martes, 26 de junio de 2018

Eé motivos le incitaron a emprender ese viaje 2º Parte

Poco después y cuando se encontraba cerca de Santiago de Compostela, suspiró, al fin,  zona civilizada. Con el mapa en la mano, y siguiendo fielmente su lectura. Entonces se preguntó ¿Qué estoy haciendo aquí? De pronto se encuentra frente a frente con un edificio que es sin dudas un  icono del prerrománico, para Anna y en su contemplación supo que era el edificio más hermoso que había visto, se extasía ante la espléndida factura y ornamentación que representa, el edificio se hallaba   compuesto de dos pisos, en el superior se podía admirar un espléndido mirador abierto.
Alguien tras ella  le cuenta entre susurros, que antes que iglesia había sido el pabellón de caza  del rey Ramiro I
Anna alza su mirada hacia el piso superior. Entonces pudo ver algo que le pareció  inexplicable,  mira ansiosa a su alrededor buscando a su informador, pero había desaparecido, pero necesitaba saber algo sobre  lo que acababa de ver en aquel mirador, pues no llegaba a discernir,  si lo que había visto era una alucinación producida por el mágico entorno, o por el agotamiento.
Pero tras ella no había nadie, se encontraba sola. Entonces ¿quién pudo hablarle a su espalda? Intrigada miró hacia el horizonte para ver si lo localizaba. Pero  su mirada persuasiva se centró en aquella fachada de piedra grisácea y ennegrecida víctima de  las inclemencias del tiempo durante siglos.
Convencida de que era todo un hallazgo, se sienta en el suelo, para su mejor contemplación, sacando como conclusión, que la estructura era muy especial, pues había en ella unos motivos escultóricos que representaban diversos animales, que no le pareció nada raro al tratarse de su primitiva idea, como el de ser un coto de caza, pero había más detalles que le llamaron la atención, allí esculpidos se encontraban detalles orientales.
Anna no sabe cómo asimilar  la mezcla del prerrománico con algo oriental. De repente sus músculos se tensan, ante ella, y en el mirador apareció un personaje que se paseaba por el pórtico, sin duda era un caballero que calzaba medias de lana color azul, un  collar de gran tamaño colgaba de su cuello, la cabeza la cubría con un sombrero donde destacaba desde  lo alto de su copa una cinta que caía rozando su hombro, su jubón era  de mangas acuchilladas de llamativos colores como si fueran serpentinas de  colores verde y amarillo.
Anna ante aquella visión, no aceptaba creer que lo que estaba viendo fuera verdad; entonces mira más detenidamente, el caballero parecía estar esperando a alguien, pues sus pasos eran lentos entre los arcos, por su actitud parecía encontrarse en su casa. Anna observa que mete la mano en un pequeño bolso de metal que estaba sujeto por un cordón de seda a la cintura, de dónde saca un florín que deposita en la balaustrada, Anna cierra los ojos por unos instantes, necesitaba saber si todo lo que estaba contemplando era tan sólo producto de su imaginación, ¿o tal vez era lo que le hubiera gustado vivir a ella? pero, cuando abre los ojos , vio que alguien le ponía al caballero sobre sus hombros una capa larga hasta los pies Anna, sigue con interés este ritual sin mover un sólo músculo de su cuerpo, pero algo debió suceder, porque cuando el criado recoge el florín de la balaustrada, el caballero le dijo al criado algo al oído, y entonces los dos como si los hubieran descubierto infraganti, clavaron sus miradas inquisitivas en ella.
