martes, 26 de junio de 2018

Eé motivos le incitaron a emprender ese viaje 2º Parte

Poco después y cuando se encontraba cerca de Santiago de Compostela, suspiró, al fin,  zona civilizada. Con el mapa en la mano, y siguiendo fielmente su lectura. Entonces se preguntó ¿Qué estoy haciendo aquí? De pronto se encuentra frente a frente con un edificio que es sin dudas un  icono del prerrománico, para Anna y en su contemplación supo que era el edificio más hermoso que había visto, se extasía ante la espléndida factura y ornamentación que representa, el edificio se hallaba   compuesto de dos pisos, en el superior se podía admirar un espléndido mirador abierto.
Alguien tras ella  le cuenta entre susurros, que antes que iglesia había sido el pabellón de caza  del rey Ramiro I
Anna alza su mirada hacia el piso superior. Entonces pudo ver algo que le pareció  inexplicable,  mira ansiosa a su alrededor buscando a su informador, pero había desaparecido, pero necesitaba saber algo sobre  lo que acababa de ver en aquel mirador, pues no llegaba a discernir,  si lo que había visto era una alucinación producida por el mágico entorno, o por el agotamiento.
Pero tras ella no había nadie, se encontraba sola. Entonces ¿quién pudo hablarle a su espalda? Intrigada miró hacia el horizonte para ver si lo localizaba. Pero  su mirada persuasiva se centró en aquella fachada de piedra grisácea y ennegrecida víctima de  las inclemencias del tiempo durante siglos.
Convencida de que era todo un hallazgo, se sienta en el suelo, para su mejor contemplación, sacando como conclusión, que la estructura era muy especial, pues había en ella unos motivos escultóricos que representaban diversos animales, que no le pareció nada raro al tratarse de su primitiva idea, como el de ser un coto de caza, pero había más detalles que le llamaron la atención, allí esculpidos se encontraban detalles orientales.
Anna no sabe cómo asimilar  la mezcla del prerrománico con algo oriental. De repente sus músculos se tensan, ante ella, y en el mirador apareció un personaje que se paseaba por el pórtico, sin duda era un caballero que calzaba medias de lana color azul, un  collar de gran tamaño colgaba de su cuello, la cabeza la cubría con un sombrero donde destacaba desde  lo alto de su copa una cinta que caía rozando su hombro, su jubón era  de mangas acuchilladas de llamativos colores como si fueran serpentinas de  colores verde y amarillo.
Anna ante aquella visión, no aceptaba creer que lo que estaba viendo fuera verdad; entonces mira más detenidamente, el caballero parecía estar esperando a alguien, pues sus pasos eran lentos entre los arcos, por su actitud parecía encontrarse en su casa. Anna observa que mete la mano en un pequeño bolso de metal que estaba sujeto por un cordón de seda a la cintura, de dónde saca un florín que deposita en la balaustrada, Anna cierra los ojos por unos instantes, necesitaba saber si todo lo que estaba contemplando era tan sólo producto de su imaginación, ¿o tal vez era lo que le hubiera gustado vivir a ella? pero, cuando abre los ojos , vio que alguien le ponía al caballero sobre sus hombros una capa larga hasta los pies Anna, sigue con interés este ritual sin mover un sólo músculo de su cuerpo, pero algo debió suceder, porque cuando el criado recoge el florín de la balaustrada, el caballero le dijo al criado algo al oído, y entonces los dos como si los hubieran descubierto infraganti, clavaron sus miradas inquisitivas en ella.
Se encontraba sentada en el suelo y, de repente sintió una gran excitación hasta creer que su cuerpo se había integrado con la tierra. No supo el tiempo que pudo pasar, pero cuando se levantó del suelo, se encontraba empapada, había comenzado a llover y no se había dado cuenta. Al levantarse, se encamina cómo una autómata hacia una pendiente, su cabeza parecía una batidora, pues no podía creer lo que había visto, pero una voz ronca la despierta de sus cavilaciones era  la de un hombre que con paso firme se acercaba a ella para ofrecerle su casa, entonces Anna  dedujo que era una buena oferta, pues necesitaba secar su ropa, lo mira, pero se quedó sorprendida cuando se dio cuenta de que su indumentaria no era de este siglo, ¿Por qué ese hombre vestía de esa guisa? ¿Estaría viendo a los actores de alguna representación vestidos cómo  los personajes de la comedia que más tarde sería representada cerca de donde ella se encontraba? Seguro, pensó. Entonces, el caballero, y el criado del mirador también podían  ser parte del elenco de actores.
De pronto el rostro de Anna se demudó cuando creyó haber encontrado lo que siempre supuso que era una quimera ¿De dónde le vino el impulso de hacer ese viaje?
Anna  como si hubiera tenido una visión transcendental mira confusa a su alrededor, el paisaje se mostraba perfecto tal y como había sido creado, el hombre, a dos pasos de ella, la observaba en silencio, y sin más le dijo inesperadamente, “si lo que está buscando es comprar una casa por estos parajes, yo le vendo la mía, le asegura que es ideal para usted”.
Anna lo mira incrédula por lo que acababa de oír y sigue con la vista la dirección que señalaba el hombre con su dedo índice, entonces descubrió una casa con fachada de piedra rectangular  de una sola planta, que se hallaba subida en cuatro pilares, sin dudas era un Hórreo, el hombre vuelve a decir, mi mujer y yo, se la vendemos.
¿Qué la venden? ¿Por qué?  El hombre sin más le dice, “este oxigeno es demasiado puro para mis pulmones”. ¿Es ese el único motivo?—dijo Anna-- Entonces inesperadamente se puso ante Anna, una mujer con aspecto de anciana, que amablemente le dice, ¿Quiere ver la casa? Anna desconcertada solo pudo decir, no dispongo de dinero para comprarla, el hombre se acerca más a Anna: ¿Cuánto dinero lleva encima? Anna sin salir de su asombro saca del bolsillo del pantalón un billete de cinco  euros, esto es todo lo que tengo. Anna creyó estar viendo alucinaciones cuando la mujer le arrebata de las manos el billete mientras le dice, la casa es suya. En unos segundos, aquel extraño matrimonio, desapareció pendiente abajo saltando mientras sus voces hacían eco en la montaña, ya es suya, ya es suya.

Anna se queda parada mientras siente que su cabeza se negaba a razonar.







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