Recuesto la cabeza en
el respaldo del sofá, mientras pensaba que lo más indignante de todo era, que al
parecer nadie sabía cómo parar esta tremenda atrocidad.
Paseo por el pasillo murmurando, al parecer vivimos en un
mundo donde los locos y, los descerebrados andan a sus anchas, aunque al parecer
los políticos dicen que ya habían empezado las negociaciones para hallar la
manera de atajar este desatino, al ser éste un especial caso después de casi ochenta años de paz en Europa.
Los implicados en los conflictos, estos casos saben cómo
empezar un acto bélico, pero ninguno tiene la fórmula para atajarlo, pues una
vez ha comenzado, es difícil encontrar los medios para atajarlo, ya que todo al
parecer se basa en los intereses creados por parte de los políticos, y de las
Naciones, por esa razón me parece muy
serio que algunos contertulianos del momento en las radios y televisiones se
luzcan haciéndose notar diciendo cosas que no van a ninguna parte, incendiando con sus comentarios discordantes las emisoras de radio, que no se sabe la razón para
que hacen esos comentarios diarios, pues sólo distorsionan con alarmas innecesarias a una
audiencia que se encuentra estresada por
los acontecimientos, pero ellos lo hacen para hacer crecer su ego diciendo sandeces
de algo que ignoran, pero que a todos nos concierne.
Anna se siente pesarosa después de haber colgado el teléfono
a su amiga. Y coge el teléfono, marca el número para hablar de nuevo con ella.
¿Te sucede algo? Dijo alarmada me habías colgado.
Perdona, no fue esa mi intención, en realidad te llamaba para decirte que estoy muy
asustada; hace tan sólo unos minutos han llamado dos hombres a mi puerta, si
hubieras visto el aspecto que tenían te hubieras asustado como lo he hecho yo.
¿Cómo eran?
Pues algo así como si hubieran vivido los horrores de una
guerra.
¿Dime qué aspecto tenían?
No sé cómo describirlos, pero me pareció por su delgadez, que
se encontraban famélicos, esqueléticos.
¿Te pidieron algo?
No les di tiempo a que hablasen pues les cerré la puerta.
Al colgar el teléfono tuve que sentarme, algo grave estaba
pasando, pero al parecer yo inconscientemente, tampoco deseaba involucrarme en
ello.
Con la mente hecha un lío, salgo a la calle, pues de pronto
supe que no podía soportar la soledad, y como una autómata mis pasos o tal vez
mi mente hicieron que me dirigiera a la Ciudad Monumental y caminar por la
misma calle por donde vi pasar aquel carro tirado por aquellos jamelgos o eran, pencos.
Entonces pensé mientras pisaba aquellos cantos rodados
milenarios.
¿Y si lo que está ocurriendo fuera una conspiración urdida
por unos cuantos para hundir Europa?
¿Hasta ésos límites
llega la ambición del hombre?
¿De dónde les viene ese deseo irrefrenable a estos orates,
cómo querer dominar el mundo?
¿O es que desean ser dioses?
¿Acaso ignoran estos descerebrados de que el hombre nunca
podrá llegar a ser un dios? Pues en su locura olvidan que es solo eso, un
hombre hecho de barro que cuando cae de su pedestal se deshace como lo hace la
mantequilla al fuego.
Y pienso ¿Por qué no
se preocupan estos sátrapas que llegan a ser presidentes de una Nación en leer un poco más de historia para no volver a
cometer los mismos errores? ¿O es que ignoran que al repetirlos solo pueden
traer aún más destrucción?
No supe cómo pudo suceder pero cuando paseaba bajo la
penumbra de las farolas de pronto la calle se inundó de una espesa niebla, las
luces de las farolas ante tanta niebla parecían agonizantes, y ésta al ser tan húmeda
parecía llorar lágrimas que calaba mis huesos.
Al mismo tiempo que me
preguntaba dónde me encontraba, un espantoso ruido me hizo temblar, pues pude
oír como si los edificios a mi alrededor se derrumbaran uno tras otro,
iluminando con la atroz claridad de las bombas lo derruido, era como si
quisieran mostrar al mundo de lo que podían ser capaces sin llegar a pensar en
la gente que lo sufría, mientras tanto yo
seguía caminando como si aquello no fuera conmigo, pues los gritos y llantos se
multiplicaban por doquier entonces pensé.
¿Acaso me encontraba
en el Averno de Dante?, pero yo seguía diciéndome, todo es mentira, no puede
ser verdad en el siglo XXI, debe ser uno de esos sueños no indeseados que por serlos son aún más crueles.
En eso pude ver cómo la gente salía corriendo de una
bocacalle parecían despavoridas, era mucha, mucha gente que en su desenfrenada
carrera parecían buscar cobijo en algún
lugar, pero que yo no veía ninguno, los sigo con la vista por curiosidad, hasta
verlos llegar a una puerta a ras de suelo que parecía ser un sótano oscuro que por su aspecto parecía ser mugriento,
aquella puerta cuando la miré parecía
que hacía mucho tiempo había quedado en desuso.
Me acerco, hago la intención de entrar sólo para saber qué era
lo que pasaba, pero un brazo fuerte se interpone ante mí que me lo impidió, al
parecer no era digna de entrar en aquel refugio, pues no hacía nada para aliviar el dolor de los que sufrían.
Me alejo de aquel lugar con el corazón contrito, y mientras
caminaba, en unos segundos me di cuenta de que había olvidado todo lo que
acababa de pasar, mi cabeza se encontraba vacía.
La verdad es que yo al parecer siempre fui así, pues para mí el
sufrimiento de los demás no es que me afectase mucho, ya que siempre me acomodé
para ser una mera espectadora, pues a mí, no me podía pasar nada, y razoné de manera egoísta para qué
preocuparse por lo que esté pasando lejos de mi entorno, como diría el humorista
“Esta guerra no es mía”.
Continuará...