jueves, 29 de junio de 2023

Para todos


Hola amigos todos: ¿ya os estáis tostando al sol?

 Me alegro, os recuerdo que bajo el parasol os sugiero que en vez de pensar en cosas que no sean de ocio, os recomiendo que la mejor opción tener un libro a mano que haga volar la fantasía. Yo os recomiendo TODO COMENZÓ EN MIELEC, UN AGENTE LLAMADO SCOTT O, y SI LO QUE DESEAIS ES PASEAR POR LONDRES, LEED, EL ALMA DEL UNIVERSO. SOLO EN AMAZON. De Teresa Sánchez Romero.

Pero mi última novela Jazmín la podéis pedir en cualquier librería si os encontráis en Cáceres en PLEYADES. Una aventura que no podréis olvidar. Os aseguro que las vacaciones os parecerán diferentes. Gracias por seguir LOS RELATOS DE TERESA, pues creo que estoy batiendo el récord de visitas en estos días playeros y camperos.

Un saludo grande, y felices vacaciones.  



domingo, 25 de junio de 2023

Al otro lado del espejo 2º parte

 Recuesto la cabeza en el respaldo del sofá, mientras pensaba que lo más indignante de todo era, que al parecer nadie sabía cómo parar esta tremenda atrocidad.

Paseo por el pasillo murmurando, al parecer vivimos en un mundo donde los locos y, los descerebrados andan a sus anchas, aunque al parecer los políticos dicen que ya habían empezado las negociaciones para hallar la manera de  atajar este desatino, al ser éste un especial caso después de casi ochenta años de paz en Europa.

 Los implicados en los conflictos, estos casos saben cómo empezar un acto bélico, pero ninguno tiene la fórmula para atajarlo, pues una vez ha comenzado, es difícil encontrar los medios para atajarlo, ya que todo al parecer se basa en los intereses creados por parte de los políticos, y de las Naciones, por esa razón me parece  muy serio que algunos contertulianos del momento en las radios y televisiones se luzcan haciéndose notar diciendo cosas que no van a ninguna parte, incendiando con sus comentarios discordantes las emisoras de radio, que no se sabe la razón para que hacen esos comentarios diarios, pues sólo distorsionan con alarmas innecesarias a una audiencia que se encuentra  estresada por los acontecimientos, pero ellos lo hacen para hacer crecer su ego diciendo sandeces de algo que ignoran, pero que a todos nos concierne.

Anna se siente pesarosa después de haber colgado el teléfono a su amiga. Y coge el teléfono, marca el número para hablar de nuevo con ella.

¿Te sucede algo? Dijo alarmada me habías colgado.

Perdona, no fue esa mi intención,  en realidad te llamaba para decirte que estoy muy asustada; hace tan sólo unos minutos han llamado dos hombres a mi puerta, si hubieras visto el aspecto que tenían te hubieras asustado como lo he hecho yo.

¿Cómo eran?

Pues algo así como si hubieran vivido los horrores de una guerra.

¿Dime qué aspecto tenían?

No sé cómo describirlos, pero me pareció por su delgadez, que se encontraban famélicos, esqueléticos.

¿Te pidieron algo?

No les di tiempo a que hablasen pues les cerré la puerta.

Al colgar el teléfono tuve que sentarme, algo grave estaba pasando, pero al parecer yo inconscientemente, tampoco deseaba involucrarme en ello.

Con la mente hecha un lío, salgo a la calle, pues de pronto supe que no podía soportar la soledad, y como una autómata mis pasos o tal vez mi mente hicieron que me dirigiera a la Ciudad Monumental y caminar por la misma calle por donde vi pasar aquel carro tirado por aquellos jamelgos o eran, pencos.

Entonces pensé mientras pisaba aquellos cantos rodados milenarios.

¿Y si lo que está ocurriendo fuera una conspiración urdida por unos cuantos para hundir Europa?

¿Hasta ésos límites  llega la ambición del hombre?

¿De dónde les viene ese deseo irrefrenable a estos orates, cómo querer dominar el mundo?

¿O es que desean ser dioses?

¿Acaso ignoran estos descerebrados de que el hombre nunca podrá llegar a ser un dios? Pues en su locura olvidan que es solo eso, un hombre hecho de barro que cuando cae de su pedestal se deshace como lo hace la mantequilla al fuego.

Y pienso  ¿Por qué no se preocupan estos sátrapas que llegan a ser presidentes de una Nación en  leer un poco más de historia para no volver a cometer los mismos errores? ¿O es que ignoran que al repetirlos solo pueden traer aún más destrucción?

