sábado, 15 de mayo de 2021

El descibrimiento

desconocido, por lo tanto peligroso de manipular por inexpertos, la cual solo se  debía manejar  en  caso extremo, y solo por un experto según las circunstancias y el propósito del que la manipulara.

Anna aquella noche antes disponerse a descansar ya tenía preparada  una estrategia a seguir, pues supo que tan sólo tenía que enfrentarse a tres hombres, que estaba segura no dominaban aquellos parajes y, además se encontraba con ellos la cursi de su compañera.

 Al alba, Anna es la primera en aparecer por el único comedor que había en el poblado; bebió un sorbo de café muy caliente y, cuando se disponía a subir a la montaña, al salir del albergue, ve a los cuatro esquiadores subir ufanos la montaña dónde “ella” casualmente tenía previsto esperarlos en la cima. Una vez arriba tendría un encuentro que de antemano estuvo preparado por Anna, en lo más alto de la montaña.

Una vez arriba, para su compañera de laboratorio el verla fue una sorpresa inesperada, no obstante el encuentro entre las dos mujeres fue efusivo, entonces Anna aprovechando la favorable coyuntura, con gran amabilidad se brindó para enseñarle nuevas rutas por donde podían disfrutar de paisajes maravillosos; todo el grupo aceptó encantado, y se acercaron a ella para escuchar su propuesta, que, Anna al ver su disponibilidad, que sabía estaba concebida con inocencia fingida, entonces les propone un juego divertido haciéndoles creer que con este juego conseguirían que la adrenalina les subiera a tope al ser deslizados por la ladera que ella les propuso.

Anna se encaja en la espalda su mochila, a sabiendas  de  las intenciones de sus casuales compañeros de ruta, entonces observa que entre ellos había una mueca irónica de complicidad que aparentemente parecía una sonrisa, entonces la que tenía el apodo de “pija” le dijo, ¿piensas ir con esa pesada mochila? Parece que la has cargado demasiado; ---contestándole Anna---, no te preocupes no pesa nada, pues todo lo que traje metida en ella lo he tenido que tirar, al parecer no supe que los alimentos enlatados también se estropeaban cuando son manipulados.

 Todos la miraron como si fuera un cordero a punto del sacrificio.

Suben uno tras otro a la cima, desconociendo que se alejaban demasiado de la ruta por donde habitualmente transitan los esquiadores, de pronto se levanta una ventisca, el frío se empezaba a sentir intenso, la nieve se volvió dura, una vez arriba había que ser muy ágil para hacer un buen descenso con la nieve en esas condiciones. Deciden regresar aunque aún quedaba al menos dos horas para la puesta de sol.

Anna solícita, les indica a sus compañeros el punto donde reunirse, todos aceptan, uno de ellos masculla, ya estoy harto de tanta comedia, había que quitársela de en medio cuanto antes. El frío parecía haberse aliado con el viento, y dijo uno de ellos lamentándose por haber ido hasta allí, este tiempo no es nada bueno para mis huesos.

Poco después todos se encontraban al amparo de un bosque de coníferas, pero uno de ellos se da cuenta de la ausencia de Anna,  impacientes la buscan con la mirada, ella debía estar allí, pues había llegado el momento que tanto habían esperado. El viento cada vez más virulento, hacía agitar las ramas que dejaban caer la nieve dura sobre ellos, que hizo que tuvieran que taparse lo poco de cara  que tenían al descubierto con las manos.

De repente se empezó a oír como pisadas precipitadas de animales que hacían temblar el suelo, que por su estruendo parecían huir de algo, cuando quisieron darse cuenta de lo que estaba pasando un alud de nieve iba hacia ellos con la intención de sepultarlos, ante la catástrofe que se avecinaba, una manada de lobos hambrientos se dirigían hacia el bosque para refugiarse; entonces y el en el encuentro, de hombres con fieras, se formó una gran pelea que terminó en una terrible sangría que la nieve se ocupó de borrar.

Anna desde una atalaya en lo alto de la montaña vio el dantesco espectáculo, entonces  saca de su mochila aquel pedazo de piedra, que siempre estuvo con ella, y  frotándola con sus manos sintió tanto poder dentro de ella, que quiso desear todo lo que le rodeaba, la montaña en unos segundos se desmoronó, no dejando rastro de Anna, aquella mujer que por su ambición desmedida, no quiso compartir la sabiduría de aquella piedra, pues sin dudas fue mucho más malvada  que los que  querían arrebatársela.

