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jueves, 14 de julio de 2011

El estanque (V parte y final)

Me siento a los pies de la cama donde Linda descansa me fijo y su cara ya no me parece la misma esta rara una mueca en su boca me hace estremecer su dulzura ha desaparecido la miro mas de cerca y sus ojos de color de azabache transmiten una gran tristeza, le cojo las manos y las tiene frías como el témpano me sobrecojo y cuando alzo la mirada veo reflejada una rosa sangrante en el cabecero de la cama salgo aterrorizado de la habitación y salgo al porche para coger algo de aire, todo me parece extraño tanto que creo voy a volverme loco.
Ya no me apetecía besar sus mejillas rosadas ni sus sonrosados labios.
Una sombra se desliza doy un salto de pavor y me encuentro al labriego que había contratado, ya no me acordaba de el, me tranquilizo y este me da las buenas noches, saludo con una mano pues no me salen las palabras y me siento en una butaca, allí me quedo dormido y cuando despierto alguien me había tapado con una manta, miro hacia un lado y Linda estaba allí resplandeciente como si no le hubiera pasado nada la noche anterior y con su sonrisa habitual me ofrece un café caliente, yo no le digo nada ni tan siquiera como se encuentra su mano lucia sin vendas, yo me toco el cuello y lo siento dolorido no se que pensar, quizás mi mente cansada me este jugando una mala pasada.
Linda y yo charlamos un rato de nimiedades y nos retiramos para vestirnos de nuevo y recibir a los invitados.
La mayoría estaban hospedados en un hotel rural que había reservado para la ocasión porque todos no cabían en la finca.
El día amaneció radiante se veía hasta el horizonte infinita desde el mirador del cielo, alguien solicito y cortes regala un ramo de rosas rojas a Linda esta las acepta con recelo y en la primera ocasión las tira por un pequeño acantilado cercano no paso nada la fiesta estaba llegando a su fin y cuando de nuevo el labriego me da una carta la abro y en ella había una hoja de papel de color sepia una rosa marchita, la guardo en el bolsillo del pantalón y siento un tremendo pinchazo y un hilo de sangre me mancha las botas camperas, mi cuerpo se estremece, y cuando todos se despiden después de un día magnifico me retiro a mi habitación me ducho y cuando estoy secándome con la toalla descubro que esta tiene también gravada una rosa roja, no se que hacer llamo a Linda y le cuento lo que me había pasado, Linda no hace ningún comentario y yo le pido que pase la noche conmigo pues no quería estar solo, aquella noche los dos abrazados nos quedamos dormidos y así pudimos descansar.
A el día siguiente no podía mover la pierna el hinchazón no me lo permitía, decidí no ir al hospital, me tomaría la medicina que le había recetado el medico a Linda ella había mejorado, y pensé que quizás a mi me pasaría lo mismo.
Los días después de la fiesta fueron monótonos pues nos quedamos los dos solos en la finca la chica de servicio había librado unos días después del ajetreo de la fiesta.
Yo no me encontraba bien y Linda cuando creía que no la miraba la encontraba con los ojos puestos en el horizonte, esto no me parecía nada normal desde el día en que Linda encontró la rosa que fue el día en que llegamos no habíamos gozado de mucha felicidad, la casa me empezó a obsesionar el jardín pletórico de bellezas de color se me antojaba gris y reseco tampoco Linda era la misma, o quizás sea yo porque ya dudaba si vivía el pasado o el presente todo en mi cabeza estaba confuso.