No supe cómo pudo suceder pero cuando paseaba bajo la penumbra de las farolas de pronto la calle se inundó de una espesa niebla, las luces de las farolas ante tanta niebla parecían agonizantes, y ésta al ser tan húmeda parecía llorar lágrimas que calaba mis huesos.

 Al mismo tiempo que me preguntaba dónde me encontraba, un espantoso ruido me hizo temblar, pues pude oír como si los edificios a mi alrededor se derrumbaran uno tras otro, iluminando con la atroz claridad de las bombas lo derruido, era como si quisieran mostrar al mundo de lo que podían ser capaces sin llegar a pensar en la gente que lo sufría, mientras  tanto yo seguía caminando como si aquello no fuera conmigo, pues los gritos y llantos se multiplicaban por doquier entonces pensé.

 ¿Acaso me encontraba en el Averno de Dante?, pero yo seguía diciéndome, todo es mentira, no puede ser verdad en el siglo XXI, debe ser uno de esos sueños no  indeseados que por serlos son aún más crueles.

En eso pude ver cómo la gente salía corriendo de una bocacalle parecían despavoridas, era mucha, mucha gente que en su desenfrenada carrera  parecían buscar cobijo en algún lugar, pero que yo no veía ninguno, los sigo con la vista por curiosidad, hasta verlos  llegar a una puerta a ras de suelo que parecía ser un sótano oscuro que por su aspecto parecía ser mugriento, aquella puerta  cuando la miré parecía que hacía mucho tiempo había quedado en desuso.

Me acerco, hago la intención de entrar sólo para saber qué era lo que pasaba, pero un brazo fuerte se interpone ante mí que me lo impidió, al parecer no era digna de entrar en aquel refugio, pues no hacía nada  para aliviar el dolor de los que sufrían.

Me alejo de aquel lugar con el corazón contrito, y mientras caminaba, en unos segundos me di cuenta de que había olvidado todo lo que acababa de pasar, mi cabeza se encontraba vacía.

La verdad es que yo al parecer siempre fui así, pues para mí el sufrimiento de los demás no es que me afectase mucho, ya que siempre me acomodé para ser una mera espectadora, pues a mí, no me podía pasar nada, y razoné de manera egoísta para qué preocuparse por lo que esté pasando lejos de mi entorno, como diría el humorista “Esta guerra no es mía”.

Continuará...




martes, 20 de junio de 2023

Al otro lado del espejo

Al otro lado del espejo

 

 

 

No sé qué es lo que  me pasa, me encuentro confusa, y es cuando me vienen a la memoria unos recuerdos, que… creo que me encontraba paseando por la Ciudad monumental de mi mágico Cáceres, quizás aquel día me sentía influenciada por las noticias de los sucesos que estaban acaeciendo en el mundo. Pues nos estaban bombardeando por todos los medios de comunicación con una aterradora noticia, se trataba de una repentina invasión a una Nación llamada Ucrania, que según los informadores  había sido invadida por los rusos, ante esta noticia me intranquilicé, pero de lo que sí estoy segura es de que ante este recuerdo quise dar tranquilidad a mi alma durante mi aparente y, tranquilo paseo, pero no fue así porque de pronto y ante mí apareció un carro que parecían ser de los años cincuenta, entonces me percaté de que a duras penas era tirado por un par de jamelgos escuálidos que avanzaban lentamente y sin apenas resuello subían el repecho de la calle Ancha de la Ciudad Monumental; creo que me sorprendió ver el sufrimiento de estos animales que parecían subsistir milagrosamente al tirar a duras penas de aquella carga.

Mientras contemplaba el carro, no sé qué fue lo que pasó, pues la calle se encontraba desierta a esas horas,  en eso me crucé con dos hombres, me fijo en ellos porque me parecieron por su aspecto que estaban famélicos al igual que aquellos animales que acababa de ver, pero enseguida me olvido de aquellos dos hombres al desaparecer de mí vista.

 Y al llegar a este punto, y  sin saber el motivo, giro mi cuerpo  para seguir con la mirada a donde podía dirigirse aquel carro, pues tuve la intuición de que cargaba con algo que parecía ser demasiado pesado. Pero en unos segundos me encontré distraída, el carro desapareció de mi vista, que a la sazón apresuré mis pasos, y busqué con afán a mi alrededor hasta encontrar una cochera, pero ésta se encontraba cerrada y, ante este enigma, resignada, seguí mi paseo pues no había conseguido encontrar respuesta alguna a aquel extraño suceso, pero no obstante quedé  intrigada al no poder saber dónde podía haber entrado aquel carro para que desapareciera tan repentinamente, pues al parecer se esfumo ante mis ojos.

