viernes, 23 de noviembre de 2018

La huida Final

van tras ella. Anna no sabe a que camino dirigirse, los hombres se encontraban tan cerca que casi le alcanzan, el suelo se encontraba empapado, se encontraba descalza pues los zapatos los había olvidado en la puerta del templo.
De pronto, comenzó a oír  gritos, que parecían pedir socorro, aterrada mira hacia atrás, y pudo ver cómo los monos atacaban a los que supuso eran sus perseguidores, sigue corriendo, y piensa, que podía tener aquella piedra negra que fuera tan importante hasta el punto de matar al que la poseía.
Anna en su alocada carrera llega hasta un lago llamado Hinde, cuando se acerca a la orilla un pescador la mira compasivo al comprobar su aspecto que era deplorable, una vez en la orilla deja vagar su mirada, no podía pensar, sólo sabía que se encontraba sola, el pescador al verla perdida le dice que si lo deseaba podía llevarla a la otra orilla, sin más dilación, Anna se monta en la barca, mientras el barquero con destreza, enrosca una de las piernas en uno de los remos que hace mover la barca, y así poder  utilizar las dos manos para recoger la red.
En la otra orilla, esperaba un Imán, que nada más llegar le habla de la piedra, Anna, sin más dilación le entrega la piedra al supuesto Imán, pero cuando este hombre mira con ansiedad la piedra que tenía  en sus manos, entonces Anna aterrada se da cuenta de que todo había sido una estratagema perpetrada por aquel falso comisario y, del no menos falso joyero, esa piedra era sagrada para los musulmanes  y había sido sustraída de la meca durante uno de los atentados perpetrados en una de las peregrinaciones.
 ¿Pero, por quién?
Anna ante esta situación, de nuevo empieza a correr por la selva sin rumbo fijo; pero unos segundos después, nota una mano que pesada se posa en su hombro, se detiene, su corazón pereció dejar de latir, mira aterrada hacia tras, junto a ella se encontraba una de las personas más queridas para ella, su hermano que desde  su desaparición,  le reiteró angustiado que no cesó de buscarla.
Más tarde los dos juntos, y sentados frente a frente y saboreando un delicioso arroz aromatizado y  plato coloreado en azul por la flor Bungg Telang. Anna por unos instantes se queda mirando fijamente el arroz, de repente, alza la vista y busca con ansiedad los ojos de su hermano, éste parece rehuirlos mientras distrae su vista mirando al camarero que les llevaba en una bandeja un delicioso plato con leche de coco y calamares en salsa dulce. Anna espera, sabía esperar, había aprendido quizás demasiado deprisa como era el comportamiento del ser humano; su hermano sigue sin levantar los ojos hacia ella, parecía esconder algo, de repente Anna da un golpe en la mesa con el mango del tenedor lo suficientemente fuerte como para que su hermano levantara la vista hacia ella, entonces  le obliga a mantener la mirada…
 Sólo quiero que me digas una cosa, ¿Quién diablos te ha dicho a ti que yo me encontraba en Kuala Lumpur?
 Anna como si se tratara de un reto, seguía con su mirada clavada en él, y  pregunta.
 ¿Y por qué sabias que yo tenía una piedra negra?
 ¿Acaso estas metido en toda esta trama?
 ¿Qué es lo que puedes tú sacar en limpio de todo esto, mientras yo, tu hermana, me sentía perseguida y en peligro, ignorando de dónde venía todo este embrollo?
 Anna después de decir estas palabras con lágrimas en los ojos se levanta de la mesa, para dirigirse a  uno de los salones de lectura del hotel, entonces saca del bolsillo aquel folio en blanco, mira fijamente aquel folio. Entonces busca en su mente lo que podía significar la letra- E- después de tan sólo unos segundos, descubrió que se refería a España, la segunda letra, -B- tenía que tener algún significado, después de pensar dedujo que podía tener alguna referencia con una casa de comidas que el comisario le había recomendado, su nombre era…se quedó perpleja, Baba –Nyanya, y entonces recordó que al llegar y preguntar en el hotel dónde se encontraba aquella casa de comidas le informaron que allí era donde se reunían los antiguos pobladores chinos que se habían desposados con mujeres malayas. entonces investigó en su mente sobre la letra -K- posiblemente pensó que podía ser la letra que corresponde a Kuala, ahora Anna coge carrerilla. La- L- era la sigla de Lumpur ya habían previsto a donde tenía que dirigirme. La M- de Malasia, pero la A, no acertaba a encajar en aquel puzle, de repente, un escalofrío recorrió su cuerpo, por la letra -A- comenzaba el apodo que desde su adolescencia había ostentado su hermano, pues sus  amigos le llamaban el, Adonis….
Anna sin decir nada más abandonó el salón de lectura, a la salida sorprendida pudo ver cómo dos policías malayos  se llevaban a su hermano…



  



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