domingo, 25 de junio de 2023

Al otro lado del espejo 2º parte

 Recuesto la cabeza en el respaldo del sofá, mientras pensaba que lo más indignante de todo era, que al parecer nadie sabía cómo parar esta tremenda atrocidad.

Paseo por el pasillo murmurando, al parecer vivimos en un mundo donde los locos y, los descerebrados andan a sus anchas, aunque al parecer los políticos dicen que ya habían empezado las negociaciones para hallar la manera de  atajar este desatino, al ser éste un especial caso después de casi ochenta años de paz en Europa.

 Los implicados en los conflictos, estos casos saben cómo empezar un acto bélico, pero ninguno tiene la fórmula para atajarlo, pues una vez ha comenzado, es difícil encontrar los medios para atajarlo, ya que todo al parecer se basa en los intereses creados por parte de los políticos, y de las Naciones, por esa razón me parece  muy serio que algunos contertulianos del momento en las radios y televisiones se luzcan haciéndose notar diciendo cosas que no van a ninguna parte, incendiando con sus comentarios discordantes las emisoras de radio, que no se sabe la razón para que hacen esos comentarios diarios, pues sólo distorsionan con alarmas innecesarias a una audiencia que se encuentra  estresada por los acontecimientos, pero ellos lo hacen para hacer crecer su ego diciendo sandeces de algo que ignoran, pero que a todos nos concierne.

Anna se siente pesarosa después de haber colgado el teléfono a su amiga. Y coge el teléfono, marca el número para hablar de nuevo con ella.

¿Te sucede algo? Dijo alarmada me habías colgado.

Perdona, no fue esa mi intención,  en realidad te llamaba para decirte que estoy muy asustada; hace tan sólo unos minutos han llamado dos hombres a mi puerta, si hubieras visto el aspecto que tenían te hubieras asustado como lo he hecho yo.

¿Cómo eran?

Pues algo así como si hubieran vivido los horrores de una guerra.

¿Dime qué aspecto tenían?

No sé cómo describirlos, pero me pareció por su delgadez, que se encontraban famélicos, esqueléticos.

¿Te pidieron algo?

No les di tiempo a que hablasen pues les cerré la puerta.

Al colgar el teléfono tuve que sentarme, algo grave estaba pasando, pero al parecer yo inconscientemente, tampoco deseaba involucrarme en ello.

Con la mente hecha un lío, salgo a la calle, pues de pronto supe que no podía soportar la soledad, y como una autómata mis pasos o tal vez mi mente hicieron que me dirigiera a la Ciudad Monumental y caminar por la misma calle por donde vi pasar aquel carro tirado por aquellos jamelgos o eran, pencos.

Entonces pensé mientras pisaba aquellos cantos rodados milenarios.

¿Y si lo que está ocurriendo fuera una conspiración urdida por unos cuantos para hundir Europa?

¿Hasta ésos límites  llega la ambición del hombre?

¿De dónde les viene ese deseo irrefrenable a estos orates, cómo querer dominar el mundo?

¿O es que desean ser dioses?

¿Acaso ignoran estos descerebrados de que el hombre nunca podrá llegar a ser un dios? Pues en su locura olvidan que es solo eso, un hombre hecho de barro que cuando cae de su pedestal se deshace como lo hace la mantequilla al fuego.

Y pienso  ¿Por qué no se preocupan estos sátrapas que llegan a ser presidentes de una Nación en  leer un poco más de historia para no volver a cometer los mismos errores? ¿O es que ignoran que al repetirlos solo pueden traer aún más destrucción?

No supe cómo pudo suceder pero cuando paseaba bajo la penumbra de las farolas de pronto la calle se inundó de una espesa niebla, las luces de las farolas ante tanta niebla parecían agonizantes, y ésta al ser tan húmeda parecía llorar lágrimas que calaba mis huesos.

 Al mismo tiempo que me preguntaba dónde me encontraba, un espantoso ruido me hizo temblar, pues pude oír como si los edificios a mi alrededor se derrumbaran uno tras otro, iluminando con la atroz claridad de las bombas lo derruido, era como si quisieran mostrar al mundo de lo que podían ser capaces sin llegar a pensar en la gente que lo sufría, mientras  tanto yo seguía caminando como si aquello no fuera conmigo, pues los gritos y llantos se multiplicaban por doquier entonces pensé.

 ¿Acaso me encontraba en el Averno de Dante?, pero yo seguía diciéndome, todo es mentira, no puede ser verdad en el siglo XXI, debe ser uno de esos sueños no  indeseados que por serlos son aún más crueles.

En eso pude ver cómo la gente salía corriendo de una bocacalle parecían despavoridas, era mucha, mucha gente que en su desenfrenada carrera  parecían buscar cobijo en algún lugar, pero que yo no veía ninguno, los sigo con la vista por curiosidad, hasta verlos  llegar a una puerta a ras de suelo que parecía ser un sótano oscuro que por su aspecto parecía ser mugriento, aquella puerta  cuando la miré parecía que hacía mucho tiempo había quedado en desuso.

Me acerco, hago la intención de entrar sólo para saber qué era lo que pasaba, pero un brazo fuerte se interpone ante mí que me lo impidió, al parecer no era digna de entrar en aquel refugio, pues no hacía nada  para aliviar el dolor de los que sufrían.

Me alejo de aquel lugar con el corazón contrito, y mientras caminaba, en unos segundos me di cuenta de que había olvidado todo lo que acababa de pasar, mi cabeza se encontraba vacía.

La verdad es que yo al parecer siempre fui así, pues para mí el sufrimiento de los demás no es que me afectase mucho, ya que siempre me acomodé para ser una mera espectadora, pues a mí, no me podía pasar nada, y razoné de manera egoísta para qué preocuparse por lo que esté pasando lejos de mi entorno, como diría el humorista “Esta guerra no es mía”.

Continuará...




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