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sábado, 21 de noviembre de 2015

El vampiro (final)

Cuando abrió los ojos pudo ver que el harapiento estaba muerto, boca abajo, con las águilas custodiando su cadáver. De repente se oyó un ruido, era algo que rebotaba contra el adoquinado del suelo de la calle, era el carro de la basura que se acercaba arrastrado por un hombre que manejaba con desgana la escoba, se tranquiliza al saber que tenía un testigo en el barrendero en el caso que le incluyeran en una investigación, pues con su poder, le podía obligar a decir lo que fuera para él más favorable, hasta podía llegar a darle un puesto en el ministerio, siempre que mantuviera la boca sellada.
De pronto, el barrendero al acercarse a él, se transforma, era el camarero que despreció en aquel teatro. Sin darle tiempo a reaccionar, una sombra acompañada de una bruma  lo envuelve. El barrendero en ese instante se sumió en un estado de ensimismamiento, que hizo creer a Juan  que estaba disfrutando con el terror que sentía él, que era un hombre importante, cuando atónito observó que el camarero tenía la boca manchada de sangre.
Pero Juan, como era de sentimientos volubles, sólo podía pensar en aquel hombre que yacía en el suelo  y que pronunció su nombre, quiso advertirle de algo, que no llegó a concretar. Poco después pensó para calmar su conciencia, pensó que aquel hombre sólo había intentado hacerse pasar por loco, pero eso ya no le importaba, pues estaba muerto.
Cuando miró a su alrededor se dio cuenta de que allí, en aquella calle oscura y estrecha no había nadie más que él, el barrendero había desaparecido. Entonces vio que junto al cadáver del harapiento empezaron a surgir miles de sanguijuelas sedientas pues ya no tenían sangre para chupar.  Juan, desconcertado supo que se encontraba entre vampiros.
 ¿Era acaso él uno de ellos?
 Ese puesto que creyó era importante ¿no sería su cometido el chupar sangre a los incautos?
Juan por primera vez en su vida se encontraba aterrado, había sido cabeza de turco para unos cuantos corruptos, esos que desde siempre fueron  llamados delincuentes por “amañar” lo ajeno.
El mito de aquellas muertes que presenció, eran avisos para el que no cumpliera con su deber, ¿entonces por una vez en su vida había hecho algo bien? ¿Le habían dado ese trabajo como trampa para que fueran desenmascarados, unos cuantos políticos de tres al cuarto, que se aprovechaban de su poder para hacerse ricos?
Ahora para Juan, todo empezaba a tener forma, los ciudadanos pedían una transformación que perdurara en el hilo de los tiempos, para que los ineptos ambiciosos nunca pudieran llegar a tener un puesto relevante en la sociedad.
Aquella mañana, en la portada de la prensa, con letra grande y en negrita, anunciaba que por causas extrañas se habían encontrado los cadáveres del ministro de Fomento, junto con sus colaboradores. Los cuerpos se encontraban boca abajo, cubiertos por cientos de sanguijuelas.
¿Les habrían chupado la sangre?
Desde esos momentos, los cargos de todos los ministerios serían vigilados, por una sombra implacable a la cual nunca le verían la cara.
Juan, sin más un día desapareció, nadie se preocupó por su ausencia.

Poco después  alguien lo vio en un antro de mala muerte, con los ojos enrojecidos y la boca manchada de sangre.




