Aquel día y como muchos otros que
le precedieron, Anna se encontraba apática, sin apenas ganas de hacer nada, se
sentía sin energías para seguir adelante, pero cuando llegaba el atardecer
siempre solía animarse quizás fueran momentos breves pero le hacía sentirse
optimista.
Serían las cinco de la tarde, a esas
horas siempre se encontraba sentada junto a la mesa camilla acurrucada con la
vestidura de lana que la cubría, y que al arroparse le tapaba casi el pecho,
quizás lo hiciera para que el calor del brasero de picón la calentara más. A
veces para entretenerse tejía de donde salían pequeños jerséis que donaba a
la parroquia, pero cuando verdaderamente se sentía feliz era cuando reanudaba
la lectura de uno de los libros que
desde hacía un tiempo no se cansaba de leer y releer sin sentir cansancio por ello.
La historia de aquel libro sin
saber por qué la fascinó a pesar de la aparente y simple lectura, en realidad
no era nada especial, pero para ella cuando
lo tenía entre sus manos estas parecían temblar.
La historia comenzaba en una
cocina grande destartalada que pertenecía a una de esas casas antiguas, allí
solía encontrarse cada día cocinando una
mujer que parecía resignada a su destino,
pues siempre se encontraba ante una cocina de hierro atizando las brasas
de carbón con un soplillo de esparto. Una mañana y mientras esperaba ansiosa a
que la olla rompiera a cocer, una visita inesperada hizo cambiar su vida, la
noticia que le dieron cayó como un rayo sobre ella, no sabía que era lo que
podía hacer, pues le acababan de dar la noticia de que su esposo había muerto
en un accidente ferroviario.
Una vez calmada, dio rienda
suelta a sus pensamientos que siempre estuvieron atrapados por la intolerancia
de su esposo hacia ella, una risa casi atemporal salió de su afligida garganta,
en unos minutos se encontraba saltando sin control mientras gritaba soy libre,
al fin soy libre. Entonces y en aquel momento de euforia, su ánimo se exaltó
tanto que su corazón no lo resistió y cayó al suelo herida de muerte.
Desde aquel día la casa y después
del sepelio se cerró a cal y canto, mientras los vecinos del barrio observaban
cómo cada atardecer se oían conversaciones
que salían por la única ventana que quedó abierta, los vecinos
intrigados comentaban entre ellos desconcertados que algo sobrenatural pasaba
en aquella casa, pues a veces y en días puntuales entraban en la casa personajes atípicos donde
algunos vestían con librea morisca, mientras tanto en la enorme cocina y en la
mesa tocinera tapada con un mantel de color púrpura descansaba un tablero de
ajedrez, sentados ante él dos hombres, que parecían esperar órdenes para
comenzar la partida, aquel día el ambiente se notaba algo tenso, unos momentos
después Anna en pie y con un cronómetro en su mano hace la señal para comenzar
la partida.
Solo unos pocos eran los que se
encontraban como espectadores, y esperaban atentos el primer movimiento, al
transcurrir los minutos previstos y no ver ningún trebejo, notaron que los jugadores no hacían ningún
movimiento porque a pesar de tener los
ojos clavados en el tablero, estaban
sufriendo una rara suerte que les impedía apartar los ojos del tablero mientras
sus manos se encontraban paralizadas, unos segundos después y ante el silencio
expectante de los pocos asistentes, las piezas comenzaron a moverse por decisión
propia, todos se quedaron mudos, pálidos, pues creyeron que las piezas las movían los fantasmas.
Anna ante la forma tan extraña en
la que se estaba desarrollando la partida, se levantó de su observatorio, y
mientras hacía una exclamación, y sin apenas pensarlo, tiró del mantel volcando
el tablero precipitando los trebejos al suelo que en el impacto rodaron hasta
dar en los pies de un hombre corpulento que daba muestras de encontrarse
dominado por la ira, una ira sombría y rubicunda que con solo mirarlo
espantaba, mientras tanto se mesaba sus cabellos negros y relucientes, todos
miraban expectantes al no saber de dónde había salido aquel personaje, mientras
lo miraban, el hombre comenzó a golpearse el pecho. Nadie osaba moverse.
Anna se agachó para recoger las
piezas que se encontraban esparcidas por el suelo de la cocina, cuando las tuvo
todas, las puso encima de la mesa, poco después los jugadores de nuevo se
colocaron en sus puestos, uno de los jugadores nada más sentarse se incorporó
para levantarse, mientras decía con voz pesarosa, señores lo siento pero yo no
juego esta partida, este tablero está poseído por una fuerza maligna.
El hombre airado se interpuso entre la silla y
él impidiéndole que abandonara su sitio, de nuevo se reanudó la partida, los
ajedrecistas presos de una fuerte presión, no percibían que la piezas las
estaban moviendo con soltura y precisión agotadora para los espectadores, lo
que estaba sucediendo en el tablero era como si unas manos invisibles
estuvieran dirigiendo los movimientos, los jugadores tardaron en percibir lo
que estaba pasando, pero al murmullo que se generó a sus espaldas les hizo
reaccionar, entonces con ojos atónitos se sintieron presos de un brutal
desasosiego.
Uno de los pocos espectadores que
se hallaba vestido con una librea morisca—dijo—todas las cosas que pasan en la
tierra, todas, tienen su fundamento—
Uno de los trebejos al caer al
suelo dejó a su alrededor una estela de sangre, sangre negra casi coagulada,
unos de los participantes al ver el suelo manchado nervioso se atrevió a decir
esta sangre es de uno de los que estamos aquí, por lo tanto deberíamos
suspender la partida, podemos reanudarla otro día, todos se miraron no
sorprendidos, estaban aterrados, y fue cuando el gigante dijo en voz alta, de
aquí no se mueve nadie, tengo que saber cuál de vosotros que os encontráis aquí ha sido el que ha
propuesto esta partida, porque no podéis decir que esta es una partida
normal, aquí y en este tablero se ha hecho
una apuesta de sangre, porque acabo de oír, por cierto con una voz
casi imperceptible, a alguien que decía
“Sar”
¿Alguno de los que están aquí
sabe su significado?
Una voz temerosa se atrevió a
decir “Venganza”.
El gigante refiriéndose a todos
los presentes dijo con voz que parecía de otro mundo.
¿Se puede saber quién ha
sido el que ha hecho esta apuesta en
esta jugada?


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