domingo, 24 de febrero de 2019

La conciencia

, al sentirme atrapado intento levantarme de aquella improvisada prisión, pero el crujido de mis huesos hace que desista de la intención de levantarme; entonces decido esperar, pero ¿esperar qué? Si me encontraba sólo en una cabaña y atrapado por un simple y vulgar taburete de plástico, entonces en esos momentos pensé que si no hacía nada por liberarme, mi vida podía ser caótica.
De pronto empecé a oír gemidos de una mujer invisible que parecía salir de los  muros de la cabaña, al instante se empezaron a suceder otros gemidos que parecían subir de tono hasta llegar a tronar en mis oídos, me tapo las orejas con las dos manos, pero no consigo ahuyentar de mi cabeza aquellos tristes quejidos que se me hacían insoportables.
De repente la puerta se abre inesperadamente haciendo sonar un tremendo portazo, inmediatamente y ante mi asombro veo cómo la cabaña se inunda con una nube extraña, entonces creo que  la mente se me ha  trastornado, pues pienso que lo que me está sucediendo, podía ser la consecuencia del espirito de aquel embrujado y misterioso bosque que había logrado con su magia entrar en la cabaña, a transformando el universo en una espesa niebla haciendo imposible que se pudiera ver ni un centímetro más allá de las narices, entonces y ante estos acontecimientos tan sólo pude creer que junto con mi alma me encontraba perdido, sin rumbo, y al borde de un abismo insondable donde el fondo es infinito.
La voz de una mujer me hace reaccionar, cuando me dice; señor tiene que firmar estos documentos, los están esperando en la sala de juntas. Entonces levanté mi cabeza, la miro con detenimiento, bajo de nuevo la cabeza, por unos instantes había olvidado dónde me encontraba; después de unos momentos, alzo  de nuevo mi mirada  hacia la secretaria, que parece impacientarse ante mi pasiva actitud, mientras se atreve a repetir ” Señor tiene que firmar aquí”
Yo entonces cogí aquel documento, y ante la atónita mirada de la secretaria y, antes de firmarlo lo rompo en mil pedazos para enseguida poner los trozos rotos en la mano de la secretaria que parecían temblar mientras sus ojos expresaban asombro, pero una vez en sus manos aquel documento hecho pedazos, me sonrió, y me dijo, creo señor que esperaba de corazón que este documento no fuera firmado.
Me quedo mirándola, ¿pero, quien era aquella secretaria tan osada? Al levantar la cabeza  nuestros ojos se cruzaron, entonces supe que en aquella mujer había algo muy especial ¿pero, cómo no la había visto antes? ¿Dónde había estado escondida que no la había descubierto hasta ese instante?
Por unos momentos tuve la necesidad de cerrar los ojos, tenía que recomponer mis pensamientos.
Más tarde supe que todo lo vivido en aquella cabaña fue inducido por la irrefrenable necesidad que sentía de libertad, ¿o tal vez obedecía una orden que me dictaba mi conciencia al avisarme de que no contribuyera en nada que no fuera justicia y prosperidad para los pueblos?
Cuando una mañana me desperté en mi cama y en mi apartamento lujoso de la avenida de España, desorientado me dirigí al armario, todo seguía en orden, zapatos, camisas, pero cuando me tranquilicé pensando que todo había sido una pesadilla, un descubrimiento me hizo estremecer, una silueta pasó por el pasillo, seguida de unos pasos lentos que se dirigían hacia el salón, pero antes de seguir aquellos pasos vi bajo la puerta del cuarto de baño que salía una estrecha ráfaga de luz, sin pensarlo regreso a la alcoba, me acerco a la mesilla de noche dónde había dejado el móvil, esperé unos segundos pensando qué podía hacer. De repente el timbre de la puerta suena insistentemente, el desconcierto se apoderó de mí, indeciso, sin apenas moverme de la alcoba, marco el número que tenía en mi agenda para las emergencias. Gracias por atenderme, al otro lado del teléfono, y ¿Ahora qué piensas hacer?, creo que debías dejar correr el agua, todo está finiquitado, mañana saldrá todo en la prensa, creo que la gente interesada en el tema se centrará en lo que decidas.
Yo en esos momentos no estaba preparado para decir cuál había sido mi decisión, de nuevo los pasos que momentos antes escuché se dirigieron hacia la puerta pues oí un enorme portazo.
Después de haber oído el golpe de la puerta al cerrarse, pensé, que aunque me pesara, ahora tendré más tiempo libre, desde este momento haré lo que debo hacer.
Al día siguiente nada más entrar en el despacho convoqué a todo el personal que había tenido a mi cargo y ante ellos, lo único que firmé fue la renuncia de mi cargo en el Senado, pues no podía formar parte de ningún complot que me pudiera llevar a la desidia de la hoy llamada CHORICEO.
Desde aquel día el departamento en el que yo tenía la jefatura, tuvo una inspección interior en la cual se desvelaron las muchas irregularidades, en las cuales yo no intervine.
Poco después se supo quién había sido el culpable de haber estado falsificando documentos fraudulentas a mis  espaldas, sólo con la intención de enriquecerse, manipulando su estrategia hacia mí, pero la verdad siempre sale a la luz.

Ahora soy feliz de pensar que al menos por el momento este negociado estará bajo una supervisión exhaustiva, ya que las chorizadas sólo son estupendas para merendar en un día de campo. 





FINAL   



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