lunes, 2 de octubre de 2023

Es realidad o ficción?

por  los que parecían caballeros, fue cuando en aquel escenario, en esos momentos uno de los caballeros se levantó para tomar la palabra y comenzó  diciendo, nadie debe saber que existimos, y mucho menos que salga a la luz nuestras intenciones ocultas.

Un silencio sepulcral invadió la sala.

 Yo escuchaba incrédula, pues ante las palabras del ponente, pues todos parecían estar de acuerdo,  hasta que uno de ellos, en un impulso, se puso en pie, dio dos pasos hasta ponerse en el  centro del salón ante el asombro y susurros de los reunidos, entonces con soltura se quitó una armadura que llevaba pegada al cuerpo, y ante ellos apareció una figura de mujer, la asamblea enmudeció ante aquella insólita presencia,  habían sido burlados  por una mujer, entonces, y antes de que pudieran  reaccionar por la sorpresa  los allí reunidos, la mujer comenzó a hablar, pero nadie la escuchaba, sólo se oían comentarios morbosos hacia aquella mujer que osaba  pisar el terreno de los hombres, uno de los caballeros con voz potente hizo llamar a uno de sus lacayos pidiendo que la sacara de la sala sin miramientos, dejándola así en manos de un desalmado rufián que la amordazó.

Yo aterrada me encontraba presenciando un escenario del pasado, y ante aquel atropello me vi sin poder hacer nada ante semejante injusticia, entonces sin pensarlo, seguí los pasos de aquel verdugo que hacía andar a empujones a la doncella, situándome tras ellos; bajamos por unas estrechas escaleras casi a arrastras por donde el techo parecía aplastarme la cabeza, de pronto, me pareció que nos encontrábamos en la antesala de un calabozo, aquel lugar, era sin duda alguna donde con frecuencias se cometían las mayores atrocidades inimaginables contra todo aquel que no acatase las órdenes del que en esos momentos ostentara el cargo de Comendador.

Mientras tanto yo no podía creer lo que estaba viviendo pues me encontraba ante un acto cruel  atemporal, y ante mí vi cómo  la doncella era atada con las piernas abiertas a un potro de tortura, la doncella debió saber que me encontraba allí pues me miró con dulzura, yo no supe que hacer, no tenía medios para impedir aquel vil atropello, mientras tanto sus miembros eran estirados cómo si fueran de goma, entonces ella comenzó a relatar lo que iba suceder después de su muerte, por lo tanto intuí que yo me encontraba allí porque era preciso que alguien presenciara lo que estaba acaeciendo en aquella bella ciudad donde la avaricia de los hombres la estaba haciendo desaparecer.

Una vez en la calle me encontré con dos hombres que pasaron junto a mí  llevaban unos abrigos verdes largos y unos pequeños sombreros de tres picos, que sin decir palabra me señalaron el camino que tenía que tomar para salir de la ciudad.

De pronto un terrible movimiento de tierra, hizo temblar los cimientos de la ciudad, para poco después  quedarla sumergida para la eternidad, yo sólo mire hacia atrás cómo si nada me importara. Más tarde, supe que  sobre aquellos  escombros se construyeron nuevos inmuebles que  resurgiendo  a modo de casas solariega, de aquella catástrofe  nunca más se habló, no era necesario hurgar tanto en ese turbio pasado. Y fue cuando supe de que había surgió una nueva ciudad; una ciudad moderna, tanto que aún, y a pesar del tiempo transcurrido sigue siendo hermosa, y ahora en la actualidad es llamada medieval.

Recordando aquel episodio de mi vida, supe que quedaron   muchas lagunas en mí memoria, creo que después de micho recordar no me fue nada sorprendente  lo que aquel día presencié, pues  a veces y en  mi propia casa, siento presencias  que, parecen desear contarme  historias de las que sucedieron en Cáceres cuando corrían en los siglos XVII—XVIII, todas estas sensaciones me suele acontecer cuando bajo las escaleras que conducen al llamado Alzapón (palabra en desuso) habitación donde se solían almacenar los alimentos en los tiempos pretéritos, pero que aún se conserva en buen estado  por encontrarse mi vivienda en la parte antigua de la ciudad.

Este fenómeno que afloran en mí  cada vez que bajo estas escaleras, pienso que, tal vez  tenga alguna relación con lo que siento al pasear por la ciudad monumental.

¿Acaso somos tan zafios que llegamos ignorar que no somos únicos, y que no tenemos un pasado? Pero si hay una cosa que nos tiene que hacer pensar. ¿Y si estos habitantes del subsuelo están  esperando el momento para que los liberemos de su eterna oscuridad?

Sé que  estas sensaciones las puede sentir cualquiera, a sabiendas de que más tarde puede ser difícil explicar a un amigo, pues no se les puede decir, que has dado un salto temporal en el espacio y tiempo  pudiendo contemplar un escenario del pasado. Eso, casi nadie lo comenta, y si lo hacen, no son creíbles, por la simple razón de que cada individuo suele contarlo según su criterio, pero yo, os advierto, que Cáceres no es solo  un manantial de historia, pues por la Ciudad Monumental, a veces se ven cosas que no se deberían ver, por la razón de que son increíbles. Pero cuidado, con lo que se siente al pasar por sus calles, porque puede ser que sin apenas daros cuenta os encontréis en una encrucijada de la cual  es difícil salir de ella, porque ellos, sus primitivos habitantes siguen estando allí, acechando el momento para poder salir del tormento del subsuelo.

Y que para que estas sensaciones afloren, solo tenéis que adentraros con cuidado al anochecer por una de sus laberínticas callejuelas y, pensar que quizás estáis siendo vigilados por seres incorpóreos. Luego si os apetece lo contáis sin temor vuestra experiencia a los amigos,  que por supuesto al no vivirla, no lo creerán, pero que sin duda intentaran vivir esa aventura en la soledad de la noche.

Aquella joven que me contó su historia con tan solo su mirada, me llevó allí para que pudiera transmitir todo lo que había visto ya que ella no podía, aunque no expuso sus razones para que yo fuera su portavoz. Pero lo que sí supe fue que en aquel momento en que me encontraba presenciando aquella tortura, supe que algo sobrenatural hizo que aquella joven desapareciera, llevándose consigo parte  de mi memoria. Desde entonces no fui la misma de siempre, pues lo más importante que en aquellos momentos acaeció en aquella historia nunca lo he podido recordar con nitidez.

Será por ese motivo que Cáceres es tan misteriosa.

 




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