Se encontraba sentada en el suelo y, de repente sintió una gran excitación hasta creer que su cuerpo se había integrado con la tierra. No supo el tiempo que pudo pasar, pero cuando se levantó del suelo, se encontraba empapada, había comenzado a llover y no se había dado cuenta. Al levantarse, se encamina cómo una autómata hacia una pendiente, su cabeza parecía una batidora, pues no podía creer lo que había visto, pero una voz ronca la despierta de sus cavilaciones era  la de un hombre que con paso firme se acercaba a ella para ofrecerle su casa, entonces Anna  dedujo que era una buena oferta, pues necesitaba secar su ropa, lo mira, pero se quedó sorprendida cuando se dio cuenta de que su indumentaria no era de este siglo, ¿Por qué ese hombre vestía de esa guisa? ¿Estaría viendo a los actores de alguna representación vestidos cómo  los personajes de la comedia que más tarde sería representada cerca de donde ella se encontraba? Seguro, pensó. Entonces, el caballero, y el criado del mirador también podían  ser parte del elenco de actores.
De pronto el rostro de Anna se demudó cuando creyó haber encontrado lo que siempre supuso que era una quimera ¿De dónde le vino el impulso de hacer ese viaje?
Anna  como si hubiera tenido una visión transcendental mira confusa a su alrededor, el paisaje se mostraba perfecto tal y como había sido creado, el hombre, a dos pasos de ella, la observaba en silencio, y sin más le dijo inesperadamente, “si lo que está buscando es comprar una casa por estos parajes, yo le vendo la mía, le asegura que es ideal para usted”.
Anna lo mira incrédula por lo que acababa de oír y sigue con la vista la dirección que señalaba el hombre con su dedo índice, entonces descubrió una casa con fachada de piedra rectangular  de una sola planta, que se hallaba subida en cuatro pilares, sin dudas era un Hórreo, el hombre vuelve a decir, mi mujer y yo, se la vendemos.
¿Qué la venden? ¿Por qué?  El hombre sin más le dice, “este oxigeno es demasiado puro para mis pulmones”. ¿Es ese el único motivo?—dijo Anna-- Entonces inesperadamente se puso ante Anna, una mujer con aspecto de anciana, que amablemente le dice, ¿Quiere ver la casa? Anna desconcertada solo pudo decir, no dispongo de dinero para comprarla, el hombre se acerca más a Anna: ¿Cuánto dinero lleva encima? Anna sin salir de su asombro saca del bolsillo del pantalón un billete de cinco  euros, esto es todo lo que tengo. Anna creyó estar viendo alucinaciones cuando la mujer le arrebata de las manos el billete mientras le dice, la casa es suya. En unos segundos, aquel extraño matrimonio, desapareció pendiente abajo saltando mientras sus voces hacían eco en la montaña, ya es suya, ya es suya.