lunes, 20 de abril de 2015

Me dirijo a todos los que seguís mis relatos. Permitidme, que abusando de vuestra fidelidad, aproveche para transmitiros una necesidad que siento en mí, la de promocionar ésta mi querida ciudad, que es Cáceres, Patrimonio de la Humanidad, título concedido por la Unesco. ¿Por qué os cuento esto?, ahí van mis razones: Un buen día recibí la buena noticia de que la existencia de una asociación llamada TORRES DE CÁCERES, donde unos cuantos ADALIDES como verdaderos capitanes se habían lanzado sin temor a una lucha sin cuartel en pos de salvar y defender una maravilla digna de ser contemplada por todo aquel que aprecie la historia, la zona intramuros de Cáceres, y entré a formar parte de este ejército como soldado raso. Y de ahí ha surgido la idea de contar que Cáceres ha sido nombrada Capital Gastronómica 2015 tomando el relevo a Vitoria-Gasteiz, y que tenemos que aprovechar esta oportunidad poniendo nuestro granito de arena para que una Ciudad tan noble, bella y una de las mejor conservadas de las ciudades medievales de Europa, tenga la difusión internacional que por méritos propios se merece. A vosotros, mis lectores internacionales, os digo que ya sabéis de Cáceres por mis relatos ya que muchos de ellos están ambientados en la Ciudad Monumental pero me gustaría invitaros a contemplarla, que paséis la barrera del presente para transportaros a un pasado lleno de misterios y de leyendas escalofriantes. Podréis disfrutar de un lento paseo al anochecer, acompañados por la luna, que hace de guía muda por las laberínticas callejuelas, mientras las farolas, ajenas a su cometido, se encuentran apostadas en cada una de las esquinas y tintinean con luces oscilantes y misteriosas, haciendo revivir al caminante una época pasada y fuera de la realidad. Si os apetece, este es el momento oportuno para visitarla, podéis estar seguros que no quedareis defraudados. Y para mis lectores cacereños, mis amigos más cercanos, os animo a promocionar el patrimonio cultural, histórico-artístico, arquitectónico y gastronómico de la Ciudad de Cáceres, fomentar la recuperación de sus tradiciones y valores e impulsarla como destino de excelencia turística. Os esperamos en Torres de Cáceres. No olvidéis, que uno a uno, somos muchos…

domingo, 19 de octubre de 2014

La experta en finanzas (1ª parte)