Desorientada, intento recomponer mi cabeza, pero de pronto noto que una mano se posa en mi hombro, era una mano fuerte, dura, como la piedra que pretende aplastar la espiga madura  para convertirla en harina. Este hecho me empequeñeció; de repente se oyeron unas risas discordantes que parecían salir de detrás de una de las rejas de uno de los palacios que conforman el conjunto monumental, y  no sé cómo pero pude distinguir la voz de un  hombre que decía; silencio, a mí nadie me discute las órdenes y, ahora voy a hacer lo que siempre deseé; aquellas palabras arrogantes me desconcertaron pues fueron dichas en un tono de soberbia intolerante.

 Ante la inclemencia y crueldad de aquellas duras palabras, sin saber a quién eran dirigidas, yo sentí una opresión en el pecho que creí asfixiarme y, fue cuando mi sexto sentido me hizo pensar de que aquella voz era tan firme y, poderosa que podía ser capaz de hacer cualquier cosa por hacer realidad su capricho. Pues después de aquella voz, sólo se oyó un profundo silencio escalofriante, que sólo fue roto por los llantos y lamentos de niños y, ancianos.

Poco después despierto, y  por consiguiente me relajo al saber que sólo había sido un mal sueño y, a la sazón me doy cuenta de que tenía la televisión encendida, entonces pongo toda mi atención en saber de qué estaba hablando el locutor,  en esos momentos se encontraba dando las noticias del día anunciando a bombo y platillo, que Europa iba a entablar conversaciones sobre lo que estaba ocurriendo en Ucrania. Y que por primera vez la noticia estaba siendo documentada por imágenes y secuencias de lo que estaba sucediendo en aquella Nación en directo. Yo me quedé sentada sin dilucidar qué era lo que estaba viendo en realidad, pues sobrecogida ante la pantalla  pude ver cómo unos carros eran tirados por pencos que avanzaban lentamente con su pesada carga por una calle donde el pavimento se encontraba sembrado de barro y  cascotes, y fue cuando pensé horrorizada que lo que estaba contemplando era lo que momentos antes había soñado y, que ahora lo estaba presenciando el mundo entero; pues aquellos carros al parecer iban cargados de cadáveres.

 ¿Era todo un desatino?

Y tras esta información de desconcierto, creo que se corrió ante mis ojos una sutil cortina disfrazada de silencio como tranquilizante, mientras tanto Europa esperaba con ansiedad la solución del conflicto; pero sin éxito.

Cambio de programación y,  a continuación  en otra televisión el reportero comenzaba  a  mostrar casas y, edificios derruidos por las bombas.

 Me quedé pensativa, por unos momentos no supe dónde me encontraba.

Una vez reaccioné sobre lo que en realidad estaba pasando, me dirigí a la cocina, y con avidez bebí un vaso de agua, pero aquel desasosiego no parecía remitir, pues en esos momentos llamaron a la puerta, abro y, ante mí se encontraban dos hombres famélicos, el corazón se me aceleró, eran aquellos mismos hombres que vi en mi sueño, los miro asombrada; me piden ayuda, pero yo al verlos me asusto y, sin saber cómo reaccionar les cierro la puerta, mientras siento mi ansiedad va en aumento, me tengo que sentar, me encontraba mareada, lo que me estaba pasando era nuevo para mí y, creí no poder aguantarlo, mientras me dirigía al salón para descansar en el sofá, el timbre del teléfono me sobresalta, lo cojo asustada.

 ¿Anna te has enterado por las noticias de lo que está pasando?

 ¿De qué noticias me hablas? Dije aún conmocionada ante la visión que tuve de aquellos hombres que llamaron a mí puerta.

Después de hablar unos minutos con mi amiga, me pareció todo lo que hablamos era tan extraño que creí encontrarme  en otra Galaxia, pero lo más descarnado de la noticia para mí  es que era verdad lo que se estaba viviendo en este mundo llamado “civilizado” al parecer era como si todo fuera una película de ciencia ficción, pues ante las cámaras aparecían  como si fuera el fotograma de una película, lo que estaba ocurriendo dando a entender a los demás mortales que al estar tan lejos no nos concernía y estar acaeciendo esta aberración en un punto muy lejano de nuestro país; y que al ser algo tan  inconcebible en el siglo XXI se hubiera producido la invasión a un pueblo, por un presidente con ansias de poder descerebrado.

Un silencio por mi parte hizo que mi amiga se enojase.

¿Me escuchas?, pero yo en esos momentos inconscientemente ya había colgado el teléfono.
SEGUIRÁ