Anna, mientras tanto seguía sentada en el banco y
Sonia podía ver cómo lloraba lágrimas abundantes que brotaban de unos ojos que parecían de otro mundo. Entre
sollozos decía:
- Yo no deseo volar por el espacio.
- Pero Anna ¿qué estás diciendo? Sólo has tenido una
pesadilla.
- ¿Tú crees? -dijo más serena- porque yo estoy
segura que si esta situación, que están provocando los dignatarios del mundo
por la lucha por el poder ambiciosos de conseguir ser ellos solos los
beneficiados, si esto sigue así, no puede durar mucho tiempo Sonia, esto se
acaba.
- ¿Pero cómo puedes pensar que el mundo se puede
acabar por una crisis que es sólo un accidente mercantil? Creo que lees
demasiados periódicos sensacionalistas - le decía Sonia.
- Piénsalo- repetía
Anna ignorando con exactitud qué era lo que podía pasar- Si la tierra, dejara
de funcionar y parase la productividad, ellos
los poderosos serían los primeros en viajar por el espacio hasta que
encontraran un planeta dónde pudieran volver a empezar de nuevo. Tendrían que
llevarse la mano de obra y entonces todo quedaría igual con una salvedad,
quizás muchos de los asalariados que se fueran con ellos, si no fueran capaces
de adaptarse al clima, que seguramente es hostil para los terrícolas…
- Entonces ¿qué crees tú que pasaría?- le dijo Sonia
cada vez más asustada. Mientras tanto, a pesar del bullicio que provocaba la
gente ante aquel terrible episodio del
jardín, se empezaron a oír con una nitidez espeluznante las sirenas de
las ambulancias, coches de policías, todos en unos minutos desalojaron a los
curiosos y el parque se quedó vacío.
Ahora era Anna la que intentaba calmar a Sonia al
verla tan agitada. Minutos después y
mientras caminaban por una de las avenidas, le dijo:
-
Es muy sencillo, todos
los inadaptados, los que no sirvieran para desarrollar el trabajo, serían
arrojados al espacio infinito hasta que fueran desintegrados.
-
Pero, esto sólo puede
ser una hipotética forma de hablar ¿o no? - dijo Sonia, cada vez más asustada y
sacando fuerzas de flaqueza.
Anna
respondió:
-
Yo estoy segura que esto no nos vaya a
suceder.
Las dos amigas, apesadumbradas se despidieron hasta
el día siguiente.
Aquella noche Sonia, no pudo dormir pensando en la
conversación que había mantenido aquella tarde con su amiga. Toda la noche la
pasó entre un revoltijo de sábanas que parecían querer maniatarla para que no
escapara de su destino que ya estaba escrito.
No obstante por dentro sentía la corrosiva impresión
de que quizás todo lo que su amiga le había contado podía ser una cruda
realidad y como no podía dormir, se esforzaba en pensar que todo esos pensamientos de Anna
refiriéndose al ser humano, eran cómo
esas escaladas en grupos en las que todos los componentes van concienciados de
que todo les va a salir bien, en la subida nunca se debe pensar en un posible resbalón, porque
si caes puedes llevar en el arrastre toda la cordada. Sonia, cerró los ojos con
fuerza e intentó convencerse de que la humanidad no debía ni podía llegar a
esos extremos, cómo el de resbalar, pues
eso sería rayar en la estupidez.
Al día siguiente Sonia llamó a Anna nada más
levantarse, necesitaba saber de dónde le pudo venir aquel sueño. Se citaron en
una de las terrazas de moda en el centro de la ciudad. Sonia insistió a Anna para
que le contara algo más de aquel extraño sueño.
Anna, muy seria le decía a Sonia:
-
La historia es lo más
sencillo de comprender, puesto que es historia y se puede leer porque además ha sucedido, pero piensa que mi
sueño aún está por realizarse, por esa razón tú en tu subconsciente no quieres aceptar esa realidad que acecha a la
humanidad; porque tú sabes que al no haber pasado el suceso, no puede haber historia,
pero entiéndeme, eso es lo que hay.
Sonia, tienes
que comprender que los llamados Señores del Mundo tan sólo por el mero hecho de
tener poder, no piensen con la cabeza serena lo que están haciendo; que es global, porque
se extiende de norte a sur por este maravilloso globo terráqueo. Todos,
absolutamente todos, lo están haciendo
de desastre, nosotros los que formamos
parte de esta enrevesada partida de
ajedrez, como peones de esta singular jugada, seremos como siempre los perjudicados.
-
¿Qué estas diciéndome
Anna? No me asustes más de lo que estoy.
Continuará...
Parque del Retiro (Madrid)
Fuente: www.fotomadrid.com
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