Anna  era directora financiera, tenía un puesto de responsabilidad en uno de los bancos con más prestigio del país. Por su experiencia ya dirigía un equipo de diez personas  en el área de financiación y llevaban a cabo las gestiones de las grandes fortunas. Obtenía, por su celo y dedicación, grandes volúmenes de facturación que daban reporte internacional al banco.
Tenía cuarenta años aunque por su aspecto aparentaba no más de treinta, hablaba tres idiomas  a la perfección y aún no había decidido qué hacer con su vida fuera del trabajo. Una noche, tomando una copa con un grupo de compañeros, lo cual  era poco habitual en ella, le presentaron a una joven con la que charló un rato, cuando se despidieron parecían  haber congeniado.
Una semana después de haber sido presentadas y cuando Anna se dirigía a trabajar, se  encontraron por la calle y las dos charlaron unos minutos antes de comenzar la jornada. Anna se sorprende cuando Natalia le hace una invitación que a Anna le pareció precipitada al ser ya jueves, era para pasar el fin de semana en un castillo que dijo había sido propiedad de sus tíos y que desde que estos murieron, tan sólo lo solían frecuentar ella y sus dos hermanos, que acudían con alguno de sus amigos para que el edificio no se deteriorara, dejándolos en manos de la familia que lo guardaba.
Natalia le dijo a Anna:
-          Allí Natalia te sentirás muy feliz ante tanta naturaleza salvaje, pasearemos a la sombra de las encinas, también tenemos un río que recorre parte de la finca donde se puede pescar.
Anna ante esta descripción tan fantástica, aceptó sin hacer ninguna pregunta.
Llegó el viernes y al atardecer del mes de abril y cuando aún el sol asomaba por el horizonte, Natalia la recoge en la puerta de su casa subida en un flamante todo terreno, Anna se deslumbra ante tanto despliegue de lujo de su nueva amiga y una vez en el coche Natalia enfila la carretera que lleva a Trujillo. Antes de llegar a la ciudad se desvían por un camino vecinal, estrecho y polvoriento y después de rodar unos quince kilómetros, Anna divisa en lo alto de una colina una edificación de aspecto medieval que se encontraba medio derruida, ante esta visión Anna se sorprende, aquello en verdad era un castillo, pero se veía a todas luces que estaba inhabitable.   Anna espera que Natalia diga algo al respecto, pero tan sólo sintió en su cuerpo la sacudida brusca de un frenazo cuando Natalia aparca el coche frente  aquella  ruina que como entrada mostraba una puerta enrejada y oxidada por la cual se podía ver un patio abandonado de muchos años alfombrado de aquella planta que tantos sinsabores le creaba cuando salía al campo y por descuido se rozaba con ellas, todo el suelo de aquel patio era una sola planta llamada ortiga.
Natalia, sin decir nada, abre aquella puerta impregnada de herrumbre, le dice que la siga, se adentran por aquel recinto donde nada más entrar Anna vio desaparecer todo su fantasía de pasar un feliz fin de semana, se encontraba ante una mole gris, que al mirar sus paredes se le antojó un gigante viejo arrugado  muerto y olvidado.
Después de subir unas escaleras rectas y estrechas, entran en una sala de grandes dimensiones donde tan sólo se podía apreciar que había estado alguien allí por la abundante  ceniza que rebosaba por la embocadura de la enorme chimenea.
Anna  se encuentra parada en medio de aquella estancia, espera que Natalia le dé una explicación razonable de lo que era todo aquello. Intentando serenarse y a la espera de una respuesta, se acerca a uno de los ventanucos enrejados, desde allí puede ver las torres del castillo desmochadas y a punto de derrumbarse, se vuelve para mirar a Natalia y cuando va a decirle; ¿qué diablos hago aquí? aparecen dos hombres, uno de ellos alto y fuerte como un roble, ojos grandes y saltones, destacando sobre su frente un mechón de pelo que él mecía con la mano, su aspecto era el de un hombre fiero, el otro hombre era bajito y delgaducho, la cabeza estaba calva y los ojos eran tan pequeños que parecía imposible que pudiera ver a través de ellos.
Anna espera, no quería perder la calma pero presiente que algo raro está pasando y que ella era la protagonista. Natalia sale unos segundos para aparecer de nuevo, en las manos tenía una carpeta con el logotipo del banco donde Anna prestaba sus servicios, ahora no tiene dudas, había caído en una encerrona, mientras Natalia con voz que rayaba en la grosería  le muestra unos documentos que saca de aquella cartera, exigiéndole que los firme inmediatamente.
Anna ante esta situación lo único que se le ocurre es querer ganar tiempo, aunque no sabe para qué y le dice a Natalia que los tiene que leer. Los dos hombres ante las palabras de Anna se inquietan, Natalia se acerca a ella amenazante ordenándole que firme cuanto antes mientras le ofrece un bolígrafo de propaganda, le dice que no tiene toda la tarde y que  además tiene mucha prisa. Anna cuando lee los documentos mira a los tres y en un impulso suicida los hace pedazos delante de aquellos estafadores, desatando la furia de la mujer y de los dos hombres. Anna inesperadamente recibe un golpe en la cabeza, queda semiinconsciente mientras siente cómo es arrastrada para poco después caer en un abismo. Cuando despierta es noche cerrada, mira en la oscuridad y cuando mira hacia arriba sólo puede ver cómo la luna tapaba el brocal del pozo, se encontraba metida en un pozo seco, no puede gritar al caer se había dado un golpe en la nariz, la tenía muy hinchada, también se había mordido la lengua en la caída, casi no podía respirar, asustada no puede pensar, pero…
 ¿Quién invitó aquel día a Natalia a tomar las copas con ellos?
 ¿Por qué se la presentaron con la intención de que se hiciesen amigas?
¿Cuál  de ellos estaba metido en ese lío?
Algo muy gordo se debía estar tramando para que la secuestraran ¿pero quién podía ser el artífice? Todos no podían ser, tenía que haber entre el personal del banco algún traidor que supiera el poder de su firma.

Continuará... 