Anna se queda parada mientras siente que su cabeza se negaba a razonar.







martes, 19 de junio de 2018

Qué motivos le impulsaron a hacer este viaje

Aún faltaba una hora para que amaneciera cuando Anna aún dormida se encontraba inmersa en un estado de sobresalto, pues creyó de que flotaba en el Cosmos desde el cual pudo ver  una ciudad costera; curiosa por aquel influjo despertó, miró a su alrededor, todo le pareció tan diferente que tuvo la sospecha de que algo muy especial fue la causa de que hubiera perturbado su descanso; porque su casa, su ropa, todo le pareció extraño, creyendo por unos momentos que todo era irracional, pues no supo de dónde pudo venirle aquel extraño y repentino impulso que llegó a asustarla.  Nada más despertar supo que estaba siendo atraída por un poderoso y extraño imán, haciéndole que se sintiera atrapada por unas vibraciones raras que la arrastraban  insistentemente hacia un lugar nada verosímil inculcándole unos deseos  irrefrenables de emprender un viaje; un viaje que jamás había podido imaginar.
Poco después, más calmada y mientras tomaba un café sentada en uno de los taburetes ante la mesa de la cocina, descubrió que siempre había acariciado un sueño que le obsesionaba desde su más tierna edad, y que hasta esos momentos aún no había podido descifrar.
No supo cómo, pero, nada más tomarse el café, se vio metiendo sus enseres en una pequeña mochila; como no había previsto este viaje, supo que no tenía tiempo para despedidas, tan sólo sentía la necesidad de llegar al lugar donde creyó tenía que ir. Pues sin saberlo le había llegado la hora de cumplir su irrefrenable deseo, sin dudas era el momento idóneo, y oportuno, pues por esas fechas tenía pensado invertir sus días de ocio en hacer un viaje, ¿Pero de dónde le vino la idea repentina de ir  tras las huellas del Prerrománico?
Una hora después se encontraba saliendo de su casa cacereña con la mochila a la espalda, su corazón, al cerrar la puerta, le latía henchido por una emoción irrefrenable de aventura.
Días después caminaba por la vía empedrada de la Ruta de la Plata, atravesando senderos rurales, en aquella soledad sintió que su cabeza empezaba a recordar inesperadamente los conocimientos que adquirió junto a su padre, un reputado científico.
¿Por qué, tuvo que evocar en esos momentos su infancia junto a su padre?
Entonces tuvo la corazonada de que aquella soledad le hablaba de alguna manera y, en esos momentos supo que el destino la conducía inexorablemente a  descubrir algo que siempre le intrigo, y que tal vez su descubrimiento  pudiera darle sentido a lo que había visto y oído, cuando siendo una niña espiaba tras la puerta  del laboratorio a su padre.
 Días después de unas largas jornadas, se encontraba a las puertas de Villanueva de Arosa, callejea, por su parte más antigua, sabiendo que entre sus estrechas y laberínticas callejuelas, podía toparse con algún que otro tesoro prerrománico, que sin duda podían encontrarse camuflados y, disfrazados en viejas tabernas. Entra en una de ellas atraída por el entorno, su portada se le antojó como la entrada a un mundo inanimado oscuro y pétreo de los cuentos de terror. Una vez dentro se siente feliz, no entendiendo el motivo, pero sí supo que necesitaba sentirse arropada y protegida por aquellas centenarias paredes.
Anna pide al mozo que se encontraba tras la barra un vaso de vino fresco. Alguien, desde el otro extremo del mugriento mostrador, dice, refiriéndose a ella, qué, a refrescar el  “gaznate” ante esta incongruencia del desconocido, se hace la sorda, poco después y con el vaso en la mano, mira a su alrededor con detenimiento, aquel establecimiento era la calca exacta de las vivencias de la Edad Media Temprana. Esta observación de la que parecía haber sido objeto, empezó a inquietarla, entonces  busca con la mirada un rincón apartado donde pudiera observar sin ser observada. Una joven con saya larga, melena enmarañada y  escote generoso se le acercó a ella limpiándose las manos húmedas en el  delantal que lucía brillante por la mugre. Pero antes de que pudiera oír su voz, desapareció de su vista con la rapidez de un rayo. Anna, intenta dominar su escepticismo, pues creyó que le iba a contar algo la muchacha. En aquel establecimiento y en aquellos momentos sólo se encontraban tres personas que jugaban a las cartas, ella, observaba expectante desde la mesa de un rincón.
