Yo aterrada me encontraba
presenciando un escenario del pasado en aquel atropello, sin poder hacer nada
ante semejante injusticia, entonces sin pensarlo, seguí los pasos de aquel
verdugo que hacía andar a empujones a la doncella, yo me situé tras ellos,
bajamos por unas estrechas escaleras casi arrastrando por donde el techo
parecía aplastarme la cabeza, de pronto, pareció que nos encontrábamos en la
antesala de un calabozo, aquel lugar, era sin duda alguna donde con frecuencias
se cometían las mayores atrocidades inimaginables contra todo aquel que no
acatase las órdenes del que en esos momentos ostentara el cargo de Comendador.
Mientras tanto yo pensaba que me
encontraba viviendo algo atemporal, vi cómo la doncella era atada a un potro de tortura,
ésta, debió saber que me encontraba allí pues me miró con dulzura, yo no supe
que hacer, no tenía medios para impedir aquel vil atropello, pero mientras sus
miembros eran estirados cómo si fueran de goma, ella relataba lo que iba
suceder después de su muerte, por lo tanto era preciso que alguien presenciara
lo que estaba acaeciendo en aquella bella ciudad donde la avaricia de los
hombres la estaba haciendo desaparecer.
Una vez en la calle me encontré
con dos hombres que pasaron junto a mí
llevaban unos abrigos verdes largos y unos pequeños sombreros de tres
picos, que sin decir palabra me señalaron el camino que tenía que tomar para
salir de la ciudad.
De pronto un terrible movimiento
de tierra, hizo temblar los cimientos de la ciudad, para poco después quedarla sumergida para la eternidad, yo sólo
mire hacia atrás. Más tarde, supe que se
construyeron sobre aquellos escombros nuevos inmuebles que resurgiendo a modo de casas solariega, de aquella catástrofe
nunca más se habló, no era necesario
hurgar tanto en ese pasado. Entonces fue cuando surgió una nueva ciudad, era
moderna, tanto que aún y a pesar del tiempo transcurrido sigue siendo hermosa,
y en la actualidad la llamamos Medieval.
Recordando aquel episodio de mi
vida, donde quedaron muchas lagunas en mí memoria, creo que para mí
no fue nada sorprendente lo que aquel
día presencié, pues a veces y en mi propia casa, siento presencias que, parecen desear contarme historias de las que sucedieron en Cáceres cuando corrían en los siglos XVII—XVIII,
todas estas sensaciones me suele acontecer cuando bajo las escaleras que
conducen al llamado Alzapón (palabra en desuso) habitación donde se solían almacenar los alimentos en los tiempos
pretéritos, que aún se conserva por encontrarse mi vivienda en la parte antigua
de la ciudad.
Este fenómeno que afloran en mí cada vez que bajo esas escaleras, pienso que,
tal vez tenga alguna relación con lo que
siento al pasear por la ciudad monumental.
¿Acaso somos tan zafios que
llegamos ignorar que somos únicos, que no tenemos antepasados? Pero si hay una
cosa que nos tiene que hacer pensar. ¿Y si están esperando el momento para que los liberemos de
su eterna oscuridad?
Sé que estas sensaciones las puede sentir cualquiera,
pero, más tarde les puede ser muy difícil explicar a un amigo, pues has de decirle dé,
que has dado un salto temporal en el espacio y tiempo y, que también has podido contemplar un escenario del pasado.
Eso, casi nadie las comenta, y si lo hacen, no son creíbles, por la simple razón
de que cada individuo suele contarlo según su criterio, pero yo, os advierto,
que Cáceres no es solo un manantial de
historia, pues por la Ciudad Monumental, a veces se ven cosas que no se
deberían ver, por esa razón, cuidado, con lo que se siente al pasar por sus
calles, porque puede ser que sin pensar os encontréis en una encrucijada de la
cual os va a ser muy difícil salir de
ella, porque ellos, sus primitivos habitantes siguen estando allí, acechando el
momento para poder salir del subsuelo.
Para que estas sensaciones
afloren, solo tenéis que adentraros con cuidado al anochecer por una de sus laberínticas
callejuelas y, pensar que estáis siendo vigilados por seres incorpóreos. Luego
si os apetece lo contáis sin temor vuestra experiencia a vuestros amigos, que por supuesto al no vivirla, no os creerán.
Aquella joven que con su mirada
quiso que contara algo de su historia,
no supo que en aquel momento algo sobrenatural hizo que mi memoria no fuera la
de siempre, pues lo más importante que acaeció aquel día no lo puedo recordar.
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