Castillo de Trujillo (Cáceres)
Fuente: Hospederías de Extremadura

viernes, 20 de diciembre de 2013

Queridos lectores y amigos:
Debo trabajar en los remates de mi novela así que me vais a permitir un paréntesis y nos vemos después de que pasen estos días tan señalados.
Os dejo con la primera parte de un relato escalofriante.
¡Felices Fiestas!
Teresa

miércoles, 23 de octubre de 2013

Entrevista para El Rincón Extremeño de la emisora Radio Unión Cataluña

Queridos lectores:
El pasado sábado día 19 de octubre fui invitada al programa de radio de El Rincón Extremeño.
El Rincón Extremeño se hace para disfrutar de esta tierra que es Extremadura y poder invitar a través de las ondas y la ilusión de la gente a un viaje a los largo de su tierra extremeña, visitando sus pueblos, comarcas, valles, senderos, gastronomía, personajes...
Un programa para todos los Extremeños y no Extremeños que quieren conocer lo relacionado con la cultura extremeña.
Gracias a Fernando Montes, Jesús Baños, Dionisio González, Verónica Vicente y Rosa Perona (que presenta un poemario este sábado día 26 en la Biblioteca Pública de Cáceres a las 12 de la mañana) por hacer tan agradable el encuentro en el Palacio de Oquendo (Plaza de San Juan de Cáceres).

Podéis escuchar la entrevista en el siguiente enlace:
entrevista el rincón del extremeño

Todos los sábados se puede escuchar el programa en:
www.radiounióncatalunya.com
90.8 de FM Barcelona


Os dejo con unas fotos:

                                         Foto de grupo con mi marido en la entrada del palacio.


Con Jesús Baños y Rosa Perona.

 
Con la poeta Rosa Perona.






                                                                Con Franquete en primer plano.

miércoles, 28 de agosto de 2013

Una intriga constructiva (2ª Parte - Final)


Se sienta en la taza del wáter, y al cerrar los ojos le viene a la memoria, su traje de novia, pero era todo tan extraño, lo estaba viendo desde allí, colgado como si fuera un ahorcado en el tirador de la pequeña puerta del maletero del armario de su habitación, que al despertar y verlo, tuvo la sensación de tener frente a ella un fantasma alargado que se mecía lenta, muy lentamente, y que durante toda la noche  la había estado vigilando como un guardián carcelero. Siente un tremendo escalofrío. Una de sus amigas al notar su ausencia, la busca en los lavabos al no verla la llama dando golpes en cada puerta que cerraba los wáter, diciendo ¿estas ahí?, al no recibir respuesta sale airada, diciendo, te esperamos aún queda por obsequiarte con otra sorpresa.

Lola se queda allí agazapada, horrorizada, ¿con qué podían sorprenderle ahora? No se fiaba de ninguna de ellas, ¿porque habían cambiado tanto en su corta ausencia?

De repente el tocador se llena de jóvenes que con alboroto se disputan un sitio preferente en el espejo para retocarse el maquillaje. Espera a que salgan todas, cuando  se queda en silencio sale de su escondite, pero una voz aflautada de mujer interrumpe su salida, se detiene al oír pronunciar su nombre, de sopetón esa mujer le dice ¿tus padre sigue teniendo el puesto de secretario de Estado, verdad?, Lola no sale de su asombro, ¿Quién era esa mujer? Tan solo sabía que era una intrusa en aquella fiesta de locas, pero…¿qué había querido decir con la pregunta del puesto que ostentaba su padre?, todos los conocidos lo sabían, era lo más absurdo que jamás le habían preguntado. Se acerca a ella, ¿quién demonios eres? Yo no te he visto en mi vida. La intrusa sonríe mirándola con desprecio, y le dice, ya parece que empiezas a reaccionar…Lola de repente cree reconocer aquel timbre de voz, pero esa voz no la asociaba para nada a la persona que ella creía que era…cuando Lola la mira de cerca y la mira a los ojos, creyó ver en ellos como llameaban de ira, no supo el porqué pero pensó en Carla, esa amiga que no se sabe porqué siempre se puso a su lado como una sombra, ¿y si había cambiado de físico? Estaba de moda la cirugía estética.

