viernes, 23 de marzo de 2018

Conspiración en las sombras segunda parte

 Lo penoso es que todos estos que gobiernan nuestras vidas, no son otra cosa que manipuladores de la humanidad, seres ocultos, pues nunca se llega a saber de quién es la mano férrea que mueve esos hilos. Por esa razón, al ostentar el poder de gobernar nuestras vidas con destreza de serpientes escurridizas, saben muy bien cómo enredarnos en esas trampas que suelen  poner para despistar y, de este modo pasar desapercibidos entre nosotros los “dé a pie” y cuando entre ellos deciden la fecha de sus reuniones, es cuando llega  el momento de  decidir, qué hacer, con este mundo llamado tierra, siempre por supuesto  con un supuesto beneplácito nuestro. Los cuáles una vez conseguido sus propósitos  expondrán entre ellos sus puntos de vista según sea el momento. Creyéndose siempre que son los más importantes y que son los únicos que pueden debatir cómo y cuándo debe cambiar el mundo.  En estas deliberaciones, también se decide sobre los acontecimientos mundiales, como el petróleo, el gas, armamentos, piedras preciosas, que sacan de las entrañas de la tierra africana, mientras los habitantes  de estos continentes,  las poblaciones se muere de hambre.
 Conecto la radio, necesitaba dejar esos pensamientos que me estaban alterando, y entonces oigo la noticia de que el dirigente Norcoreano, no descarta la posibilidad de tirar algún que otro cohete, como el niño  que le apetece jugar como si las  naciones fueran su juguetes.
 Y, aquí nosotros los ciudadanos del mundo aguantando mientras  un pelele poderoso juega con los misiles cuando se aburre, cómo si el mundo le perteneciera y, nosotros como siempre y, mientras tanto  desconociendo nuestro futuro, al encontrarnos en las manos de estos cómplices del poder que pueden decidir sobre nuestra vida, muerte, o futuro.
 Pienso que al ser tan poderosos, los miembros de  esta sociedad  y al tratarse de una sociedad tal vez se oculte tras los visos mitológicos; pues hace ya bastantes años y,  en una de esas reuniones secretas, decidieron, así por las buenas  fundar los Estados Unidos de América.
La lectura de aquella revista en su avance parecía prometer, entonces me olvidé  del reloj  al mismo tiempo en que mis párpados no se relajaron, por lo tanto el sueño cómo casi cada noche también  me abandonó.
Creo que me quedé un rato dormida, y entonces soñé, con un pequeño hombre gordo y espalda  sebosa, sus ojos estrechos, que con su rechoncho pie pisaba la barriga de un hombre que yacía en el suelo, su mofletuda cara sonreía. Despierto asustada, ese hombre lo había visto antes en algún sitio pero no recordaba dónde.
Algo hizo que me interesara de manera especial lo publicado en aquella revista y, saber sobre quienes podían ser, poniéndoles nombres y apellidos a aquellos fundadores, y pensé que todo era en vano, pues  estos episodios,  vienen siempre  sucediendo a lo largo de la historia.
 Desde los más  antiguos, a los más  nuevos  políticos, siempre han integrado  en este grupo a  grandes hombres de negocios, que pertenecen a las familias de grandes fortunas, pues sin este requisito,  no se puede pertenecer como miembro de ninguna de esta sociedad  secreta.
 Y cómo tenía tiempo, me permití  hacer una matización de los posibles hombres importantes que podían pertenecer a ese grupo elitista  en la clandestinidad, llamados por poner un nombre, por supuesto ficticio, porque por supuesto nunca  se les podrá jamás identificar, yo les llamo los “Líderes Mundiales” que no dan la cara al encuentrarse  parapetados bajo un aspecto de total normalidad.
Busqué siglas que pudieran darme la clave para identificar a alguno de ellos, pero algo me dijo, que estas organizaciones secretas su principal virtud es la prudencia, por lo tanto me encontré sabiendo lo mismo  que cuando comencé a leer. Nada.

De repente  el despacho se inundó con una luz extraña que comenzó a brillar,  miro,  busco con ansiedad  ese resplandor, lo encuentro en la librería, surgiendo tras uno de los libros de jurisprudencia, allí pude ver un diminuto aparato que parpadeaba  con una potente luz roja, que al acercarme  cesó en su parpadeo, asustada  no me atreví a tocarlo, pero una voz interrumpió en el silencio del estudio que se encontraba a medio gas.







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