lunes, 9 de julio de 2018

Qué motivo...Final

Sus amigos se olvidaron de preguntar qué hacían allí, y con total normalidad se integraron cómo quien se integra en una sociedad ficticia, o tal vez lo hicieron  con la misma algarabía con la que se acude a una legendaria boda de la Época Medieval.
Entonces Anna siente que su cuerpo tiembla de emoción ¿Acaso es esto lo que se siente cuando morimos? Y, sonrió, había encontrado la respuesta que tanto dolor de cabeza le dio a su padre, todos habían sido convocados por ella, sin saberlo, habían llegado del más allá, pues  ella, y sólo ella, había sido la intermediaria para que se pudiera realizar aquel encuentro, el sueño de su padre que según le dijo, era factible que entre la vida y el circuito científico,  hubiera una comunicación…
Entonces Anna se preguntó.
¿Sería este tal vez el fin de los fines del misterio de la muerte?
¿Pero, llegado el hipotético caso de que se pudiera divulgar lo que estaba viviendo ella en esos momentos, seguramente, y sin juzgar sus motivos la  tildarían de loca?
¿Entonces, qué motivos  poderosos fueron los que indujeron a Pitágoras cuando  decidió reunificar las matemáticas? sería tal vez,  para que se pudiera hablar con más libertad de la reencarnación.
Y, ¿Qué se puede decir  de los libros sagrados de THO-HERMES?
  Y, ¿De dónde proviene esa  ambición desmedida que sienten los hombres  por tener estos valiosos conocimientos en sus manos, para después utilizarlos con el propósito de poner bajo sus pies al  mundo entero? Pero por suerte y para todo ser viviente, aún  no ha nacido quien tenga la inteligencia suficiente para poder  desvelar  esos  métodos hechos con sistemas de codificación, que sólo supo utilizar Hermes Trismegisto el sabio egipcio, que los hizo sabiamente herméticos  para que no cayeran estos valiosos conocimientos en manos de hombres desaprensivos  que sólo piensan en llenar la tierra de muertos sin sepulcros. Mientras tanto, estos “hombres” sin escrúpulos, parecen esperar inútilmente su momento ansiado, y siguen  haciendo  lo imposible por poseer los conocimientos esotéricos de los antiguos sabios. Sin dudas lo desean, no para el bien de la humanidad, si no para explotar algo que no les pertenece, porque estos ansiados documento científicos, hablan sobre el misterio de la “Reencarnación”.
¿Sabían acaso, estos filósofos  egipcios, qué había vida después de la muerte?
¿Y, si todo este misterio estuviera simplemente oculto en el lenguaje de los pájaros?
Anna y sus amigos, cómo si alguien los condujera, dócilmente hacia la embarcación donde pues el  junco se encontraba atracado en la orilla del Cantábrico, el los guiaría hacia un destino que ni ellos mismos  intuían.
¿Estarían con este viaje intentando cambiar el ritmo de la historia que estaba por llegar?
¿Se trataba de avisar al presente para que en el futuro llegara a ser más satisfactorio para todos?

Una tempestad repentina, trasladó el junco a un reino dónde los truenos, los granizos, y la ciencia, eran algo inconcebible, porque allí a donde iban, en aquel destino, aún estaba por crearse el futuro.






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