No podía entender a qué clase de juego estaba jugando.. Y que fue lo que le pasó para que un día desapareciera de la faz de la tierra, y ahora que era lo que pretendía de ella. Se acerco a Lola hasta casi rozarle la cara, creo –dijo—con un descaro que rayaba al cinismo. Por tu expresión me estás dando a entender que me has reconocido, pues ahora que parece que ya te has despejado del fármaco que te puse en el vino, quiero que sepas que tú mañana no te casas, porque estoy aquí para impedírtelo, Lola no recordaba haber bebido tanto como para tener alucinaciones, pero que era lo que le había echado en su copa. Aterrada sale corriendo hacia la puerta de salida, pero Carla pone la mano en la puerta para impedírselo.

No creas que me he vuelto histérica…suspira, estoy la mar de tranquila todavía quedan unas horas para que yo me ponga tu traje de novia, y no intentes divagar escarbando en tus recuerdos, no lo hagas, porque yo te lo voy a impedir.

Lola cree estar frente a una perturbada, y tiembla al ver como suelta una carcajada sin sentido.

¿Sabes que murió mi madre?

¿------¿

--Pues no te has enterado que no me dejó un Euro para poder sobrevivir.

De nuevo Lola no entiende nada de lo que está diciendo.

¿Estás viendo mi cara? Pues desde ahora, va a ser la tuya, si, la de esa hija adorada de un adinerado, y también la esposa enamorada del adonis de Chard, y vuelve a reír bajo la mirada de terror de Lola. Carla abre su bolso, se le ve relajada, al mirarla dice, no vas a sentir nada, te lo prometo, pero tienes que ser buena chica—dijo como si fuera una madre dando un jarabe a su pequeña—en sus manos temblorosas blandía una aguja de tejer hueca por dentro, impregnada de cianuro preparada para su propósito y dispuesta para clavársela.

 Te puedo asegurar, que no van a encontrar para nada ningún indicio de asesinato, porque todo lo tengo previsto para que parezca un ataque al corazón. Pero que estaba diciendo cada vez entendía menos lo que hablaba aquella descerebrada, le estaba diciendo que iba a usurpar su persona. No podía ser, la cirugía estética tenía su tiempo para poder ver los resultados, eso no se podía hacer en un día. Era otra de las bromas de las que le habían preparado.

La puerta se abre inesperadamente, interrumpiendo la conversación, entra Silvia con otra amiga más, para llevar a Lola de nuevo a la fiesta, Carla se asusta al recibir un golpe en el brazo con la puerta, y clava la aguja que estaba destinada para Lola, a Silvia que cae al suelo fulminada, Carla se precipita sobre Silvia para ayudarla pero tropieza con los pies de Lola y esta cae precipitadamente sobre Silvia, clavándose justo en el corazón un pequeño trozo de aguja que no se había introducido en el cuerpo de Silvia.

Mientras, Lola no puede moverse, sus piernas parecían haberse clavado en el suelo, Kati, la amiga que acompañaba a Silvia, se acerca a los cuerpos inertes para cerciorarse que han fallecido, al levantarse los pelos de Carla se enredan en uno de sus botones de la chaqueta, al intentar desengancharse, de un tirón, la peluca sale entera de la cabeza y horrorizadas ven que venía adosada a una careta… bajo la cual se encontraba reproducida fielmente la cara de Lola, Kati aterrada mueve la cabeza de Silvia, le quita la peluca con precisión…y de nuevo con estupor, aparece la verdadera cara de aquella mujer que no era la de Silvia, ¿Dónde estaba Silvia?

Las dos amigas se miran, ¿Qué estaba pasando allí?

Lola presa de pánico, ¿dime Kati, que es lo que está pasando aquí?

Lola es presa de un ataque de nervios y se pone a llorar con desconsuelo, Kati, intenta calmarla.

