un internado. Aquellas evocaciones comenzaron sin piedad  a martillear  las sienes, haciendo que me doliera terriblemente la cabeza.
Desde entonces supe que la casa se encontraba vacía, y yo después de muchos años de ausencia vuelvo de donde salí con mis recuerdos, aquí, en este salón, sola, parezco una intrusa rodeado de muebles tapados que parecen espectros. La luz del atardecer entra tímida por una rendija de la ventana, yo me quedo dormida.
En mi duermevela no veo cómo una sombra se deslizaba por debajo de la puerta hacia mis pies, ante este virtual contacto experimento  una rara sensación que hace estremecer  mi cuerpo.
La lámpara del techo se pone en movimiento como su hubiera un seísmo, entonces al mirar creo ver que  el balanceo lo producía  una niña que subida en la lámpara me miraba con sonrisa malévola y con regocijo.
Recorro la vista por el salón queriendo encontrar  algo que me dijese lo que estaba pasando, pero sólo vi que en el sofá se encontraba una dama anciana, bien vestida haciendo crochet, y que con sus ojos profundos parecía vigilar con autoridad la estancia, una sirvienta entra con una bandeja que contenía una tetera  humeante, la dama mira el reloj de pared, mientras masculla  son las cinco de la tarde, y la visita que espero se retrasa.
 Esto la contraría.
El guarda de la finca, un hombre tullido con nariz aguileña y tez extremadamente pálida se acerca para comentarle algo a la chica de servicio, que inmediatamente se lo transmite a la señora, entonces sin miramientos la señora  le da un codazo en el estómago que le hace salir del salón sollozando.
Distraída  miro hacia arriba, y veo que la niña del columpio lamparín, se tocaba  la cabeza, me aterro al ver que la tenía partida por la mitad, poco después con sus manitas y como si de un juego se tratara se la recompone colocándose  los ojos que se encontraban fuera de sus órbitas, sus piernas partidas se movían sin control haciendo que sus huesos al chocar produjeran un sonido de castañuelas.
Una sombra que parecía encontrarse acurrucada en una esquina, con lentitud se pone en pie, se acerca a mí para posar su mano temblorosa y fría cómo un témpano sobre mi frente, un estremecimiento sacude mi cuerpo que se encontraba inerte.
El Clavicordio que solía tocar mi abuela, empezó a sonar, la melodía es dulce y pegadiza, que hace el ambiente agradable. El tío José se descuelga del cuadro, una vez fuera, se sienta en el sillón donde me encuentro yo sentada, mientras con parsimonia llena su pipa inundando con el aroma del tabaco  el salón.
Entonces veo cómo la familia se va reuniendo, uno a uno van llegando, ya están casi todos  no falta nadie, en esos momentos parece comenzar una gran fiesta, unos beben Jerez, otros juegan  al Mus, todos parecen henchidos de felicidad, pero, entonces miro cada rincón del salón y aterrada me doy cuenta de que faltaba yo, ¿acaso se habían olvidado de mí? Alguien pronuncia mi nombre, pero yo, no tengo voz para responder,  pero esa voz sigue insistiendo, al fin reacciono, en mi torpeza, dejo caer de mi bolsillo una pequeña bolsita que mi abuela me dejó al morir y llevaba conmigo. Pero en el instante en que la bolsa se abre al caer, en  ese instante, una nube de espeso polvo cósmico nos envolvió a todos.
La voz de la abuela, sonó alta y clara. AHORA YA, NI LA LUZ DEL SOL PODRÁ VENCER NUESTRA LEGÍTIMA OSCURIDAD.

FELIZ SEMANA SANTA PARA TODOS.





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