Por la mañana al despertar, nota la ausencia de su esposa, la llama con
ansiedad, y en su búsqueda la encuentra sentada en el suelo del patio, que
descubrieron el día anterior, ella
miraba extasiada las flores de
las macetas que horas antes se hallaban lozanas, en esos momentos lucían
marchitas.
De la fuente, y de su caño de
aguas claras que parecían perpetuas,
fluía un líquido carmesí, Jerónimo al acercarse a su mujer, la miró a los ojos
y, vio cómo su espíritu salía de su cuerpo dejando una estela brillante.
Poco después cavó una fosa,
dentro del más bello parterre del jardín y la depositó allí, mientras,
murmuraba una letanía. La luna remolona aún asomaba por el horizonte
avergonzada por sentirse responsable de haber propiciado aquel desenlace, sin
apenas conseguirlo intentaba esconderse tras una nube, mientras ante su mermada
claridad parecía besar el jardín con
cariño.
Los olivos y las encinas se
diseminaron a su antojo al no tener motivos para la lucha, ante este milagro,
Jerónimo no quiso despertar de aquella tenebrosa pesadilla y decidió irse con
la luna antes de que se ocultara tras los rayos del sol.
Aquella casa desde ese momento
comenzó a tener vida propia, mientras el hombre que les vendió la finca
puntualmente y desde que Casilda y Jerónimo desaparecieron al atardecer entraba en el jardín y regaba una maravillosa
flor que había nacido de la nada, la fuente siguió con su chorro de agua clara.
Se había hecho realidad un sueño,
nadie por los alrededores de aquella finca sabían de donde provenían los
primeros dueños de la finca, solo se hacían conjeturas de que aquella casa
solitaria era una casa que había sido erigida
a los difuntos, pero todos ignoraban cómo habían sido transportados
hasta allí , este era un misterio que empujaba a no pasar a los vecinos por esa linde, pero para Casilda y Jerónimo
era imprescindible que la encontraran, esa oportunidad se la dio una tarde de
verano que les surgió un eclipse de sol.
Aquella noche se pudo escuchar
cómo la montaña temblaba ante un Rong
Rong, producido por el roce de tablillas. Poco después fue descubierta una
pista de aterrizaje por uno de los satélites, pero cuando fueron a investigarla
había desaparecido, una tormenta antes de que llegaran los investigadores lo
arrasó todo. Aquél día hubo un eclipse solar completo, y en el inmenso azul
celeste vieron como la luna empezó a meterse en el sol. Ante el apasionante
fenómeno astronómico, estos científicos sólo recordarían que habían tenido la
oportunidad única de ver cómo anochece en pleno día.
Fue magia, hechizo. Según la
ciencia es la forma que tiene la tierra
de ocultar lo que no puede salir a la luz.
Nunca intentéis descifrar los
enigmas, pueden ser peligrosos, lo oculto debe seguir estándolo hasta que le
llegue el momento de emerger, entonces cuando esto suceda, estad preparados,
puede ser que el cambie para todos.
No hay comentarios :
Publicar un comentario