domingo, 15 de agosto de 2021

¿Estamos controñados?

La puerta de aquella casa se encontraba siempre cerrada, la luz que se veía desde la ventana  era mortecina permaneciendo toda la noche encendida, era un pueblo pequeño, pero nunca llegaron a saber sus pocos habitantes quien habitaba aquella casa de aspecto ruinoso, solo y de vez en cuando se paraba ante la casa un coche de carrocería antigua de un negro acharolado, pero nadie vio bajar del coche a nadie, solo paraba unos minutos para poco después desaparecer por uno de los caminos de tierra poco transitado, que solo conducía a una aldea casi desierta, donde solo los rumores decían  que tenía un habitante, al cual nadie osaba visitar.

Una mañana que se había desencadenado un fuerte viento que hacía crujir la vieja madera de las ventanas, Anna la única maestra en treinta kilómetros cuadrados, al llegar al pueblo, y no tener alumnos que enseñar, por causa del mal tiempo, entonces y sin pensarlo decidió volver a su casa, pero al pasar por la calle donde se encontraba la casa misteriosa, se atrevió llamar a la puerta con los nudillos de la mano, tímidamente, y como no tenía contestación, hizo unas cuantas llamadas más, pero cuando estaba a punto de sucumbir, la puerta empezó a abrirse lentamente mientras crujían los goznes que parecían un lamento.

Anna duda antes de entrar mira con curiosidad por la ranura de la puerta entreabierta, cuando una de pronto pudo oír una voz amable que parecía invitarla a pasar, Anna antes de entrar  dirige su mirada en todas direcciones por si estaba siendo observada, y al no ver a nadie, empujó la puerta  y entró.

Sentado en un sillón confortable se encontraba un hombre  que como saludo – dijo--No tengas miedo, soy viejo, mucho más que este siglo, por lo tanto carezco de fuerza física  para atacarte, Anna ante estas palabras se tranquiliza y, entonces el hombre comenzó una narración que Anna escuchó con atención de pie y a unos metros de él.

El hombre comenzó de esta manera.

Yo creo que tenía siete años  cuando por primera vez entré en esta casa, sí, mi memoria de viejo en este instante me trae recuerdos de cómo mi abuelo cada noche tocaba para que me durmiera un tambor, pidiéndome que le llamara” Don Nicanor por solo tocar el tambor” y, siguió diciendo, nunca me dejaron salir  de esta casa, pero yo me encontraba informado desde que tuve uso de razón, de todo lo que pasaba  en el mundo exterior.

He visto sin estar allí, la Puerta del Sol madrileña, he paseado  por las calles Mayor y Arenal, he comido ricos caramelos de la confitería “La pajarita” que se encontraba en Carretas, también he visto cómo a toda velocidad pasaban por mi lado los ómnibus tirados por cuatro caballos, también berlinas ocupadas por políticos que iban al congreso, lujosos Landós cruzando a toda velocidad las calles… Un silencio hizo que Anna reaccionara ante este inesperado relato.

El hombre con los ojos cerrados seguía hablando, parecía haber sido transportado a un mundo imaginario. Los sábados por la tarde la reina regente Mª Cristina y el rey aún menor, iban a Atocha para asistir  a la solemne salve  de fines de semana, que por supuesto yo también me encontraba allí.

Recuerdos…Recuerdos, que solo son recuerdos de algo que nunca viví pero… y levantándose del sillón se acercó a Anna que al contemplar su estatura retrocedió unos pasos.

El hombre y como si no hubiera percibido el gesto de Anna, preguntó ¿Sabe señorita si ha empezado bien este siglo?, y sin esperar respuesta, “hay” que daría yo por  ver de nuevo mi Madrid, ese Madrid del alma mía que tanto añoro. Ahora cuando cuento…bueno, es preferible no decir la edad que tengo porque puede que te asustes y eches a correr. Anna cada vez que el hombre hablaba entendía menos.

 Creo que asistí a fiesta de la coronación del rey Alfonso XIII, y creo si mal no recuerdo que este evento acaeció en 1902, que más tarde después de su boda, con la inglesa Victoria Eugenia, que cuando regresaban de San Jerónimo. Y cuando el séquito pasaba por la calle Mayor se perpetró un atentado contra la real carroza, aquello fue tremendo para el pueblo de Madrid sobre todo para los que estuvimos allí presentes.

El hombre mira a Anna mientras paseaba por la habitación moviendo sus largas piernas con dificultad. Entonces-dijo-mal inicio para un matrimonio regio ¿Crees acaso que este atentado pudo ser un anticipado de lo que iba a ser más tarde una frustración de la familia real? Lo comento porque más tarde murió Sagasta, Silvela entrega su ministerio a Maura, mientras es asesinado Canalejas, y este asesinato se perpetró cuando se encontraba escrutando el escaparate de una librería en la misma puerta del Sol, ya sé que por ahora hay gentes nuevas en el gobierno, tengo oído que son de diferente calaña, la verdad es que todo parece haber cambiado pero por supuesto un cambio nada drástico, bueno ya te he dicho que no soy de este siglo, pero me preocupa…

Anna no se atreve a preguntar.

Una campanada que llega desde el jardín hace callar al hombre unos instantes, pero enseguida se recompone, y con voz amable le invita a seguirle, y entran en un hermoso jardín, entonces se vuelve hacia ella para decirle, Anna, te invito a almorzar ¿por que tengo entendido que se llama Anna verdad? Y mientras recorrían la estrecha vereda del jardín le dice de sopetón, tú crees que con tantas crisis económicas y políticas en el mundo puede llegar a subsistir decentemente un pueblo, un País, se para unos segundos parece reflexionar, entonces pregunta.

