martes, 5 de mayo de 2020

Era acaso una Argonauta

¿ERA ACASO UNA ARGONAUTA?

Me encontraba en una cafetería, como tenía por costumbre con un grupo de amigas cada martes de la semana y ya han pasado cincuenta días y, he decido contar algo que sucedió en aquella reunión.
Todo empezó porque entre este grupo de amigas de tertulia se encontraba una muy especial sobre todo por ser soñadora, la vida para ella era como que todo lo convertía en aventura, estas aventuras a veces las contaba con tanto énfasis en nuestras reuniones de los martes, que por supuesto nadie la creímos, pero el día que se ausentaba la extrañábamos.
En una ocasión, contó una historia de algo sorprendente, que yo al parecer soy de las que  me encuentro entre las más incrédulas de todas, en esos momentos no la creí, pero aquello que escuché aquel día no la he podido olvidar.
Nos contó que huyendo de unas siluetas recortadas cayó al vacío viéndose en los confines de la tierra, y que cuando despertó se encontraba agitada y envuelta en sudor, junto a su cama, se encontraba una anciana de aspecto frágil, y que la miraba detenidamente esperando su reacción.
Anna al verla se levantó de un salto de la cama, aún con la terrible sensación de haber caído en un abismo.
Entonces la anciana le dijo, no temas, estabas soñando.
Entonces Anna en su excitación escucho lo que la anciana le pedía  que hiciera, y la anciana le dijo, necesito tu ayuda, no puedo atravesar el río, ¿Podrás ayudarme?, y siguió diciendo, te pido ayuda por que las aguas del río Anauro están descendiendo turbulentas, ya sabes nos encontramos en primavera por eso baja con esa fuerza inusitada, tanta que arrastraba ramas, troncos, y todo lo que un torrente puede arrastrar de las márgenes por donde pasa.
Para Anna aquel día era un amanecer frío y gris, pues desde su ventana  una espesa niebla cubría el horizonte.
Para Anna todo era desolador, ayudar a aquella anciana no era una empresa fácil, pero se vistió y al llegar a la orilla del río Anna dijo a la anciana con decisión, sube a mi espalda y agárrate fuerte, y cuando apenas se adentraron en la orilla, una niebla pertinaz que cubría el río comenzó a disiparse, de repente apareció una luz dorada que iluminaba las aguas que comenzaron a transcurrían tranquilas, entonces Anna pudo adentrarse  en aquellas aguas sin excesiva dificultad.
Cuando Anna salió del río, una vez a salvo, estuvo a punto de perder el equilibrio a causa del lino depositado en el fondo, pero pudo mantenerse en pie y salir.
Al contarnos esta historia Anna hacía hincapié de que no había sido un sueño, que había sido real, y entre nosotras  quedó como una anécdota más.
Poco después y en una reunión, de nuevo nos contó  que fue atacada por un jabalí, y que con sus afilados colmillos nos iba a herir a todos profundamente.
Pero también nos dijo, que no temiésemos porque después de la oscuridad nace la claridad de un nuevo día, donde los proyectos se hacen realidad.
Nunca más volvimos a verla.
¿Por qué nos contaría esos sueños?
¿Quién era en realidad?
¿De dónde había salido?
¿Quién la integró en el grupo?
Poco después fuimos agredidos por una pandemia llamada Covid- 19
¿Fue una coincidencia? O solo una advertencia para que todos seamos más conscientes de lo que pasa a nuestro alrededor.
Creo que nunca se debe despreciar las advertencias, ya que éstas si llegan de improviso pueden hacer mucho daño.





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