Sus amigos se
olvidaron de preguntar qué hacían allí, y con total normalidad se integraron cómo
quien se integra en una sociedad ficticia, o tal vez lo hicieron con la misma algarabía con la que se acude a
una legendaria boda de la Época Medieval.
Entonces Anna
siente que su cuerpo tiembla de emoción ¿Acaso es esto lo que se siente cuando
morimos? Y, sonrió, había encontrado la respuesta que tanto dolor de cabeza le
dio a su padre, todos habían sido convocados por ella, sin saberlo, habían llegado del más allá, pues ella, y sólo ella,
había sido la intermediaria para que se pudiera realizar aquel encuentro, el sueño de su padre que
según le dijo, era factible que entre la vida y el circuito científico, hubiera una comunicación…
Entonces Anna
se preguntó.
¿Sería este
tal vez el fin de los fines del misterio de la muerte?
¿Pero, llegado
el hipotético caso de que se pudiera divulgar lo que estaba viviendo ella en esos
momentos, seguramente, y sin juzgar sus motivos la tildarían de loca?
¿Entonces, qué motivos
poderosos fueron los que indujeron a Pitágoras
cuando decidió reunificar las
matemáticas? sería tal vez, para que se
pudiera hablar con más libertad de la reencarnación.
Y, ¿Qué se puede
decir de los libros sagrados de
THO-HERMES?
Y, ¿De dónde proviene esa ambición desmedida que sienten los
hombres por tener estos valiosos
conocimientos en sus manos, para después utilizarlos con el propósito de poner bajo
sus pies al mundo entero? Pero por
suerte y para todo ser viviente, aún no ha
nacido quien tenga la inteligencia suficiente para poder desvelar esos métodos hechos con sistemas de codificación,
que sólo supo utilizar Hermes Trismegisto el sabio egipcio, que los hizo
sabiamente herméticos para que no
cayeran estos valiosos conocimientos en manos de hombres desaprensivos que sólo piensan en llenar la tierra de
muertos sin sepulcros. Mientras tanto, estos “hombres” sin escrúpulos, parecen esperar inútilmente su momento ansiado, y siguen
haciendo lo imposible por poseer
los conocimientos esotéricos de los antiguos sabios. Sin dudas lo desean, no para el
bien de la humanidad, si no para explotar algo que no les pertenece, porque estos ansiados documento científicos, hablan sobre el misterio de la “Reencarnación”.
¿Sabían acaso,
estos filósofos egipcios, qué había vida
después de la muerte?
¿Y, si todo
este misterio estuviera simplemente oculto en el lenguaje de los pájaros?
Anna y sus
amigos, cómo si alguien los condujera, dócilmente hacia la embarcación donde pues el junco se encontraba atracado en la orilla del Cantábrico, el los guiaría hacia un destino que ni
ellos mismos intuían.
¿Estarían con
este viaje intentando cambiar el ritmo de la historia que estaba por llegar?
¿Se trataba de
avisar al presente para que en el futuro llegara a ser más satisfactorio para
todos?
Una tempestad
repentina, trasladó el junco a un reino dónde los truenos, los granizos, y la
ciencia, eran algo inconcebible, porque allí a donde iban, en aquel destino, aún
estaba por crearse el futuro.


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