 Crees Anna  de veras que puede haber alguna esperanza  de poner fin a tanta política decadente, yo dría hasta de bajo coste, y que está demostrándose  que todo lo que está sucediendo no sirve nada más que para desmoralizar al pueblo.

Anna ya no escuchaba solo temblaba ante la sabiduría de aquel hombre, pues daba a entender que sabía demasiado de los entresijos de los políticos.

¿Quién era en realidad ese hombre?

Al llegar al centro del jardín Anna pudo comprobar que en medio de éste se encontraba una mesa alargada dispuesta para dos comensales, Anna espera a que el hombre le indique donde sentarse, pues tenía el presentimiento de que allí debía haber más personas, pero ¿Por qué había solo dos servicios de mesa?

El hombre con un gesto le pide sentarse frente a él, de pronto la mesa fue cubierta por una nube  que hacía imposible la visibilidad de los dos comensales, una vez pasado este incidente Anna se percata de que le habían servido el primer plato, ante la mirada atenta del hombre mete la cuchara en el plato de sopa, pero cuando la mete en la boca siente que la sopa parece tener vida al tocar su paladar, entonces desconfiada abandona la cuchara en el plato, pero como si la cuchara estuviera  hechizada, ésta seguía llevándole el contenido del plato a la boca.

DEGUIRÁ




miércoles, 4 de agosto de 2021

La terraza


LA TERRAZA

 

Aquella tarde espléndida de primavera, al atardecer me siento en el balcón cómo tenía por costumbre, para deleitarme escuchando los sones de una trompeta que parecía venir de una terraza situada frente a mí casa, este sonido, envolvía mis sentidos con sus notas, entonces, observé  que  la luna asomaba por el horizonte antes de tiempo, y que se paraba encima de la azotea que parecía con su quietud disfrutar cómo lo hacía yo de aquella melodía.

Una tarde que no tenía nada que hacer, me senté en mi terraza y me quedé e embelesado escuchando las notas que salían de aquella trompeta, no supe el tiempo que transcurrió, porque quedé preso de un sopor tan profundo que hizo que me transportara hasta uno de los rincones de aquella terraza, en esos momentos no supe si era  realidad o ficción, pero desde mi otero pude ver un atril repleto de partituras, también había una silla en la cual descansaba una trompeta, tan reluciente que parecía de oro, un grupo de jóvenes se encontraban sentados en el suelo parecían esperar impacientes  a que comenzara el concierto.

De pronto vi cómo aparecía la luna, que con su foco de mercurio ilumino la tarima donde se encontraba el atril, al instante apareció el director, vestido con un impecable chaqué, llevaba su batuta en la mano, se sitúa frente al atril, mira las partituras, el silencio se hizo patente en aquella terraza, el director al dar un suave toque en el atril, la trompeta se posicionó frente al director y comenzó a emitir una tras otra unas notas que fueron creciendo de tono hasta hacer vibrar a los espectadores.

La luna aquella noche no se movió como suele hacer, prefirió escuchar aquellos sones celestiales, y cuando todo era armonía, una nube grisácea inesperada apareció tapando la luna, que hizo romper el hechizo.

Pronto, todo se convirtió en tenebrosa oscuridad, los espectadores comenzaron a protestar, en unos minutos aquel remanso de paz se convirtió en desastre, el aullido de un lobo se dejó escuchar al estar encaramado en lo alto de una cercana colina, esto empeoró la situación, entonces el público despavorido emprende una carrera frenética hacia la nada, no querían ser devorados por aquella fiera.

Yo desde mi otero no entendía bien lo que estaba sucediendo, solo supe que la luna se había ocultado tras la nube amenazadora ¿De dónde salió esa nube? Las estrellas tan bellas como cobardes también huyeron quedando el cielo sin su fulgor haciendo que la noche se volviera tenebrosa.

De repente se empezaron a oír risas grotescas que helaban la sangre; allí y frente al atril impávido se encontraba el director de orquesta, parecía esperar a que terminara aquel maleficio, pero de pronto la terraza se llenó de seres extraños sucios y harapientos, emitiendo palabras mal sonantes, pero el director de orquesta, seguía quieto ante el atril, un individuo vestido de negro y delgado cómo un lápiz, intenta quitarle la batuta al director de orquesta, pero él solo lo mira impasible, ante esta indiferencia, este individuo se irrita, entonces coge la trompeta, se la lleva a la boca pero la boquilla ardía con un calor sobre natural, entonces este individuo, con rabia sopló y sopló hasta que el instrumento emitió un sonido que al ser tan estridente hizo estremecer los muros de la terraza, entonces aquel individuo  comenzó a gritar como in poseso al notar sus labios quemados y  tímpanos reventados.

Mientras tanto, la trompeta desde el suelo emitió un agudo sonido.

Pero algo sucedió, porque de repente,  la luna comenzó a crecer hasta eclipsar a la negra nube, poco después aparecieron las estrellas, y con ellas todo se iluminó, enseguida, aparecieron unos seres vestidos de luz que descendieron de un rayo que, en unos segundos limpiaron la terraza.

Todo el mal había desaparecido. ¿Qué fue lo que sucedió?  ¿Habría sido una interferencia de espíritus malignos que impedía de este modo que las almas elevadas  pudieran gozar de la música?

Y de nuevo pude contemplar cómo la luna volvió a inundar la terraza con su potente foco de luz, también pude contemplar cómo las estrellas titilaban de alegría por poder contemplar el concierto. Aquella noche fue de veras una noche mágica pues la trompeta parecía tocarla un serafín.

Después de  aquella noche, supe el valor de la música, y también aprendí  el poder que puede tener la mente sobre la materia.

Entonces recordé a mi hermano, con su trombón de vara alzándolo al cielo, para deleite del firmamento.

¿Fue acaso un sueño? Una ilusión, amor a lo bello…

FINAL