Una noche y cuando el insomnio hacia mella en mi veo como el labriego paseaba por la vereda de pizarra que conduce a la puerta principal de la casa lo oigo desde mi bacón hablar con alguien y señalando la casa colgó el teléfono móvil y lo tiro con furia al suelo y lo pisoteo, me quede sorprendido de semejante actitud, desde que observe esa escena me obsesione y decidí marcharme de la casa, inmediatamente se lo comunique a Linda y ella intento persuadirme de lo contrario pero yo cada día que pasaba estaba mas decidido vendería la finca y volvería a Nueva York donde fui tan feliz.
Mi herida había cicatrizado pues me paso igual que a Linda me cure de la noche a la mañana, pero desde entonces yo no me veía el mismo, me empezó a gustar todo aquello que antes odiaba la obsesión por lo bello desapareció, al mirador no quería subir la piscina de aguas transparentes se volvieron verdosas con una capa de asquerosa nata grisácea producto de las hojas muertas, ya las golondrinas no bajaban con su jolgorio trinar en grupos a beber de ella el almendro que daba sombra a los bañistas estaba reseco y ya no daría mas flores blancas se había marchitado.
Todo empezó como por arte de magia a deteriorarse yo mismo me veía como si fuera un viejo Linda había perdido su encanto su bello pelo de color azabache era blanquecino sus ojos rasgados lucían casi cerrados su tipo antes esbelto aparentaba veinte kilos de mas, todo se deterioro en muy poco tiempo cuando quisimos salir de la finca ya no podíamos no teníamos fuerzas en las piernas, la chica de servicio nunca mas apareció por la casa que damos solos en medio de la nada el único que quedaba era el labriego ese que un día llego y se quedo sin yo preguntarle de donde venia.
Una tarde otoñal y cuando los árboles se desnudan para estrenar un nuevo ropaje en la primavera entro en el salón de la casa me siento cansado en un sillón frente a la chimenea miro con detenimiento el cuadro que frente a mi esta encima de la chimenea, nunca había reparado en el pero ahora mirándolo con detenimiento el retrato de mi abuelo y veo los ojos de este acusadores, un temblor me recorre el cuerpo y bajo la mirada a la chimenea el chisporreteo de la leña al arder me haca ver una caja mis manos temblaron de terror era la caja roja miro con temor de nuevo el retrato y los ojos de mi abuelo parecen acusarme de algo muy grave, no sabia que hacer no podía moverme del sillón en donde estaba sentado las fuerzas me habían abandonado, miro hacia un lado y veo a Linda en estado indolente la miro de nuevo y con horror la veo desmadejada los brazos caídos hacia los costados la boca abierta..,y yo me siento atrapado como una mosca en la tela de una araña.
Estaba muerta subo la mirada de nuevo hacia el retrato y una sonrisa sádica se refleja en los labios de mi abuelo pero yo no me puedo mover sigo estando atado al maldito sillón, la carta con la rosa roja todavía la tenia en el pantalón y me quema la pierna el dolor es horroroso no lo puedo soportar mi abuelo ya no sonríe, ríe a carcajadas.
El rostro pálido de cadavérico de Linda me asusta y empezó a nublárseme la vista.
Desde el cuadro echan a mis pies una rosa repleta de espinas yo no la cojo estoy muy asustado.
La puerta del salón se abre y el labriego acercándose a mi recoge la rosa y me la da, es suya señor y me la da mientras mira de soslayo el retrato de mi abuelo el corazón en ese momento me falla y cuando mi alma flotaba en el ambiente esperando me condujese a mi nueva morada, veo con estupor como mi abuelo juega con el labriego una partida de mus.
En ese momento creo haber resucitado o lo que quiera que sea la vida después de la muerte oigo a mi abuelo habla como un alma muerta mientras a mi me llevaba una suave corriente ascendente y placentera y arriba una mano blanca con una herida en medio me llamaba en susurros de extramundo.