No había apurado el vaso de vino fresco, cuando cree ver atravesar por los gruesos muros de piedra a un ser incorpóreo, enseguida entendió que todo allí debía  tener una explicación razonable, estaba claro que lo que ahora era una tasca, había sido en otros tiempos una de las casa más poderosas de aquella época, que ahora estaba siendo depositaria de increíbles  vivencias  e historias que habían acumulado en ella sus antiguos moradores.
Cuando se levanta dispuesta para salir, la joven aparece de nuevo, se acerca a Anna. Con mirada suplicante le pide que la libere. Anna, la mira desconcertada, y sin más, salió a la calle; cuando se encuentra fuera de la taberna las piernas le temblaban.
 Busca alojamiento, no lo encuentra, entonces recuesta su cuerpo cansado a los pies de una cruz de piedra. Después de una noche de duermevela, al amanecer emprende el camino hacia un monte cuyo nombre desconocía. Mientras aquel camino se adentraba por una sucesión de sierras intrincadas y laberínticas casi inaccesibles. En su caminar Anna siente la sensación de estar vigilada, entonces aligera el paso al creer que no estaba sola. Se acercaba el ocaso, por primera vez desde que se adentró en aquel bosque siente miedo; de repente, sus ojos pudieron percibir una gran sombra que se movía entre los árboles, amparada por la precaria oscuridad, se asusta al tener casi la certeza de que se trataba de un animal enorme que parecía acecharla, el pánico la deja inmóvil, poco después y ante una gran incredulidad, oye un gemido seguido de un golpe que hace estremecer  el suelo, no tiene idea de lo que estaba sucediendo, sólo supo que un gran terror se apoderó de ella.
 Cuando reacciona, ve a lo lejos un punto de luz que pensó era su salvación, sus piernas emprendieron una loca carrera impacientada por poder llegar a ese punto que creyó haber visto, y que le pareció se encontraba en medio de aquel valle, un valle que se mostraba frondoso al estar tapizado de arbustos, Anna sigue caminando, lo hacía tan apresuradamente que el corazón parecía querer salir de su pecho para dejarla sin latidos y a merced del silencio más absoluto. Aquel bosque parecía estar allí, desde tiempos inmemoriales, sin lugar a dudas era hermoso, pues parecía que nunca había sido habitado por ningún ser humano.
Se siente cansada cuando tiene cerca la luz que vio a lo lejos, pero, cuando vio de que se trataba, desesperada, se dejó caer a los pies de un árbol, tan sólo eran luciérnagas tramposas que con la luz que irradiaban, hacían confundir al caminante extraviado.
Anna siguió caminando, ya no parecía tener prisas, desde lo alto de la montaña sintió que toda su energía se canalizaba, pero no sabía hacia dónde, pues ignoraba si era consciente o inconsciente  de lo que le estaba sucediendo al no saber definir que era aquella visión que tenía ante ella, porque desde donde se encontraba pudo ver a lo lejos un mar misterioso y profundo donde sus olas balanceaban un junco pequeño con su vela cuadrada, estaba construido con corteza de papiro, también, pudo apreciar que la embarcación estaba prevista de remos como si estuviera dispuesta para navegar.
 ¿Qué significado podía tener que estuviera aquel junco chino fondeado en una playa gallega, que fuera utilizada por los egipcios para navegar en la antigüedad por el Nilo?

