miércoles, 28 de marzo de 2018

Conspiración en las sombras Final

La incertidumbre se apoderó de mí, me estaban ocurriendo cosas que nunca creí podía estar viviendo, aquella voz que comenzó siendo afable de repente se hizo potente, tanto, que atronaron mis oídos, entonces pude verificar que era la voz del terror estalinista que llamaba a la persecución y al exterminio de los adversarios, eran los voceros de Stalin que con sus panfletos anunciaban el comunismo.
El horror que sentí hizo que me quedara paralizada, los hombres llamaban a la muerte.
Poco después, se inició una incruenta guerra en Rusia que diezmó el país, tan sólo porque a un demente se le ocurrió tener el control de una nación.
Unos años después, un descerebrado llamado Hitler hizo que comenzara la segunda guerra mundial. Todo aquel entramado de promesas falsas dio paso para que comenzara de nuevo otra de las más atroces  conspiraciones, que fue tristemente urdida en una tétrica y oscura taberna de barrio.
Y qué podemos decir de otros, dirigentes que no se conforman con uniformar a su pueblo sí, no, que también les exige que los vitoreen cuando deciden asomarse a su balcón luciendo su abultada barriga para su vanagloria ante un pueblo muerto de hambre.
Una luz iluminó mi memoria ya sabía cuál había sido el causante de aquel terrible sueño, era sin duda el que con los deseos caprichosos de unos cuantos pueden llevarnos a una nueva catástrofe.
 No sé quiénes  pueden ser, pero sí que a veces con piel de cordero  les gusta exhibirse en los medios haciendo de samaritanos en una tómbola benéfica, ¿Pero quiénes son los que verdaderamente son estos personajes poderosos que desconocemos su aspecto. Creéis que en este nuestro planeta podemos permitir que unos dementes con sus fechorías transformen el mundo cuando a ellos les plazca, pero siempre en beneficio a sus peculios particulares, con tan sólo por el simple hecho de querer mandar en una Nación?
¿Son acaso demonios que esperan su momento oportuno para dominarlo todo?
¿Pero, qué ventajas sacan con su dominación? Unos cuantos años oprimiendo según les venga en gana a los incautos ciudadanos, para luego, “qué” esperar como cada todo ser vivo, simplemente  la muerte.
Mis pensamientos de nuevo se interrumpieron, pues en el estudio se hizo notar un ruido que más bien parecía un rugido, las paredes se tambalearon la mesa corrió como alma que persigue el diablo empujada hacia la puerta de salida bloqueándola, yo seguía inmóvil bajo el efecto de la incredulidad.
Hasta este momento, pienso que hoy en día, el mundo sigue encontrándose cómo al principio de los siglos, desconociendo, quienes son los que en realidad nos dominan.
Yo me miro, no parezco la misma, mi cuerpo temblaba, pero no llego a ser consciente de la situación en la que me encuentro, entonces, sólo me quedaba pensar ¿Cómo salgo de este estudio si la mesa es muy pesada para mí? por lo tanto no la puedo mover sola, es demasiado grande para mis débiles brazos.
Me siento de nuevo en el sofá, entonces, se vuelvo a oír un roce era, cómo si alguien se hubiera metido dentro de mí cabeza, parecía querer manipular mi mente desde aquel  despacho, ¿Estaré siendo espiada por algún miembro de los servicios secretos?
De nuevo esa horrible voz, en esta ocasión hablaba tranquila, y al parecer se dirigía a mí, no seas incauta, tú no puedes hacer nada bajo tu condición de ciudadana, pero, si, te digo, ten mucho cuidado porque El estado de derecho también se encuentra entre las cloacas.
Aquella noche sólo pensaba en que llegara la asistenta, me abriera la puerta y de esta manera  poder  salir a la calle para respirar.
Dos días después no podía dejar de pensar, me encontraba inquieta. ¿Habré incurrido  en el delito de querer  saber a dónde somos llevados con tanta manipulación?

Yo ante tanta inquietud, sólo me queda pensar, que es bueno tener miedos para no caer en la indolencia, y para estar prevenidas, sobre todo cuando se asiste a una celebración donde no se conoce a nadie, puede que allí junto a ti tomándose un refresco se encuentre el sujeto que pueda cambiar tu vida. Cuidado, suelen ser muy caprichosos, y llevan el detonante en su mano.



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