Anna aquella mañana al despertar sintió que tenía un sabor amargo en la boca, se sentía rara, confusa, pone los pies descalzos en el suelo y, entonces al notar el frío del duro suelo, se dio cuenta de que la avaricia y la ambición no es ninguna utopía, pues puede encontrarse extendida entre los seres humanos de tal manera, que puede llegar a expandirse como la peste. Entonces al mirarse  al espejo, siente que no se reconoce, y se pregunta.

 ¿Por qué tengo que compartir algo que me puede dar todo el poder del mundo?

Una sonrisa diabólica se dibujó en su dulce rostro que parecía transformado.

¿Acaso aquella piedra que ella cogió del suelo, era tan benefactora como supuso en sueños?

¿O tal vez había cogido del suelo una piedra equivocada?

¿Acaso  ella no era la adecuada depositaria?

Aquella mañana mientras se dirigía al trabajo aún se encontraba confusa, una cornisa en mal estado se desprendió de una fachada por donde ella transitaba, una mano poderosa le hizo desviarse unos metros, aquella cornisa de piedra no era otra cosa que un aviso.

Entonces pensó que la piedra, sí tenía poderes, pues le hizo ver en sueños que el poder no es para enriquecerse sino para beneficiar a aquel que lo necesita.

Anna aquel fin de semana, al levantarse se montó en su coche y salió de Cáceres, en media hora se encontró  mirando el río Tajo desde la orilla, en un impulso tiró la piedra, pues sabía que el río la llevaría al mar, allí estaba segura que no la encontraría nadie…FIN




domingo, 2 de mayo de 2021

Eldescubrimiento 2º parte


Anna ante este contratiempo inesperado, empezó a sentir frio, de repente, divisa como si fuera una divina aparición un bosque de coníferas, se lanza hacia allí a velocidad vertiginosa mientras los esquíes sorteaban los arbustos casi milagrosamente, una vez se vio a salvo, clava las palas en la nieve, necesitaba saber dónde se encontraba exactamente, saca la brújula del bolsillo pero ésta extrañamente no parecía funcionar, pero la tranquilizó cuando recordó que según el mapa que había estudiado antes de su partida, se debía  encontrar cerca de un albergue, abre la mochila para sacar el mapa y estudiarlo, pero asombrosamente este no se encontraba en la mochila, intenta recordar el nombre del poblado, era importante para ella en esos momentos tener lucidez y no llegar al extremo de asustarse, pues en esos momentos debía mantener la calma. Pero sabía que existía un pequeño poblado a pesar de no recordar su nombre, pero por la situación, tenía que estar cerca.

 Se preocupó el pensar que  su memoria le estaba traicionando al no recordar nada.

De pronto, se rompe de nuevo el silencio, sus nervios se alteran al pensar que ya no podía disfrutar de aquella idílica panorámica, a pesar de haber estado preparando aquel viaje minuciosamente durante mucho tiempo y poder disfrutar de aquellos parajes en soledad, pero, para ella aquel ensueño, había perdido toda la magia que había soñado.

Pero de nuevo algo irrumpe en el ambiente, las ramas de los arbustos empezaron a estremecerse sin que hubiera una brizna de viento, Anna contiene la respiración, cuando de pronto oye cómo se acerca hacia ella el siseo de unas tablas que rozaban rápidas la nieve virgen, a su lado pasa casi rozando un esquiador que veloz atravesaba el bosque, este hecho parece tranquilizarla, pues debía encontrarse cerca de donde ella suponía.

Poco después, siguiendo los surcos que aquel esquiador dejó en la nieve, se encuentra en medio de la única calle del poblado. Busca un refugio ya era la hora de la cena el frío se empezó a tornar helador, no había nadie en la calle, tan solo se podían oír por los ventanucos las animadas conversaciones de los esquiadores que pronto se dispondrían a retirarse, pues a la mañana siguiente saldrían al amanecer para practicar su deporte favorito.

Cuando Anna se acerca para empujar la puerta de uno de los refugios sus piernas se quedaron varadas, las voces que se oían desde la calle parecían comentar  que tenían que encontrar a uno de los esquiadores que creían haber visto desde el aire mientras se deshacían de los cadáveres, aunque parecían no estar muy seguros de que éste esquiador pudiera haber visto algo.

De repente, alguien pronuncia el nombre de Anna” la habían visto” enseguida habló un tercero con voz de trueno, no penséis que hemos llegado hasta aquí, sólo para saber qué hace esta “listilla” en estos parajes helados, espero que después del trabajo que nos ha costado dar con ella, “ no se raje nadie”.

Eso no nos va a pasar, si somos nosotros los que la encontremos primero; aunque es más probable que la policía encuentre antes del anochecer los cadáveres al hacer la ronda, recordad que los pusimos en un sitio visible para que fuera visto por algún esquiador para que inmediatamente del hallazgo diera la alarma.