 Cuidado que eres tonta, todas sabíamos que Carla junto con Silvia estaban tramando algo contra ti, las hemos estado siguiendo desde hace tres meses, también sabíamos que deseaban tener todo aquello que tu podías tener, Carla se empeñó en ser la hija adorada que tú siempre fuiste, y la esposa de un hombre que ella nunca podía haber soñado tener.

Pero… ¿todo eso lo sabías?,

 ¿ porqué no me lo dijiste?

Porque era parte de una investigación. Nadie sabe que pertenezco al cuerpo de Seguridad del Estado.

Aquella fiesta se había transformado en un drama maquiavélico, habiendo sido urdido para usurpar su persona, ante sus padres.

Kati hace una llamada desde su móvil.

Unos segundos después aparecen dos hombres vestidos de policía levantaron los cadáveres, y desaparecieron.

Lola cuando llega a casa ya casi al amanecer, va directa al baño, se mete en la ducha y se frota el cuerpo con energía, dejando que el chorro de agua caliente resbale por su cuerpo, arrastrando por el sumidero todos sus temores, haciéndola sentir una agradable liberación, al secarse exhala un suspiro, la razón había vuelto de la locura. Va a su alcoba y ve ilusionada que el cajón de su tocador seguía estando en orden, ahora estaba segura que le esperaba la dicha junto a Chard.

Lola aquella noche de bodas se vistió como le habían insinuado sus amigas, quería ser la novia más sexi, en una fiesta (esta vez íntima) llamada Sadomaso—Light.

Pero cuando Chard, al salir del baño la ve vestida con esas guisas, la mira de arriba abajo, con ceño fruncido, esto no era lo acordado…dije bien claro que nada de sexo. Lola no se atreve ni a mirarse, nunca se había sentido tan ridícula en toda su vida, se pone una bata precipitadamente, está consternada, ¿se estaría volviendo loca?

Llaman a la puerta de la habitación del hotel, de aquel hotel que Lola había elegido para empezar una vida llena de dicha.

Chard, la mira furioso, sus ojos desprendían cinismo, ¿esperabas a alguien? Ninguna de los dos se atrevía a abrir la puerta, ella por temor, se veía como la víctima de una trama contra ella. La puerta es abierta con la llave maestra cedida por el director del hotel.

Un corpulento policía entra precipitadamente. Lola se queda muda y quieta en medio de la habitación, ignorando todo lo que allí estaba sucediendo, Chard, aprovechando la confusión de Lola y al verse descubierto, intenta salir por una de las ventanas que dan al jardín, y cuando estaba a punto de salir corriendo, nota el frio acero de unas esposas que se ciñen es sus muñecas.

Ahora sabe con certeza que aquella noche anterior a su boda no había sido solo una pesadilla, sino una premonición.

Pero…¿Qué había sido de su amiga Silvia?

lunes, 19 de agosto de 2013

¿Tuve acaso otra alternativa? (final)



