Algo hizo que me interesara de
manera especial por lo publicado en aquella revista y, quise saber quienes
podían ser estos conspiradores y fundadores poniéndoles nombres y apellidos, pero desistí
todo era en vano, pues estos episodios, vienen siempre sucediendo a lo largo de la historia.
Desde los más antiguos, a los más nuevos políticos, siempre han sabido integrar en estos grupos a los llamados grandes hombres
de negocios, y a los que pertenecen a
las familias de grandes fortunas, pues sin este requisito no se puede
pertenecer como miembro de ninguna de estas sociedades secretas, pero que ellos se
hacen pasar como si pertenecieran a una familia tradicional.
Y como vi que no podía dormir ni en aquel tiempo extra que
me regalaba el insomnio me permití hacer
una simple selección de los posibles hombres importantes que podían pertenecer a ese
grupo elitista en la clandestinidad, que los apodé por ponerles nombres, por supuesto todo ficticio, porque si ellos no lo
permiten jamás llegan a ser identificados, por lo tanto yo les llamo “Líderes Mundiales” que no dan
la cara pues se encuentran parapetados bajo un aspecto de total
normalidad.
Busqué siglas que pudieran darme la
clave para identificar a alguno de ellos, pero algo me dijo, que estas
organizaciones secretas su principal virtud es la de la prudencia, la cual les permite hacer lo que quieren a su antojo en las sociedades de las cuales son los AMOS por lo tanto
me encontré sabiendo lo mismo que cuando
comencé a leer.
Nada.
De repente el despacho se inundó con una luz extraña que
comenzó a brillar, busco con ansiedad ese resplandor, lo encuentro en la librería,
que surgía tras uno de los libros de jurisprudencia, allí pude ver un diminuto
aparato que parpadeaba con una potente
luz roja, que al acercarme cesó en su
parpadeo, asustada no me atreví a
tocarlo, pero una voz interrumpió en el silencio del despacho, que se encontraba
a medio gas.
La incertidumbre se apoderó de mí,
me estaban ocurriendo cosas que nunca creí podía estar viviendo, aquella voz
que comenzó siendo afable de repente se hizo potente, tanto, que atronaron mis
oídos, entonces pude verificar que era la voz del terror estalinista que
llamaba a la persecución y al exterminio de los adversarios, eran los voceros
de Stalin que con sus panfletos anunciaban el comunismo.
El horror que sentí, hizo que me
quedara paralizada, los hombres llamaban a la muerte.
Eran los tiempos en que se inició una incruenta guerra en Rusia que diezmó
el país, tan sólo porque a un demente se le ocurrió tener el control de una
nación.
Unos años después, nació otro
descerebrado llamado Hitler que hizo que comenzara la incruenta segunda guerra
mundial.
Una guerra que se gestó en un
entramado de promesas falsas e ilusorias en una tétrica y oscura taberna de un barrio
alemán, dando paso a que empezara una de las más atroces conspiraciones, la llamada Segunda Gerra Mundial
Y qué podemos decir de otros muchos
dirigentes que no se conforman con uniformar a su pueblo sí, no, que también
exigirles que los vitoreen cuando deciden
asomarse a su balcón luciendo su abultada barriga y vanagloriarse ante un pueblo muerto de hambre.
Una luz iluminó mi memoria ya sabía
cuál había sido el causante de aquel terrible sueño, sin dudas es algo que no se puede consentirse, al ser solo, los deseos caprichosos de unos cuantos que nos pueden llevar a una
nueva catástrofe.
No sé quiénes
pueden ser, pero se encuentran ahí, entre nosotros vigilando nuestra
forma de vida, que a veces, como opresores se nos presentan con piel de
cordero, también les gusta exhibirse en
los medios de comunicación haciendo de
benefactores y hasta son capaces de vender papeletas en una tómbola benéfica.
¿Pero quiénes son verdaderamente estos
personajes poderosos que desconocemos su aspecto aunque los reconozcamos?
¿Creéis que en este nuestro planeta, y después
de tantos siglos de aprendizaje podemos
permitir que unos dementes con sus fechorías transformen el mundo cuando a
ellos les plazca?
Sin olvidarnos que siempre hacen
las leyes a beneficio propios llenando
las arcas de sus peculios particulares, por el simple hecho de querer mandar en
una Nación.
¿Son acaso demonios que esperan su
momento oportuno para dominar todo?
¿Pero, qué ventajas sacan con su
dominación? Unos cuantos años oprimiendo según les venga en gana a los incautos
ciudadanos, para luego, “qué” esperar como cada todo ser vivo, simplemente, llegar a una muerte vacía de riquezas que no se pueden llevar.
Mis pensamientos de nuevo se
interrumpieron, pues en el estudio se hizo notar un ruido que más bien parecía
un rugido, las paredes se tambalearon la mesa corrió como alma que persigue el
diablo empujada hacia la puerta de salida bloqueándola, yo seguía inmóvil bajo
el efecto de la incredulidad.
Hasta este momento, no se me
ocurrió pensar que hoy en día, el mundo sigue encontrándose cómo al principio
de los siglos, desconociendo, quienes son los que en realidad nos dominan.
Yo miro hacia mi interior, sé que
no parezco la misma, mi cuerpo temblaba como una hoja a punto de caer, pero
sabía que no era consciente de la situación en la que me encontraba, sólo me
quedaba pensar y en cómo salir del despacho si la mesa obstaculizaba la salida que era muy pesada para mí.
Me siento en el sofá, entonces,
creo oír un roce era, cómo si algo se hubiera metido dentro de mí cabeza, que parecía
querer manipular mi mente.
En mi desvarío hasta llegué a
pensar que pudiera encontrarme siendo
espiada por algún miembro de los servicios secretos.
De nuevo esa horrible voz, en esta
ocasión hablaba tranquila, y al parecer se dirigía a mí, no seas incauta, tú no
puedes hacer nada bajo tu condición de ciudadana, pero, si, te digo, ten mucho
cuidado porque El Estado de Derecho también se encuentra entre las cloacas.
SIGUE


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