Anna sabía que no tenía más Patria que donde había nacido,
ella y toda su generación, Las
televisiones, en algunas de ellas
en sus programas que son llamados “progres”con sus comentarios a veces
jocosos no parecían querer aceptar esta nacionalidad.
Yo que he nacido en una ciudad no muy grande pero hermosa por
tener en sus entrañas aún, a una madre latente llamada Ciudad Monumental, esa, a
la cual respetamos y queremos y de la que todos los cacereños nos sentimos tan orgullosos,
cómo al igual de ser españoles.
Todo comenzó un día de tantos que aburrida del tejemaneje que
se traen los políticos de ahora, dejó de interesarse por las noticias que a
veces le soliviantaban, con tanto
político con ansias de medrar a cualquier precio, cómo si esta Nación fuera una
parra cuajada de jugosas uvas, y
apostaran, cuál de ellos se comía el mejor racimo.
Pero Anna, en esta ocasión osó, en poner el televisor, para
saber qué estaba pasando, pero pensó que hubiera sido mejor no saber nada, pues
lloró ante semejantes perspectivas, haciendo que de sus enormes ojos claros,
brotara una furtiva lágrima de desaliento.
Lo que estaban comunicando, no era algo sin importancia, era
algo mucho más, se trababa de nuestra
enseña Nacional que estaba siendo denostada por unos imberbes llamados
periodistas, que reían la gracia a unos cuantos políticos del tres al cuarto,
con un desconocimiento y despego total a
lo que es el amor a este pedazo de tierra que nos vio nacer que es, nuestra
Patria.
Hastiada, pone la radio, y un aluvión de noticias invadían
los diales que inundan su cerebro, todas estas noticias se encontraban
camufladas pues estaban en boca de unos hombres llamados tertulianos, llevando
cada el ascua a su sardina, poco después y aún más desolada, Anna no podía
imaginar que hubiera españoles que tuvieran tan poco entusiasmo por su propia
Nación, no sabiendo donde ubicar todo este desatino para aplacar su desazón, sí
desazón, pues antes de apagar el transistor una noticia le paraliza el dedo que
iba destinado a desconectarlo.
Uno de los políticos anunciaba que estaba preparando una moción de censura, para derrocar al
dirigente que se encuentra en funciones, y mandar según él en este caos, pero
le apenó enormemente al saber que el que denunciaba esta irregularidad, sus
intenciones parecen poco fiables, pues para hacer efectivo este mandato tenía
que aliarse con políticos que quieren deshacer España.
Anna se encontraba asustada, ella tenía parientes y amigos en
el Sur, Norte Este y Oeste, se espanta, siempre estuvieron unidos todos los
españoles de bien como una piña fresca y jugosa que por el bien de los
interesas de todos, España debe permanecer
entera, no fraccionada como un
puzle, porque si se llegara a fraccionar, este puzle, puede que en su fracción
pierda algunas de sus piezas, entonces sería muy difícil de recomponerlo.
Se levanta y se dirige al pasillo mascullando algo, que
hubiera sido mejor que no hubiera sido
entendible.
No puede ser nadie puede sentarse así, como así, en la
Moncloa sin haber convocado antes unas elecciones.
El pueblo, es el soberano y, el que tiene el deber de elegir
a su representante. También ningún dirigente puede permitir que esta nación
llamada España se reparta cómo se reparten caramelos en un cumpleaños
infantil, sabiendo que muchos de estos caramelos van poco después a la basura
después de una barrida.
España tampoco es, como algunos iluminados quieren hacernos
ver un cementerio, poniendo en nuestras playas mezcladas con los bañistas,
cruces de caídos. Pero, si serán lerdos, que aún no se han enterado de que
aquel fatídico episodio ya pasó, y que pasó cómo en muchas otras naciones que
tuvieron sus conflictos.
España es, y será, a pesar de algunos, es una gran Nación,
con una bandera roja cómo el buen vino,
y amarilla que es el color de nuestro trigo y, del sol que nos baña.
España es de todos los españoles, no de unos cuantos
iluminados, pues se tenga el dialecto que se tenga (Que no es malo) Idioma sólo tenemos uno, el castellano, por
el cual todos nos entendemos.


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