sábado, 28 de octubre de 2023

Almas en la sombra 2º parte

Habían pasado al menos dos horas cuando de nuevo el teléfono suena, sin estar conectado.

Lo coge con desgana, ¿Has recibido un paquete?, es necesario que lo tengas en tus manos lo antes posible, creo que sabe bien de qué estoy hablando, pues este asunto es necesario que se solvente cuanto antes.

 Eladio no sabe qué decir, en unos segundos sin apenas reponerse de aquella llamada, llaman a la puerta, un mensajero le entrega un paquete, que nada más dejarlo en las manos de Eladio, el recadero desaparece.

 El teléfono seguía conectado, Eladio sin saber qué hacer mira aquel paquete…

Mientras desde el teléfono una voz le increpa, despierta de una vez, ya tienes el paquete que te acabo de mandar, bien, pues ahora a trabajar, me urge que este asunto esté resuelto cuanto antes.

Eladio se dirige a la mesa, deposita el paquete, necesitaba pensar antes de abrirlo, pero una ansiedad interior lo apremia.

¿No me digas que ahora te vas a echar para atrás?

“No” se contestó así mismo, con rotundidad.

Pues ya puedes ponerte en marcha. En aquel momento del móvil salió un ruido extraño como si se tratara de una máquina que poco a poco pierde velocidad.

Poco después con extraña agitación abre el paquete, era una caja de madera, la abre, dentro había una joya que no supo calcular el valor que pudiera tener,  él no entendía de joyas, y mucho menos de esta clase de joyas que por su aspecto parecía ser muy antigua.    

  La observa con detenimiento, parecían representar tres moscas, cada una de ellas se encontraba coronadas por pequeñas gemas de diferentes colores las cuales parecían realzar unas siglas, que para cualquier profano como él, eran totalmente ininteligibles. Después de haberla observado durante largo rato, no consigue tener nada claro, pero, sigue sin atreverse a sacarla  de la caja, se enoja consigo mismo al no tener la valentía necesaria para llegar a una conclusión.

Cierra la caja, y después de cerrarla piensa que el contenido era totalmente contradictorio a la madera con que estaba trabajada la caja, pasa la mano suavemente por la superficie,  analiza de nuevo cada milímetro de aquel envase, pero al no encontrar en su memoria nada que pudiera revelarle la procedencia de aquella madera, decide entrar en internet para  comprobar a  que especie arbórea conocida pertenecía, pero fue fallido, aquella madera no parecía estar catalogada como madera, la preocupación le hace  ponerse ante la caja, comienza a pensar, pero solo saca en conclusión que la madera parecía ser atemporal, ya que su procedencia era imposible de averiguar.

De pronto, da un respingo en la silla, aquella madera solo podía pertenecer  a una clase de árbol...

No obstante, y con los nervios a flor de piel supuso de donde podía ser su procedencia, entra de nuevo en internet para buscar las características de aquella madera, mientras busca piensa en el diseño de la caja que  le pareció que era muy especial.

Una vez que leyó en internet todo lo que se decía sobre las maderas especiales, desistió al no encontrar nada significativo que la distinguiera, pero de lo que estaba seguro era que el diseño del estuche no era el primitivo.

Eladio por unos momentos no sabe qué pensar, era un trabajo, y él nunca había hecho nada en su vida que no fuera satisfactorio, y ahora que tenía una oportunidad que parecía ser especial pues no comprendía cómo se había atascado en una cosa que aparentemente parecía fácil, tan sólo tenia que  saber diferenciar la madera, donde era la procedencia de esa madera y el año en la que había sido  elaborada aquella joya, pues mientras miraba tuvo el pálpito de que en aquel trozo de madera, podía guardarse un enigma.

Aquel enigma no parecía ser para él, debía dejarlo, pues lo menos que necesitaba en esos momentos de su vida era tener más complicaciones, pero también necesitaba trabajar para subsistir, de pronto creyó ver la luz, en ese momento su mente fue tan rápida que, decidió llevar a cabo aquella investigación que le habían encargado.

La realidad para Eladio aquel trabajo se le presentaba como un reto, uno de esos retos que sólo se presentan en escasas ocasiones, por lo tanto decidió aprovechar la oportunidad.

Tal vez esto podía ser el comienzo de algo que podía llegar a catapultarlo hacia nuevos trabajos que estuvieran más acorde con lo que siempre deseó.

Pero dentro de sus dudas Eladio pensó que se encontraba ante un trabajo desconcertante, al no tener ni idea por donde empezar por supuesto este trabajo podía ser mucho mejor que el de perseguir a criminales que a veces, y después de una burda y lamentable investigación, cuando llegaba al resultado, sólo eran historias inventadas o bulos tan rocambolescos que algunos de los policías llegaban hasta a ridiculizarlo.

 Esta nueva etapa que veía venir a su vida se la imaginaba brillante, pues creía ser merecedor  después de haber pasado  tantas penurias sin una recompensa.

 ¿Sería que le había tocado la mano de Dios?  Aunque supo de antemano que,  todo parecía tener trazos de ser difícil de resolver. Pero ¿Por qué él?

 ¿Quién se lo propuso?

Eladio, no piensa en nada parecía tener la cabeza vacía mientras miraba con recelo la caja que se encontraba encima de la mesa, sin llegar a tocar la joya da mil vueltas a la cabeza con respecto a si decidirse o no aceptar aquel encargo, en un impulso, saca la joya de la caja, su cabeza parecía no razonar ante la necesidad que tenía de un trabajo, y no supo ver el resplandor que la joya parecía emanar.

De pronto con la joya en la mano, tuvo una visión que le hizo sentarse, y fue cuando en un momento de desorientación le pareció ver a un grupo de hombres que tenían la cabeza rapada, barba larga blanca,  párpados entornados sobre unas pupilas hundidas, estos seres se encontraban ante él, de pronto aquel grupo comenzó a flotar por la habitación, que al encontrarse vestidos en túnicas que parecían  harapientas, Eladio durante unos minutos no supo cómo reaccionar pues también creyó ver que estos seres parecían ángeles salidos del averno, pues al estar todos suspendidos, inmóviles en el aire, daban la sensación de seres incorpóreos. Para poco después comenzar a volar ante él como si fueran grandes pájaros nocturnos, que parecían deslumbrados por la luz del día.

Conmovido por aquel espectáculo que acababa de ver, no puede más y se echa encima de la cama, pero antes de acostarse pone la caja en la mesita de noche con la joya dentro, no cierra los ojos, pues desde el primer momento que la tuvo en sus manos, y la observó, le obsesionó el desfase que se podía apreciar sobre el diseño de la caja, y su conservación.

Estaba seguro que la caja no encajaba con la antigüedad que parecía tener la joya,--aunque solo se atrevió  mirarla  de soslayo-- este detalle le alerta ante la posibilidad  de que pudiera estar involucrada en algún robo importante, o, tal vez en alguna trama que podía desembocar en un asunto turbio.

Para distraer su impaciencia, mira con detenimiento el techo de su salón, y tuvo la sensación de que se encontraba cubierto con la arena dorada del desierto.

Quiso gritar, pero su cuerpo se encontraba paralizado, y creyó que su espíritu se estaba diluyendo hacia la demencia.




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