jueves, 14 de junio de 2018

LA Grieta Del Sótano Final

Y ese río se encontraba allí regando a  una ciudad sin nombre y, a punto de salir a la superficie, con la intención de anegar todo, al igual que lo estaban haciendo sus habitantes.
El Paleontólogo, después de mirar analíticamente lo sucedido,--dijo—acaso desconocías—refiriéndose al arquitecto—que, en este subsuelo donde ahora mismo nos encontramos es el reverso de lo invisible, todos se miran aterrados, sin saber de qué estaba hablando el Paleontólogo, y siguió diciendo, pues bajo esta grieta  se encuentra algo que jamás se debería haber descubierto, porque ahí dentro y, --dijo señalando con el dedo—hay unos seres que están viviendo un tiempo pretérito, que aunque no nos parezca creíble, en un tiempo no tan lejano en la historia de la humanidad, estos seres, han y están  permaneciendo  bajo nuestros pies desde hace siglos, no tienen la percepción de los tiempos como nosotros para ellos, no pasa.
Un murmullo les hizo temblar, una nueva oleada de esos seres se acercaban más y más hasta conseguir llegar a la grieta, las palabras que gritaban eran ininteligibles, antes de conseguir aferrarse a la grieta, estos seres retrocedieron, entonces de la grieta empezó a fluir una sustancia de un color indefinido…
¿Era tal vez sangre?
El Paleontólogo, enmudeció por unos momentos, todos esperaban con ansiedad que dijera algo que no fuera nefasto. Cuando reaccionó, y vio las miradas de los componentes de la brigada, dijo, esto no es nada nuevo para mí, pero, sólo lo sé por teoría, todos temblaron,  si, volvió a decir el Paleontólogo, esta situación es para que sintamos temor. Entonces uno de los técnicos empezó a sentirse mal sintiendo unos  espasmos vitales producidos por el miedo.
Cuando, al fin se sienten más calmados—si es que les era posible—dijo el arquitecto, intentando filosofar a su manera, estamos presenciando una marea de reflejos de las que suelen surgir  de las venas de la “vida” de los seres que viven en la oscuridad.
De pronto y de nuevo una algarabía de voces se acercaba una vez más peligrosamente hacia la abertura de la grieta, pero parecían no tener la oportunidad de escapar, pues dos de los obreros al intentar congraciarse con el arquitecto, se acercan a la grieta para calcular la manera de taparla cuanto antes, pero al ver lo que guardaba en sus entrañas, dan un paso atrás horrorizado, cuando uno de ellos pudo hablar—dijo—ahí abajo hay un pasado no hay personas, lo que se  guarda es un pasado perdido que nos está diciendo a gritos que junto con la muerte ellos también pueden despertar de este sueño, un sueño, del que algunos dicen, que no se despierta jamás.
Cuando precipitadamente salen todos del sótano deciden tapiar la puerta de salida, pero cuando la puerta se encontraba sellada, el capataz, hizo una exclamación que todos se pararon cómo si tuvieran los pies clavados, ante ellos otra grieta se estaba abriendo lentamente por la cual se podía ver un trazado de salida  que parecía un laberinto, era, según el arquitecto cuando lo vio cómo los laberintos de la antigüedad.  De nuevo ninguno  sabe qué hacer, ni que decirse, porque en medio de aquel laberinto, se podía ver una figura luchando, pero no era Teseo, era el rey Canuto que luchaba contra el Minotauro.
Aquello no podía ser cierto, era una historia para muchos increíble, pero allí se estaba produciendo una escena épica delante de ellos, pues los dos reyes que habitaron aquel palacio se encontraban  luchando ante ellos, por el poder de la eternidad.
Inmediatamente los sótanos se tapiaron con cemento de un grosor exorbitado para una pared.
Pero pocos londinenses saben de qué cada noche, y cuando la población duerme, de otra grieta más pequeña que quizás les pasó desapercibida a los vigilantes de mantenimiento del interior del palacio más hermoso y grande de la época, salían por aquella nueva grieta, mujeres y hombres para respirar y, rebuscar entre la basura su alimento, era su única manera de subsistir.
Y cuando ya se encontraban en la calle los técnicos y obreros que presenciaron aquel socavón, comentaron.
Lo que vimos ¿Acaso eran almas?
¿Serían seres del inframundo?
El Paleontólogo, con voz cansada contestó a la pregunta, son simplemente hombres y, mujeres desposeídos de todo aquello que puede ofrecer la vida, porque viven en mundos muertos porque ellos mismos son muertos vivientes.
Mientras se dirigían a sus casas cabizbajos y, pensativos por lo que acababan de vivir. No podían sospechar que ellos también ignoraban que, mientras la ciudad duerme, nadie sabe lo que puede  estar aconteciendo en el subsuelo, puede que hasta estos seres lleguen a estar debajo de sus camas y también puede llegar a tener donde tienen ellos ubicadas sus propias casas, un solar justo debajo  de donde reciben el calor de sus chimeneas.
 





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