jueves, 7 de julio de 2011

El estanque (IV parte)

Un día un coche SEAT mil quinientos de los años setenta sube la vereda y aprovechando la rotura de una pared de piedra entra el coche por ella cuando lleva un trecho un tronco de árbol talado entra de lleno por el medio del vehículo y rompe el cárter en un enorme encontronazo, el coche se paraliza, y el hombre de sombrero de paja y cinta negra se tiene que apear del coche y se acerca a la casa con sigilo acechando para coger al dueño por sorpresa, pero el ruido en pleno campo adquiere una gran dimensión el ruido es tan perceptible que cojo mis prismáticos y ojeo con escrúpulo el entorno y veo a un hombre acercarse a la casa haciendo ziszás por el maizal, alerto a la policía del pueblo y mientras espero que aparezca la benemérita, una oportuna serpiente venenosa le muerde la pierna quedándolo paralizado yo espero a la policía y esta llega pronta y acercándose al individuo lo encuentra inconsciente entre las hiervas, y llevándolo al hospital mas cercano le depuran la sangre con transfusiones, mas tarde lo detienen por intromisión a la propiedad privada, todo queda para mi igual que antes pero solo en apariencia por que de mi se apodera la incertidumbre.
El sueño ya lo tengo interrumpido me da miedo la oscuridad las puertas las cierro a la puesta de sol Linda no entiende la actitud de José pero acata sus ordenes con sumisión de mujer enamorada, los días pasaban sin sobresaltos y después de unos días todo volvió a la normalidad.
Linda después del pinchazo que sufrió con la espina de la misteriosa rosa, no se encontraba bien la fiebre empezó a hacer mella en ella y su tez blanca y transparente se torno cetrina robándole su encanto.
José decide llevarla al hospital y después de un reconocimiento exhaustivo y pruebas bacterianas no le encontraron nada, regresaron a casa y con la medicación que le receto el medico pareció mejorar, por la noche y cuando se acostaba en la cabecera de la cama aparecía una rosa roja que ella nunca vio pero sus sueños no volvieron a ser reparadores, solo descansaba cuando sentada en la butaca del salón después de la comida del medio día dormía la siesta, José la observaba y no entendía el porque había cambiado tanto ya no era la muchacha alegre que conoció en una noche de desenfreno, y para animarla un día esplendido de mayo decidí dar una gran fiesta, como hice reforma en la casa y me quedaron espectaculares llame a mis amigos de Nueva York todo estaba deslumbrante en las habitaciones lucían cortinas traídas del mismo Paris los muebles antiguos se restauraron el estanque se convirtió en una esplendida piscina con cenador adosado todo había quedado perfecto.
El día de la fiesta llego y los invitados llegados de casi todos los estados de Norteamérica en donde tantos amigos coseche quedaron sorprendidos por el paisaje tan agreste y al mismo tiempo pletórico de olores y colores, desde el mirador del cielo se divisaba un inmenso campo de la flor de la banda haciendo que el campo pareciera una inmensa alfombra.
La música suena alguien se acerca a mi como anfitrión y me agradece la velada.
Después de la suculenta cena compuesta por ibéricos extremeños comienza el baile, Linda como siempre elegante y discreta hizo las delicias de los asistentes con su encanto personal.
Una luz tenue se refleja en las aguas tranquilas de la piscina, la observo desde la terraza y me adentro por el sendero para averiguar que es lo que pasa y cuando me acerco a la piscina, una mano de hierro me aprieta el cuello y me hace doblar el cuerpo y me sumerge la cabeza en la piscina los ojos casi se me salen de las orbitas alguien se acerca y con voz ronca pregunta (‘quien anda ahí‘), el desconocido sale corriendo y cuando el individuo ve flotar mi cuerpo me saca del agua y con gran precisión me hace la respiración boca a boca y yo empiezo a respirar aunque con dificultad, una vez recuperado el hombre desapareció, cuando ya me hube recuperado y sin que nadie me viera subo a mi cuarto y me cambio de traje volviendo a la fiesta.
Esta siendo un éxito los invitados ríen gozan y beben a placer pero Linda finge estar bien pero una aureola de color violeta en la palma de la mano hace que su sonrisa sea fingida, la fiebre empieza a hacer mella en ella y sus palidez a pesar del maquillaje es notaria, alguien le pregunta con malicia sobre su descolorida cara y ella sonríe con estudiada coquetería yo después del incidente en la piscina me encuentro nervioso el cuello me duele, la traquea después de estar aprisionada casi no me deja tragar, pero tengo que estar en mi puesto haciendo felices a los invitados.
Un revuelo hacen que todos vallan hacia la floreada terraza Linda había sufrido un desvanecimiento alguien le toma el pulso y sugiere que la lleven a su alcoba, una vez allí se tranquiliza le doy un sedante y se queda dormida los invitados empiezan a retirarse son las cinco de la mañana y tenemos una comida en el mirador del cielo a las tres de la tarde.

