miércoles, 4 de agosto de 2021

La terraza


LA TERRAZA

 

Aquella tarde espléndida de primavera, al atardecer me siento en el balcón cómo tenía por costumbre, para deleitarme escuchando los sones de una trompeta que parecía venir de una terraza situada frente a mí casa, este sonido, envolvía mis sentidos con sus notas, entonces, observé  que  la luna asomaba por el horizonte antes de tiempo, y que se paraba encima de la azotea que parecía con su quietud disfrutar cómo lo hacía yo de aquella melodía.

Una tarde que no tenía nada que hacer, me senté en mi terraza y me quedé e embelesado escuchando las notas que salían de aquella trompeta, no supe el tiempo que transcurrió, porque quedé preso de un sopor tan profundo que hizo que me transportara hasta uno de los rincones de aquella terraza, en esos momentos no supe si era  realidad o ficción, pero desde mi otero pude ver un atril repleto de partituras, también había una silla en la cual descansaba una trompeta, tan reluciente que parecía de oro, un grupo de jóvenes se encontraban sentados en el suelo parecían esperar impacientes  a que comenzara el concierto.

De pronto vi cómo aparecía la luna, que con su foco de mercurio ilumino la tarima donde se encontraba el atril, al instante apareció el director, vestido con un impecable chaqué, llevaba su batuta en la mano, se sitúa frente al atril, mira las partituras, el silencio se hizo patente en aquella terraza, el director al dar un suave toque en el atril, la trompeta se posicionó frente al director y comenzó a emitir una tras otra unas notas que fueron creciendo de tono hasta hacer vibrar a los espectadores.

La luna aquella noche no se movió como suele hacer, prefirió escuchar aquellos sones celestiales, y cuando todo era armonía, una nube grisácea inesperada apareció tapando la luna, que hizo romper el hechizo.

Pronto, todo se convirtió en tenebrosa oscuridad, los espectadores comenzaron a protestar, en unos minutos aquel remanso de paz se convirtió en desastre, el aullido de un lobo se dejó escuchar al estar encaramado en lo alto de una cercana colina, esto empeoró la situación, entonces el público despavorido emprende una carrera frenética hacia la nada, no querían ser devorados por aquella fiera.

Yo desde mi otero no entendía bien lo que estaba sucediendo, solo supe que la luna se había ocultado tras la nube amenazadora ¿De dónde salió esa nube? Las estrellas tan bellas como cobardes también huyeron quedando el cielo sin su fulgor haciendo que la noche se volviera tenebrosa.

De repente se empezaron a oír risas grotescas que helaban la sangre; allí y frente al atril impávido se encontraba el director de orquesta, parecía esperar a que terminara aquel maleficio, pero de pronto la terraza se llenó de seres extraños sucios y harapientos, emitiendo palabras mal sonantes, pero el director de orquesta, seguía quieto ante el atril, un individuo vestido de negro y delgado cómo un lápiz, intenta quitarle la batuta al director de orquesta, pero él solo lo mira impasible, ante esta indiferencia, este individuo se irrita, entonces coge la trompeta, se la lleva a la boca pero la boquilla ardía con un calor sobre natural, entonces este individuo, con rabia sopló y sopló hasta que el instrumento emitió un sonido que al ser tan estridente hizo estremecer los muros de la terraza, entonces aquel individuo  comenzó a gritar como in poseso al notar sus labios quemados y  tímpanos reventados.

Mientras tanto, la trompeta desde el suelo emitió un agudo sonido.

Pero algo sucedió, porque de repente,  la luna comenzó a crecer hasta eclipsar a la negra nube, poco después aparecieron las estrellas, y con ellas todo se iluminó, enseguida, aparecieron unos seres vestidos de luz que descendieron de un rayo que, en unos segundos limpiaron la terraza.

Todo el mal había desaparecido. ¿Qué fue lo que sucedió?  ¿Habría sido una interferencia de espíritus malignos que impedía de este modo que las almas elevadas  pudieran gozar de la música?

Y de nuevo pude contemplar cómo la luna volvió a inundar la terraza con su potente foco de luz, también pude contemplar cómo las estrellas titilaban de alegría por poder contemplar el concierto. Aquella noche fue de veras una noche mágica pues la trompeta parecía tocarla un serafín.

Después de  aquella noche, supe el valor de la música, y también aprendí  el poder que puede tener la mente sobre la materia.

Entonces recordé a mi hermano, con su trombón de vara alzándolo al cielo, para deleite del firmamento.

¿Fue acaso un sueño? Una ilusión, amor a lo bello…

FINAL

 



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