La miro desconcertada, no tenía ni idea a qué se debía esa invitación. Acabábamos de conocernos y no sabía quién era, ni ella sabía quién era yo. Al mirarme me sonríe, con una de esas sonrisas de las que se sabe de antemano que va a ser aceptada su propuesta.
Nos dirigimos al palacio, nos adentramos en el zaguán. Ahora es el carillón del reloj de la torre de San Mateo el que retumba en mis entrañas, lo siento como un ruido siniestro. La puerta enrejada que guarda el patio se encuentra entornada y yo la sigo sin vacilar, subimos las escaleras de granito donde las paredes a su paso se cubrían con un tapiz vegetal de grandes hojas relucientes.
La galería está llena de retratos que contaban la historia dinástica de la familia. En mi desconcierto, creí ver que todas las caras de los que aparecen en los retratos de los cuadros tenían una sonrisa extraña. Cruzamos la galería, abre una puerta y ante mí aparece un gabinete tétrico con paredes enteladas de un color granate desvaído que hacen juego con la alfombra. Al fondo un mueble oscuro que parece una librería caduca y una mesa con sillas hacen todo el mobiliario.
Me invita a sentarme frente a ella de sopetón y me dice:
-          Me llamo Tatiana.
En esos momentos creí que se me congelaba la sangre y siento temblar mis piernas. No hacía muchos días había leído la noticia en el periódico de la muerte de una aristócrata con el mismo nombre, me tranquilizó el pensar que solo era una coincidencia pues ese nombre es muy común entre la nobleza.
Después de un largo silencio dije con una voz que me salió gutural:
-Yo soy Carmen, una enamorada de la Ciudad Monumental.
Al oír mi nombre sus ojos se iluminaron y con un movimiento de su mano derecha hizo aparecer una bandeja conteniendo dos tazas de humeante café.
Yo miré pero no vi que nadie fuera el portador de la bandeja que pasaba sobre mi cabeza hasta colocar el servicio encima de la mesa. La habitación por momentos se tornaba más oscura imitando a la calle donde la noche ya había hecho su aparición. La oscuridad  reinaba en aquel gabinete añejo y solo el reflejo de la luna que entraba por la ventana me hizo ver la figura de Tatiana con un pelo alborotado como si fuera un ánima.
 Al notar mi intranquilidad Tatiana se levanta y con otro gesto de su mano hace aparecer ante nosotras a un hombre excesivamente delgado vestido de negro, con el rostro transparente que parecía no haber visto la luz del sol en mucho tiempo y que en la mano portaba un candelabro con velas encendidas.
La señora a la luz de las velas empezó a transformarse. El cabello le creció súbitamente volviéndose blanco, sus ojos empezaron a hundirse y sus manos parecían temblar. Mientras, el gabinete empezaba a llenarse de gente, todos parecían salidos de sus tumbas y de la señora que minutos antes había conocido, sólo quedaba una imagen imprecisa, oscura, la de un espectro centenario.
En el pétreo silencio alguien dijo:
- Tenemos que ponerle sangre cuanto antes, en unos segundos todo puede acabarse para la señora…
Aterrada comprendí que era mi sangre la que estaban solicitando con tanta urgencia. Intenté salir de aquella ratonera y voy hacia la puerta pero todos aquellos seres extraños me impiden la salida mientras todos parecían rezar una rara letanía como si de un rito se tratara.
Una voz potente, desagradable y autoritaria pregunta al otro lado de la puerta:
-          ¿Quién anda ahí?
Aquella voz podía ser mi salvación. Mi respiración se hace dificultosa ante la posibilidad de salir de aquella pesadilla, los pasos se alejan y todo se vuelve silencio, como el silencio tétrico y apagado de una agonía.
Dos seres con caras extrañas me echan en una camilla de hospital y al instante me encuentro maniatada mientras una potente luz de vela me ciega los ojos y todo se convierte en un tenebroso vacio.
Días después me encuentro de nuevo paseando por aquellas calles cargadas de historia, paseando con mi “rara amiga” Tatiana. Nunca sabré como pudo suceder pero si sé que ahora las dos podemos entrar sin necesidad de puertas en todos los palacios con plena libertad.
Lo que nunca sabré es en qué me  convertí ¿acaso soy también un espectro? ¿Qué fue lo que pasó cuando ese golpe que creí era un estruendo de campana me hizo perder el equilibrio?
Pero creo que para mí eso ya no tiene importancia. Ahora me encuentro en el sitio donde siempre quise estar, entre esas paredes que me hablan de una vida que no es pasada, que está presente y escondida entre sus muros misteriosos, que nos susurra:
- No cometáis los mismos errores que nosotros cometimos en el pasado…
¿A qué errores se refería?
Quizás aquellas premoniciones que tuve de niña me estaban avisando de que aquellos coches “gordos” eran mejores que estos modernos de chapa delgada y creo, cuando aún reflexiono ¿Y si fue uno de estos coches de chapa delgada, los que me han hecho llegar a estas circunstancias?
Pero… ¿tuve acaso otra alternativa?