....... continuará ........

miércoles, 29 de junio de 2011

El estanque (III parte)

Dos empleados del casino se acercan solícitos para que el dinero lo ingrese en su banco yo encantado acepto y decido quedarme en las Vegas.
Me compro un apartamento de lujo en la avenida principal conozco a una mejer bellísima.
Los días discurre con alegría y desenfreno, desde las Vegas a Nueva York y por primera vez en mi vida veo en Nueva York un extraordinario espectáculo de ballet clásico en el Metropolitas Opera House, a los pocos días presenciaba y acompañado de la misma mujer que sin darme cuenta me estaba enamorando, y con el mismo entusiasmo que la anterior representación me deleitaba con la orquesta filarmónica en Nueva York, una vez más invito a Linda la bella coreana al City Music Hall este es el teatro mas grande de los Estados Unidos su lujo y dimensiones nos cautivó y volvimos para la gran fiesta que dieron en Navidad.
Un sábado decidimos Linda y yo descubrir nuevos horizontes y nos fuimos a Lower East Side la segunda avenida mas grande y famosa por su variedad de restaurantes entramos en un tibetano con su suelo de cristal por donde transcurría el agua repleta de peces de colores el techo cubierto de guirnaldas todo lo que veíamos y vivíamos nos parecía maravilloso el amor hacia que todo se magnificase.
Nunca imagine que un desierto fuera un oasis con mas litros de agua convertidas en champaña y ríos de luces de neón y convertir la noche en día
Cuando llevo un tiempo entre lujos y despilfarros decido volver a mi casa, y de nuevo me encuentro caminando por el angosto camino, y pensativo y goloso cojo una rica mora que relucía bajo los rayos del sol, su sabor me trae muchas evocaciones, mi abuela solía hacer pastel de mora cada vez que alguno de nosotros cumplíamos años.
Sigo con mi pensamiento y el claxon de un automóvil me despierta de mi ensoñación miro hacia atrás y veo con sorpresa que era Linda la bella muchacha que un día de suerte en el casino conocí y desde entonces nunca mas se separo de mi hasta el día que decidí regresar a España, pero perece que ella no se resigno y aquí la tenia vestida de cowboy dispuesta a vivir en el campo y no alejarse de mi nunca mas.
La sorpresa fue muy agradable y apoyándose en mí despidió al taxista y nos cogimos de la mano y seguimos nuestro camino mirándonos sin hablar.
Llegamos a la casa y como siempre la verja abierta y la vereda que conduce a la casa cubierta de hojarascas que hacen imposible ver el pavimento de pizarra primorosamente azul cuando esta limpio.
Entramos en la casa y como si nunca hubiera estado fuera entro en la cocina y enciendo el hornillo y cogiendo una olla de porcelana la lleno de agua y con unas hierbas que allí había leo la aplicación sirve para curar heridas y en grandes letras FRESNO eran cosas de mi abuela.
Me quito los zapatos y los calcetines y echando en una palangana el agua caliente meto los pies cansados y me quedo relajado y de nuevo me vienen los recuerdos de mi niñez, mientras Linda inspecciona la casa.
Al anochecer enciendo la chimenea del salón le cuento la historia de mi vida a Linda con una copa de whisky en la mano cuando agotados decidimos ir a la cama Linda quiso descansar en la habitación donde había dormido mi abuelo Linda al abrir su cama en el embozo ve una rosa roja marchita la coge y con sorpresa una espina se le clava en la palma de la mano y de esta brota un hilillo de sangre que mancha la colcha amarillenta por el tiempo, alarmada llama a José y este quitándole importancia busca en el botiquín algo que la pueda curar como no encuentra nada decide buscar en la cocina alguna hierva que solía usar la abuela, después de desinfectar la herida busca una venda que aparece en el cuarto de baño y vendándole la mano parece solucionarse todo mas tarde duermen dulces sueños como niños.
Ala mañana siguiente el azul del cielo es claro y brillante el olor del sarmiento la brisa que mece los olivos hace que los sentidos despierten hacia un mundo irreal.
Todo va de maravilla José esta encantado con Linda a su lado y por haber decidido esta dejarlo todo por él.
Sin desayunar bajan al pueblo a comprar viandas saludan a sus vecinos curiosos y cuando llega la hora de la comida deciden comer en el bar del pueblo, contratamos a una jovencita para que nos ayudase en las tareas de la casa, y una vez que la despensa estuvo llena nos sentamos en el salón a charlar de lo acontecido, la mano de Linda empieza a hincharse el dolor es insoportable pero no quiere alarmar a José y empiezan a comentar lo que han vivido en el pueblo y deciden pasar el día siguiente en la finca. Un hombre de aspecto rudo llama a la puerta y se ofrece como labriego es aceptado sin preguntar y desde entonces era el que vigilaba los viñedos y limpiaba la linda vereda que desde la verja llevaba hasta la casa.


