sábado, 11 de mayo de 2019

Ambición desmedida.

de la selva que cuando se encuentran en peligro, acaparan con avaricia todo lo que pueden aunque sepan que no tienen escapatoria.
En su observación y ante la forma de comportarse de estos individuos de la llamada clase política, se vuelven desalmados, urdiendo artimañas para hacerse con el poder, sin respetar la decisión de los pueblos, a pesar de que éstos  emitieran su voto, sólo para darles beneplácito para que pudieran  implantar el bienestar de todo un pueblo, pero estos incompetentes, en vez de cumplir sus promesas  solo se jactan de su poder, cuando es de todos sabido que sólo desean con su ambición desmedida el poder, para enriquecerse, sin pensar que los ciudadanos de a pie no son tan tontos como ellos piensan y, que saben lo que es el bien para una comunidad.
Uno de ellos, parece escuchar un ruido se acerca a la ventana, mira hacia fuera, Anna al percatarse de que quizás la habían visto, sale corriendo entonces encuentra una pequeña puerta tapada por zarzales que se encontraba escavada en la montaña, sin pensarlo se adentra en ella, pues intuyo  podía ser perseguida.
El techo de aquel túnel tenía la apariencia de un refugio, pues era tan estrecho y bajo, que le hizo caminar con la espalda encorvada, en realidad era demasiado estrecho, porque en su avance empezó a sufrir una angustiosa claustrofobia que  llegó a serle  insoportable.
Mientras se arrastraba por aquel estrecho agujero, pensó sonriendo…
Qué dolor de espalda deben estar sintiendo estos estirados hombres al perseguirla y, con ironía dijo en voz alta  ¿Les será fácil para estos delincuentes de guante blanco doblar la espalda?
Anna seguía con su loca huida, y entonces pudo ver un foco de claridad en el fondo que le hizo precipitarse hacia donde creyó podía ser una salida, pero cuando se acerca a aquella abertura que parecía dar salida a campo abierto, sus pies se quedan clavados en el suelo, se para en seco, se agacha, pues necesitaba saber qué era lo que había pisado, para que se quedara pegada al suelo inmovilizándola. Entonces ve que sus pies se habían quedado justos a la orilla de un precipicio que daba a una escarpada  pared vertical.
De pronto empezó a oír voces, aquel grupo de delincuentes parecían estar a punto de alcanzarla sus voces eran voces  enloquecidas devoradas  por la avaricia, en su locura parecían desconocer el peligro que les acechaba pero era más fuerte para ellos el no ser descubiertos, porque en su precipitada carrera no se percataron del precipicio que les esperaba y que si caían en él lo más probable era que este accidente acabara con sus ambiciones. Pero ellos ciegos y presos de la avaricia fueron  cayendo uno a uno al vacío.
Anna contemplaba sus caídas escondida un pequeño saliente de una roca, de pronto y ante sus ojos el campo se inundó de una claridad que casi eclipsó el horizonte, todo como por arte de magia desapareció, pues aquel túnel se derrumbó sobre el precipicio que hizo que se borrara toda prueba de que allí habían perecido unos hombres ambiciosos y sin escrúpulos.
Unas gotas de sudor empezaron a emanar de la frente de Anna que quizás si se hubiera encontrado en otras circunstancias este sudor se hubiera convertido en reflejos de plata a la luz de una plácida lámpara.
De pronto siente cómo una mano se posa en su hombro que le hace volver a la realidad, sonríe se encontraba dentro del coche.
No entendió nada de aquella pesadilla, pero… ¿Y si fuera verdad que aquel acantilado se hubiera tragado a esos delincuentes que sólo pensaban en medrar? Que con seguridad   nadie les echaría de menos, pues demostraban con su actitud una absoluta deslealtad hacia la ética establecida. Pero los chorizos y las chorizas dónde algunas-os llegan hasta a utilizar su cuerpo como reclamo para conseguir sus propósitos añadiendo extorsiones a todo aquel que no entra
No es extraño que estos seres que solo se preocupan de alimentar su avaricia, jugando sin decoro con el honor de sus subordinados a los que se encuentran su servicio,  haciéndoles firmar documentos que sólo les benefician a ellos. O tal vez creen estos jefecillos-as que  todo sigue igual que cuando el hombre vivía en cuevas ¿Se habrán olvidado de que ya no se viste la gente con burdas “pieles”? HÁ pero qué tonta, si ahora  lo que lo que más les mola a estos delincuentes.as es  vestir con trajes de Armani, porque eso es otra cosa.
 ¿O tal vez estos seres al creerse tan listos y tan poderosos pueden seguir haciendo trapicheos porque su inteligencia no les da para más al creerse intocables? La verdad es que al saberse ellos mismos superiores creen que sus subordinados carecen de inteligencia que es de la que ellos carecen,  pues siempre se  suelen equivocar, pues la ambición les ciega de tal manera que les pasa cómo al Tío Gilito que sus ojos sólo pueden ver con los ojos de la avaricia, haciendo con ello el retroceso colectivo de un país, decreciendo hasta crear pobreza. Algo que no se debe consentir,  porque  ellos con su cabeza hueca, solo se dedican a fabricarse una vida cómoda a costa del sudor de los demás.

 Esta actitud les hace ir contra corriente pues se equivocan de lleno al olvidarse de que estos pobres hombres y mujeres, que (Cómo ellos quieren creer) en su absoluta ignorancia que de la historia han olvidado un relato que después de dos mil años sigue vigente que Hubo una vez, un pequeño David que con una humilde honda, y de un golpe certero derrocó a un malvado y poderoso gigante llamado GOLIAT.







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