 
 Foto: www.abc.es

lunes, 27 de mayo de 2013

La dama de blanco



Ya estaba anocheciendo y los campesinos cansados y doloridos recogían los aperos de labranza cuando sintieron con temor temblar la tierra. Miraron y vieron a lo lejos como se acercaban unos jinetes que parecían valientes. Eran aguerridos soldados que galopaban clavando los cascos de sus caballos en la tierra blanda recién arada, exterminando todo lo que se encontraban a su paso.
Los campesinos se escondieron en sus chozas y temerosos observaban a través de las tinieblas rasgadas de un atardecer, donde los rayos del sol ya mortecino sucumben ante el poder de las sombras, y los jinetes que momentos antes vieron los campesinos, cómo se acercaban desde la lejanía, ante sus miradas atónitas éstos se habían convertido en una turba de tenues fantasmas.
Estaban envueltos en ropas transparentes  bajo esa penumbra misteriosa que da el atardecer. Ante la horrible visión, una bandada de cuervos alzó el vuelo graznando para posarse en lo más alto de la torre del castillo.
Ante la puerta, el abanderado grita blandiendo un pendón deshilachado:
-¡Ah del castillo!
El conde enojado se dirige a la puerta y levanta la voz llamando a sus criados para que la abran pero cuando estos se acercan para abrirla al Conde se le presenta el dilema, el de abrir o no abrir, porque hiciera lo que hiciera, tenía la certeza de que se encontraban todos en grave peligro. Entre tanto los jinetes se alinean haciendo un pasillo para que pase su caudillo, que es viejo, con los pelos enmarañados y una panza descomunal.
El que acaudillaba la turba, se apea del caballo limpiándose con la manga la humedad de su nariz y, dirigiéndose al conde  le dice:
-¿Tenéis por ahí escondida alguna doncella?
El conde al oír estas palabras, siente una presión tan fuerte en el pecho que cae desmayado al suelo.
Aquella misma noche, el Conde había tenido un sueño, una visión apocalíptica, en la que interpretaba la aparición de bárbaros, como prueba de que el diablo había salido del infierno, para provocar desolación.
Su joven hija que lo ve todo desde la ventana de su aposento, quiere bajar para ayudar a su padre, pero cuando abre la puerta para salir, su aya se interpone, entre ella y la puerta impidiéndole la salida. La encierra en la habitación y arrastrando un mueble bargueño con enorme trabajo lo pone delante de la puerta, quedando ésta totalmente tapada, y a salvo de los bárbaros.
Los guerreros belicosos y sanguinarios, asesinan a todos los habitantes del castillo, para después desvalijarlo. Entraron en la cocina y como salvajes se dispusieron a comer y beber todas las viandas que se encontraban en la cocina y en la bodega hasta hartarse. Cuando saciaron su gula, se tumbaron en el suelo para dormir como cerdos.
Por la mañana emprendieron de nuevo su camino dejando sólo desolación a su paso. Los campesinos apesadumbrados ante la tragedia se disponen a enterrar a sus muertos. Pero nadie se percató que desde la ventana del primer piso, la condesita gritaba sin ser oída. El tiempo pasó. Quizás, mucho, mucho tiempo hasta que aquella dulce condesita se consumió en su encierro resignándose a su suerte.
Su alma nunca quiso salir del castillo, porque la vio nacer y era lo único que había conocido.
Desde entonces y en cada fiesta que se celebra en el castillo, su alma se inunda de alegría al escuchar los sones de la música. Se pone su traje blanco de gala, para saludar con la mano  a los invitados que pasan por debajo de su ventana, ignorando  que ella y sólo ella es la verdadera anfitriona del castillo.
Esta historia puede ser o no verdad. Pero lo que sí es verdad, que unos niños en una fiesta celebrada en el castillo la vieron asomada a la ventana y la saludaron, consiguiendo con su candor, arrancar de sus labios blancos y fríos una cálida sonrisa.