Si pero eso no ha sucedido, y ya es hora de que alguien hubiera dado la alarma.

Anna perpleja seguía escuchando la conversación, no cabe duda, dijo uno que tenía la voz aflautada, creo que cuando  encuentren los cadáveres saldrán en su busca, pues las pruebas que hemos quedado son más que suficientes para culparla del doble asesinato.

Anna no podía seguir escuchando más, y cruza la calle buscando un refugio lo más lejos posible de aquel lugar donde se encontraban los hombres que parecían buscarla, porque aunque no les había visto la cara, por la forma de expresarse tenía  una vaga idea de quienes podían ser.

Anna una vez se aloja  en la cabaña, que se encontraba en la punta opuesta de donde había escuchado aquella conversación, intenta serenarse, tenía que pensar en alguna estrategia para poder salir airosa de aquella trampa en la que le habían metido

 ¿Pero quién?

Aquella noche no pide nada para la cena, solo necesitaba silencio para meditar, tenía que hacer todo lo posible para saber quiénes eran aquellos hombres que iban a por ella, y después de haber visto cómo desde un helicóptero tiraban dos cuerpos, que sin dudas habían sido asesinados antes de tirarlos, ahora estaba segura que el próximo cadáver sería el de ella

 ¿Y si esos dos cadáveres que había visto tirar desde el helicóptero  eran sus dos compañeros de investigación?

Estos pensamientos le hacen temblar, ¿y si la piedra que ella encontró a los pies de la pirámide llegara a estar en posesión de esos desalmados? Necesitaba relajar la tensión, pues no le dejaba ser coherente por lo que le estaba sucediendo, más tarde pensaría cómo elaborar la forma de salir airosa de ese atolladero en el que alguien la había metido.

Abre la mochila, necesitaba saber si todo aquello que necesitaba para atravesar una de las más escarpadas montañas, se encontraba en orden, pues tenía la intención de atravesar una de las laderas más peligrosas, y así  llegar hasta los más arriesgados picos de la sierra. Mientras pensaba en el itinerario a seguir, sus manos empezaron a temblar, sobre todo cuando va sacando de la mochila las viandas y utensilios que tenía que utilizar en caso de emergencia, pero en la mochila no había nada de lo que había guardado antes de su partida, las latas de carne en conserva se encontraban vacías, el detector de avalanchas se encontraba sin pilas, el airbag lo encontró con los cordones de seguridad rotos.

Anna no sabe que podía haber pasado, pues desde que cargó la mochila con los accesorios necesarios, estaba segura que no la había tocado nadie, su desconcierto iba en aumento cuan de pronto oye el tintineo de unos tacones por el pasillo, no podía creer lo que estaba pasando, allí en plana montaña una mujer taconeaba, con el oído tras la puerta, percibe una risa cantarina que le hiela la sangre, y al mismo tiempo le devuelve a la realidad, sin duda era ella, su compañera de sección, una inútil que tan sólo hacía a la perfección el trabajo del flirteo con los jefes.

Esa pécora la había seguido, ¿qué motivos le habían llevado hasta allí?

 ¿Sería para hacerla culpable de un delito que no había cometido?

 Ahora empezaba a entender, pues sin dudas ella era el artífice de aquella trama urdida contra su persona, pero ¿quién había tenido la osadía de hurgar en su mochila? Quien fuera que fuese, lo que había  estado buscado era la piedra que ella había guardado en una simple bolsa de plástico dentro de la  caja de seguridad.

 Anna no sabe por qué pero se relaja, al recordar que ella misma la cogió de la caja de seguridad,  junto con el frasquito que contenía el resultado de la investigación, y lo guardó dentro de la caja de arena  donde dormía su minino, esto fue dos horas antes de emprender aquel viaje.

  Pero en su estado de excitación no podía pensar, dudaba de su capacidad para recordar dónde podía haber guardado el resultado de su investigación, siendo  esta  una sustancia muy importante, pues supo le dio vida a su gato… vuelve a rebuscar en la mochila, su estado a cada momento se hacía más excitado, mete por quinta vez la mano, al momento respira aliviada, en uno de los pliegues del fondo se encontraba el pequeño tubo junto a la piedra, respira aliviada, también se encontraba el pequeño pergamino que contenía un texto antiguo muy importante, porque en el cual se  daba la explicación de cómo ser manipulada aquella sustancia en el caso de que se tuviera que ser manejada para sacar de ella sus efectos positivos. Porque esta sustancia, ( según decía el pergamino que encontró después de mucho buscar por las librerías de anticuarios)  la piedra estaba compuesta de un  mineral

Seguirá