Anna cree haber entrado peligrosamente en unos conocimientos que siempre supo que fue depositario su padre, el cual llamaba a su trabajo “ Conocimientos del saber oculto”. Entonces pudo sentir ante ese recuerdo que se encontraba en una dimensión  relativa, entonces el miedo que empezó a sentir en aquella taberna nada más entrar en Galicia le pareció no tener fin, pues, mirando a aquel mar impregnado de un intenso olor a salitre, mientras lo contemplaba le hizo ver aunque veladamente que en aquel junco sé escondía una amenaza, pues sus hipnóticas olas parecían festonear caprichosamente y con su espuma la orilla de la tierra, dejando a su paso un efímero encaje de plata.  







jueves, 14 de junio de 2018

LA Grieta Del Sótano Final

Y ese río se encontraba allí regando a  una ciudad sin nombre y, a punto de salir a la superficie, con la intención de anegar todo, al igual que lo estaban haciendo sus habitantes.
El Paleontólogo, después de mirar analíticamente lo sucedido,--dijo—acaso desconocías—refiriéndose al arquitecto—que, en este subsuelo donde ahora mismo nos encontramos es el reverso de lo invisible, todos se miran aterrados, sin saber de qué estaba hablando el Paleontólogo, y siguió diciendo, pues bajo esta grieta  se encuentra algo que jamás se debería haber descubierto, porque ahí dentro y, --dijo señalando con el dedo—hay unos seres que están viviendo un tiempo pretérito, que aunque no nos parezca creíble, en un tiempo no tan lejano en la historia de la humanidad, estos seres, han y están  permaneciendo  bajo nuestros pies desde hace siglos, no tienen la percepción de los tiempos como nosotros para ellos, no pasa.
Un murmullo les hizo temblar, una nueva oleada de esos seres se acercaban más y más hasta conseguir llegar a la grieta, las palabras que gritaban eran ininteligibles, antes de conseguir aferrarse a la grieta, estos seres retrocedieron, entonces de la grieta empezó a fluir una sustancia de un color indefinido…
¿Era tal vez sangre?
El Paleontólogo, enmudeció por unos momentos, todos esperaban con ansiedad que dijera algo que no fuera nefasto. Cuando reaccionó, y vio las miradas de los componentes de la brigada, dijo, esto no es nada nuevo para mí, pero, sólo lo sé por teoría, todos temblaron,  si, volvió a decir el Paleontólogo, esta situación es para que sintamos temor. Entonces uno de los técnicos empezó a sentirse mal sintiendo unos  espasmos vitales producidos por el miedo.
Cuando, al fin se sienten más calmados—si es que les era posible—dijo el arquitecto, intentando filosofar a su manera, estamos presenciando una marea de reflejos de las que suelen surgir  de las venas de la “vida” de los seres que viven en la oscuridad.
De pronto y de nuevo una algarabía de voces se acercaba una vez más peligrosamente hacia la abertura de la grieta, pero parecían no tener la oportunidad de escapar, pues dos de los obreros al intentar congraciarse con el arquitecto, se acercan a la grieta para calcular la manera de taparla cuanto antes, pero al ver lo que guardaba en sus entrañas, dan un paso atrás horrorizado, cuando uno de ellos pudo hablar—dijo—ahí abajo hay un pasado no hay personas, lo que se  guarda es un pasado perdido que nos está diciendo a gritos que junto con la muerte ellos también pueden despertar de este sueño, un sueño, del que algunos dicen, que no se despierta jamás.
Cuando precipitadamente salen todos del sótano deciden tapiar la puerta de salida, pero cuando la puerta se encontraba sellada, el capataz, hizo una exclamación que todos se pararon cómo si tuvieran los pies clavados, ante ellos otra grieta se estaba abriendo lentamente por la cual se podía ver un trazado de salida  que parecía un laberinto, era, según el arquitecto cuando lo vio cómo los laberintos de la antigüedad.  De nuevo ninguno  sabe qué hacer, ni que decirse, porque en medio de aquel laberinto, se podía ver una figura luchando, pero no era Teseo, era el rey Canuto que luchaba contra el Minotauro.
Aquello no podía ser cierto, era una historia para muchos increíble, pero allí se estaba produciendo una escena épica delante de ellos, pues los dos reyes que habitaron aquel palacio se encontraban  luchando ante ellos, por el poder de la eternidad.
Inmediatamente los sótanos se tapiaron con cemento de un grosor exorbitado para una pared.
Pero pocos londinenses saben de qué cada noche, y cuando la población duerme, de otra grieta más pequeña que quizás les pasó desapercibida a los vigilantes de mantenimiento del interior del palacio más hermoso y grande de la época, salían por aquella nueva grieta, mujeres y hombres para respirar y, rebuscar entre la basura su alimento, era su única manera de subsistir.
Y cuando ya se encontraban en la calle los técnicos y obreros que presenciaron aquel socavón, comentaron.
Lo que vimos ¿Acaso eran almas?
¿Serían seres del inframundo?
El Paleontólogo, con voz cansada contestó a la pregunta, son simplemente hombres y, mujeres desposeídos de todo aquello que puede ofrecer la vida, porque viven en mundos muertos porque ellos mismos son muertos vivientes.
Mientras se dirigían a sus casas cabizbajos y, pensativos por lo que acababan de vivir. No podían sospechar que ellos también ignoraban que, mientras la ciudad duerme, nadie sabe lo que puede  estar aconteciendo en el subsuelo, puede que hasta estos seres lleguen a estar debajo de sus camas y también puede llegar a tener donde tienen ellos ubicadas sus propias casas, un solar justo debajo  de donde reciben el calor de sus chimeneas.
 





