Alexis al quedarse solo, piensa por unos segundos
que hacer para salir de allí.
Llama a recepción para que le
suban algo de comer, poco después un camarero llama a la puerta, Alexis lo esperaba
tras la puerta, de improviso, le asesta un golpe en la cabeza con la culata de
la pistola, lo queda mareado tendido en el suelo, entonces con la agilidad de
un mago coge el mantel que cubre el carrito de servicio, el mantel era de color azafrán
, se viste con él, sale de la habitación en el pasillo se cruza con un individuo
que le pareció era un enano en ciernes, lo saluda con un leve movimiento de
cabeza, pues con esa indumentaria daba la sensación de ser un santón budista encorvado, porque
mientras caminaba hacia el ascensor rezaba en susúrros. Una vez en la calle un
coche le esperaba. Aquella voz a Alexis le pareció metálica –le dice—espero que
hayas cumplido con cada una de nuestras instrucciones al pie de la letra, si es
así, puedes considerarte desde este momento un héroe.
Solo cumplí con lo
acordado—respondió con un tono que
denotaba desconfianza—pero ¿de veras creen que esta misión es para un simple
detective cómo yo?
Entonces una voz de mujer que se
hallaba en el asiento trasero del coche, le dijo, muy pronto sabrás del
servicio que has hecho a la humanidad. Alexis escucha estas palabras con escepticismo.
Mientras una explosión hizo volar la
ventana de la habitación número siete.
En esos momentos ya se
encontraban diez falsos militares, hombres de los más belicoso he importantes, los cuales habían reunido un ejército falso para defender unos intereses que sólo eran los suyos, estos delincuentes, sólo
le interesaba el dominio y la sumisión bajo un mandato donde sólo podía predominaba
el terror.
Una vez en la habitación del
hotel, aquellos falsos soldados se disponían a revisar los documentos que se encontraban esparcidos por el suelo de
la habitación, pero ignoraban que la documentación que creían haber encontrado era falsa.
Era notorio de que los documentos
debían ser secretos, sin ninguna infiltración. Alexis había hecho el trabajo
más importante de su carrera, y el solo pudo parar una inminente guerra que
estaba dispuesta para que fuera efectuada en el mar.
Un silbido irrumpe en el coche
que atraviesa la puerta trasera del
vehículo, donde se encontraba Alexis segundos después, otro silbido pasa cerca de la cara de su cara, el
coche se bambolea, el conductor del vehículo cae a plomo sobre el volante, Alexis mira hacia atrás y ve que estaban muertos todos los que ocupaban el coche, el detective con su astucia habitual consigue hacerse con los mandos
del volante hasta conseguir pararlo, sabía que las dos personas que viajaban con él
estaban muertas, les había alcanzado un balazo, ¿Estarían destinado para él?
Antes de que llegaran los
curiosos para ver qué pasaba, decide bajar del coche, un ruido inesperado le
hace volver la cabeza. ¿Pero acaso no eran dos los que se habían montado en el coche con él? Entonces sacó la
pistola, apretó el gatillo, dando en el blanco, el tiro fue certero pues le penetró en el vientre,
cayendo fulminado hacia un lado. El otro salió corriendo.
Y Alexis salió del coche como si no hubiera pasado
nada, se mezclándose con los curiosos y en posesión de los documentos, junto con el
de color azul que anteriormente había guardado en su bolsillo.
Dos días después un cadáver apareció en la playa, era una
mañana de hastío, unos niños jugando encontraron unos papeles mojados de color
azul, no pudieron leerlo, las letras al estar mojadas se habían distorsionado.
Desde ese momento, las aguas del
Atlántico y del Mediterráneo, podían estar tranquilas pues nada les
perturbaría, a excepción de que con certeza seguirían acunando entre sus olas
las barcas de los pescadores.
Teresa interesantes tus relatos como siempre, dime si has colgado el premiado en la UNED.Te felicito de nuevo.
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