Habían pasado al menos dos horas cuando de nuevo el teléfono
suena, sin estar conectado.
Lo coge con desgana, ¿Has recibido un paquete?, es necesario
que lo tengas en tus manos lo antes posible, creo que sabe bien de qué estoy
hablando, pues este asunto es necesario que se solvente cuanto antes.
Eladio no sabe qué
decir, en unos segundos sin apenas reponerse de aquella llamada, llaman a la
puerta, un mensajero le entrega un paquete, que nada más dejarlo en las manos
de Eladio, el recadero desaparece.
El teléfono seguía
conectado, Eladio sin saber qué hacer mira aquel paquete…
Mientras desde el teléfono una voz le increpa, despierta de
una vez, ya tienes el paquete que te acabo de mandar, bien, pues ahora a
trabajar, me urge que este asunto esté resuelto cuanto antes.
Eladio se dirige a la mesa, deposita el paquete, necesitaba
pensar antes de abrirlo, pero una ansiedad interior lo apremia.
¿No me digas que ahora te vas a echar para atrás?
“No” se contestó así mismo, con rotundidad.
Pues ya puedes ponerte en marcha. En aquel momento del móvil
salió un ruido extraño como si se tratara de una máquina que poco a poco pierde
velocidad.
Poco después con extraña agitación abre el paquete, era una
caja de madera, la abre, dentro había una joya que no supo calcular el valor que
pudiera tener, él no entendía de joyas,
y mucho menos de esta clase de joyas que por su aspecto parecía ser muy
antigua.
La observa con detenimiento, parecían
representar tres moscas, cada una de ellas se encontraba coronadas por pequeñas
gemas de diferentes colores las cuales parecían realzar unas siglas, que para
cualquier profano como él, eran totalmente ininteligibles. Después de haberla
observado durante largo rato, no consigue tener nada claro, pero, sigue sin atreverse
a sacarla de la caja, se enoja consigo
mismo al no tener la valentía necesaria para llegar a una conclusión.
Cierra la caja, y después de cerrarla piensa que el contenido
era totalmente contradictorio a la madera con que estaba trabajada la caja,
pasa la mano suavemente por la superficie, analiza de nuevo cada milímetro de aquel
envase, pero al no encontrar en su memoria nada que pudiera revelarle la
procedencia de aquella madera, decide entrar en internet para comprobar a
que especie arbórea conocida pertenecía, pero fue fallido, aquella
madera no parecía estar catalogada como madera, la preocupación le hace ponerse ante la caja, comienza a pensar, pero
solo saca en conclusión que la madera parecía ser atemporal, ya que su
procedencia era imposible de averiguar.
De pronto, da un respingo en la silla, aquella madera solo
podía pertenecer a una clase de árbol...
No obstante, y con los nervios a flor de piel supuso de donde podía ser su procedencia, entra de nuevo en internet para buscar las características
de aquella madera, mientras busca piensa en el diseño de la caja que le
pareció que era muy especial.
Una vez que leyó en internet todo lo que se decía sobre las maderas
especiales, desistió al no encontrar nada significativo que la distinguiera,
pero de lo que estaba seguro era que el diseño del estuche no era el primitivo.
Eladio por unos momentos no sabe qué pensar, era un trabajo,
y él nunca había hecho nada en su vida que no fuera satisfactorio, y ahora que tenía una
oportunidad que parecía ser especial pues no comprendía cómo se había atascado en
una cosa que aparentemente parecía fácil, tan sólo tenia que saber diferenciar la
madera, donde era la procedencia de esa madera y el año en la que había sido elaborada aquella
joya, pues mientras miraba tuvo el pálpito de que en aquel trozo de
madera, podía guardarse un enigma.
Aquel enigma no parecía ser para él, debía dejarlo, pues
lo menos que necesitaba en esos momentos de su vida era tener más complicaciones, pero también necesitaba
trabajar para subsistir, de pronto creyó ver la luz, en ese momento su mente
fue tan rápida que, decidió llevar a cabo aquella investigación que le habían
encargado.
La realidad para Eladio aquel trabajo se le presentaba como
un reto, uno de esos retos que sólo se presentan en escasas ocasiones, por lo
tanto decidió aprovechar la oportunidad.
Tal vez esto podía ser el comienzo de algo que podía llegar a
catapultarlo hacia nuevos trabajos que estuvieran más acorde con lo que
siempre deseó.
Pero dentro de sus dudas Eladio pensó que se encontraba ante
un trabajo desconcertante, al no tener ni idea por donde empezar por supuesto este
trabajo podía ser mucho mejor que el de perseguir a criminales que a veces, y después
de una burda y lamentable investigación, cuando llegaba al resultado, sólo eran
historias inventadas o bulos tan rocambolescos que algunos de los policías llegaban hasta a ridiculizarlo.
Esta nueva etapa que
veía venir a su vida se la imaginaba brillante, pues creía ser merecedor después de haber pasado tantas penurias sin una recompensa.
¿Sería que le había tocado la mano de Dios? Aunque supo de antemano que, todo parecía tener trazos de ser difícil de resolver. Pero ¿Por qué él?
¿Quién se lo propuso?
Eladio, no piensa en nada parecía tener la cabeza vacía
mientras miraba con recelo la caja que se encontraba encima de la mesa, sin llegar
a tocar la joya da mil vueltas a la cabeza con respecto a si decidirse o no
aceptar aquel encargo, en un impulso, saca la joya de la caja, su cabeza
parecía no razonar ante la necesidad que tenía de un trabajo, y no supo ver el
resplandor que la joya parecía emanar.
De pronto con la joya en la mano, tuvo una visión que le hizo
sentarse, y fue cuando en un momento de desorientación le pareció ver a un grupo de hombres que tenían la cabeza
rapada, barba larga blanca, párpados entornados sobre unas pupilas hundidas, estos seres se encontraban ante él, de pronto aquel grupo comenzó a flotar por la
habitación, que al encontrarse vestidos en túnicas que parecían harapientas, Eladio
durante unos minutos no supo cómo reaccionar pues también creyó ver que estos seres parecían ángeles
salidos del averno, pues al estar todos suspendidos, inmóviles en el aire, daban la sensación de seres incorpóreos. Para poco después comenzar a volar ante él como si
fueran grandes pájaros nocturnos, que parecían deslumbrados por la luz del
día.
Conmovido por aquel espectáculo que acababa de ver, no puede
más y se echa encima de la cama, pero antes de acostarse pone la caja en la
mesita de noche con la joya dentro, no cierra los ojos, pues desde el primer
momento que la tuvo en sus manos, y la observó, le obsesionó el desfase que se
podía apreciar sobre el diseño de la caja, y su conservación.
Estaba seguro que la caja no encajaba con la antigüedad que
parecía tener la joya,--aunque solo se atrevió
mirarla de soslayo-- este detalle
le alerta ante la posibilidad de que
pudiera estar involucrada en algún robo importante, o, tal vez en alguna trama
que podía desembocar en un asunto turbio.
Para distraer su impaciencia, mira con detenimiento el techo
de su salón, y tuvo la sensación de que se encontraba cubierto con la arena
dorada del desierto.
Quiso gritar, pero su cuerpo se encontraba paralizado, y
creyó que su espíritu se estaba diluyendo hacia la demencia.
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