CUENTO DE NAVIDAD.
Anna al despertar aquella mañana fría de diciembre, al abrir
los ojos, y mirar a su alrededor creyó estar soñando al comprobar que su
habitación en la que dormía desde hacía mucho tiempo no era la misma; confusa
se levantó, y al poner los pies en el suelo tuvo la sensación que éste cedía
ante el peso de su cuerpo, aterrada intenta volver a la cama, y supo de que no
podía moverse, sus pies se encontraban anclados en el suelo de tal manera que le
hizo gritar con voz pavorosa para que la rescataran, pero todo fue inútil, no
había nadie que pudiera oír sus gritos, espantada, y sin saber qué hacer, se
mira las manos, eran pequeñas, mira sus pies y estos se encontraban acorde con
las manos, no podía ser, ella era una mujer adulta; y mientras intenta aclarar
su situación, una voz en tono dulce la reclamaba pronunciando su nombre.
¿Anna qué haces que tardas tanto? El chocolate lo tienes
encima de la mesa de la cocina, tus hermanos
ya han desayunado, vamos perezosa que el árbol de Navidad te espera para que recojas tu regalo.
Anna después de haber escuchado aquella dulce voz, se toca la
frente, al parecer no tenía fiebre. Intenta caminar, pero el suelo de lo vivido
no le dejaba avanzar, y se da cuenta de que su cuerpo y su mente habían
retrocedido hacia la edad dulce de la inocencia, pues del salón salían risas
unidas a canciones de amor y de paz.
Se mira al espejo del tocador, y complacida pudo apreciar que su rostro resplandecía con
la sonrisa de niña, una niña que no sabía de guerras ni conflictos, tampoco sabía
que existiera la ambición o el nepotismo que lo pudre todo, pues al parecer el ser humano se había
olvidado de que el amor es un sentimiento tan sublime que
puede borrar las envidias, que son la lacra de la humanidad.
Anna no sabe cómo llegó al salón, pues de repente se vio ante
una cuna donde descansaba un BEBÉ que sonriendo la miraba, Anna ante tanta pureza
se estremece, mientras era receptiva de aquella sonrisa.
Se encontraba ante el mayor misterio, dónde cada año el Dios
Supremo se convierte en el ser más vulnerable, un recién nacido, que con su
sonrisa le estaba transmitiendo un
mensaje para difundirlo a la humanidad. Que los gobernantes no piensen tanto en el poder, ya
que es efímero, pues sólo tienen la obligación de hacer que el pueblo que
gobiernan sea feliz, que dejen las rencillas, y piensen más en dar trabajo, que es lo que da alegría y amor a un pueblo, para que al final de vuestra existencia podáis decir con
orgullo que habéis dado felicidad en un mundo en el que sólo se permanece unos años, y que lo que lleguéis a atesorar no
os lo podéis llevar, pues todo ante la
muerte se convierte en humo, ya que nada os pertenece, al ser solo es un
préstamo que YO os doy que se tiene que devolver.
Por lo tanto dad mucho amor, sed felices porque YO desde mi reino os recibiré con los brazos abiertos. LA NAVIDAD NO ES SOLO
UN SUEÑO, ES MUCHO MÁS QUE ESO.
No hay comentarios :
Publicar un comentario