Y ese río se encontraba allí
regando a una ciudad sin nombre y, a
punto de salir a la superficie, con la intención de anegar todo, al igual que
lo estaban haciendo sus habitantes.
El Paleontólogo, después de mirar
analíticamente lo sucedido,--dijo—acaso desconocías—refiriéndose al arquitecto—que,
en este subsuelo donde ahora mismo nos encontramos es el reverso de lo
invisible, todos se miran aterrados, sin saber de qué estaba hablando el Paleontólogo,
y siguió diciendo, pues bajo esta grieta
se encuentra algo que jamás se debería haber descubierto, porque ahí
dentro y, --dijo señalando con el dedo—hay unos seres que están viviendo un
tiempo pretérito, que aunque no nos parezca creíble, en un tiempo no tan lejano
en la historia de la humanidad, estos seres, han y están permaneciendo bajo nuestros pies desde hace siglos, no
tienen la percepción de los tiempos como nosotros para ellos, no pasa.
Un murmullo les hizo temblar, una
nueva oleada de esos seres se acercaban más y más hasta conseguir llegar a la
grieta, las palabras que gritaban eran ininteligibles, antes de conseguir
aferrarse a la grieta, estos seres retrocedieron, entonces de la grieta empezó
a fluir una sustancia de un color indefinido…
¿Era tal vez sangre?
El Paleontólogo, enmudeció por
unos momentos, todos esperaban con ansiedad que dijera algo que no fuera
nefasto. Cuando reaccionó, y vio las miradas de los componentes de la brigada,
dijo, esto no es nada nuevo para mí, pero, sólo lo sé por teoría, todos
temblaron, si, volvió a decir el
Paleontólogo, esta situación es para que sintamos temor. Entonces uno de los
técnicos empezó a sentirse mal sintiendo unos espasmos vitales producidos por el miedo.
Cuando, al fin se sienten más
calmados—si es que les era posible—dijo el arquitecto, intentando filosofar a
su manera, estamos presenciando una marea de reflejos de las que suelen
surgir de las venas de la “vida” de los
seres que viven en la oscuridad.
De pronto y de nuevo una algarabía
de voces se acercaba una vez más peligrosamente hacia la abertura de la grieta,
pero parecían no tener la oportunidad de escapar, pues dos de los obreros al
intentar congraciarse con el arquitecto, se acercan a la grieta para calcular
la manera de taparla cuanto antes, pero al ver lo que guardaba en sus entrañas,
dan un paso atrás horrorizado, cuando uno de ellos pudo hablar—dijo—ahí abajo
hay un pasado no hay personas, lo que se guarda es un pasado perdido que nos está
diciendo a gritos que junto con la muerte ellos también pueden despertar de
este sueño, un sueño, del que algunos dicen, que no se despierta jamás.
Cuando precipitadamente salen
todos del sótano deciden tapiar la puerta de salida, pero cuando la puerta se
encontraba sellada, el capataz, hizo una exclamación que todos se pararon cómo
si tuvieran los pies clavados, ante ellos otra grieta se estaba abriendo
lentamente por la cual se podía ver un trazado de salida que parecía un laberinto, era, según el
arquitecto cuando lo vio cómo los laberintos de la antigüedad. De nuevo ninguno sabe qué hacer, ni que decirse, porque en medio
de aquel laberinto, se podía ver una figura luchando, pero no era Teseo, era el
rey Canuto que luchaba contra el Minotauro.
Aquello no podía ser cierto, era
una historia para muchos increíble, pero allí se estaba produciendo una escena
épica delante de ellos, pues los dos reyes que habitaron aquel palacio se
encontraban luchando ante ellos, por el
poder de la eternidad.
Inmediatamente los sótanos se
tapiaron con cemento de un grosor exorbitado para una pared.
Pero pocos londinenses saben de qué
cada noche, y cuando la población duerme, de otra grieta más pequeña que quizás
les pasó desapercibida a los vigilantes de mantenimiento del interior del
palacio más hermoso y grande de la época, salían por aquella nueva grieta,
mujeres y hombres para respirar y, rebuscar entre la basura su alimento, era su
única manera de subsistir.
Y cuando ya se encontraban en la
calle los técnicos y obreros que presenciaron aquel socavón, comentaron.
Lo que vimos ¿Acaso eran almas?
¿Serían seres del inframundo?
El Paleontólogo, con voz cansada
contestó a la pregunta, son simplemente hombres y, mujeres desposeídos de todo
aquello que puede ofrecer la vida, porque viven en mundos muertos porque ellos
mismos son muertos vivientes.
Mientras se dirigían a sus casas
cabizbajos y, pensativos por lo que acababan de vivir. No podían sospechar que
ellos también ignoraban que, mientras la ciudad duerme, nadie sabe lo que
puede estar aconteciendo en el subsuelo,
puede que hasta estos seres lleguen a estar debajo de sus camas y también puede
llegar a tener donde tienen ellos ubicadas sus propias casas, un solar justo
debajo de donde reciben el calor de sus
chimeneas.
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