viernes, 10 de mayo de 2024

Cuando despierta la bestia 3º parte


Después de un largo trecho  caminando a ciegas, empezaba a clarear el día, fue cuando vio que se encontraban en la falda de una montaña, dónde en desigual simetría había unos escalones que en su cansina ascendencia parecían ser interminables; cuando llevaban escalado unos cien peldaños, Anna se siente desfallecer, su ritmo cardiaco se encontraba demasiado acelerado, separa unos segundos para aspirar aire, cuando de pronto se empezó a oír el chillido escalofriante de hienas, que parecían salir de cada uno de aquellos peldaños, haciendo que la continuación de aquel ascenso fuera más insoportable.

Mira a su alrededor intentando amortiguar el miedo que sentía, cuando descubre ante ella algo indescriptible, toda la montaña se encontraba salpicada de cerezos con el fruto maduro que desprendía un intenso color rojo, dando la sensación que la montaña se encontraba salpicada con gotas de sangre. Espantada, quiere pensar que todo es producto del agotamiento. Mira el suelo, aquella vereda por donde habían subido  se encontraba cubierta de huesos fósiles, fue cuando supo de donde venía aquel ruido extraño, que oyó bajo sus pies mientras caminaba, ahora lo sabía, era el extraño crepitar de huesos, entonces vio horrorizada cómo el suelo de la vereda era un osario.

Esos huesos que en su caminar iba pisando empezaron a cobrar vida, se intranquiliza, debía estar soñando ¿podía acaso, hipotéticamente hablando, que fuera posible que estuvieran resucitando criaturas muertas?

La tierra parecía temblar bajo sus pies, mientras seguía implacable el ruido del crujir de huesos. Entonces y, ante sus ojos estos seres se disponían con total normalidad  a ensamblarse, eran huesos que ante ella se mostraban jugosos mientras se iban configurando transformándose en la estructura de unos seres humanos extraños. ¿Acaso todos los componentes de esa extraña excursión estaban viendo lo mismo que ella? Se queda por unos momentos pensativa, porque al mirarlos pudo ver por su expresión que no parecían darle importancia a lo que a ella le estaba causando pavor.

Poco después pudo oír pasos que parecían seguir tras los suyos, mira hacia atrás desconfiada y, estos seres estaban allí, junto a ella, se encontraban alineados cómo un ejército disciplinado que se dirige al campo de batalla. Anna se pasa la mano por la frente que se encontraba empapada en un sudor frío, casi cadavérico, entonces supo que se encontraba perdida.

Un ruido inesperado le hace creer que había entrado en el infierno, un enjambre de insectos, negros, brillantes, de procedencia desconocida se acercaban escandalosamente hacia ellos, y encontrándose a punto de entablar una batalla imposible de poder ganar contra aquellos seres volátiles al ser numerosos; pero de momento todo cambió cuando miró hacia la dirección por donde desaparecen de repente los insectos, y fue cuando pudo ver cómo en la cima de la montaña había un hombre alto, vestido con túnica de color granate; sus ojos eran cómo dos azabache que nadaban en un cuenco de sangre. 

El efecto que este hombre causó en Anna casi le hace desvanecer, cuando minutos después coronan la cima, ve que aquel hombre se hallaba sentado en una piedra redonda que giraba con parsimonia aplastando el fruto del olivo. El ruido que hacía el jugo de la aceituna al caer en uno de los contenedores subterráneos, era tan escalofriante cómo aquel desolado lugar.

El hombre ante sus invitados parecía sentirse contento cuando  dirige la mirada hacia los recién llegados, un criado se acerca al ver la señal que aquel hombre hacía con su mano, que ordena acercarse, el criado porta una bandeja con pequeñas tazas que contenían una pequeña porción de aceite, les invita a beber, el color  del aceite era verdoso la  textura era  espesa, el sabor áspero y amargo, pero, Anna se asusta, aquel caldo no tenía el clásico olor a la aceituna recién exprimida, era otro olor, raro, pero no difícil de  identificar. Ante esta revelación, Anna siente que el mundo se hunde a sus pies, aquel aceite olía  a sangre.
SEGUIRÁ


No hay comentarios :

Publicar un comentario