.............continuará...

jueves, 23 de junio de 2011

El estanque (II parte)

Un día cuando mi padre viajaba en el tren, por asuntos de la finca y angustiado por que no le habían salido bien los negocios de pronto en el vagón en el que el viajaba hubo una trifulca en el que se vio envuelto las pistolas y las navajas aparecieron mi padre atemorizado se escondió debajo de un asiento hasta que llego la policía, en la angustiosa espera algo le callo en la cabeza lo cogió y lo guardo sin saber que era, mas tarde cuando llego a casa y se lo enseño a mi madre esta lo guardo con avaricia hasta que vinieran tiempos mejores su ambición hizo que mi padre no dijera nada a la policía y lo guardo bajo llaves dentro de una cajita roja(la que ahora tengo en mis manos)quemándome como si fuera un hierro incandescente.
La prensa sensacionalista se hizo eco de un robo en la casa de los embajadores de Turquía y hubo un gran revuelo en la pequeña localidad, buscaban unos atracadores de la casa solariega en el Ampurdán.
Mi padre ajeno a todo lo que estaba pasando y sin querer enterarse siguió con su trabajo sin apreciar que estaba siendo observado muy de cerca por un hombre desconocido y que a este al mismo tiempo le seguía la policía tocándole los talones, después de una exhaustiva investigación los sospechosos ya estaban controlados solo había que esperar el momento y las pruebas suficientes para detenerlos,
Un día en que la niebla espesa y pertinaz y que hacia que la visibilidad fuera casi nula, una mujer del pueblo alta y fuerte y con cara de pocos amigos nos reúne en la puerta del colegio a mi y mis hermanos y llevándonos a su casa permaneciendo allí tres días en régimen de cuartel, pues nunca decía nada solo nos ponía la comida en la mesa y desaparecía para volver a recoger el servicio de la mesa, fueron tres días interminables y sin saber el porque estábamos allí, mi madre nos había dejado con una mujer extraña y además era antipática mi hermano el mayor nos miraba con temor en sus ojos de niño pero nunca nos dijo nada.
Mientras mi casa se llenaba de policías y ambulancias en el estanque de la finca había dos cadáveres una de ellos era el de mi padre el otro lo estaban investigando, mas tarde se supo que era el delincuente que andaban buscando hacia tiempo y que le la policía tenia el rastro de mi padre para que le dijera donde estaba el diamante.
Esto paso que estando un día mi padre drenando el fondo del estanque, un hombre se le acerca y apuntándole con una pistola lo intimido hasta hacerlo caer al agua perdiendo el equilibrio y mi padre cae en las cenagosas aguas al verlo en el agua con una enorme estaca lo hunde hasta que lo ahoga mi abuelo que lo ve se va a por su rifle y con un tiro certero abate al desconocido no intenta sacar a su hijo pues ya inerte flota como un corcho a la deriva con el mismo palo que permanece en la orilla separa al delincuente de su hijo, y llamando a la comandancia de policía se entrego, pero lo acusaron de las dos muertes, por eso nunca mas salio de la cárcel, mientras su hija guardaba con celo el objeto culpable por el cual había muerto mi padre.
