lunes, 22 de julio de 2024

¿Tenemos derecho a reflexionar?


¿TENEMOS DERECHO A REFLEXIONAR?

 

Amalia, mujer solitaria desde que abandonó el ministerio en el que prestaba sus servicios como asesora, se encontraba en su apartamento situado en uno de los barrios cacereños más elitista.

El atardecer asomaba por el Oeste dejando asomar con timidez los primeros rayos de sol, Amalia desde su ventana miraba con desagrado al estar convencida de que los demonios que tenía dentro la estaban acosando haciendo que viviera en un purgatorio de oscuridad, y humedades, donde falta el oxígeno.

Desecha sus pensamientos, y se acerca al perchero, coge una chaqueta y el bolso, se dirige a la calle, se adentra por el parque de Cánovas, lo encuentra silencioso, misterioso, dónde los árboles al parecer parecían estáticos, sin vida, los caños que mantienen el estanque en movimiento con su chorro de agua, se encuentran inactivos, entonces pensó, que el silencio podía llegar a ser mucho más aterrador que un grito de socorro.

De pronto cree percibir como si unos pasos la estuvieran siguiendo; ante esta sensación, Amalia nota que avanza con dificultad, las piernas parecían no querer obedecerle, y casi sin apenas aliento toma asiento en uno de los bancos del parque, que al ser de hierro nota al sentarse un frio desagradable.

Levanta la vista hacia el kiosco de la música, y sabe que se encuentra incapaz de pensar que era lo que le estaba pasando, los temores que le dominan le impiden ver las primeras luces del amanecer.

¿Estaría siendo manipulada por alguno de tantos fenómenos paranormales?

Entonces comenzó a sentir cómo algo extraño, que le hizo pensar que se encontraba dentro de un mundo lleno de misterios, de esos que se nos presentan como si fuera un mundo fascinante pero que al contarlo nadie lo creería, y pensó ¿Qué va a ser de mi actual vida?

¿Sé acaso algo de este asunto relacionado con el misterio? Mientras seguía preguntándose ¿Se puede acaso por una alucinación abandonar una regalada vida?

De pronto y antes de que aparecieran los primeros rayos de sol por el oeste, pudo oír una voz que le hablaba, soy la sombra, esa que no puedes ver pero que nunca te abandona, pero no temas, por el momento no pretendo que sufras un infarto.

Poco después Amalia regresaba a su apartamento; la calle comenzaba a tener vida, pero ella no parecía la misma, intuía que se encontraba dentro de un futuro incierto, al encontrarse el mundo en guerras que siempre se producen por conseguir el poder, siendo para cualquier ciudadano difícil de mantener un equilibrio cada vez más complicado.

¿Acaso es ese el misterio que nos envuelve hasta dejarnos exhaustos?

¿Sabemos acaso dónde nos puede llevar este descontento ciudadano que nos esta haciendo ser cada vez menos empáticos con nuestros congéneres?

¿Se ha perdido la esencia en la humanidad?

¿Es autentico el infierno que describe Dante en su novela y que vislumbramos como  una  realidad palpable?

¿Tiene futuro la humanidad ante unos gobernantes manipuladores y ambiciosos?

Amalia se siente descorazonada ante tanta ignominia por unos cuantos que en sus alucinaciones se creen dioses.

Suena el teléfono, lo coge, y con desgana contesta, diga, al otro lado del hilo, soy Adela, un silencio prolongado hace que Adela insistiera; ¿acaso no sabes quién soy?

El silencio para Adela al otro lado del hilo telefónico se hace insoportable, por favor contesta soy tu hermana, Amalia sin apenas poder articular palabra contesta, si sé quien eres, la que puede sacarme de este infierno en el que me encuentro perdida.

¿Sucede algo?

No te preocupes son cosas mías.

Entonces puedes venir a conocer a tu nueva sobrina.

Amalia ante esta noticia solo pudo decir, entonces tenemos que movernos el mundo entero para que los sátrapas dejen de gobernar las naciones, pues esta niña y otras muchas como ella, se merecen contemplar cada día un cielo azul y ver cómo cada noche las estrellas del cielo iluminan sus sueños, esos que con la paz se pueden hacer realidad, desechando con vigor a los manipuladores para que esta generación no conozca la terrible tragedia de las guerras.

 

 



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