miércoles, 6 de junio de 2018

La Greta del Sótano

En uno de los edificios más emblemáticos de la capital londinense, que es conocido por el nombre de Westminster, se dice que fue diseñado inicialmente para albergar al rey Eduardo el Confesor, según las crónicas del momento, cuando este palacio se encontraba dispuesto para ser ocupado por los reyes cómo residencia real, sucedió algo muy a tener en cuenta por los londinenses, pues cuando todo estaba preparado para la inauguración, el monarca decidió no habitarlo, toda la corte se extrañó de la decisión tomada, pues el palacio en su inmensa mole se encontraba equipado con las más modernas instalaciones del momento.
Enseguida entre los cortesanos empezaron a buscar la razón de la no ocupación del palacio por parte del rey, pues en su contenido albergaba mil habitaciones, tres kilómetros de corredores interminables, oscuros pasillos en zigzag…y, once patios…
¿Tal vez fue su grandeza la que intimidó al rey?
¿Por qué rechazó el vivir en uno de los palacios más grandes y hermosos de aquellas épocas conocido?
Desde aquel extraño rechazo por parte del rey, este inmueble tardó mucho tiempo en ser habitado, por aquel tiempo, el edificio tomó el nombre de Thomey Island, este nombre se le puso por encontrarse estratégicamente ubicado a orillas del río Támesis.
Pero cómo el tiempo pasaba y no se aclaraban los hechos de aquel rechazo, los cortesanos intrigados no  perdieron de vista los movimientos del rey, poco después, éste enfermó, y desde su lecho de muerte –dijo- que había desechado la idea de vivir en aquel palacio porque unos días antes de que la familia real hiciera su traslado, había tenido un sueño premonitorio. No dijo nada más, porque después de decir estas palabras su boca se cerró para siempre.
Aquella incógnita que quedó el rey al morir, soliviantó aún más a los cortesanos, que se negaron a asistir a las fiestas para lo que finalmente fue destinado el palacio y, que así  lo asignaron los ministros para acallar habladurías palaciegas y del pueblo, pero esto no satisfizo a la corte pues dejó de asistir a los eventos ante la ausencia de la familia real. Quedando así, por unos cuantos años deshabitado.
Eran tiempos oscuros y deprimentes para los desheredados pues se estaba definiendo lo que más tarde sería historia. Europa se encontraba en medio de los dos más grandes periodos, la Roma civilizadora que luchaba por el poder absoluto. La creatividad del Renacimiento, y lógicamente  Londres no se escapó de seguir de cerca estos movimientos dónde la opresión de los señores hacia los campesinos se hacía cada vez más inaguantable.
Pero tampoco se libró de la rebeldía de sus súbditos, pues los sin techo supieron encontrar su hábitat en el sitio más insospechado y acogedor de Londres.
Poco después de lo ocurrido, subió al trono Canuto el Grande, que no tuvo inconvenientes en habitar este bello y gran palacio. Era la época en la que se estaba construyendo la ciudad, que, más tarde y, ya establecida, se llamaría Londres.
Este rey, vivió en su reinado la más grande pandemia del reino, por las calles de los suburbios embarrados y pestilentes eran encontrados cadáveres amontonados que eran devorados por las ratas. Careciendo de medios para atajar aquella enfermedad este hecho hizo que se diezmara la población aún incipiente. Muchos años después de achacar la pandemia a las retas, se supo que las pulgas eran las causantes de la enfermedad ya, que eran transportadas por las ratas en su pelaje, haciendo que las pulgas  difundiera la enfermedad  a través de sus picaduras.
Hacía tiempo en que había terminado la Edad Media, cuando una mañana el encargado de la conservación del edificio, vio alarmado cómo justo debajo de las dos salas más importantes del edificio— donde hoy se alberga la Cámara de  los Lores, y la Cámara de los Comunes—se descubrió una enorme grieta que alarmó al personal de palacio, inmediatamente fue requerido con urgencia al arquitecto y conservador  de la entidad, que al llegar presenciar aquella grieta, temió por la integridad del edificio, y enseguida dispuso que una cuadrilla de albañiles ejecutaran una reparación urgente.