Ahora lo tengo en mis manos y me quema tanto que sabiéndolo culpable de que mi juventud no fuera tan alegre como el de cualquier adolescente me dirijo con paso firme hacia este odioso y maloliente estanque mi intención es tirarlo al fondo del estanque que fue la tumba de mi padre por eso mientras este estuviera ahí siempre me lo recordaría así que decidí llamar a mis hermanos para decidir que hacer con la piedra, me dieron la callada por respuesta y entonces decidí ir a un perista. Pensé es la oportunidad que siempre soñé irme lejos de esta odiosa casa cuando con temor llego a la oficina del perista le doy la piedra para que la examine y este para mi sorpresa lo tasó en un millón de dólares, se lo comunico de nuevo a mis hermanos y ellos no quisieron saber nada de esa fortuna que tan desafortunada fue para todos desde que murió nuestro padre.
Hago las maletas y sin pensarlo saco un pasaje para Nueva York quiero que mi vida empiece de nuevo sin mirar hacia atrás.
Y en un avión de las líneas aéreas norteamericanas me dirijo a Nueva York, en esos momento todavía no savia que es lo que iba a hacer pero el dinero seguía quemando en mis manos, aterrizo en la ciudad de los rascacielos en el aeropuerto J F K y me embarco en una líneas regulares. Que me lleva a las Vegas estado de Nevada, cuando llego todo me deslumbra en una explosión de luces y colores, las gentes de todas las razas, grandes limusinas prodigan por las avenidas deslumbrantes mujeres cargadas de joyas, casi no puedo creer lo que estoy viviendo y pienso (quizás como pensó mi madre) el dinero lo puede todo.
Entro en el casino por la puerta principal y un portero uniformado me cede la entrada con suma cortesía entro y el salón enorme repleto de gentes que se ignoran me sobrecoge, me siento en una mesa donde una ruleta da vueltas casi sin parar y pongo dos mil dólares al trece rojo, todos se acercan curiosos la ruleta gira y el crupier con voz seria canta trece y rojo y me arrojan un montón de fichas que abrazo con sorpresa, me emociono y vuelvo a jugar una y otra vez, pero la suerte ya no es la misma estoy perdiendo casi todo ya solo me quedan mil dólares me retira de la ruleta y me voy a otra mesa que sin saber que juego era pongo los mil dólares a una sola carta sorpresa… sale premiado con el bote sigo jugando y sin saberlo desbanco la caja.

............. continuará ....

martes, 21 de junio de 2011

El Estanque (I parte)

