desconocido, por lo tanto peligroso
de manipular por inexpertos, la cual solo se debía manejar en caso extremo, y solo por un experto
según las circunstancias y el propósito del que la manipulara.
Anna aquella noche antes disponerse a
descansar ya tenía preparada una estrategia
a seguir, pues supo que tan sólo tenía que enfrentarse a tres hombres, que
estaba segura no dominaban aquellos parajes y, además se encontraba con ellos la
cursi de su compañera.
Al alba, Anna es la primera en aparecer por el
único comedor que había en el poblado; bebió un sorbo de café muy caliente y,
cuando se disponía a subir a la montaña, al salir del albergue, ve a los cuatro
esquiadores subir ufanos la montaña dónde “ella” casualmente tenía previsto
esperarlos en la cima. Una vez arriba tendría un encuentro que de antemano estuvo
preparado por Anna, en lo más alto de la montaña.
Una vez arriba, para su compañera de
laboratorio el verla fue una sorpresa inesperada, no obstante el encuentro entre las dos
mujeres fue efusivo, entonces Anna aprovechando la favorable coyuntura, con
gran amabilidad se brindó para enseñarle nuevas rutas por donde podían
disfrutar de paisajes maravillosos; todo el grupo aceptó encantado, y se acercaron a ella para escuchar su
propuesta, que, Anna al ver su disponibilidad, que sabía estaba concebida con inocencia fingida, entonces les propone un juego divertido haciéndoles
creer que con este juego conseguirían que la adrenalina
les subiera a tope al ser deslizados por la ladera que ella les propuso.
Anna se encaja en la espalda su mochila, a sabiendas de las intenciones de sus casuales compañeros de ruta,
entonces observa que entre ellos había una mueca irónica de complicidad que
aparentemente parecía una sonrisa, entonces la que tenía el apodo de “pija” le dijo,
¿piensas ir con esa pesada mochila? Parece que la has cargado demasiado; ---contestándole
Anna---, no te preocupes no pesa nada, pues todo lo que traje metida en ella lo
he tenido que tirar, al parecer no supe que los alimentos enlatados también se
estropeaban cuando son manipulados.
Todos la miraron como si fuera un cordero a
punto del sacrificio.
Suben uno tras otro a la cima, desconociendo que se alejaban demasiado de la ruta por donde habitualmente
transitan los esquiadores, de pronto se levanta una ventisca, el frío se
empezaba a sentir intenso, la nieve se volvió dura, una vez arriba había que
ser muy ágil para hacer un buen descenso con la nieve en esas condiciones.
Deciden regresar aunque aún quedaba al menos dos horas para la puesta de sol.
Anna solícita, les indica a sus
compañeros el punto donde reunirse, todos aceptan, uno de ellos masculla, ya
estoy harto de tanta comedia, había que quitársela de en medio cuanto antes. El
frío parecía haberse aliado con el viento, y dijo uno de ellos lamentándose por
haber ido hasta allí, este tiempo no es nada bueno para mis huesos.
Poco después todos se encontraban al
amparo de un bosque de coníferas, pero uno de ellos se da cuenta de la ausencia
de Anna, impacientes la buscan con la
mirada, ella debía estar allí, pues había llegado el momento que tanto habían
esperado. El viento cada vez más virulento, hacía agitar las ramas que dejaban
caer la nieve dura sobre ellos, que hizo que tuvieran que taparse lo poco de cara que tenían al descubierto con las manos.
De repente se empezó a oír como
pisadas precipitadas de animales que hacían temblar el suelo, que por su
estruendo parecían huir de algo, cuando quisieron darse cuenta de lo que estaba
pasando un alud de nieve iba hacia ellos con la intención de sepultarlos, ante la catástrofe que se avecinaba, una manada
de lobos hambrientos se dirigían hacia el bosque para refugiarse; entonces y el en el encuentro, de hombres con fieras, se formó una gran pelea que terminó en una
terrible sangría que la nieve se ocupó de borrar.
Anna desde una atalaya en lo alto de
la montaña vio el dantesco espectáculo, entonces saca de su mochila aquel pedazo de piedra, que
siempre estuvo con ella, y frotándola con
sus manos sintió tanto poder dentro de ella, que quiso desear todo lo que le rodeaba,
la montaña en unos segundos se desmoronó, no dejando rastro de Anna, aquella
mujer que por su ambición desmedida, no quiso compartir la sabiduría de aquella piedra,
pues sin dudas fue mucho más malvada que los que querían arrebatársela.
Anna aquella mañana al despertar
sintió que tenía un sabor amargo en la boca, se sentía rara, confusa, pone los
pies descalzos en el suelo y, entonces al notar el frío del duro suelo, se dio
cuenta de que la avaricia y la ambición no es ninguna utopía, pues puede
encontrarse extendida entre los seres humanos de tal manera, que puede llegar a expandirse como la peste. Entonces al
mirarse al espejo, siente que no se
reconoce, y se pregunta.
¿Por qué tengo que compartir algo que me puede
dar todo el poder del mundo?
Una sonrisa diabólica se dibujó en su
dulce rostro que parecía transformado.
¿Acaso aquella piedra que ella cogió
del suelo, era tan benefactora como supuso en sueños?
¿O tal vez había cogido del suelo una
piedra equivocada?
¿Acaso ella no era la adecuada depositaria?
Aquella mañana mientras se dirigía al
trabajo aún se encontraba confusa, una cornisa en mal estado se desprendió de
una fachada por donde ella transitaba, una mano poderosa le hizo desviarse unos
metros, aquella cornisa de piedra no era otra cosa que un aviso.
Entonces pensó que la piedra, sí
tenía poderes, pues le hizo ver en sueños que el poder no es para enriquecerse
sino para beneficiar a aquel que lo necesita.
Anna aquel fin de semana, al levantarse se montó en su coche y salió de Cáceres, en media hora se encontró mirando el río Tajo desde la orilla, en un impulso tiró la piedra, pues sabía
que el río la llevaría al mar, allí estaba segura que no la encontraría nadie…FIN

