Anna no tenía ni la más remota
idea de qué nuevo misterio se enfrentaba con aquel personaje desconocido.
Su mente, parecían haberse
alborotado, la cabeza le empezó a dar vueltas como si se hubiera subido a una
noria, pues aquello que estaba presenciando, podía ser muy serio, ¿Se encontraría
ante un fantasma?
Y el hombre, volviéndose hacia ella
le dijo con rotundidad para que lo oyera, “Si” dijo antes de que ella tuviera tiempo de articular
palabra alguna.
Anna poco después me comentó, que
ni siquiera se había imaginado un caso tan sorprendente como el de vivir esos
momentos. Anna envidió a aquel hombre que podía deshacerse de lo que no le
servía, ¿Pero qué barbaridad estaba pensando?
Empezó a envidiarlo, era lo que
sentía a pesar de que le dijera que ella también podía hacer lo mismo que él y,
que si quería también podía hacer con
sus miembros todo lo que quisiera, pero para hacer todo eso tenía primero que
deshacerse de pensamientos, negativos, banales, porque estos pensamientos sólo suelen
hacer que se desperdicie parte de la inventiva. Y por lo tanto quiero decirte—le
recomendaba aquel hombre-- no consientas que una sola crítica pueda mermar tu imaginación, pues ésta es un manantial de
vida que dosificándola nunca se agota.
Estas palabras hicieron que Anna se quedara perpleja.
Y, siguió diciendo:
No dejes de producir esos relatos que con
ellos puedes hacer que una mente torturada por los avatares de la vida, pueda
con tus fantasías literarias hacer que
esa persona, aunque sea una sola, tenga
la fuerza de sacarla del profundo abismo en la que se pueda encontrar en esos
momentos, y eso tan sólo puede suceder
en su rato de ocio, que puede hacer cambiar al ser humano al entrar en ese milagro que es la de
integrarse con la fantasía.
Entonces, de repente aquel
hombre, comenzó a volar ante su atónita mirada.
Señor le dijo al fin Anna con voz
clara y, en un tono que parecía reprobatorio: “me está asustando con hacer esas
cosas tan extrañas, y ni siquiera he sido avisada para que no me sorprendiera”
El hombre tiró el sombrero al
suelo, y Anna lo recogió pensando que era un acto de generosidad, entonces, al
tocarlo con sus manos, su cuerpo empezó a elevarse hasta volar junto a él,
llegando justo hasta sobrepasar las nubes; una vez que Anna se vio en las
alturas supo que todo había vuelto a sucederle.
De repente, una impresionante
tormenta de agua y viento sepultó todo lo que pudiera dar testimonio a aquello
que había vivido.
Fue curioso que un desagradable
zumbido de moscas azules moribundas cayera
a los pies de Anna.
Cuando llegó a su casa, subió de
dos en dos las escaleras hasta el cuarto piso, su puerta se encontraba abierta.
Como una exhalación entró en su despacho, el ordenador se encontraba conectado.
Y sin apenas darle tiempo a
pensar se encontró escribiendo ante un folio en blanco, y en esos momentos fue
cuando comenzó el relato de su nueva novela. Algo raro le pasaba pues, de su
mente brotaba como si de un manantial se tratara todo el argumento de esa nueva
novela que ni siquiera había pensado
cómo sería la trama, todo estaba saliendo de los trazos de su bolígrafo, ilusionada quiso pensar que
aquella novela podía ser su Ópera Prima.
Y, supo que debía seguir escribiendo; tan sólo
quedaba flotando una palabra hiriente y confusa en el aire, que al querer
olvidarla, Anna la convirtió en todo lo
contrario, pues hizo despertar en ella de nuevo la magia.
Un año después
aquella persona que quiso destruirla con unas palabras despreciativas,
cuando supo que había escrito una nueva novela y que había sido un gran éxito
de ventas, aquel hombre de sentimientos retorcidos, se vio envuelto en un
laberinto de desolación al ignorar el significado de cómo se deben usar las
palabras.
¿Qué es lo que lleva al hombre
a inducir tener una conducta reprochable ante una persona?
Tal vez sea una obcecación por
querer que nadie le haga sombra en su deficiente y anodino trabajo, no aceptando
que alguien por casualidad pueda
encontrar fortuitamente un fenómeno inesperado que pueda darle ese impulso que
todos necesitamos, algo que al presentarse de golpe y, ser aprovechado, puede cambiar
todos nuestros esquemas.
Este hombre sin saberlo estaba inhibiendo con
su proceder las Meninges que al no dejarla reaccionar con normalidad, lo
abandona, dejándole sin fantasías dentro de un complejo que va más allá de lo razonable, no dejando
nada en su memoria. Sin embargo Anna y
sólo Anna supo aprovechar el ser testigo
de algo que le pareció recurrente, porque sin saberlo había roto todo lo razonable de la
realidad incontenida.
Ahora cuando Anna se encuentra
ante su mesa de trabajo, siente en su interior que no puede dudar que lo que
creyó ver podía ser realidad. De nuevo se
dispuso a escribir, solo se le ocurrió, que a este nuevo relato se le podía
llamar simplemente “recalcitrante” por lo arriesgado de su atrevimiento, pues
con toda seguridad, nadie creería, que
este relato hubiera sido una realidad.
¿Pero la novela?
Ahora Anna se encontraba con otro
nuevo dilema, pues no sabía cómo
titularla.
Quizás.
Viajes por una mente escondida en
las Meninges
Tal vez-- pensó-- sería contraproducente, el
querer desentrañar los misterios que guarda nuestra cabeza que sólo él Creador puede desvelar.
Lo cierto es que en cualquier
momento de nuestras vidas, puede que
llegue a sorprendernos alguna reacción espontánea, puede que nos venga
de esas Meninges que sin remisión
llevamos todos con nosotros.
Cuidado hay que mimar esa parte
del cuerpo, pues al no ser visible, puede que nos sorprenda, nunca se sabe cuál
puede ser su reacción.
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