Dejo mi Suzuki todo terreno, aparcado en un recodo del camino y subo a pie por la pedregosa vereda cubierta de retamas y zarzales repletos de jugosas moras. Todo está en estado salvaje. Las paredes de piedra que confinan el camino aparecen en estado lamentable y están casi derruidas, pero a pesar de todo yo sigo mi camino ansioso de llegar a mi casa tantos años añorada. Un perro con aspecto cansado y solitario acompaña mis pasos y camina junto a mí: Ni siquiera ladra, sólo me mira de vez en cuando.
Se divisa la casa, está estática, sin vida, vacía. No muy lejos, el estanque cenagoso y solitario, me recuerda las tardes de verano cuando con mis hermanos solía bañarme.
De esto hace ya más de veinte años y ahora, frente a la casa, todo me parece diferente, más pequeño que en mis recuerdos. Los viñedos a los pies de la casa hacen filas como los soldados en un cuartel y los olivos coronan un montículo desde donde se divisa el pueblo. Allí mi padre hizo construir un mirador que le llamábamos “el mirador del cielo” porque mi madre decía que si alargabas las manos lo podías tocar.
Separo las hojas secas que taponan el umbral de la casa y abro con decisión pero con respeto porque mi corazón se desboca. Observo la escalera empinada y sus peldaños desiguales. Por un instante no me parece mi escalera, el zaguán aparentaba haber menguado y todo me parecía muy extraño.
Subo a la alcoba que ocupaban mis padres y todo estaba igual. La chimenea a un lado de la habitación mantenía los mismos adornos de siempre, aquellos que a mí nunca me dejaron tocar. Allí estaba la cajita de color rojo que mi madre cerraba celosa con una llave que llevaba colgada del cuello.
Salgo del dormitorio y me invade la curiosidad por saber qué es lo que puede haber dentro de la misteriosa caja roja que mi madre guardaba con tanto celo.
Me voy a la cocina y recuerdo el olor a pan recién horneado que solía hacer mi abuela, el frite de cordero que tanto le gustaba a mi padre y me imaginé el chisporreteo que hace la carne en el sofrito.
Sigo mi ruta por las estancias de la casa como si fuera un turista ávido de descubrir cosas nuevas.
Entro en la habitación de mi hermano mayor estaba igual que siempre. Todo en orden. El barco con que jugábamos en el estanque parecía estar esperando que lo utilizasen, allí también estaba el balón, los patines, la raqueta de tenis con la que jugábamos a veces con pequeñas piedras haciendo el gamberro…
Mi vida ha viajado tiempo atrás porque todo lo veo con extraordinaria nitidez, salgo a la calle y me siento en el poyete que precede a la puerta de la casa, y otra vez la dichosa cajita roja que tanto me obsesionaba, cobra de nuevo mi interés por saber que había dentro, subo la escalera decidido y busco algo con lo que pueda abrirla y encuentro en un cajón del cuarto de baño una lima con la que hago palanca y abro lo que tanto me obsesiono cuando era niño.
En un pequeño saquito de terciopelo y cerrado con una cinta de color verde había, oh sorpresa una pequeña piedra que brillaba como una estrella en una clara noche de verano tan hermosa que mis pupilas se dilataron de emoción nunca mis ojos habían visto nada parecido.
Mis padres obsesionados con el hallazgo empezaron a distanciarse tanto que nunca entes habían discutido y empezaron ha llevarse mal por todo, de la noche a la mañana cambio en el ambiente de la casa, mis padres llegaron a mirarse con odio cuando creían que nadie los veía, las risas estaban prohibidas por mi madre y esta nos miraba como si fuéramos extraños a mis hermanos y a mi, mi abuelo ya no jugaba con nosotros la casa bonita que siempre fue ahora se me antojaba fea y desagradable, desde entonces y cada día soñaba con escapar a un sitio lejano para nunca mas volver
En mi cabeza de niño nunca comprendí porque una tarde de otoño y cuando regresaba del colegio, unos señores con sombrero negro se llevaban a mi abuelo, subiéndolo a un coche y esta con una sonrisa que mas bien parecía una mueca nos decía adiós.
Mi madre nunca nos dijo nada, y cuando preguntábamos por el su respuesta era siempre la misma, ha tenido que ir de viaje al extranjero por un trabajo muy importante y que pronto regresaría, pero eso no paso y nos empezamos a hacer mayores y nunca jamás mis hermanos y yo volvimos a preguntar por el.
Ahora con la piedra en la mano me vienen muchos recuerdos escondidos en mi pequeña cabeza y mis piernas se agitan como las hojas de un árbol en una brisa suave
Mi madre mujer altiva, y poseída de su belleza siempre le gusto el lujo era la mujer mas bonita y mejor vestida cuando bajaba al pueblo, mi padre nunca le quitaba ningún capricho y le gustaba exhibirla como un preciado trofeo. EL abuelo que vivía con nosotros dejaba vivir.


.......... continuará........