El arquitecto después de dar la orden de taponar aquella grieta se quedó pensativo ¿Habría quizás algún motivo oculto en la construcción del edificio para que precisamente se produjera aquella  grieta justo debajo de las dos salas más representativas del palacio?
Como era todo tan extraño, se convocó a un equipo de arquitectos, que se pusieron a estudiar la forma de tapar aquella grieta sin perjudicar los cimientos del edificio, y averiguar que podría haber sido la causa de aquella avería, todos indagaron de dónde podría venir su procedencia, pero al no ver ningún indicio, seguían sin salir de su asombro, lo que estaban viendo no se parecía en nada a las grietas que solían aparecer en los sitios húmedos—por encontrarse  a orillas del río Támesis—algunos  pensaron que el motivo no podía ser por la erosión del agua y del tiempo.
El arquitecto al mando, sube alarmado a uno de los despachos del edificio, pide que la centralita le ponga con una brigada de obreros especializados. Poco después de ser avisados se presentan en Picadilly  Circus, lo que había pedido, entre ellos se debían encontrar un Espeólogo y un Paleontólogo. Antes de que estos  llegaran, y mientras esperaba el arquitecto, en su observación ve una nueva quedad extraña que se encontraba  en el suelo, asustado por este nuevo hallazgo, le llamó la atención que en un impulso asomó la cabeza por la grieta, desde su descubrimiento quizás habrían pasado tan solo unos minutos, pero ésta  parecía crecer de tamaño, aquella visión hace sudar al arquitecto, aquello era un hallazgo de dudosa procedencia.
De pronto reacciona y manda al capataz que impida a los obreros seguir trabajando con las taladradoras, pues  hacía dos días  se encontraba una cuadrilla preparando el pavimento para un nuevo en solado.
El arquitecto en esos momentos cree saber de dónde provenía aquel desaguisado, se tranquiliza.
Mientras tanto y, ajeno a lo que pasaba dentro de aquella grieta, desconocía que dentro de aquella oquedad se encontraban unos seres que moraban dentro de sus entrañas,  que por unos momentos y al cese de la taladradora  sintieron una calma placentera y silenciosa.
 Poco después llegaron los técnicos al sótano, el arquitecto les invita a asomarse por la grieta, se asoman y, no podían creer lo que estaban viendo, allí en el subsuelo se encontraba una ciudad subterránea que parecía tener a sus habitantes en alerta, por las voces que se oían  se podía apreciar que todos corrían despavoridos y en todas direcciones sin destino fijo.
 Los técnicos se horrorizan, todo aquello lo había provocado  los movimientos vibratorios causado por la taladradora  poniéndolos en alerta, al creer que padecían un temblor desconocido, asustados vieron cómo las paredes de sus casas parecían haber tomado vida junto con el temblor de sus piernas al caminar, el Paleontólogo no sale de su asombro, y pide que de nuevo se pongan en funcionamiento las taladradoras, tenía que saber lo que en realidad se escondía bajo el suelo, este hecho hizo que aquella ciudad se agolpara sobre la grieta, saliendo del agujero una ingente cantidad de seres con la intención de escapar de aquel infierno.
Cuando los técnicos y obreros estupefactos presencian aquella escena, alguien gritó con desesperación, “ES UNA INVASIÓN INFRAHUMANA”
De repente comenzó a irse el caudal de un río cómo si fuera un torrente,  los técnicos que quedaban allí, se quedaron inmóviles, las piernas parecían negarse a caminar, por lo tanto, se encontraban prisioneros, no podían salir de allí, los albañiles, fueron los primeros que salieron despavoridos, mientras vociferaban a la salida que se había abierto una brecha oculta en el suelo por donde salían seres que parecían hijos de las ratas.

  En ello podía haber algo de realidad porque emergían de la oscuridad, y del  el río más temido que jamás ha existido, llamado Estígia, el único río que según la leyenda griega era capaz de comunicar el mundo de los muertos con el de los vivos.